Está en la página 1de 4

En 1820, declaró al ámbito rural como “columna de

la provincia”. Creó su propio ejército, llamado “Los


Colorados del Monte” para defenderse y atacar a
los indios. Para identificarse con su criollo terruño,
cambió su nombre por el de Juan Manuel de Rosas.

Medianamente culto, frío, calculador, asiduo


lector, y fundamentalmente práctico, era amante
del orden y de la autoridad, lo que lo convirtió en
enemigos de quienes tenían pensamientos
ilustrados y liberales.

Contrajo enlace muy joven, a los 19 años, con


Encarnación Ezcurra.

LAS IDEAS PLÍTICAS DE ROSAS

Ferviente opositor de los unitarios, a quienes culpaba de la ruina económica y moral del país, su
federalismo se distinguía del de otros caudillos.

Era un terrateniente que defendía los intereses de los grupos ganaderos de la provincia y durante
su gobierno el sector con mayor poder económico, fue el de los terratenientes ganaderos.

Si bien era partidario del dictado de una Constitución Nacional, previamente consideraba
ineludible que cada provincia, contara con su propia constitución. Buenos Aires aún no la tenía.
Todavía no estaban dadas las condiciones de paz, según su criterio, para la reunión de un
Congreso General Federativo.

Su federalismo empírico, iba surgiendo con características propias a medida que las exigencias de
la realidad lo conformaran.

LOS GOBIERNOS PRECEDENTES

El gobernador de Buenos Aires, Manuel Dorrego, de ideas federales, debió enfrentarse al sector
unitario, que prevalecía en la provincia.

La paz con Brasil fue una negociación, que implicó la pérdida de la Banda Oriental, tanto para
Argentina como para Brasil, y se constituyó la República Oriental del Uruguay, un estado
independiente. Esto contribuyó aún más a la caída de la imagen de
Dorrego.

Cuando el general Lavalle, retornó de la guerra de Brasil, fue


convencido por los centralistas de derrocar a Dorrego, bajo la
acusación de indisciplina miliar, desorden administrativo, derroche
de los fondos públicos, violencia en los actos electorales y sublevación del pueblo, entre otras
cuestiones.

Dorrego fue asesinado, y Lavalle asumió como gobernador, pero su poder obtenido por la fuerza y
cuestionado en su accionar, no tardaría en sucumbir. Pactó con Juan Manuel de Rosas, a fin de
lograr una conciliación, ya que éste, junto al gobernador de Santa Fe, Estanislao López, lo había
enfrentado, firmándose los Tratados de Cañuelas y Barracas, que significaron un acuerdo entre
dos sectores de una misma provincia, representados por un gobernador provisorio cuya asunción
no era legítima, y un Comandante General de las Milicias de Caballería. Se trataba de un cese de
hostilidades y del nombramiento de un gobernador Provisorio, con facultades extraordinarias,
decisiones muy importantes que tomaron quienes no tenían legitimidad para hacerlo. El
gobernador provisorio, elegido por acuerdo de ambas partes, fue Juan José Viamonte.

Lavalle se exilió ante la crítica situación que se planteaba ante un gobierno que preparó honores
para conmemorar el aniversario del asesinato de Dorrego, el 1 de diciembre ,del cual él era el
artífice, y aparecía así como un asesino de aquel patriota, y por lo tanto como un antihéroe.

LAS DOS ARGENTINAS

En este período, en el interior, las provincias dominadas por el General José


María Paz, formaron la Liga del Interior o Liga Unitaria (Mendoza, Córdoba,
Santiago del Estero, Catamarca, La Rioja, San Luis, San Juan, Salta y
Tucumán) mientras las provincias del Litoral (Santa Fe, Entre Ríos y
Corrientes) y Buenos Aires, de tendencia federal, formaron la Liga del Litoral,
paras impedir que Paz siguiera extendiendo su dominio, que se había
iniciado de la siguiente forma:

En abril de 1829, el general Paz, ingresó a Córdoba, ciudad que ocupó el día 12. El gobernador de
esa provincia, el general Bustos, aceptó iniciar acuerdos con Paz, a quien le delegó el mando a
efectos de que este último, convocara a elecciones.

Una vez que Paz, se hizo cargo del gobierno cordobés le ordenó a Bustos disolver el ejército para
evitar un ataque de su parte. Ante la resistencia de Bustos al pedido, Paz envió sus fuerzas y
derrotó a Bustos en san Roque, quien debió huir a La Rioja. Así Paz no sólo dominó Córdoba, sino
que también se le unieron Tucumán y Salta.

Quiroga, que dominaba las provincias comprendidas entre Catamarca y Mendoza, enfrentó a Paz,
con gran valor pero con poco éxito, lo que afianzó aún más el poder de Paz.

El 31 de agosto de 1830, las provincias bajo el mando de Paz, firmaron un pacto, por el cual le
otorgaron al Gobernador de Córdoba, el Supremo Poder Militar. Las provincias se agruparon en un
sistema federativo, conservando sus gobernadores y legislaturas, obligándose a dictar una
constitución aceptando la forma de gobierno que del Congreso constituyente surgiera.

LA LLEGADA AL PODER
Luego del tratado de Barracas, Juan Manuel de Rosas, se convirtió en gobernador virtual, lo que
logró luego de que se reuniera la Sala de Representantes, asumiendo con facultades
extraordinarias.

El otorgamiento de facultades extraordinarias no era novedoso en el país. Ya le habían sido


concedidas a Ramos Mejía, al otorgársele por la Junta de Representantes la “carta escrita”, el 30
de mayo de 1820. También gozaron de ellas, Viamonte y Martín Rodríguez.

Las opiniones contrarias al otorgamiento de tan amplias facultades, sustentadas por Aguirre y
García Valdés, entre otros, argumentaban que otorgar a un gobernante la posibilidad de ejercer su
mandato de este modo, era contradictorio con la idea de base, que era restablecer las leyes, y en
este caso gobernaría sin sujeción a ellas. Para asegurar el orden interno era suficiente las
prerrogativas que otorgaban las atribuciones ordinarias del poder. Sin embargo la gran mayoría de
la Legislatura, entre los que se destacó Tomás de Anchorena se inclinaron por la concesión.

Rosas fue designado como gobernador y capitán general, el 6 de diciembre de 1829, habiendo sido
elegido por la casi totalidad de la Legislatura. De un total de 33 votos, obtuvo 32, Viamonte,
recibió el voto restante. El mismo día habían sido concedidas las facultades extraordinarias a quien
resultara electo. El fundamento era luchar contra los anarquistas, para asegurar el orden interno.

A principios de 1830, la Legislatura condecoró a Rosas, otorgándole el título de “Restaurador de


las Leyes” habiendo sido elevado al cargo de Brigadier General.

Las facultades extraordinarias le fueron otorgadas por un período de tiempo limitado, que era la
reunión de la próxima Legislatura, debiendo dar cuenta del uso que hiciera de las mismas.

Esas facultades expiraron el 3 de mayo de 1830, y el debate sobre si se le renovaban dichas


facultades reinició las antiguas disputas entre la oposición, por parte de Manuel Hermenegildo de
Aguirre y la opinión favorable de Tomás de Anchorena, que las consideraba una necesidad. La
votación se inclinó por las facultades extraordinarias. Sin embargo la cuestión volvió a plantearse
el 17 de octubre de 1831 y aunque Aguirre fue nuevamente derrotado en la votación, el pueblo
comenzó a desconfiar de tan excesivo poder.

Ante esa presión, el 7 de mayo de 1832, Rosas renunció a las facultades extraordinarias,
devolviéndolas a la Legislatura. Abierto el debate, sin la opinión de Aguirre, a quien Rosas le
ordenó no intervenir, la votación se inclinó esta vez contra la concesión de las facultades, por 19
votos contra 8.

SU OBRA DE GOBIERNO

Finalmente, luego de varios tratados previos, se


firmó a principios de 1831, el Pacto Federal
entre Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos, al que
luego adhirió Corrientes. Así se conformó la Liga
del Litoral, que tenía por objeto luchar contra el
predominio de la Liga unitaria, liderada por Paz, a la que ya se hizo referencia, hecho que
finalmente se logró.

El Pacto Federal preveía la incorporación de otras provincias, siempre que aceptaran cono sistema
de gobierno, el federal. Con la desaparición de la Liga del Interior, liderada por Paz, el resto de las
provincias se adhirieron al Pacto Federal. Sin embargo la reunión del Congreso previsto para
conformar constitucionalmente la Nación no pudo reunirse, por la obra obstructiva de Rosas.

El 2 de agosto de 1830, sus facultades fueron ampliadas, para usarlas de acuerdo “ a su ciencia y
conciencia”. Lo única que quedó fuera de su inmenso poder era la posibilidad de concluir tratados
definitivos. El término de su concesión se estableció en el momento que el Poder Ejecutivo, o la
Sala de representantes, de acuerdo al informe del gobierno, juzgara la crisis superada.

Ejerció un gobierno conservador pero paternalista, inculcando al pueblo un sentimiento nacional


tan extremo que llegó a convertirse en xenofobia. Así durante su gobierno ocurrieron muchos
atentados contra extranjeros y Consulados. Sin embargo Rosas no dudó en solicitar ayuda
extranjera cuando la situación interna lo requería a efectos de lograr el restablecimiento del
orden. no fue un momento demasiado próspero por que las sequías, hicieron necesarios, grandes
sacrificios.

Construyó escuelas, mejoró los ingresos fiscales, y construyó dos canales.

De acuerdo a su personalidad realizó un gobierno ordenado, estricto en el manejo de los gastos y


represor de toda idea que se opusiera a las suyas. Así, el decreto del 15 de mayo de 1830,
estableció que los partícipes del atentado contra Dorrego u otros que se hubiesen efectuado
contra las leyes por los partidarios del gobierno de Lavalle, al que calificó de “intruso”, que no
hubieran cambiado su actitud, serían considerados “reos de de rebelión” y castigados como tales.

La divisa punzó que identificaba a sus partidarios con el lema “Federación o muerte” que había
sido suprimido por Viamonte volvió a utilizarse, uso que luego se convirtió en obligación.

EL FIN DEL PRIMER MANDATO

Su mandato finalizó legalmente el 5 de diciembre de 1832, y fue reelecto por la Sala de


Representantes de la Provincia, pero sin otorgársele las facultades extraordinarias. Rosas rechazó
tres veces su nombramiento, y recién en esta oportunidad su dimisión fue aceptada. Antes de
dejar su mando, hizo aprobar un proyecto de expedición contra los aborígenes para conquistar las
tierras ubicadas al norte del río Negro.

El 12 de diciembre de 1832, la Junta designó como gobernador y capitán general de la provincia al


Brigadier general, Juan Ramón Balcarce, quien aceptó el cargo luego de rechazarlo en la primera
designación.

También podría gustarte