Está en la página 1de 3

Reconstruya el argumento de Apel para rechazar la sustitución del principio de

fundamentación por el de la crítica ilimitada. Compare la posición de Apel acerca de la


relación entre duda certeza y conocimiento con la posición realista y falibilista de
Peirce.

K.O. Apel, rechaza la sustitución del principio de la fundamentación por el de la crítica


ilimitada.
En su artículo esboza la tesis del racionalismo crítico, en la versión de Hans Albert,
quien sostiene que todo intento de satisfacer la exigencia de fundamentación última
filosófica en el sentido de postulado Leibniziano de “razón suficiente”, conduce a una
situación con tres alternativas (“Trilema de Münchhausen”)
a) un regreso al infinito, irrealizable por definición, o bien
b) a un círculo lógico, en el cual la fundamentación recurre en algún momento a
una aserción que ya se había visto que carecía de fundamentación; o bien
c) a una interrupción arbitraria del razonamiento
Siendo estas opciones, inaceptables, este Trilema demostraría la imposibilidad del
proyecto de fundamentación. Albert concluye que no sólo tal objetivo es inalcanzable,
sino que además es incompatible con la búsqueda de la verdad. Desde su perspectiva, la
voluntad de certeza es contraria a la voluntad de conocimiento.
Albert, entonces, propone, siguiendo a Popper, tomar una decisión, (imposible de
fundamentar enteramente de forma racional), a favor del principio del falibilismo, y a
favor de un método que no sustraiga ningún conocimiento de la crítica y que , en
cambio, proporcione a la realidad la oportunidad de hacerse valer decisivamente. Esto
tiene consecuencias tanto para el examen de teorías científicas como para el ámbito
ético político: propone someter todo sistema moral a un permanente examen crítico,
convenientemente a la luz de alternativas.
Frente a este programa del racionalismo crítico, Apel propone someterlo a un examen
metracrítico, preguntado por la condiciones de posibilidad de una crítica
intersubjetivamente válida, es decir por las condiciones de posibilidad del examen
crítico tanto de conocimiento científico como de normas morales. En palabras de Apel:
“.. debe investigarse ..si el principio de fundamentación o justificación puede ser
sustituido por el principio de la crítica, o si el principio de fundamentación o
justificación más bien no es presupuesto por el principio de la crítica válida
intersubjetivamente.”

Al comienzo de su argumento el autor recuerda que con Aristóteles el problema de


la fundamentación filosófica aparece vinculado con el conocimiento de la
imposibilidad de una fundamentación apodíctico-deductiva de los ppios del
pensamiento lógico matemático.
Ahora bien, en la modernidad, esta concepción de Aristóteles de los axiomas como
ppios inmediatamente evidentes, fue llevada por Descartes a una justificación
filosófica, en la que se apela a la evidencia de conciencia. Por lo cual, el problema, ya
no puede concebirse como un problema lógico-formal. Esto es, que a diferencia de la
problemática lógico- matemática de la fundamentación última, el ppio moderno de
razón suficiente, en cuanto exige el recurso a la evidencia, es de antemano un
problema epistemológico, es decir, un ppio que involucra la dimensión pragmática en
tanto se trata de la evidencia de un sujeto de conocimiento.
Apel aclara este punto: señala que en la introducción del Trilema de Münchhausen
llevada a cabo por Albert para hacer la crítica del racionalismo clásico no tiene nada que
ver con el tercer cuerno del Trilema deducible de manera lógico-formal; más bien el
Trilema de fundamentación lógica deducido por Albert puede ser entendido como
explicación de la problemática de los axiomas, señalada en Aristóteles, pero es muy
diferente el problema de la fundamentación última, pues (como ya dijimos) el principio
moderno de razón suficiente, en cuanto exige el recurso a la evidencia es de antemano
un principio epistemológico, un principio que envuelve la dimensión pragmática (de la
evidencia para un sujeto de conocimiento. Agrega Apel que sólo si se demostrase que el
postulado de la evidencia es por completo absurdo, sería legítimo reducir la aporética de
la fundamentación última al tercer miembro del Trilema, lógicamente deducible.
Luego, el autor, recuerda que Albert también en su postura ha considerado la
importancia gnoseológica de los nexos pragmáticos cuando concluye que su crítica a la
teoría del conocimiento clásico y lo que se deriva de ella, la necesidad de una elección
entre el principio de fundamentación suficiente y el principio de examen crítico caen en
el dominio de la pragmática.
Apel retoma este punto y aclara qué entiende por condiciones pragmáticas de
posibilidad del conocimiento científico,( diferenciándose de Carnap y Hempel), no las
entiende como condiciones contextuales empírico-psicológicas o empírico-sociológicas
sin importancia, para la problemática de la validez del conocimiento, sino en el sentido
kantiano, esto es como condiciones de posibilidad del conocimiento.
Siguiendo a Peirce, propone una “pragmática trascendental del lenguaje” como una
“reflexión sobre las condiciones de posibilidad del conocimiento lingüísticamente
formulado, y en cuanto tal, intersubjetivamente válido”.
Postula la necesidad de una pragmática trascendental del lenguaje como nueva fuente de
evidencia.
Ella se ocupará de la reflexión sobre las condiciones de posibilidad y validez de las
convenciones; una pragmática trascendental del lenguaje como metadisciplina.
Luego, Apel, la pone a prueba, aplicándola al examen de las “condiciones de posibilidad
de una crítica intersubjetivamente válida”.
Explica que, en el Trilema de Munchhausen de la fundamentación suficiente, sólo es
aplicable en relación a sistemas de proposiciones como sistemas exclusivamente
sintáctico-semánticos, es decir haciendo abstracción de la dimensión pragmática del
lenguaje argumentativo. Sólo entonces, el recurso a la evidencia puede catalogarse
como interrupción del proceso de justificación.
Por el contrario, desde un enfoque pragmático-trascendental, el procedimiento de
derivar proposiciones a partir de proposiciones es concebido sólo como una etapa
intermedia de la fundamentación argumentativa de enunciados, basada en evidencia a
priori intersubjetiva. Esto no significa para Apel que tales evidencias cognoscitivas
puedan ser tomadas como base indubitable para afirmaciones científicas
independientemente del lenguaje.
Apel sostiene, (recurriendo a Searle) que a partir de los “actos proposicionales,
identificadores de referencia y sentido las evidencias cognoscitivas están desde siempre
entretejidas con el uso del lenguaje (actos de habla), y con la praxis de los sujetos, en
juegos de lenguaje (Wittgenstein).
Afirma Apel, que sin este entretejido, a priori, pragmático-trascendental- no sería
posible ni el aprendizaje del lenguaje, ni el de conductas,, ni la comunicación misma.
Son Evidencias experienciales paradigmáticas, necesariamente compartidas. Así,
entiende que la fundamentación de la validez del conocimiento no puede darse ni por la
deducción lógica de proposiciones ni apelando a evidencia intuitiva de conciencia
(independientemente del lenguaje). En palabras del autor:
“ Más bien la fundamentación, en cuanto lo es de la validez del conocimiento, tiene que
apoyarse siempre al mismo tiempo sobre las posibles evidencias de conciencia de los
sujetos cognoscentes individuales.. y sobre las reglas a priori intersubjetivas de un
discurso de argumentación, en cuyo contexto las evidencias de conocimiento, como
testimonios subjetivos de validez objetiva, tiene que alcanzar una validez intersubjetiva.
A partir de aquí, el autor emplea sus argumentos contra la crítica ilimitada (o la
aplicación ilimitada del ppio del falibilismo).
Sostiene que Peirce fue el primero en mencionar el principio del falibilismo.

También podría gustarte