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1) Apel rechaza sustituir el principio de fundamentación por el de crítica ilimitada. 2) Compara a Peirce, quien ve la duda, certeza y conocimiento como procesos falibles, con Apel, quien sostiene que la fundamentación debe apoyarse en evidencias cognitivas individuales y reglas intersubjetivas del discurso racional. 3) Apel argumenta que sin este entramado pragmático-trascendental no sería posible el lenguaje, aprendizaje o comunicación, por lo que la crítica ilimitada
Descripción original:
escepticismo. respuestas posibles de peirce. y la mente y el mundo. entre el mito de lo dado y el coherentismo Mcdowell
1) Apel rechaza sustituir el principio de fundamentación por el de crítica ilimitada. 2) Compara a Peirce, quien ve la duda, certeza y conocimiento como procesos falibles, con Apel, quien sostiene que la fundamentación debe apoyarse en evidencias cognitivas individuales y reglas intersubjetivas del discurso racional. 3) Apel argumenta que sin este entramado pragmático-trascendental no sería posible el lenguaje, aprendizaje o comunicación, por lo que la crítica ilimitada
1) Apel rechaza sustituir el principio de fundamentación por el de crítica ilimitada. 2) Compara a Peirce, quien ve la duda, certeza y conocimiento como procesos falibles, con Apel, quien sostiene que la fundamentación debe apoyarse en evidencias cognitivas individuales y reglas intersubjetivas del discurso racional. 3) Apel argumenta que sin este entramado pragmático-trascendental no sería posible el lenguaje, aprendizaje o comunicación, por lo que la crítica ilimitada
Reconstruya el argumento de Apel para rechazar la sustitución del principio de
fundamentación por el de la crítica ilimitada. Compare la posición de Apel acerca de la
relación entre duda certeza y conocimiento con la posición realista y falibilista de Peirce.
K.O. Apel, rechaza la sustitución del principio de la fundamentación por el de la crítica
ilimitada. En su artículo esboza la tesis del racionalismo crítico, en la versión de Hans Albert, quien sostiene que todo intento de satisfacer la exigencia de fundamentación última filosófica en el sentido de postulado Leibniziano de “razón suficiente”, conduce a una situación con tres alternativas (“Trilema de Münchhausen”) a) un regreso al infinito, irrealizable por definición, o bien b) a un círculo lógico, en el cual la fundamentación recurre en algún momento a una aserción que ya se había visto que carecía de fundamentación; o bien c) a una interrupción arbitraria del razonamiento Siendo estas opciones, inaceptables, este Trilema demostraría la imposibilidad del proyecto de fundamentación. Albert concluye que no sólo tal objetivo es inalcanzable, sino que además es incompatible con la búsqueda de la verdad. Desde su perspectiva, la voluntad de certeza es contraria a la voluntad de conocimiento. Albert, entonces, propone, siguiendo a Popper, tomar una decisión, (imposible de fundamentar enteramente de forma racional), a favor del principio del falibilismo, y a favor de un método que no sustraiga ningún conocimiento de la crítica y que , en cambio, proporcione a la realidad la oportunidad de hacerse valer decisivamente. Esto tiene consecuencias tanto para el examen de teorías científicas como para el ámbito ético político: propone someter todo sistema moral a un permanente examen crítico, convenientemente a la luz de alternativas. Frente a este programa del racionalismo crítico, Apel propone someterlo a un examen metracrítico, preguntado por la condiciones de posibilidad de una crítica intersubjetivamente válida, es decir por las condiciones de posibilidad del examen crítico tanto de conocimiento científico como de normas morales. En palabras de Apel: “.. debe investigarse ..si el principio de fundamentación o justificación puede ser sustituido por el principio de la crítica, o si el principio de fundamentación o justificación más bien no es presupuesto por el principio de la crítica válida intersubjetivamente.”
Al comienzo de su argumento el autor recuerda que con Aristóteles el problema de
la fundamentación filosófica aparece vinculado con el conocimiento de la imposibilidad de una fundamentación apodíctico-deductiva de los ppios del pensamiento lógico matemático. Ahora bien, en la modernidad, esta concepción de Aristóteles de los axiomas como ppios inmediatamente evidentes, fue llevada por Descartes a una justificación filosófica, en la que se apela a la evidencia de conciencia. Por lo cual, el problema, ya no puede concebirse como un problema lógico-formal. Esto es, que a diferencia de la problemática lógico- matemática de la fundamentación última, el ppio moderno de razón suficiente, en cuanto exige el recurso a la evidencia, es de antemano un problema epistemológico, es decir, un ppio que involucra la dimensión pragmática en tanto se trata de la evidencia de un sujeto de conocimiento. Apel aclara este punto: señala que en la introducción del Trilema de Münchhausen llevada a cabo por Albert para hacer la crítica del racionalismo clásico no tiene nada que ver con el tercer cuerno del Trilema deducible de manera lógico-formal; más bien el Trilema de fundamentación lógica deducido por Albert puede ser entendido como explicación de la problemática de los axiomas, señalada en Aristóteles, pero es muy diferente el problema de la fundamentación última, pues (como ya dijimos) el principio moderno de razón suficiente, en cuanto exige el recurso a la evidencia es de antemano un principio epistemológico, un principio que envuelve la dimensión pragmática (de la evidencia para un sujeto de conocimiento. Agrega Apel que sólo si se demostrase que el postulado de la evidencia es por completo absurdo, sería legítimo reducir la aporética de la fundamentación última al tercer miembro del Trilema, lógicamente deducible. Luego, el autor, recuerda que Albert también en su postura ha considerado la importancia gnoseológica de los nexos pragmáticos cuando concluye que su crítica a la teoría del conocimiento clásico y lo que se deriva de ella, la necesidad de una elección entre el principio de fundamentación suficiente y el principio de examen crítico caen en el dominio de la pragmática. Apel retoma este punto y aclara qué entiende por condiciones pragmáticas de posibilidad del conocimiento científico,( diferenciándose de Carnap y Hempel), no las entiende como condiciones contextuales empírico-psicológicas o empírico-sociológicas sin importancia, para la problemática de la validez del conocimiento, sino en el sentido kantiano, esto es como condiciones de posibilidad del conocimiento. Siguiendo a Peirce, propone una “pragmática trascendental del lenguaje” como una “reflexión sobre las condiciones de posibilidad del conocimiento lingüísticamente formulado, y en cuanto tal, intersubjetivamente válido”. Postula la necesidad de una pragmática trascendental del lenguaje como nueva fuente de evidencia. Ella se ocupará de la reflexión sobre las condiciones de posibilidad y validez de las convenciones; una pragmática trascendental del lenguaje como metadisciplina. Luego, Apel, la pone a prueba, aplicándola al examen de las “condiciones de posibilidad de una crítica intersubjetivamente válida”. Explica que, en el Trilema de Munchhausen de la fundamentación suficiente, sólo es aplicable en relación a sistemas de proposiciones como sistemas exclusivamente sintáctico-semánticos, es decir haciendo abstracción de la dimensión pragmática del lenguaje argumentativo. Sólo entonces, el recurso a la evidencia puede catalogarse como interrupción del proceso de justificación. Por el contrario, desde un enfoque pragmático-trascendental, el procedimiento de derivar proposiciones a partir de proposiciones es concebido sólo como una etapa intermedia de la fundamentación argumentativa de enunciados, basada en evidencia a priori intersubjetiva. Esto no significa para Apel que tales evidencias cognoscitivas puedan ser tomadas como base indubitable para afirmaciones científicas independientemente del lenguaje. Apel sostiene, (recurriendo a Searle) que a partir de los “actos proposicionales, identificadores de referencia y sentido las evidencias cognoscitivas están desde siempre entretejidas con el uso del lenguaje (actos de habla), y con la praxis de los sujetos, en juegos de lenguaje (Wittgenstein). Afirma Apel, que sin este entretejido, a priori, pragmático-trascendental- no sería posible ni el aprendizaje del lenguaje, ni el de conductas,, ni la comunicación misma. Son Evidencias experienciales paradigmáticas, necesariamente compartidas. Así, entiende que la fundamentación de la validez del conocimiento no puede darse ni por la deducción lógica de proposiciones ni apelando a evidencia intuitiva de conciencia (independientemente del lenguaje). En palabras del autor: “ Más bien la fundamentación, en cuanto lo es de la validez del conocimiento, tiene que apoyarse siempre al mismo tiempo sobre las posibles evidencias de conciencia de los sujetos cognoscentes individuales.. y sobre las reglas a priori intersubjetivas de un discurso de argumentación, en cuyo contexto las evidencias de conocimiento, como testimonios subjetivos de validez objetiva, tiene que alcanzar una validez intersubjetiva. A partir de aquí, el autor emplea sus argumentos contra la crítica ilimitada (o la aplicación ilimitada del ppio del falibilismo). Sostiene que Peirce fue el primero en mencionar el principio del falibilismo.