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El Estado es la organización política de un país, es decir, la estructura de poder que se asienta sobre

un determinado territorio y población. Poder, territorio y pueblo o nación son, por consiguiente, los
elementos que conforman el concepto de Estado, de tal manera que éste se identifica
indistintamente con cada uno de aquellos.
El poder puede definirse como la capacidad que tiene el aparato institucional para imponer a
la sociedad el cumplimiento y la aceptación de las decisiones del gobierno u órgano ejecutivo del
Estado. La teoría jurídica moderna identifica poder, con soberanía o capacidad jurídica del Estado.
El territorio, espacio físico donde se ejerce el poder, se encuentra claramente delimitado con
respecto al de otros Estados y coincide con los límites de la soberanía. La nación o pueblo sobre el
que actúa el Estado es una comunidad humana que posee elementos culturales, vínculos
económicos, tradiciones e historia comunes, lo que configura un espíritu solidario que,
generalmente, es anterior a la formación de la organización política. Ahora bien, el Estado y la
nación no siempre coinciden: hay Estados plurinacionales (con varias nacionalidades), como la
Unión Soviética, y naciones repartidas entre varios Estados, como es el caso del pueblo alemán

Las funciones del Estado tienen un apoyo lógico y jurídico. Por medio de los fines se reconocen las
etapas para alcanzar una meta, por las funciones se consagran procedimientos de la legislación que
necesitan para su realización de las tres funciones esenciales del Estado.
La doctrina clásica y la legislación positiva han reconocido tres actividades esenciales del Estado
para realizar los fines, resultado del principio lógico-jurídico de la división del trabajo aplicado a la
teoría constitucional.
a. La función legislativa, que es la función encaminada a establecer las normas jurídicas
generales. El Estado moderno es el creador del orden jurídico nacional.
b. La función administrativa, que es la función encaminada a regular la actividad concreta y
tutelar del Estado, bajo el orden jurídico. La ley debe ser ejecutada particularizando su
aplicación. En sentido moderno el Estado es el promotor del desarrollo económico y social de
un país.
c. La función jurisdiccional, que es la actividad del Estado encaminada a resolver las
controversias, estatuir o declarar el derecho. La superioridad del Poder Judicial en la
sociedad moderna, lo coloca como el órgano orientador de la vida jurídica nacional.

Forma de Estado

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Este aviso fue puesto el 25 de abril de 2016.

Forma de Estado, organización territorial del Estado o modelo de Estado son distintas expresiones
usadas en los textos legislativos y en la bibliografía para expresar un concepto de derecho
constitucional que hace referencia a las diversas formas de organización o modelos que los Estados
pueden adoptar sobre la base de la relación o articulación que pretenden establecer entre sus tres
elementos constitutivos: el territorio, la población y el poder.

En función de ello se distinguen dos grandes grupos de formas, modelos u organizaciones territoriales
del Estado en los cuales jamás cabrá la concepción de dictadura o su equivalente democrático: el
Estado unitario, donde pueblo, territorio y poder son homogéneos, uniformes y simples, y la relación
entre ellos es unívoca y directa; y el Estado complejo, que expresa mediante la diversificación de su
ordenamiento jurídico la heterogeneidad de los mismos tres elementos. Tipos de Estado complejo
serían el Estado federal y el confederal. Las distintas formas de Estado regional y descentralizado son
consideradas formas de Estado unitario, de Estado complejo, o intermedias entre uno y otro.1 Otras
clasificaciones diferencian Estado simple (unitario o regional) de Estado compuesto (unión personal,
unión real, confederación o Estado federal);2 o identifican "simple" con "unitario" y "complejo" con
"compuesto".3 Incluso hay autores que niegan la contraposición entre "unitario" y "federal".4 Las
constituciones suelen referirse a la forma de organización territorial que determinan, aunque no
siempre utilizando estos términos. Por ejemplo, la Constitución española de 1931 empleaba la
expresión "Estado integral" para una forma de Estado, intermedia entre el unitario y el federal, que
reconoce autonomías regionales;5 mientras que la Constitución de 1978, muy similar en este aspecto,
no utiliza ninguna denominación específica.6

Un concepto con el que "forma de Estado" confluye, y con el que tiene un alto grado de equivocidad,
es el de "forma de gobierno". Las tipologías clásicas de los "regímenes políticos" o "formas de
gobierno" (principalmente monarquía/república, pero también aristocracia, democracia, tiranía,
oligarquía y otras) también se suelen denominar "formas de Estado" en los textos políticos y
filosóficos.7

Índice

1 Estados unitarios

1.1 Estados unitarios puros

1.2 Estados unitarios regionalizados o centralizados

2 Estados regionales

3 Estados complejos

3.1 Estados federales

4 Estados dependientes

5 Véase también

6 Referencias

6.1 Bibliografía

6.2 Notas

6.3 Enlaces externos

Estados unitarios

Artículo principal: Estado unitario

Un Estado unitario es aquel en el que existe un solo centro de poder político que extiende su accionar
a lo largo de todo el territorio del respectivo Estado, mediante sus agentes y autoridades locales,
delegadas de ese mismo poder central. Además cuenta con un solo poder legislativo que legisla para
todo el país; un poder judicial, que aplica el derecho vigente a todo el territorio del Estado y que en su
seno se establece una Corte Suprema de Justicia, la cual tiene jurisdicción a nivel nacional, un solo
poder ejecutivo que está conformado por todos los gobernantes (presidente, gobernadores,
alcaldes...); y además cuenta con una sola constitución política que rige en todo el territorio y a la cual
se hallan sometidas todas las autoridades y habitantes del Estado. En otras palabras en el Estado
unitario se da la cuádruple unidad: unidad de ordenamiento jurídico (derecho), unidad de autoridades
gubernativas, unidad de gobernados o destinatarios del ordenamiento jurídico y de las decisiones
políticas y unidad de territorio.

Estados unitarios puros

Los estados unitarios puros conforman una sola entidad con un gobierno estatal único, sin ninguna
división administrativa. Los únicos estados unitarios puros son Mónaco y la Ciudad del Vaticano.

Estados unitarios regionalizados o centralizados

Estados unitarios.

El estado unitario regionalizado o estado centralizado es un estado dividido en diversas zonas o


regiones político-administrativas que no son autónomas en sus regímenes internos. Los gobernantes
de las regiones son designados directamente por el gobierno central. Los siguientes estados son
estados centralizados:

Ecuador (7 regiones, 23 provincias, 221 cantones, 804 juntas parroquiales, 2 Distritos Metropolitanos,
y el Régimen Especial de Galápagos).

Perú (24 regiones, una provincia constitucional, considerada región, y un distrito metropolitano, Lima,
dependientes del gobierno central).

Chile (dividido en 15 regiones con limitada autonomía).

Filipinas (79 provincias agrupadas en 17 regiones, sólo una tiene estatus de “autonomía").

Francia (debido al reciente aumento de la autonomía legal de las regiones; es decir, la existencia de
asambleas locales, Francia a menudo es clasificada como un estado regional).

Italia (debido a la existencia de cinco regiones autónomas, Italia tiene una clasificación dual entre
estado centralizado y estado regional).

Nueva Zelanda (dividida en 12 regiones y 4 autoridades unitarias)

Guatemala (5 regiones, 22 departamentos, 339 Municipios, 1 Distritos central).

Países Bajos (con una clasificación dual como estado regional y estado federado con las Antillas
Neerlandesas y Aruba)

República Popular de China (dividida en 22 provincias y 5 regiones autónomas de iure, 2


municipalidades, y 2 regiones especiales)
Serbia (aunque se ha otorgado un elevado grado de autonomía a Kosovo)

República Dominicana (dividido en 32 provincias y un distrito nacional, Santo Domingo)

Estados regionales

Artículo principal: Estado regional

Los estados regionales o descentralizados son estados con un pasado centralista, pero que
progresivamente han otorgado mayor autonomía a las diversas regiones que los conforman. El grado
de autonomía varía dependiendo del estado, y si el grado de autonomía es bastante elevado los
estados regionales suelen ser considerados "federaciones de facto". En este caso la única diferencia
entre el estado federal y el estado regional es el origen de las atribuciones: en los estados regionales el
gobierno central ha cedido o devuelto algunos derechos y competencias a la región, mientras que en
los estados federados son las regiones las que han cedido algunas de sus atribuciones al poder central.

Debido a que el grado de autonomía puede variar sustancialmente con el tiempo, esta clasificación no
es excluyente y a menudo es muy ambigua, es decir, algunos estados que han permitido el desarrollo
de asambleas regionales locales con poderes muy limitados aun son considerados estados
centralizados (como Francia), otros han permitido un elevado grado de autonomía (como Italia, España
y el Reino Unido), y otros ya se han convertido en federaciones propiamente tales (como Bélgica). Si
las regiones reciben la autonomía que gozaban en el pasado (como derecho histórico), el proceso de
descentralización a menudo es llamado "proceso de devolución".

Estados complejos

Se caracterizarían por tener un orden jurídico integral que regula, a la vez, una jurisdicción federal y
otra jurisdicción que es la local, y que es distinta en cada uno de los estados o que puede ser distinta.
Por tener a la vez una jurisdicción federal y una local en cada uno de los estados, pero ambas
supeditadas a la Constitución federal, son un pacto federal, con autonomía interna en cada una de las
partes integrantes de la federación, lo cual significa que las entidades federativas pueden adoptar,
incluso, su propio régimen interior y su propia organización interna política y administrativa.

Estados federales

Artículo principal: Federación

Estados federados del mundo.

Las federaciones son estados conformados por entidades soberanas y autónomas. El estatus
autónomo de estas entidades no puede ser alterado de manera unilateral por el gobierno central,
aunque pueden existir excepciones (como el caso de Argentina, donde el gobierno federal ha
intervenido en diversas ocasiones en las provincias; y en México, mediante la figura de la desaparición
de poderes en los estados). Los siguientes estados son federaciones:

Alemania (16 Estados o Länder)


Argentina (23 provincias y 1 Ciudad Autónoma)

Australia (6 estados y 2 territorios)

Austria (10 estados)

Bélgica (Flandes, Valonia y Bruselas capital)

Bosnia y Herzegovina (Federación de Bosnia y Herzegovina, República Srpska y Distrito de Brčko)

Brasil (26 estados y un Distrito Federal)

Canadá (10 provincias y 3 territorios)

Comoras (Anjouan, Gran Comora y Mohéli)

Emiratos Árabes Unidos (7 Emiratos)

Estados Federados de Micronesia (Chuuk, Kosrae, Pohnpei y Yap)

Estados Unidos de América (50 Estados, el Distrito de Columbia, y otros territorios y dependencias)

Etiopía

India (28 estados y 7 territorios de la unión)

Malasia (13 estados y 3 territorios federales)

México (32 entidades federativas; compuestos por 31 estados, y la capital del país como una entidad
federativa con plena autonomía (puesto que el Distrito Federal se convirtió en la Ciudad de México)).

Países Bajos (una federación de los estados unitarios de los Países Bajos, las Antillas Neerlandesas y
Aruba)

Pakistán (4 provincias y 1 territorio)

Palau (16 estados)

Rusia (88 Sujetos)

San Cristóbal y Nieves

Suiza (26 Cantones)

Venezuela (23 estados y un distrito capital)

Estados dependientes

Son aquellos estados que sin estar incorporados a otro, dependen, sin embargo de este último en el
ejercicio de uno o varios derechos inherentes a la soberanía.8 Así lo han admitido autores como
Fodoré, Heffter, Pradier o Jorge Federico Martens.9

Reforma constitucional
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Este artículo o sección necesita referencias que
aparezcan en una publicación acreditada.
Este aviso fue puesto el 5 de febrero de 2013.

Una reforma constitucional supone la modificación de la Constitución de un Estado. Tiene por


objeto una revisión parcial de una Constitución y la sustitución de una o varias de sus normas que
no modifiquen la estructura y principios fundamentales del texto constitucional. En los países con
sistemas de Constitución rígida o semirrígida, las reformas constitucionales requieren de un
procedimiento especial, diverso al que utiliza para la aprobación de las leyes ordinarias. En ella se
conocen tres mecanismos para cambiar o modificar algo dentro de su constitución, estos son:
enmienda, reforma y constituyente. En España se reconocen dos formas: un procedimiento
ordinario y otro agravado (este último para diversos artículos de mayor relevancia
constitucional).[cita requerida]

Índice

 1Reformas que se pueden hacer a la Constitución


o 1.1Clasificación de las Constituciones
 2Fundamento de la reforma constitucional
 3Mutación constitucional
 4Véase también
 5Enlaces externos

Reformas que se pueden hacer a la Constitución[editar]


La clasificación que tomaremos para reformar la constitución es doctrinaria; propuesta por varios
estudiosos del Derecho, con base en su contenido que pueden ser:

 Innovadoras: pretenden introducir o suprimir normas nuevas que no estaban reguladas antes
para dar lugar a un tipo de institución verdaderamente original

 Actualizadoras: su objetivo es reforzar el carácter de una institución ya existente o bien


suprimirle elementos que ya no tienen razón de ser por su propia evolución.

 Explicativas: su fin es explicitar el alcance de una norma constitucional que generalmente


sea entendible por la sociedad.

 Correctivas: pretenden enmendar las deficientes expresiones de los artículos sin alterar su
contenido.
Clasificación de las Constituciones[editar

 Constituciones flexibles:
Son las que se puede reformar mediante una ley común de acuerdo al procedimiento ordinario de
sanción de las leyes.
Si las normas constitucionales pueden ser modificadas por el legislativo ordinario de la misma
manera que las demás leyes estamos frente a una constitución flexible.

 Constituciones rígidas:
Son las Constituciones en las cuales existen ciertas formalidades que no existen en las ordinarias
para reformarla y afirman que esto le da más estabilidad y mayor fuerza legal a las Constituciones.
Ejemplos: La Constitución política de la República de Guatemala de 1985, la Constitución de
Estados Unidos del 17 de septiembre de 1787, La Constitución Política de El Salvador de 1983 y
la francesa del 3 de septiembre de 1791.
Las normas constitucionales que están colocadas por encima o fuera del alcance del poder
legislativo, a razón de que habiendo sido dictadas por una autoridad superior “Asamblea Nacional
Constituyente” no puede cambiarse. En consecuencia, la constitución rígida es la que no se puede
reformar mediante una ley común sin un procedimiento especial distinto a las leyes y sectores .

Fundamento de la reforma constitucional[editar]


La aspiración de la Constitución de establecer para el futuro un orden político, jurídico y social, se
vería frustrado si quedase a merced de posibles alteraciones que cambiasen la organización del
poder o vulnerasen los derechos que en ella se fijan. También es lógico pensar que la
Constitución no puede quedar a la disposición de poderes que deben su existencia a la misma,
sería contradictorio que la obra del poder constituyente esté sujeta a lo que disponga el poder
constituido. Pero de la misma forma resulta improcedente, negar la posibilidad de reforma de la
Constitución, esto supondría que una generación podrían establecer pautas de una comunidad
para siempre. Jean-Jacques Rousseau manifiesta que no existe sociedad a quien no pueda
reconocerse el derecho a cambiar las condiciones generales de su existencia. Thomas
Jefferson también defendió que sería antidemocrático negar a las generaciones futuras la
capacidad para decidir su propio modo de vivir.

Mutación constitucional[editar]
La mutación constitucional es el fenómeno de cambio lento y progresivo de la configuración del
poder político y de los mecanismos institucionales, permaneciendo inalterable el texto
constitucional escrito. El caso paradigmático del fenómeno descrito lo constituye la Constitución
de Estados Unidos de 1787, que pese a las pocas enmiendas sufridas, aparece hoy según criterio
unánime de la doctrina del Derecho Público americano, notablemente modificada respecto de su
modelo originario de Filadelfia, esto se ha producido por una parte mediante diversas leyes
ordinarias que actuaron sobre los "espacios vacíos", sino también y de manera fundamental por
las sentencias del Tribunal Supremo. La razón de ser de la mutación viene de la necesidad de
adecuar la relación entre la sociedad y las normas por las que ésta se rige. Otro ejemplo
paradigmatico es el vivido en Chile entre 1833y 1925, donde con una misma constitución, con muy
pequeños cambios, se pasó de un modelo de presidencialismo autoritario, a uno parlamentario.
Hay varios tipos de mutación constitucional:

 Mutaciones por prácticas políticas que no se oponen al texto constitucional: Son aquellas que
llenan los "espacios vacíos" o lagunas de la constitución. Este tipo se da, por ejemplo, en la
potestad de los Tribunales Federales de los Estados Unidos para declarar inaplicable una ley.
Esta facultad no está contenida en dicha Constitución pero es una base fundamental de la
democracia estadounidense.

 Mutaciones por prácticas que se oponen al texto: Un ejemplo de este tipo se da en países
que, como en España, los partidos políticos sancionan a los parlamentarios que no siguen la
disciplina de voto. Esto va en contra del artículo 67.2 de la Constitución española que prohíbe
el mandato imperativo de Diputados y Senadores.

 Mutaciones por desuso de las competencias establecidas en la constitución: Se da este tipo


no por un simple no ejercicio de esas competencias sino cuando la práctica política impide de
hecho su ejercicio. Por ejemplo, el derecho de los presidentes de la República Francesa (jefes
de estado) a disolver el parlamento se ha convertido en una práctica en desuso.

 Mutaciones por interpretación del contenido de la Constitución: Es el más frecuente. Se refiere


a la interpretación judicial efectuadas por los tribunales constitucionales o por los tribunales
supremos en aquellos países que carecen de los primeros. A veces, en dicha interpretación se
cambia el significado de las palabras o artículos de la Constitución.
Referéndum constitucional y
legal, por Francisco Miró
Quesada Rada
“¿Qué le conviene a la ciudadanía que apoya el referéndum? Que
este se realice lo más pronto posible”.

FRANCISCO MIRÓ QUESADA RADAEX DIRECTOR DE EL COMERCIO

(Ilustración: Giovanni Tazza)

Francisco Miró Quesada Rada09.08.2018 / 08:30 am

El referéndum forma parte de un grupo de instituciones que conforman lo


que conocemos como democracia directa o democracia
participativa, en la que también se incluyen otras: como la iniciativa
popular en la formación de leyes, la revocación de autoridades, la rendición
de cuentas, los cabildos abiertos, las juntas vecinales y las comunales, la
democracia electrónica, la remoción de funcionarios y, por supuesto, el voto
popular.

El referéndum es una institución democrática bastante utilizada por los


países. Ahí están, por ejemplo, los recientes que se celebraron en el Reino
Unido y en Colombia en e 2016. No ocurre así en el Perú. De entre las
instituciones de democracia participativa, la que más se aplica en nuestro
país es la revocatoria.

En pocas palabras, el referéndum no es otra cosa que la consulta al pueblo


sobre algunas normas. El artículo 37 de la Ley de los Derechos de
Participación y Control Ciudadanos, por ejemplo, indica que es “el derecho
de los ciudadanos para pronunciarse conforme a la Constitución en los
temas normativos que se le consultan”.

Y nuestra Carta Magna, en su artículo 32, precisa que pueden ser sometidas
a referéndum iniciativas que tengan que ver con: uno, la reforma total o
parcial del texto constitucional; dos, la aprobación de normas con rango de
ley; tres, las ordenanzas municipales; y cuatro, las materias relativas al
proceso de descentralización.

NOTAS RELACIONADAS

Vizcarra dice que Ejecutivo aprobará hoy proyectos de reforma política

La difícil disyuntiva del Congreso, por Carlos Basombrío

Es claro que el referéndum planteado por el presidente Martín Vizcarra se


ciñe a los primeros dos incisos del artículo citado. En cuanto al primero,
porque se pretende reformar el artículo constitucional relativo a la
composición del Consejo Nacional de la Magistratura (el 155). Pero también
porque se busca introducir la no reelección para los congresistas. Aquí no
queda claro si esta
prohibición sería para siempre o solo para un período congresal –que es de
cinco años–. Quizá esta segunda alternativa sea la más adecuada, tal cual
sucede con el presidente de la República. Cabe anotar, además, que la
Constitución no habla de la reelección inmediata de los congresistas, pero
tampoco la prohíbe, lo que explica por qué un congresista puede reelegirse
indefinidamente.

En lo que respecta a la bicameralidad, se deberá modificar el artículo 90


(relativo a la cámara única). Todo esto siempre y cuando el Congreso
apruebe las reformas y el pueblo las refrende.

Finalmente, el último tema que ha sido propuesto por el presidente en la


potencial consulta no es de índole constitucional, sino más bien legal: el
financiamiento privado de los partidos políticos. Aquí no está tan claro qué
artículos deberán modificarse, puesto que el título VI de la Ley de Partidos
Políticos (Ley 28094) se refiere a este tipo de financiación en varias partes.

La doctrina distingue varios tipos de referéndums. Uno de estos, por


ejemplo, es el referéndum que nace de una iniciativa popular. Esto significa
que puede ser solicitado por un determinado número de ciudadanos (que, en
el Perú, es el 10% de los electores, cuyas firmas deben ser comprobadas por
el Jurado Nacional de Elecciones).

Otro caso es cuando la Constitución faculta al presidente de la República o a


cualquier autoridad, como un gobernador regional o
un alcalde, para convocar un referéndum. Esta situación no ocurre en
nuestro país. Por esto el gobierno recurre al derecho de iniciativa –que se
expresa en un proyecto de ley– para realizar la reforma constitucional que
ha planteado.

El artículo 206 de la Constitución señala: “Toda reforma constitucional debe


ser aprobada por el Congreso, con su mayoría absoluta [que se entiende en
este caso como la mitad más uno, o sea 66] del número legal de sus
miembros y ratificada mediante referéndum”. Este enunciado es solamente
la primera parte del artículo. Bajo este escenario, no habría problema en
llegar directamente a la consulta popular, y además sería posible que el
referéndum se celebre dentro de pocos meses. Quizás el 7 de octubre, como
sostiene el presidente del Consejo de Ministros, César Villanueva.

No obstante, también podría darse el caso de que no haya mayoría absoluta


y aquí la situación se complica. Porque, más allá de que
muchos deseamos que se realice el referéndum como un mecanismo para
involucrar a la ciudadanía en temas de interés nacional –como son la
corrupción y la crisis política que se mantiene latente–, hay que actuar
conforme a la Constitución. Eso es lo democrático.

El mismo artículo constitucional da una posible salida a este ‘impasse’, pues


afirma que puede omitirse el referéndum cuando el acuerdo del Congreso
obtiene una votación favorable en dos legislaturas ordinarias sucesivas que
sea superior, en cada caso, a los dos tercios del número legal de congresistas
(esto es, 87). Si esto
ocurre, tendríamos una reforma sin referéndum, pero esta quedaría
aprobada el próximo año. ¿Qué le conviene a la ciudadanía que apoya
el referéndum? Que este se realice lo más pronto posible. Es decir, que se
cumpla la primera parte del artículo 206. Que ello suceda depende solo de
los congresistas, quienes también pueden impedir que se lleve a cabo la
reforma. Esperamos que esto último no ocurra.

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