EL PROXIMO EDIFICIO
QUE VOLARE POR LOS AIRES
En el aparcamiento préximo al banco, a tiood
\depositindolo junto a su pierna, y alli
‘quedo, sin despegarse de él. En el margen superior habia unas
palabras escrtas con tintavioldcea. Lo recogié para examinar-
lo, En la esquina superior izquierda alguien habia garabateado
la frase «El proximo edificio que volaré por los sires». Harry
desdoblé el papel y vio un dibujo a tinea de lo que parecia una
estacion de tren de cierta envergadura, o una obra pblica simi:
lar, quizé la terminal de un aeropuerto. En el dibujo hal
tanas en forma de arco y una fachada con columnas, pero ape-
nas ningin otro detalle distintivo. Se veia' un edifcio sélido,
‘monumental y dificil de desteuix,
Eché una ojeada al aparcamiento. All
cchigan, no habia edifcios de esos
sn Five Oaks, en Mi
de sentado en su escrtorio, y cada tanto deslizaba
1a mano al bolsilo para palpar el dibujo. A dltima hora, medio
en broma, le ensefié el papel a Ia recepcionista de la ofcina.
—Tiene que levarseloa la policia —Ie dijo la mujer—. Esto
« peligroso. Es obra de un mantaco. Oiga, lo dl dibujo no es
LaGuardia, el aeropuerto? Pasé por alli el mes pasado. Estoy
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segura de que es LaGuardia, sefior Edmonds. En serio. Fs La-
‘Guardia, sin dada,
‘Asi que al final de Ia jornada, antes de volver a casa, fue ala
ccomisaria central de policia en la primera planta del ayunt-
miento. Conduciendo con el sol de cara, sintié que los ojos le
‘escocian con el resplandor punzante. Nada més cruzar la puer
ta principal, el golpe del olor a cera y burocracia del edifico le
provocé tn dolor de cabeza instantineo. Un policfa de unifor
re con expresidn impaciente revolvia el papeleo tras un mos-
ttador ya Harry Edmonds se le ocurrié en ese momento que si
le mostraba lo que levaba en el bolsllo, pasaria a ser el princi-
pal sospechoso y lo someterfan a un examen riguroso, y adiés
ala intimidad. Dio media vuelta y se fue a casa.
Mira lo que he encontrado hoy —Ie dijo a su novia durante
Ja cena, mientras le tendia el dibujo.
Lucia examiné el papel manchado, sosteniéndolo con dos
nadie ta asses
sospechoso de mada Eres noble equlbradoy ee a eng
yf quiero :Qué ms ha pasado hoy? Anda, gurdate ee
owl papel en Blilo. suet parece sl crs
“se gui aio
Cuando logré armarse de valor para volver a la comisaria de
Policia, Harry se acercé con paso decidido al mostrador de re.
‘epcion. Tras observar detenidamente el dibujo y la frase esc
f2 a tinta, y anotar luego el nombre y la dreccién de Harry
Edmonds, el agente, cuya placa lo identificaba como el sargem.
to Bursk, le pregunts
dijo el sargento Bursk, sacudien-
‘stuviera secéndolo al aie—,
‘Mis hijos podrian haberlo hecho. Co:
=i
—Porque tengo tres en casa —dijo el sargento Bursk—. No
digo que usted deberia tenerlos, solo digo que yo ii los tengo,
De todos modos, me quedaré con el dibujo, sino le importa
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—A decir verdad —dijo Hc
—Esté bien —dijo el sargento Bursk, devolviéndoselo—,
pero si estalla alguna bomba y hay una matanza a gran escala,
‘me entiende2, quiza lo lamemos
'—Claro, claro —dijo Hlarey. Esperaba que dijera algo por el
cestlo—, Por cierto, se recuerds a algin lugar en concreto? —le
regunt6.
Ste teense
ees
mene none
dos para ver mejor—; Claro que me acuerdo de este sitio, Estu-
veallt hace... gdos veranos? En Hambuego. Se llama Danmstor
Bahnhof.
No me suena,
—No te suena porque munca has estado ahi, tf. Para cono-
cetlo tienes que haber estado, joder. El chaval franc el cefio
como un profesor que abordara una cuestién compleja—.
Babubof es una estacin de tren, zvale? Y Dammtor Babmhof
sn. pues ¢60, una estacién que hay ali, donde los nazis con-
centraban a los judios, y desde ahi los mandaban. Bs ese sitio,
tio, Fo
305ue habiamos terminado con eso
rela que hal seus.
fa, Harry, que hab
poulsos pasajeros. Debo reconocer que me preocupa saber que
‘no es asi, No te dir€ que volvemos al punto de partida, pero es
tun paso atras. Y estoy preguntindome por qué ha ocutzida.
Ya lo creo que me enfa
Harry se enderez6 en la butaca y miré a su terapeuta a los
‘ojos. Desed que se comprara unas gafas nuevas. Las que lleva-
bo la hacian parecerse a una de esas victimas que mueren asesi-
nadas en los diez primeros minutos de una pelicula justo des-
pués de los créditos. Una de esas extras inocentes.
Los banqueros no son inofensivos, te lo garantizo,
—Entonces, gpor qué te ligaste a ese chico? —Esper6. Al ver
‘que no respondia, dijo No se me ocurre nada més peligroso.
—Fue por el edificio —dijo Harry.
=2Quié edificio?
—Le enseté a Lucia el dibujo del edificio. Este papel. —Lo
s206 del bolsilo y se lo dio a la terapeuta, El papel tha adqui-
riendo una textura suave y estaba arrugado. Mientras estudia-
ba el dibujo, Harry observé el minutero del reloj dela pared.
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Perfecto. Le ensefaste a Lucia este dibujo. ¥ quizis ella re
dijo que eras inofensivo. zPor qué te molest tanto que dijera
due eres inofensivo?
2¥ por qué dces que maran a la gente y la devoran? Es
una metifora extravagante. Me parece una especie de irnia
hist
vcs no lo ex Trabajo enn banco yo 80 todos lo dss.
Yo soy el que lmpo la sangre.
No veo qu tiene que ver x0 con igar con chicos yevér-
telosaen motel dijo ella. Volvemos al terreno del acting
cont. ¥ me pregunto qué dice exto deta rlacion con Laci La
éstés poniendo en pio, lo sabes. Como para subrayar la
idea, atadio— Lo que hice est mal. Y adem ex muy, pero
‘ae may pelgros.Ya que das tantas vicar a todo, supongo
Se ete ocueri6 pensar en exo, zn0?
a ‘erapeuts de Harry examind el papel
4 través de sus gafas de vietima de pelicula—. Ah, es el Museo
Field de Historia Natural, en Chicago. Y eso no es una teovia,
Es el Museo Field.
El martes a las tres de la madrugada, Harry mirabs fjamente el
‘echo del dormitorio. Ali, como modelado en una pantalla por
la luz que entraba a través de ls cortinas mecidas por la bisa,
hhabfa un edificio piblico con columnas en la fachada, ventanas,
cen forma de arco y, al ve, un reloj. En el techo, e sol que pro-
yectaba la mente de Harey se levanté majestuoso con su res~
plandor dorado, enturbiado solo por una o dos nubes estriadas
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