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UNCOS

NOMBRE DEL MAESTRO: ING. VICTOR HUGO CASTILLEJOS REYES

ALUMNA: LAURA GUADALUPE SANCHEZ MENDOZA

GRUPO: 104 A

MATERIA: COMPUTACION

NOMBRE DEL PROYECTO: teoría de sistemas o teoría general de sistemas


I

Contenido
1. FAUNA ................................................................................................................ II
1.2. Especies en riesgo ........................................................................................ III
1.3 Distribución de la fauna ................................................................................ III
1.3.1 Distribución ................................................................................................ IV
1.3.2Hábitat .......................................................................................................... V
1.3.3 Amenazas .................................................................................................... V
1.3.4 Medidas de conservación ........................................................................... VI
2.0 PROGRAMAS DE CONSERVACION DE ESPECIES .................................VII
2.1 Áreas Naturales Protegidas (ANP)................................................................ IX
2.2 Unidades de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre (Uma) ........ X
2.3 Centros para la Conservación e Investigación de la Vida Silvestre (CIVS) . XI
3.0 Situación general de la fauna asturiana ............................................................XII
4.0 Medidas de adaptación al cambio climático ................................................... 2
Bibliografía ................................................................................................................. 10
II

1. CAPITULO 1

1. FAUNA
La educación ambiental es una herramienta fundamental, a través de la cual
todas las personas pueden formar parte de la construcción de un futuro
sustentable. Básicamente, protegemos lo que conocemos. En ese sentido, la
información compilada en este libro es un aporte desde el Ministerio del Medio
Ambiente, para dar a conocer la importancia de nuestra fauna nativa a nivel
nacional en los distintos ecosistemas que encontramos en Chile. Las gráficas
atractivas y datos interesantes, tanto para la ciudadanía infantil como adulta,
perita y no perita en esta materia, tiene el rol de transmitir la relevancia de la
conservación del patrimonio natural chileno. Cuidar nuestro entorno es tarea de
todas y todos. Las acciones cotidianas no solo tienen un impacto más positivo en
los distintos ecosistemas, además, mejoran nuestra calidad de vida. Necesitamos
a una ciudadanía comprometida con el medio ambiente para un Chile más
sostenible, que comprenda el valor de su flora y fauna, como un aspecto esencial
de su historia.

1.1 Introducción
La ubicación de la República Mexicana, está dividida por dos regiones
zoogeografías, la región Neártica y la Neo tropical, lo que permite que en
conjunto tenga una fauna muy diversa, con afinidad a ambas regiones. Sin
embargo, no existe una división tajante en la fauna de una u otra región, ya que
la efectividad de dispersarse depende de la adaptación y poder de desplazamiento
de los animales, además, de que varía según el tiempo y las circunstancias.
El Estado de Hidalgo se localiza en esta zona de transición, lo cual aunado
a su compleja topografía (sistema de cañadas conectadas al sistema hidrológico),
le confiere características muy particulares a las comunidades biológicas que en
él se desarrollan y se tienen reportes de una alta diversidad la fauna
presente.(tabla ll)
La fauna se distribuye atendiendo a los tipos de hábitat, ya que la
interrelación que ésta tiene con la flora es muy estrecha debido a condiciones
físicas. Por lo que algunas especies son características de la región Neártica
como: el Oso negro, lince venado, Correcaminos y falso camaleón y de la región
Neo tropical, Jaguar, vampiro.
III

Comparación entre la riqueza de los cuatro grupos de fauna más importantes a


diferentes escalas (país, estado y municipios).
G No. De No de Área
rupo especies en especies para de estudio
todo México Hidalgo

Anfibios 282 48 10
Reptiles 717 88 34
Aves 1150 501 96
Mamíferos 451 97(59 terrestres y 42
38 voladores)
Totales : 2520 734 182

1.2. Especies en riesgo


La Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad
tiene reportados 653 registros de vertebrados presentes en el área de estudio entre
su base de datos, de los cuales 38 especies están clasificadas bajo algún grado de
vulnerabilidad en 57 familias con 13 especies endémicas a México, Lo que
representa que en una superficie de 1,948.01 km2, el 20.0% de las especies se
encuentren en riesgo.

1.3 Distribución de la fauna

Peces: La ictiofauna está representada por las familias Centrarchidae,


Goodeidae, Poecilidea, Cichlidea y Cyprinidae, esta última es de origen neártico,
mientras que las cuatro familias son de origen Neo tropical la mayoría se
encuentran registrada en la presa de Zimapán

Reptiles. Pertenecen al orden Squamata, subordenes Lacertilia y Ophidia


(lagartos y serpientes) y al orden Testudines y suborden Cryptodira (tortugas) La
distribución de los reptiles es amplia, debido a que sus ciclos de vida y tipo de
actividad los hace comunes a los tipos de climas secos y semihúmedos, en suelos
pedregosos. De las cuales se tiene registrados a la familia Kinosternidae, con un
solo registro en el municipio de Zimapán (Kinosternon scorpioides), y los
mayores registros son del género Sceloporus (lagartijas). Y la mayoría son
transicionales de origen neártico.
IV

La lagartija nocturna: (Lepidophyma gaigeae), especie sujeta a protección


especial (Pr) tiene 56 registros y todos localizados en la parte norte del Parque
los Mármoles, en donde el tipo de vegetación es bosque de encino-pino. Y la
especie eslizón (Umeches lynxe), Pr se encuentra en las localidades del Sótano,
Milpas viejas y en la parte norte donde existe vegetación de encino del Parque
los Mármoles. Y una lagartija (Scincella gemmingeri) Pr y endémica, sus
registros están en el Municipio de Jacala, donde la vegetación dominante es
bosque táscate. La culebra sorda mexicana (Pituophis deppei deppei), especie
amenazada se encuentra cerca de las áreas de cultivo en el centro de Zimapán
(actual registro) y en la localidad de Mizcahuales.

Aves. Es el grupo de vertebrados mejor representado, cuenta con 96


especies aproximadamente. La gran diversidad de este grupo y su notable
capacidad de dispersión hacen difícil una caracterización zoo geográfica. Por lo
que para aves no se obtienes coordenadas de ubicación debido a los movimientos
que hacen para dispersarse de un lugar a otro.

1.3.1 Distribución

Se aportan datos a cuatro niveles, autonómico, estatal, europeo y mundial. En el


caso de la distribución en el Principado de Asturias generalmente se informa de
la presencia conocida en los diferentes municipios, si los datos disponibles no
son suficientes para sospechar que tiene una distribución generalizada o está
realmente limitada a enclaves concretos. En Asturias es una especie de las que
hay escasas citas y con poblaciones no muy numerosas. Se ha localizado en
algunos concejos (siendo algunos datos inéditos): Vegadeo, Taramundi, Boal,
Allande, Ibias, Cangas del Narcea, Navia, Valdés, Pravia, Castrillón, Corvera,
Mieres, Piloña, Caso, Parres, Amieva, Cangas de Onís (antiguo Parque Nacional
de Covadonga) y Cabrales. En la Reserva Natural Integral de Muniellos, donde
se han realizado muestreos sistemáticos entre los años 2000 y 2003 -en diferentes
hábitats y estaciones del año-, sólo se han encontrado 16 ejemplares (Álvarez
Cuesta, 2005). En España el dominio de G. maculosus son los Montes Galaicos
y la Cordillera Cantábrica, teniendo sus límites más orientales en el Monte
Ganekogorta (Bilbao), que junto con el Puerto de Tornos (Cantabria) constituyen
las citas peninsulares más orientales. En Asturias y Cantabria se han encontrado
en la Reserva Natural Integral de Muniellos, en el antiguo Parque Nacional de
Covadonga y en la Reserva Nacional del Saja, así como en varias localidades de
Galicia en sotos de castaños y robledales. En Europa está presente en la franja
noroccidental de la Península Ibérica, y en el extremo suroccidental de Irlanda.
En Portugal está registrado su límite de distribución meridional en la Sierra da
Estrela (Portugal central). Por el este su límite de distribución es el Monte
Ganekogorta (Vizcaya). Algunas citas puntuales en el sur de Inglaterra y Bretaña
francesa, no son consideradas válidas por algunos autores. En el mundo es un
endemismo atlántico-lusitánico europeo, con distribución restringida al noroeste
V

de la Península Ibérica (norte de Portugal, Galicia, León Asturias, Cantabria y


País Vasco) y al sur de Irlanda, habiendo una cita en 1868 en la Bretaña francesa,
de la que nadie confía en su validez
1.3.2Hábitat

Dado que muchos de los problemas de conservación derivan de la degradación


del hábitat, se hace una somera descripción del mismo, y por otra parte,
conociendo la distribución en Asturias de manera grosera, y la limitación de la
especie a un hábitat determinado o preferente, se obtiene información relevante
a la hora de tener en cuenta la posibilidad de su existencia en un enclave
determinado.

Aparece en dos biotopos: 1. Sobre líquenes que recubren cantos rodados, muros
viejos donde se refugia bajo los musgos y bajo piedras en brezales húmedos. 2.
En bosques viejos de hoja caduca: sobre troncos con densos tapices de líquenes
y árboles de bosques viejos de Fagus y Quercus, donde se oculta debajo de la
corteza en troncos podridos (Castillejo, 1990; Castillejo y Rodríguez, 1991). Esta
especie prefiere suelos ácidos, siendo más frecuente en áreas de montaña
graníticas alejadas de la influencia humana (Ramos, 1998; Castillejo et al., 1994;
Castillejo, 1997), bajo una cobertura arbórea dominada por castaños (Castanea
sativa) y robles (particularmente Quercus robur, Q. petraea, y en las zonas de
mayor influencia mediterránea Q. suber y Q. lusitanica), desde casi el nivel del
mar hasta los 1700 m de altitud. Durante el día se refugia en las fisuras de las
rocas, bajo los troncos de los árboles o bajo la corteza, siempre alejada de la
superficie. También se encuentra en medios terrestres muy húmedos próximos a
cursos oligotróficos de agua. En la Reserva de Muniellos se ha encontrado en los
siguientes hábitats: robledal albar xerófilo, bosque mixto de arce y roble albar,
robledal albar umbrófilo, fresneda ribereña, abedular (puerto del Connio), tojal,
matorral turfófilo de brecina, y en Collado de Formigueiros, bajo una piedra y a
1450 m de altura.

1.3.3 Amenazas

Se describen las amenazas reales o hipotéticas con arreglo al conocimiento de la


situación en Asturias o en otras entidades geográficas donde la problemática de
conservación del taxón haya sido mejor estudiada.
• Destrucción de bosques caducifolios ó su fragmentación, reduce los
hábitats donde la especie desarrolla su actividad y encuentra refugio, y la pérdida
de cobertura arbórea afecta a la humedad ambiental que la especie necesita.
VI

• Uso de productos químicos (pesticidas y fertilizantes) en la agricultura,


ganadería y selvicultura puede provocar envenenamiento de adultos y juveniles.
Actividades susceptibles de impacto ambiental.
• Alteración del paisaje natural para usos agrícolas y forestales. 58/59
Invertebrados Al ser una especie no antrópica, la destrucción de su hábitat natural
conlleva la desaparición de la especie.
1.3.4 Medidas de conservación
Se proponen un conjunto de medidas existentes en los planes ya aprobados
en el Principado de Asturias o de otros planes de acción similares que se hayan
puesto en marcha en otras regiones o en otros países, y que puedan servir como
referencia para la puesta en práctica de medidas efectivas en el ámbito de
competencias correspondiente.
Propuestas:
• Respetar los bosques y los parajes autóctonos (no realizar cortafuegos,
carreteras ni pistas).
• Conservación de ambientes cerca de cursos de agua. • Preservar los
bosques originales y bien desarrollados en detrimento de extensos monocultivos
forestales. • Incentivar prácticas agrícolas extensivas.
• Reducir la utilización de productos agro-químicos, adoptando técnicas
alternativas.
• Considerar la especie en los estudios de impacto ambiental cuando puedan
resultar afectados sus hábitats preferentes.
• Estudiar la posibilidad de establecer programas de reproducción en
cautividad, con vista a potenciales repoblaciones/reintroducciones y donde las
condiciones de hábitat adecuadas para la especie puedan ser restablecidas (Wells
y Chat Field, 1992).
• Informar y sensibilizar al público para la conservación de la especie y del
medio que la mantiene.
• La falta de información sobre esta especie limita la adopción de medidas
de protección eficaces. Es fundamental determinar el área de distribución de la
especie. Realizar estudios de biología, ecología y dinámica poblacional.
Conocer los requisitos de hábitats necesarios para la presencia de la
especie, fundamentales para lograr el éxito de cualquier programa de
repoblación/reintroducción. [1]
VII

2.0 PROGRAMAS DE CONSERVACION DE ESPECIES

En el año 2007 se puso en marcha el Programa de Conservación de Especies en


Riesgo (Prócer), a cargo de la Semarnat y otras secretarías de estado (como Sede
sol y Sagarpa, entre otras), cuyo objetivo principal ha sido lograr la recuperación
de ciertas especies (ver el Recuadro Conservación de especies prioritarias: los
casos de algunas especies reintroducidas). Cada una de las especies consideradas
dentro del Procer se atiende por medio de los Programas de Acción para la
Conservación de Especies (PACE), los cuales contienen las estrategias,
actividades y acciones específicas, calendarizadas en el corto, mediano y largo
plazos, que se planea ayuden a la conservación, protección y recuperación de las
poblaciones de las especies. Actualmente, el Procer cuenta con una lista de 30
especies, organizadas operativamente en tres grandes rubros: 1) tortugas marinas,
2) especies terrestres y epicontinentales y 3) especies marinas, costeras e
insulares. Además de las especies atendidas en los programas anteriores, uno de
los grupos biológicos que ha recibido mayor atención para su protección en las
últimas décadas es el de las tortugas marinas. A pesar de que estos reptiles
desempeñan un papel muy importante en el equilibrio de los ecosistemas marinos
y costeros (León y Bjorndal, 2002), sus poblaciones en todo el mundo han sido
afectadas significativamente por las actividades humanas, entre ellas la pesca
incidental, los desarrollos turísticos costeros, la contaminación del agua marina,
el aprovechamiento ilegal de su carne y el saqueo de sus huevos para el consumo
humano. En las playas mexicanas anidan 6 de las 7 especies conocidas de
tortugas marinas; todas clasificadas en peligro de extinción según la NOM-059-
SEMARNAT-2010. La conservación de estas especies en el país se ha llevado a
cabo por más de 40 años a través del Programa Nacional para la Conservación
Los Proyectos de Conservación y Recuperación de Especies Prioritarias (PREP),
el programa de Conservación de Especies en Riesgo (Procer) y los Programas de
Acción para la Conservación de Especies (PACE) son algunos instrumentos que
han impulsado estas acciones. Algunas especies de las que ya se han
reintroducido ejemplares para la recuperación de sus poblaciones son: • Cóndor
de California (Gymnogyps californianus): actualmente la NOM059-
SEMARNAT-2010 lo clasifica en la categoría de peligro de extinción. El último
ejemplar visto en estado silvestre en México antes de que iniciara su programa
de reintroducción fue en 1937. Su recuperación se inició en 1999 dentro de sus
hábitats nativos de la Sierra de San Pedro Mártir, en Baja California. A mediados
de 2012, se contaban 29 ejemplares, 23 en vida libre y seis en espera de su
liberación. • Lobo gris mexicano (Canis lupus baileyi): a principios del siglo XX,
este carnívoro habitaba las zonas serranas de los estados del norte y centro de
México. Debido a las intensas campañas para su erradicación, impulsadas por los
gobiernos de México y Estados Unidos, fue casi exterminado para la década de
los años 70. La NOM-059- SEMARNAT-2010 lo identifica en la categoría de
probablemente extinto del medio silvestre. En octubre de 2011, la Conanp liberó
en Sonora al primer grupo de lobos mexicanos (tres hembras y tres machos) en
uno de los ecosistemas que originalmente habitaban, sin embargo, dos meses
VIII

después se confirmó que cuatro ejemplares habían sido envenenados. • Berrendo


(Antilocapra americana): esta especie fue, hasta antes de la colonización de
Norteamérica, muy abundante en las praderas y planicies del sur de Canadá, oeste
de Estados Unidos y norte de México. Debido a la cacería y a la destrucción y
fragmentación de su hábitat, sus poblaciones se redujeron drásticamente durante
el siglo pasado, hasta ser considerada dentro de la NOM-059-SEMARNAT-2010
en la categoría de peligro de extinción. Los primeros intentos de recuperación en
México datan de 1922 y consistieron en la introducción y reintroducción en
algunos estados del norte. Para 2006, la población era de poco más de mil
ejemplares: aproximadamente 200 de la subespecie peninsulares, 440 de las
sonorenses y 400 de la mexicana.
El programa de mayor relevancia ha sido la recuperación del berrendo peninsular
en las áreas protegidas de El Vizcaíno y el Valle de los Cirios, en la Península de
Baja California.
Este proyecto permitió incrementar la población de menos de 60
ejemplares en 1997, antes del inicio del programa de recuperación a cerca de 400
ejemplares en 2012. • Bisonte (Bison bison): estos herbívoros ocuparon hasta
hace 150 años cerca de la tercera parte del territorio nacional, en los pastizales
naturales de Coahuila, Chihuahua, Sonora, Durango y Zacatecas. Por la cacería
indiscriminada, la transformación de los pastizales a tierras de cultivo y las
enfermedades del ganado europeo, entre otros factores, desaparecieron de sus
hábitats en 1820 (List et al., 2007). Con el fin de recuperar sus poblaciones, y
considerando su importante papel ecológico en los pastizales naturales, en 2009
en Janos, Chihuahua, se llevó a cabo la liberación de 23 ejemplares
genéticamente puros, provenientes del Parque Nacional Wind Cave, Dakota del
Sur, en Estados Unidos (Conanp, 2009). Dos años después ocurrieron once
nacimientos, con lo cual se elevó el tamaño de las poblaciones reintroducidas.
Actualmente se encuentra enlistado como especie en peligro de extinción de
acuerdo a la NOM-059-SEMARNAT-2010 es el de las tortugas marinas. A
pesar de que estos reptiles desempeñan un papel muy importante en el equilibrio
de los ecosistemas marinos y costeros (León y Bjorndal, 2002), sus poblaciones
en todo el mundo han sido afectadas significativamente por las actividades
humanas, entre ellas la pesca incidental, los desarrollos turísticos costeros, la
contaminación del agua marina, el aprovechamiento ilegal de su carne y el saqueo
de sus huevos para el consumo humano. En las playas mexicanas anidan 6 de las
7 especies conocidas de tortugas marinas; todas clasificadas en peligro de
extinción según la NOM-059-SEMARNAT-2010.

La conservación de estas especies en el país se ha llevado a cabo por más de 40 años a través
del Programa Nacional para la Conservación de Tortugas Marinas, actualmente a cargo de la
Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), dentro del Procer. Las acciones
de protección las realizan los 26 Centros para la Conservación de las Tortugas Marinas (10
playas dentro de ANP clasificadas como Santuarios y 17 con designación Ramsar, que en
algunos casos se traslapan, como es el caso de la Playa Tortuguera Tierra Colorada que
IX

comparte ambas denominaciones), así como un Centro Mexicano de la Tortuga. En conjunto


monitorean más de 500 kilómetros de costa en 13 estados del país. El principal objetivo de
las acciones de protección en los campamentos es la colecta de huevos para protegerlos de la
depredación y el saqueo e incubarlos para obtener el mayor número de crías posible y
liberarlas a sus poblaciones silvestres. En la figura 4.6 se muestra el total de crías liberadas
por año entre 1995 y 20114. En ese periodo, el promedio anual de tortugas liberadas de las
seis especies en las playas mexicanas fue de 38.9 millones de crías. Paralelamente a las
actividades de los campamentos, en las principales playas de anidación de las tortugas
marinas, el Gobierno Federal a través de la Profepa, la Secretaría de Marina (Semar) y la
Conanp, llevan a cabo acciones de protección mediante la vigilancia de las playas, esto con
el fin de evitar el saqueo de nidos y captura ilegal de ejemplares. Para el caso de la
conservación de los ecosistemas, se han seguido dos estrategias principales. Por un lado,
destacan los esfuerzos en materia de la preservación de la integridad de los ecosistemas y de
sus servicios ambientales (específicamente a través de la creación de Áreas Naturales
Protegidas, de los sitios Ramsar, del establecimiento de sitios marinos prioritarios, de
ordenamientos ecológicos en zonas marinas y costeras y de los Programas de Pago por
Servicios Ambientales), y por otro lado, los esfuerzos encaminados al aprovechamiento
sustentable.

2.1 Áreas Naturales Protegidas (ANP)

La creación de ANP ha sido desde el siglo pasado una de las principales estrategias
empleadas en el ámbito global para la conservación de los ecosistemas naturales y sus
especies. Éstas son porciones terrestres o acuáticas del territorio nacional representativas de
los diversos ecosistemas, en donde el ambiente original no ha sido esencialmente alterado y
que producen beneficios ecológicos cada vez más reconocidos y valorados (Conanp, 2010).
En 1911, en todo el mundo se habían declarado 141 áreas protegidas, las cuales sumaban 113
634 kilómetros cuadrados; para 2011 se reconocían más de 130 mil áreas que cubrían poco
más de 24 millones de kilómetros cuadrados. En México, la creación de ANP también ha
sido una de las estrategias de conservación más significativas; inició formalmente en 1917
durante el periodo del presidente Venustiano Carranza con el decreto para constituir al
Desierto de los Leones como el primer parque nacional (Melo, 2002). Actualmente, la
Conanp es la responsable de todas las actividades que se realizan en las ANP federales del
país. Durante los últimos años se ha realizado un esfuerzo significativo para incrementar el
número de áreas protegidas. En 1997 existían 130 ANP federales con una superficie total de
alrededor de 19.8 millones de hectáreas, es decir, 10.1% de la superficie nacional. Para 2011,
se contabilizaban 174 ANP y una superficie protegida ligeramente superior a los 25.5
millones de hectáreas, de las cuales 20.7 millones correspondían a zonas terrestres (alrededor
de 81.2% del total de la superficie protegida) y poco más de 4.8 millones de hectáreas
(18.8%) a zonas marinas (Figura 4.8; Mapa 4.2; Tabla 4.4; IB 6.1-6, 6.3-10, 6.3.1-4, 6.4.1-7
y 6.4.2-7). De acuerdo con la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al
Ambiente (LGEEPA), existen seis categorías de manejo para las ANP federales: reservas de
X

la biosfera (RB), parques nacionales (PN), monumentos naturales (MN), áreas de protección
de los recursos naturales (APRN), áreas de protección de flora y fauna (APFyF) y santuarios
(S). Además existen los parques y reservas estatales (PyRE) y las zonas de preservación
ecológica de los centros de población (ZPE). Para 2011, la categoría con mayor número de
áreas decretadas a nivel federal fue la de parque nacional, con 67, sin embargo, su
contribución relativa a la superficie protegida nacional fue de tan sólo 5.7%. Las 41 reservas
de la biosfera existentes en el país cubren alrededor de 49.9% de la superficie protegida. Su
principal función es la de constituirse como espacios de investigación, conservación y
desarrollo regional sostenible. Las 35 áreas de protección de flora y fauna abarcan 26% de la
superficie protegida nacional, encontrándose principalmente en zonas con una alta riqueza
de flora o fauna o donde se encuentran especies, subespecies o hábitats de distribución
restringida. Las ocho áreas de protección de los recursos naturales representan 17.8% de la
superficie protegida y, finalmente, las cinco áreas decretadas como monumentos naturales
comprenden sólo 0.1% y contienen uno o varios elementos naturales que por su carácter
único, estético, valor histórico y científico, requieren estar incorporadas a un régimen de
protección absoluta.
2.2 Unidades de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre (Uma)

En 1997 se estableció el Sistema de Unidades de Manejo para la Conservación de la Vida


Silvestre (Suma). El objetivo de las Unidades de Manejo para la Conservación de la Vida
Humedales continentales mexicanos en la Convención Ramsar, 1986 – 2012.Fuente:
Elaboración propia con datos de: Dirección General de Desarrollo Institucional y Promoción,
Conanp, Semarnat. México. 2012. 160 140 120 100 80 60 40 20 0 Humedales (número
acumulado) Número acumulado Superficie acumulada 1986 1995 1996 2000 2003 2004
2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 10 9 8 7 6 5 4 3 2 1 0 Superficie acumulada
(millones de ha) Silvestre (Uma) es la conservación de los hábitats naturales y sus servicios
ambientales, así como de las poblaciones y ejemplares de especies silvestres, para fines de
restauración, protección, mantenimiento, recuperación, reproducción, repoblación,
reintroducción, investigación, rescate, resguardo, rehabilitación, exhibición, educación
ambiental y aprovechamiento sustentable. En el Suma se registran todos aquellos predios
(denominados unidades de manejo ambiental, Uma), ya sean de propiedad privada, ejidal o
comunal, en los que se realizan actividades de conservación exclusivamente, o de
conservación y aprovechamiento sustentable. También pueden integrarse al Suma los predios
de propiedad federal, incluidos los bienes nacionales destinados o concesionados conforme
a la ley de la materia, cuyos fines sean de conservación y uso sustentable.

Existen dos tipos de Uma dependiendo de las condiciones de manejo: pueden ser extensivas
cuando se tienen ejemplares o poblaciones de especies silvestres en sus ecosistemas
naturales; o de manejo intensivo, cuando los ejemplares o poblaciones se encuentran en
condiciones de confinamiento. Para su funcionamiento, las Uma deben operar de
conformidad con un plan de manejo aprobado por la Semarnat, el cual funge como el
XI

documento técnico operativo que describe y programa las actividades para el manejo de las
especies y sus hábitats, y que establece también las metas e indicadores de éxito de la Uma
en función del hábitat y las poblaciones que maneja. Dependiendo de las cualidades y
características de los productos que manejan, las Uma pueden ser de aprovechamiento
extractivo o no extractivo. Hasta 2011, se tenían registradas 10 855 Uma (8 381 de manejo
en vida libre y 2 474 de manejo intensivo) y una superficie acumulada de 36.1 millones de
hectáreas5 (alrededor del 17% del territorio nacional. Si se analiza su distribución geográfica,
las Uma se han establecido predominantemente en el norte del país, siendo los estados donde
se han registrado mayor número de unidades, en orden decreciente, Nuevo León, Sonora,
Tamaulipas, Coahuila y Durango. Bajo los términos establecidos en la Ley General de Vida
Silvestre y su Reglamento, los predios o instalaciones que manejen vida silvestre de forma
confinada, fuera de su hábitat natural, y que no tengan como fin la recuperación de especies
o poblaciones para su posterior reintegración a la vida libre, no requerirán aprobación de sus
planes de manejo por parte de la Semarnat y no son consideradas como Uma, sino como
Predios e Instalaciones que Manejan Vida Silvestre (PIMVS). Dentro de esta categoría, en lo
que a flora se refiere, se han englobado a los viveros y los jardines botánicos; para la fauna
se consideran a los criaderos intensivos, zoológicos, circos, criaderos fijos y criaderos
ambulantes. En el periodo 1999-2011 se registraron un total de 590 PIMVS, de los cuales la
mayor proporción (67.8%) correspondió a criaderos intensivos.

2.3 Centros para la Conservación e Investigación de la Vida Silvestre (CIVS)

Los Centros para la Conservación e Investigación de la Vida Silvestre (CIVS) son


instalaciones que llevan a cabo actividades de recepción, rehabilitación, protección,
recuperación, reintroducción, canalización y cualquier otra actividad que contribuya a la
conservación de ejemplares que son producto de rescate, entregas voluntarias o
aseguramientos por parte de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) o
de la Procuraduría General de la República (PGR). También realizan actividades de difusión,
capacitación, monitoreo, evaluación, muestreo, manejo, seguimiento permanente y cualquier
otra que contribuya al desarrollo del conocimiento de la vida silvestre y su hábitat, así como
la integración de éstos a los procesos de desarrollo sustentable. Los seis CIVS existentes son
administrados por la Dirección General de Vida Silvestre (DGVS) y se ubican en los estados
de Jalisco, Yucatán, Oaxaca, Quintana Roo y el estado de México (éste último con dos
Centros; Mapa 4.5). En el periodo 1998-2011, los CIVS han recibido un total de 19 345
ejemplares, de los cuales la mayor parte correspondió a reptiles (40.2%), seguidos por aves
(33%), mamíferos (10.7%) y arácnidos (7.8%); el restante 8.3% correspondió a anfibios,
artrópodos, cactáceas y peces (Cuadro D3_BIODIV04_10). De los ejemplares ingresados en
los CIVS en el mismo periodo, se liberaron 3 298 ejemplares (alrededor de 17% de los
ingresados), de los cuales 34.1% fueron reptiles, 29.7% aves, 22.6% mamíferos y 13.1%
arácnidos.
XII

3.0 Situación general de la fauna asturiana

El número de especies de vertebrados continentales que existen en Asturias permite un


análisis de las taxocenosis completas. Sin embargo el ingente número de especies de
invertebrados y la incompleta relación de los catálogos disponibles, impide hacer un estudio
comparativo con los vertebrados. Para analizar la situación de la fauna del Principado de
Asturias distinguimos tres grupos de categorías de amenaza UICN: • Extintas: Extinto (EX),
extinto en estado silvestre (EW) y extinto a nivel regional (RE). • Amenazadas: En peligro
crítico (CR), en peligro (EN) y vulnerable (VU). • No amenazadas: Casi amenazado (NT) y
preocupación menor (LC). • No valoradas: Datos insuficientes (DD), no aplicable (NA) y no
evaluadas (NE). En términos generales se ha prestado una especial atención a aquellos
taxones en los que las poblaciones presentes en Asturias representan una proporción
significativa de las poblaciones españolas y europeas, y sobre las que se deben concentrar los
esfuerzos de protección, ya que representan la principal aportación asturiana a la
biodiversidad global. Invertebrados Entre los invertebrados analizados destaca un elevado
número de especies cuya situación es poco conocida, de modo que más de la cuarta parte
estaría en la categoría de datos insuficientes (DD). Esta situación de desconocimiento es
preocupante, ya que las 23 especies examinadas en este libro están incluidas en alguna lista
o catálogo, lo que haría necesaria la adopción de medidas especiales de protección. Sin
embargo no disponemos ni siquiera de la información mínima de una parte relevante para
poder evaluar su situación; incluso hay sospechas de que dos de ellas pudieran encontrarse
en el Principado, a pesar de que no se ha podido confirmar su presencia. Es aún más
preocupante la situación de muchos invertebrados exclusivamente cavernícolas, ya que
muchos de ellos son endemismos exclusivos de nuestra comunidad autónoma, y en algunos
casos la única distribución conocida se limita a una única cueva. Casi otro cuarto de las
especies cuentan con una protección específica derivada de las directivas europeas, a pesar
de ser lo bastante abundantes en Asturias como para no estar amenazadas regionalmente. Se
trata de taxones abundantes y cuya distribución ocupa toda la comunidad autónoma. Por
último, casi la mitad de las especies consideradas en este libro (48%), están incluidas en
categorías de amenaza. Tan elevada proporción no debe sorprender, ya que únicamente han
sido analizadas especies catalogadas a nivel estatal o europeo. 46/47 Una aportación
interesante de este Libro Rojo es la publicación de la distribución de muchas de estas
especies, cuyas citas estaban hasta ahora inéditas, limitadas a observaciones personales, o
incluidas en informes dispersos y de consulta poco accesible. Otra es la de llamar la atención
sobre los problemas que frecuentemente han pasado desapercibidos o para los que no se
disponía de instrumentos adecuados para abordarlos. Sin embargo debería dedicarse un
esfuerzo especial a comprobar la situación de otros taxones de invertebrados que no estando
catalogados a nivel estatal o comunitario en Asturias pudieran encontrarse en situación más
comprometida. En algunas ocasiones son especies de distribución disjunta muy separadas del
grueso de sus poblaciones, frecuentes en otras latitudes o en grandes sistemas montañosos
alejados de nuestras montañas.
Peces: La fauna ictícola presente en el Anfibios: En Asturias hay pocas especies
Principado de Asturias puede considerarse amenazadas de anfibios y todas están en la
como bastante pobre. La fuerte pendiente y categoría menor de amenaza «Vulnerable».
la escasa longitud de sus ríos, dificulta el Muchas de ellas son especies endémicas del
establecimiento de comunidades muy oeste de la Península Ibérica de distribución
estructuradas. El número de especies que mundial relativamente restringida o que
existe de forma natural es muy escaso en habitan en charcas que por razones naturales
comparación con el que existe en el resto de constituyen hábitats aislados entre sí, lo que
la Península Ibérica e incluso con el del este en sí mismo representa ya un factor de
de la Cornisa Cantábrica, y la mayor parte riesgo. Esta situación aparentemente
está ligada al mar en alguna fase de su ciclo favorable para el conjunto de los anfibios,
vital. Este hecho facilita la colonización de se debe también a la pobreza de su fauna con
los diversos cursos de agua sometidos a respecto a la peninsular y además hay que
condiciones extremas de habitabilidad, advertir acerca de la existencia un problema
como son los que existen en nuestra global de reducción de sus poblaciones a
comunidad autónoma. En Asturias hay una escala mundial. En Asturias esta
escasa proporción de taxones amenazados circunstancia está agravada por la
de peces continentales si se compara con el introducción de peces en muchos de los
resto de España peninsular, lo que es una lagos, que han alterado las comunidades de
consecuencia de la Peces Anfibios Reptiles anfibios. Además a este hecho se suman la
Aves Mamíferos Total Asturias Total desaparición galopante de charcas,
España N.º de especies Asturias España especialmente en la zona central, por el
Europa Mundial Categorías de rellenado y ocupación por áreas
conservación de los taxones de vertebrados industriales, residenciales y carreteras; y el
de Asturias Frecuencia de taxones elevado número de atropellos que se
amenazados a diferentes escalas pobreza de produce especialmente en la época de
su fauna, ya que no hay endemismos reproducción durante la migración a las
específicamente asturianos o cantábricos, zonas húmedas de las distintas especies.
algo bastante frecuente en otras grandes
cuencas ibéricas. Aunque aparentemente la
situación de la ictiofauna asturiana es buena,
no hay que olvidar que es una fauna frágil,
por la limitación del medio en el que viven,
y por la poca tolerancia a la contaminación
de algunos géneros (Salmo spp.).
Reptiles: Los reptiles tienen una mayor datos insuficientes (DD). El 14% de
diversificación de especies y de hábitats que especies a las que no se les han podido
los anfibios, y muestran una situación de aplicar los criterios (NA), se corresponden
conservación más diversa. Más de la mitad en su mayoría con aquellas que aparecen en
de las especies no están amenazadas, muy bajo número o con muy baja frecuencia
aunque de casi la cuarta parte no existen en la región durante los periodos
datos suficientes (DD), por lo tanto su migratorios o la invernada.
situación es incierta. También se aprecia la
Para el resto de especies no amenazadas,
proporción relativamente elevada de
hay que reseñar que aunque para la mayoría
especies propias del ámbito mediterráneo,
de ellas no existen datos sobre sus
que se encuentran marginalmente en las
poblaciones, sí que se conoce su área de
zonas de introgresión de este tipo de clima
distribución en gran medida, y para muchas
del sur de Asturias, y que ha sido
de ellas se tienen datos sobre densidades en
considerado como no aplicable (NA) en el
distintos medios que nos pueden dar una
análisis de su situación. En total, un 8% de
idea de su situación en el Principado de
los taxones están amenazados. A su vez este
Asturias. El restante 21% de los taxones
grupo en comparación con el del resto de la
están amenazados o se han extinguido como
Península es relativamente pobre, ya que los
reproductores en la región, representando el
reptiles suelen estar mejor adaptados a los
mayor porcentaje entre los distintos grupos
climas cálidos, incluso áridos, que a los
de vertebrados. Esto es debido en parte a
ambientes atlánticos húmedos y
que son también el grupo mejor estudiado y
relativamente fríos.
para el que existen más datos. Cabe destacar
de las especies consideradas como extintas
regionalmente (RE), las que lo son por la
distinción de las poblaciones reproductoras
e invernantes. Así especies como el Arao
común (Uria aalge) o el Zarapito real
(Numenius torquata) se han extinguido
como reproductoras, pero son invernantes
comunes con la categoría de riesgo menor
(LC).
Aves: Son tal vez el grupo animal mejor
conocido del Principado de Asturias debido
a que es conspicuo y atractivo. Por otra parte
también existen estudios y censos que
abarcan una serie temporal lo
suficientemente larga como para darnos una
idea de la evolución de varias especies y su
tamaño poblacional. Esta última parece ser
la causa de que haya pocas especies con
1

Mamíferos: La situación de los mamíferos es relativamente parecida a la de las aves. Aunque


en términos relativos es menor la proporción de especies amenazadas, en términos absolutos
hay bastantes taxones incluidos en alguna categoría de amenaza, debido al gran número de
especies de mamíferos presentes en Asturias. Destacan entre los grupos más amenazados el de
los murciélagos, debido a su gregarismo y a la limitada disponibilidad de refugios, lo que les
hace muy vulnerables. Es muy importante también tener en cuenta el porcentaje de especies
sobre las que no se ha podido aplicar el análisis para asignar una categoría de conservación
UICN. Esto se debe al nutrido grupo de cetáceos, muchos de ellos de hábitos pelágicos, que
llegan muy ocasionalmente a las aguas interiores próximas a la costa, sobre las que el Gobierno
del Principado de Asturias tiene competencias, y sobre las que hay pocas medidas que puedan
aplicarse en este sentido.

Estas especies ocasionales en las aguas jurisdiccionales autonómicas plantean un problema de


conservación de difícil solución jurídica, ya que mientras la normativa europea establece la
necesidad de aplicar medidas protectoras, el Estado no tiene competencias sobre la materia y
las comunidades autónomas no tienen competencia sobre las aguas en las que estas especies se
encuentran. En diferentes colores se representan las acumulaciones de especies y el porcentaje
de superficie de la comunidad autónoma que representan los diferentes grados de acumulación.
Nótese que las zonas de mayor acumulación de especies (distintos tonos de marrón) representan
el 10% de la superficie del Principado y se concentran en las zonas de montaña (Tomado de
Pilar García Manteca, 2006. Diseño de redes de conservación: Los corredores biológicos a
través de los modelos espaciales. Tesis doctoral, Universidad de Oviedo). [2]
2

4.0 Medidas de adaptación al cambio climático

Este capítulo se sustenta en las conclusiones de los capítulos anteriores, especialmente en


aquellas que pudieran aportar soluciones viables. ¿Cómo se podría adaptar a condiciones
cambiantes el manejo de la vida silvestre y la planeación del uso de la tierra y, a la vez, mantener
la sostenibilidad? Entre las herramientas posibles están la revisión de las leyes, regulaciones,
políticas y planes de manejo, el monitoreo a largo plazo y los informes de control de las especies
indicadoras (plantas y animales), el manejo adaptativo, la cooperación transfronteriza, la
participación de los pobladores locales, el cumplimiento de acuerdos internacionales, etc. La
adopción de tales herramientas y enfoques es particularmente importante en donde se esperan
severas implicaciones negativas del cambio climático sobre el bienestar humano y los medios
de vida. Sin embargo, se deben usar dentro del contexto de una estrategia realista de lo que se
puede alcanzar y cuándo. En el caso del cambio climático, prevenir es, por supuesto, mejor que
curar; ya se han definido algunos pasos urgentes para reducir el cambio climático, sin embargo,
siguen siendo difíciles de alcanzar. El cambio climático ya empezó y, a medida que las
temperaturas globales sigan aumentando, será necesario desarrollar estrategias para conservar
especies y hábitats incapaces de adaptarse al cambio climático. Las respuestas de la vida
silvestre a los desafíos del cambio climático pueden ser de cuatro categorías principales:
 Mantenimiento de ecosistemas actuales, cuando sea posible
 Adaptación del manejo para enfrentar el cambio climático
 Restauración de ecosistemas dañados o cambiantes
 Adaptación de enfoques para paisajes marinos o terrestres

Mantenimiento de ecosistemas actuales

Cada vez hay más evidencia de que los ecosistemas grandes, saludables e intactos son más
capaces de soportar el cambio climático (p.ej., Noss, 2001, para bosques). Además, los
ecosistemas altamente diversos son probablemente más resilientes ante los cambios ambientales
rápidos (Thompson FU BM 2009). También se reconoce que los ecosistemas que tienen
mayores posibilidades de mantener su forma actual son aquellos ubicados en los llamados
“refugios climáticos”–áreas que por razones meteorológicas, geográficas, geológicas e
históricas serán poco afectados por el cambio climático. El mantenimiento de los ecosistemas
actuales implica el fortalecimiento, expansión y, en algunos casos, la afinación de las redes
mundiales de áreas protegidas para que se enfoquen en el mantenimiento de grandes bloques de
hábitats intactos, con especial énfasis en los refugios climáticos. La investigación sugiere que,
en comparación con otros enfoques, las áreas protegidas son herramientas eficaces para
mantener los ecosistemas y pueden desempeñar un papel fundamental en la protección de la
vida silvestre ante el cambio climático. Además, esas áreas ayudan con el secuestro de carbono
3

al conservar la vegetación natural y ofrecen muchos de los servicios eco sistemático que las
comunidades humanas necesitan para resistir un clima rápidamente cambiante, como la
mitigación de desastres naturales, la provisión de agua potable y el mantenimiento de los suelos
(Dudley FU BM 2010). Muchos autores han recomendado que se aumente el número y tamaño
de las reservas, como un medio para garantizar una mayor diversidad de hábitats y una mayor
probabilidad de persistencia de las especies ante un clima cambiante (Lawler FU BM 2009;
Noss, 2001). Es importante que se integren modelos de cambio climático al diseño y ubicación
de las áreas protegidas para asegurarse de que serán capaces de proteger las especies a largo
plazo (Lawler FU BM 2009). La existencia de una mayor cantidad de reservas de mayor tamaño
facilitará el uso de otras estrategias de adaptación propuestas, como la protección de refugios
climáticos, el aumento de la conectividad y la reducción de presiones no climáticas en los
bosques. Las reservas y las áreas protegidas también ofrecen beneficios importantes de valor
recreativo y económico (Stolton y Dudley, 2010). Las estrategias de protección de los bosques
y la biodiversidad ya probadas, como las reservas, son particularmente importantes en
ecosistemas donde una alta sensibilidad al cambio climático, combinada con la conversión en
el uso de la tierra, representa una amenaza particularmente aguda.

Adaptación del manejo para enfrentar el cambio climático

En muchos casos será necesario intervenir para salvaguardar la vida silvestre ante cambios
acelerados. En esta sección se detalla una serie de posibles estrategias de manejo para enfrentar
el cambio climático. Si se crea una reserva para proteger un cierto hábitat, y ese hábitat se mueve
en respuesta a condiciones cambiantes, podría ser necesario que se extiendan los límites del área
protegida en alguna dirección y liberar las áreas que ya no albergan al hábitat en cuestión (por
ejemplo, mover un área costera protegida tierras adentro a medida que sube el nivel del mar, o
un área montañosa protegida hacia las cumbres). Las comunidades que viven en la ruta hacia
donde se mueve un área protegida, muy probablemente van a resistir a ese cambio, a menos que
se les compense y se les entreguen nuevas tierras (los terrenos liberados podrían servir). Se
reconoce que los desafíos prácticos de tal estrategia son desalentadores en la mayoría de los
lugares. Los ecólogos también están considerando opciones como la reserva temporal de
terrenos durante un periodo de algunos años o décadas para permitir la migración natural hacia
hábitats más apropiados. Si una barrera geográfica impide el movimiento natural de las especies
como respuesta al cambio climático, podría ser necesario la reubicación de plantas y animales.
Esto supone que haya un área apropiada que no esté ya ocupada por especies similares. Las
experiencias con reubicaciones no siempre han sido exitosas: algunas (p.ej., para control
biológico) resultaron en la dispersión de especies invasoras, por lo que ahora hay lineamientos
estrictos para el movimiento de especies. Reintroduction Specialist Group, 1998). A corto plazo,
podría ser necesario ofrecer alimentos suplementarios y agua a poblaciones claves para
mantener vivos a los animales hasta que se encuentre una solución más apropiada; por ejemplo,
una sequía severa que provoca la muerte masiva de especies con una distribución limitada
(Recuadro 2). Este tipo de intervención se ha practicado en la Reserva Natural Al-Talila (estepa
4

Al Badia, República Árabe de Siria) para salvar al órice árabe y la gacela árabe y las poblaciones
de hipopótamos que se salvaron con el alimento que recibieron durante los periodos de sequía
en Kenia (Born Free Foundation, 2009) y Zimbabwe (Paolillo, 2011). Si algunas plantas
alimenticias que son básicas para la supervivencia de especies en particular empiezan a morir
como resultado del cambio climático, el hábitat podría enriquecerse plantando otras plantas
comestibles mejor adaptadas a las altas temperaturas. Debido a las sequías, también ha sido
necesario abastecer de agua a los terrenos pantanosos, como se hizo en el Parque Nacional
Keoladeo, en Rajasthan, India, aunque esta práctica pudiera ser controversial, si se toma agua
necesaria para la agricultura.
En el peor de los escenarios –por ejemplo, donde un bosque húmedo es remplazado por
condiciones áridas podría ser necesario intentar mover comunidades ecológicas enteras de
especies de plantas, animales y hongos a sitios donde el cambio en los patrones de lluvia ha
creado condiciones apropiadas. Algunas proyecciones indican que las precipitaciones podrían
aumentar en el Sahel, África y partes de la Antártica y, aunque habrá gran presión por terrenos
de cultivo para las poblaciones desplazadas, se podrían reservar algunas áreas para la
reconstrucción de los ecosistemas.

Restauración de ecosistemas dañados o cambiantes

El movimiento de los hábitats va mucho más allá de lo que normalmente se entiende por manejo.
En un número cada vez mayor de lugares, la degradación de los ecosistemas ha llegado tan lejos
que las respuestas de manejo requieren necesariamente de un enfoque de restauración en gran
escala. El nuevo informe de evaluación rápida del planeta (Nellemann y Corcoran, 2010) ofrece
varios ejemplos de restauración de ecosistemas, tales como la Iniciativa de Restauración de
Manglares en África Occidental y la Restauración de Bosques de Mangle en el delta del
Mekong. Ambas iniciativas buscan revertir la pérdida de bosques de manglares que protegen
las tierras del interior de los eventos climáticos extremos, como tormentas y huracanes. Dado
el papel clave que la restauración probablemente juegue en el manejo de la vida silvestre en el
futuro, este tema se tratará exhaustivamente en esta sección.

Restauración de los manglares

Los terrenos pantanosos tienen la reputación de ser peligrosos, malolientes y de poco valor hasta
que se desequen y conviertan en terrenos agrícolas u otros usos. Las preocupaciones por la
pérdida de biodiversidad y el temor por los efectos acelerados y peligrosos del cambio climático
han hecho, sin embargo, que se reconsidere su valor. En términos de los servicios de los
ecosistemas, los pantanos y manglares tienen un valor enorme, ya que sirven como lugares de
cría de muchas especies de peces y mariscos de valor comercial y ayudan a proteger los terrenos
5

bajos contra las tormentas y tsunamis. Los humedales de agua dulce actúan como sistemas de
filtración del agua y, en el caso de las turberas, como almacenes de enormes cantidades de
carbono secuestrado a lo largo de milenios. En muchos lugares, al mejorarse la planificación
del uso y restauración de estos importantes ecosistemas, se ha logrado reducir de manera
significativa los problemas asociados con su destrucción y degradación. En el 2004, el tsunami
en el Océano Índico causó menos daño en las áreas donde había manglares saludables, pero la
necesidad de madera para la reconstrucción después del fenómeno hizo que las amenazas para
los bosques de manglar fueran más grandes que nunca. La restauración y protección de los
manglares trae múltiples beneficios y servicios eco sistémicos, tales como el secuestro de
carbono, el mejoramiento de los bancos de peces, la regulación del clima local (enfriamiento
mediante la transpiración, sombra y protección contra los vientos), el control de la erosión local
(estabilización de laderas) y la protección a las costas (Mangroves for the Future Secretariat,
2010). A diferencia de otros hábitats, los manglares son relativamente fáciles de restaurar y
ofrecen beneficios a corto plazo, tanto a las comunidades locales como distantes.

Restauración de las aguas continentales

Los drenajes, la contaminación, las represas en los cursos de agua para la irrigación y generación
hidroeléctrica, las canalizaciones y la introducción de especies exóticas de peces han provocado
grandes cambios en los cuerpos de agua dulce en todo el mundo. Muchos de estos cambios han
provocado impactos directos en la fauna; otros han sido cuestionados por sus impactos
potenciales en los seres humanos. Por ejemplo, las represas en las planicies naturales de
inundación causan mayores inundaciones aguas abajo. La contaminación puede causar pérdidas
catastróficas en las comunidades locales de peces. La restauración puede abarcar desde el
control de la contaminación hasta la eliminación de especies invasoras, el restablecimiento del
cauce tradicional o de los patrones normales de flujo del agua y la reconstrucción total de las
áreas de humedales. Si bien la restauración de una comunidad de agua dulce en su composición
y funcionamiento exactos y originales es muy difícil –si no imposible, aun los cambios
pequeños pueden hacer diferencias importantes en su capacidad de albergar la fauna silvestre.
Bajo las condiciones del cambio climático, algunas autoridades locales proponen que se
abandonen ciertas áreas de tierras bajas a la inundación estacional o al efecto de las mareas, con
lo que se tendría un espacio disponible que podría beneficiar a la fauna. Además, la restauración
de las planicies naturales de inundación y de ecosistemas de agua dulce puede reducir los costos
del control de las inundaciones, a la vez que se restauran los hábitats para las aves acuáticas y
las especies de agua dulce. También puede reducir los costos de purificación del agua para uso
doméstico, ya que esas planicies funcionan como un filtro natural (Bergkamp FU BM 2003).
6

Restauración de los bosques


La deforestación ha sido una actividad humana durante miles de años. Algunas estimaciones
establecen que hemos destruido cerca de la mitad de los bosques del planeta y que, en el siglo
anterior, la tasa de destrucción se incrementó. Sin embargo, recientemente, se han visto signos
de que la tendencia se empieza a revertir. La restauración de los bosques es parte de este cambio;
cada vez son más frecuentes los proyectos de restauración de colinas desnudas –muchos de ellos
de manera informal. No obstante, un enfoque más sistemático que considere las causas de la
deforestación y la planificación del uso a futuro del paisaje tendrá mayores probabilidades de
éxito (Hobbs y Norton, 1996). En algunos casos, el uso de especies arbóreas nativas ayuda a
recrear un ecosistema similar al que se perdió en décadas o siglos anteriores. En otros, la
plantación de árboles exóticos para madera o pulpa aumenta la extensión del terreno cubierto
de árboles, aunque algunos se cuestionan si una plantación en monocultivo puede ser
considerada como un bosque. La restauración de los bosques se puede dividir en tres tipos
principales (Mansourian, Vallauri y Dudley, 2005). A continuación se listan por orden de costos
crecientes: 1. Proceso natural: esto ocurre cuando desaparece la presión sobre el bosque; en
Europa, por ejemplo, el abandono de tierras cultivadas ha hecho que el bosque se reinstale.
2. Restauración planeada: esto ocurre cuando se controla artificialmente la presión sobre el
bosque; por ejemplo, la instalación de cercados para evitar el pastoreo, con lo que la vegetación
rebrota de manera natural.
3. Plantación de árboles: esto ocurre cuando organizaciones públicas y privadas, así como
individuos, siembran plántulas de árboles. La conservación de la fauna y la restauración de los
bosques con frecuencia se apoyan mutuamente. El uso de agentes naturales dispersores de
semillas para mejorar la reforestación ha sido exitoso en varios casos. Más del 95 por ciento de
los árboles tropicales dispersan sus semillas por medio de animales –aves, murciélagos,
primates, elefantes, ungulados y aun peces (en los bosques estacionalmente anegados de la
Amazonia). En los bosques africanos y asiáticos, los elefantes, dispersan más semillas que
cualquier otra especie, en términos de cantidad, número de especies y distancia desde la planta
madre; con razón se les ha llamado “los megajardineros del bosque” (Campos-Arceiz y Blake,
en prensa). Algunas especies de árboles, como producen semillas tan grandes que solo los
elefantes pueden dispersarlas (Babweteera, Savill y Brown, 2007). Los primates también juegan
un papel importante en el mantenimiento de la biodiversidad del bosque. En el Parque Nacional
Taï, en Costa de Marfil, los monos dispersan el 75 por ciento de las especies de árboles, de las
cuales, el 69 por ciento son dispersadas casi exclusivamente por ellos. La protección de los
dispersores de semillas es, por lo tanto, un elemento importante de la reforestación si se quiere
restaurar un bosque rico en biodiversidad. Si se mantiene un corredor entre el bosque natural
existente y el área reforestada, los animales llevarán las semillas en su tripa después de
alimentarse con frutas del bosque natural y las depositarán en el área en proceso de
reforestación. Para aumentar la probabilidad de que esto ocurra, se pueden plantar “especies
marco” que produzcan frutos que atraigan a frugívoros de los bosques vecinos. Aun si no se
cuenta con un corredor, los pájaros y los murciélagos volarán al sitio reforestado tan pronto
7

como los nuevos árboles empiecen a fructificar, y otros animales, como los primates y elefantes,
se atreverán a cruzar paisajes agrícolas para llegar a las nuevas fuentes de alimento.

Restauración de las sabanas y las praderas

Las praderas y sabanas sobreviven si se logra un delicado balance entre pastoreo, incendios y
condiciones climáticas: los cambios en cualquiera de los componentes altera el ecosistema; en
condiciones de cambio climático, ambos ecosistemas probablemente van a necesitar
restauraciones frecuentes. La restauración puede ser de tres tipos: 1. Para contrarrestar la
degradación: restablecimiento de praderas y sabanas en áreas donde se han degradado, en casos
extremos, hasta convertirse en áreas desérticas o semidesérticas. 2. Para contrarrestar la
alteración: restablecimiento de mezclas de especies nativas y de funciones del ecosistema en
praderas que han sido radicalmente alteradas por el sobrepastoreo, incursiones de especies
invasoras o plantación deliberada de especies exóticas. 3. Para contrarrestar la invasión:
restablecimiento de praderas y sabanas en áreas donde la plantación deliberada o la eliminación
de la vegetación por los herbívoros ha resultado en matorrales o invasión. A largo plazo, la
restauración de la biomasa del suelo podría ser tan importante como la restauración de la
vegetación para la estabilidad del sistema. Probablemente, los cambios climáticos resultantes
de las mayores sequías y de los patrones climáticos inestables –que en zonas áridas aumentan
el riesgo de tormentas de polvo o de arena aumentará la necesidad de restauración. En términos
prácticos, la restauración a menudo implica la reducción de la presión de pastoreo, r lo que
significa que se deben hacer cuidadosas negociaciones con agricultores y ganaderos. Si se
enfoca la restauración en áreas claves, por ejemplo, a lo largo de las rutas de migración de aves
y mamíferos, se pueden maximizar los beneficios de la inversión. Las sabanas de alcornoque
del Mediterráneo (Recuadro 8) son un ejemplo de qué tan beneficioso puede ser el buen manejo
de los ecosistemas para la vida silvestre. En toda su extensión, las sabanas de alcornoque son
amenazadas por una combinación de factores ambientales y de manejo. Entre los factores de
manejo están las políticas deficientes y la mala gobernanza, la falta de capacidad técnica e
inversiones inadecuadas en el manejo sostenible y en las prácticas de restauración. Con el
impacto del cambio climático, la situación se vuelve aún más crítica: mayor vulnerabilidad de
los alcornoques a las enfermedades, plagas e incendios forestales en gran escala lo que
finalmente conduce a un aumento en la pérdida de la biodiversidad. [3]

Adaptación de enfoques para paisajes marinos o terrestres

La adaptación al cambio climático ya empezó, aunque de manera reactiva, ya que muchas


sociedades todavía no están preparadas para adaptarse a los cambios y enfrentar eventos
climáticos extremos. Dado que el uso de la tierra y el cambio climático contribuyen a los
principales cambios ambientales que ya estamos viviendo (Costa y Foley 2000; Pielke, 2005),
8

la mejor forma de adaptarse a las condiciones climáticas cambiantes y de mitigar sus efectos es
por medio de un enfoque preventivo que integre los efectos ambientales del clima cambiante a
la planificación del uso de la tierra. Tales enfoques son particularmente útiles para enfrentar los
eventos que afectan a los ecosistemas en gran escala, como los incendios forestales y las
especies invasoras. La planificación adecuada del uso de los recursos debe ser parte de este
proceso. Las políticas y legislación públicas juegan un papel importante en la facilitación de
adaptación al cambio climático. La planificación del uso de la tierra se debe regular mediante
políticas que tomen en cuenta los cambios continuos y los eventos extremos (FAO, 2011b). En
muchos países del mundo ya se está incorporando información sobre el clima y los ecosistemas
cambiantes a la planificación del uso de los recursos, y se están asignando fondos nacionales e
internacionales para tal propósito (Parry FU BM2007). En el desarrollo de tales planes de uso
integrado de la tierra, se deben considerar las causas directas del cambio climático, junto con
sus efectos tanto inmediatos como a largo plazo. La mitigación del riesgo solo puede tener éxito
si la planificación del uso de la tierra toma en consideración los impactos de las condiciones
climáticas cambiantes; particularmente, las relacionadas con el desplazamiento de las
actividades humanas y el desarrollo. La planificación debe considerar no solo el cambio
probable en frecuencia y extensión de los riesgos existentes, sino también la posible aparición
de nuevos riesgos. La planificación por lo general entraña la integración de varios enfoques.
Bajo condiciones de sequías cada vez más severas, por ejemplo, el manejo de permisos de
pastoreo de ganado no siempre considera el peligro de degradación de la tierra. En tales casos,
la planificación mejorada del uso de la tierra también debe considerar la restauración de terrenos
degradados, la sostenibilidad y los beneficios para los medios de vida de los seres humanos
(Curtin, 2002). Algunos estudios ofrecen modelaciones de los efectos futuros del cambio
climático a nivel local y regional, con resultados que se podrían usar para mejorar la
planificación del uso de la tierra (p.ej., Colls, Ash e Ikkala, 2009). Algunos de ellos han
resultado en planes de uso de la tierra exitosos, aunque los altos costos hacen que requieran
financiamiento internacional, particularmente en países en vías de desarrollo. Las nuevas
herramientas tecnológicas han hecho posible la integración de información sobre diferentes
características del suelo en modelos informáticos para predecir la vulnerabilidad al cambio
climático. Tales modelos ayudan a identificar las mejores prácticas de manejo para áreas
específicas pues no solo permiten predecir los efectos potenciales del cambio climático sino
también las actividades (y su alcance) que el suelo puede sostener sin que haya pérdidas en el
ecosistema. La planificación mejorada del uso de la tierra debe considerar enfoques
participativos que incluyan a las comunidades locales en el proceso de planificación; además,
se les debe informar sobre los cambios probables en su área y se debe tomar en cuenta sus
intereses. En Sudán, por ejemplo, se diseñó un plan de manejo que diversifica las técnicas
tradicionales de cosecha y conservación de agua, y prevé la instalación de barreras contra el
viento para contrarrestar los efectos de la menor precipitación en la degradación de la tierra
(Osman-Elasha FU BM2006). En Florida, Estados Unidos, un taller con la participación de las
comunidades locales se centró en la necesidad de mejorar la resiliencia de las comunidades ante
los riesgos de tormentas e identificó estrategias para evitar que se amplíen las zonas propensas
a las tormentas (Frazier, Wood y Yarnal, 2010). El Gobierno Etíope ha desarrollado un
Programa de Acción para la Adaptación al Cambio Climático (National Meteorological Agency,
9

2007). Este programa forma parte de un proyecto financiado por el GEF y desarrollado con el
apoyo del PNUD, como consecuencia del incremento de 0,37 °C detectado en la temperatura
media anual cada diez años entre 1961 y 2005, lo que hizo que aumentara la frecuencia de las
sequías. El plan incluía una lista de 37 acciones de adaptación que van desde pólizas de seguros
para los cultivos hasta la construcción de capacidades para crear sistemas de irrigación en
pequeña escala, el establecimiento de una reserva natural en el valle Great Rift y el
mejoramiento en el uso de los suelos en las montañas. Estos planes integrados serán cada vez
más importantes y complejos, a medida que conozcamos más sobre los impactos probables y
las posibles respuestas ante el cambio climático. Desde la perspectiva del manejo de la fauna,
tal integración implica, por ejemplo, que diferentes grupos de especies sean considerados de
manera igualitaria. Todavía hay mucho que aprender sobre cómo puede funcionar la integración
en la práctica. Los enfoques integrados que a continuación se describen consideran como
aspectos claves los incendios y las especies invasoras, aunque los principios se pueden aplicar
también en otras situaciones. [4]
10

Bibliografía

[1] l. m. hgo, fauna, hidalgo: inegi 1999, 1999.

[2] E. et, biodiversidad, mexico: May, 1988; CBD, 2002, 1988.

[3] R. y. T. M. A. Simal, libro rojo, australia: obras de caixa, 2001.

[4] E. Kaeslin, la fauna silvestre, mexico: ORGANIZACIÓN DE LAS


NACIONES UNIDAS PARA LA AGRICULTURA Y LA ALIMENTACIÓN, 1993.
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