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La disciplina no es ya una técnica equiparable a las técnicas de esclavitud,

domesticidad, vasallaje y ascetismo.


Foucault afirma que en las disciplina en el siglo XVII y durante el siglo XVIII no es la
misma que en siglos anteriores. En el siglo XVII y XVIII se imponen nuevas técnicas: la
escala de control, esto es, se trata el cuerpo individual; y no como cuerpo –masa o algo
general. Del mismo modo, se impone el objeto de control, es decir, ya no se interpretan
el lenguaje del cuerpo, sino que sólo su busca su economía y eficacia de su movimiento
en tanto es coaccionado por su fuerza. Por último, la modalidad, estos es, se centra se
preocupa más de los procesos de la actividad que de sus resultados. Foucault le llama
estos métodos: disciplinas. Ahora bien, estas disciplinas son distintas de la esclavitud
en tanto ya no se fundan en una relación de la apropiación de los cuerpos. Distinta de
la servidumbre en tanto que no es una dominación constante, masiva, no analítica.
Distinta del vasallaje en tanto que ya no es una relación de sumisión extremadamente
codificada. Y por último, distinta del ascetismo en tanto la finalidad de ésta es la renuncia
más que el aumento de la utilidad.
La práctica de docilización del cuerpo instala una microfísica del poder.
Según Foucault, la microfísica del poder supone un poder que se ejerce como una
estrategia, que puede ser una estrategia individual sobre el cuerpo en cuanto lo docilita
como también una estrategia más general, como la maquinación del cuadro . Esto es,
que sus efectos de dominación se le atribuyan a determinadas técnicas y tácticas. Dicho
de otro modo, que implique una reticulación de micropoderes que actúan en constante
movimiento. En este sentido, no es que esa microfísica del poder se posea en sentido
de poseer un cierto capital económico, cultural y social del sector dominante; más bien
se ejerce en tanto es el efecto estratégico de la postura estratégica del sector dominante.
A ejemplo de esto, en vigilar y castigar Foucault menta sobre el cuadro, esto es, como
una técnica de poder y de saber. El cuadro tiene como función organizar lo múltiple, de
procurarse un instrumento para recorrerlo y dominarlo, de imponerle un orden. En este
sentido, el cuadro en función de la distribución disciplinaria busca tratar la multiplicidad
por sí misma, distribuirla y obtener de ella el mayor número de efectos posibles.

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