La revista Alquimia, del Sinafo, alcanza en enero a los 30 números y
diez años de existencias
Una década y miles de historias fotográficas *** La verdadera historia de La Adelita y el primer acercamiento a la fotografía pornográfica en México, algunos de sus logros más celebrados. *** Es una de las ocho revistas dedicadas a la historia de la fotografía más importantes del mundo, de acuerdo con la investigadora Marie-Loup Sougez, autora de la Historia General de la Fotografía. *** El número 30 de Alquimia, será editado en enero del 2008 y celebrará una década de existencia.
Por lo general, los autores de imágenes fotográficas buscan dar a conocer su
autoría, quieren que su mirada se conozca. Pero en el caso de las placas con temas eróticos o pornográficos, no siempre ocurre así, pues algunos de ellos apenas firmaban con una letra para no dejarse reconocer. Otros, como Antonio Reynoso, prefieren que esa parte de su trabajo permanezca su archivo particular. Y algunos más, como Roberto Garza Márquez, permanecían en el olvido. Sucede que las colecciones accesibles son escasas tanto porque las fotografías difícilmente llevan alguna identificación, porque la calidad de las impresiones es precaria o porque por pudor difícilmente se permite exhibir públicamente estas imágenes. Pero todos esos casos, y la historia particular de una sociedad que ocultó las propias imágenes que generó, comenzó a perfilarse a inicios del 2005, cuando apareció publicado el número 23 de la revista Alquimia y que lleva por título Las historias ocultas, pues se convirtió en el primer acercamiento serio a la fotografía pornográfica en México. Y este fenómeno no es gratuito, advierte José Antonio Rodríguez, director y fundador de la revista, pues seguirle la pista o reconstruir la historia, de cómo se fue gestando el imaginario sobre lo pornográfico “nos llevaría a una historia de las mentalidades”. “A conocer cómo las sociedades van modificando los modos de recepción, de cómo y por qué reciben una muy específica información. Y también de qué manera ésta es solicitada y generada (y curiosamente a veces ocultada) la pornografía” , escribió en la presentación de la revista. Otra de las historias en torno a las imágenes fotográficas que llamó la atención, fue en el número 27 con el que Alquimia celebró el 30 aniversario de la Fototeca Nacional “Agustín Casasola” que se encuentra en la ciudad de Pachuca. La imagen de portada era la famosa foto conocida como “La Adelita”, que era atribuida a Agustín Víctor Casasola, pero un trabajo del investigador dio Miguel Ángel Morales, acabó con decenas de interpretaciones para acercarse más a la historia real. El fotógrafo fue Jerónimo Hernández, fotógrafo oficial del diario maderista Nueva Era, donde la imagen se imprimió por primera vez el lunes 8 de abril de 1912 con el siguiente pie: “Defenderé a mi Juan”. Curiosamente la mujer va descendiendo del carro-cocina del tren de las tropas huertistas y por ello sus compañeras llevan canastos con alimentos en la estación de Buenavista, cuando los militares partían rumbo a Chihuahua para combatir a las fuerzas del general Pascual Orozco. La fotografía cobró importancia cuando fue publicada en el segundo tomo de la Historia Gráfica de la Revolución Mexicana en la que Gustavo Casasola escribió como pie de foto: “A esa soldadera la vio todo México cruzar de frontera a frontera”. Como historiadores, plantea José Antonio Rodríguez, tratan de desbrozar el camino para separar el mito de los hechos históricos reales y ampliar el conocimiento sobre la fotografía. Ocurre que normalmente se cree que la fotografía es simplemente lo que está uno viendo en la imagen, pero José Antonio Rodríguez piensa que lo visible es apenas el diez por ciento de lo que una fotografía puede ser de las historias que puede contar, pues falta por conocer quién la tomó y por qué, quién pagó por ella, por qué llegó a nosotros. “Se vuelve profundamente complejo estudiar este fenómeno, particularmente las imágenes que han conformado nuestra historia”, resume. Se parte de la idea de que más que una sola historia, única, sino que existen muchas historias en plural. Y en todas las ediciones de la revista han querido dejar en claro este punto y no simplemente ubicarse nada más en la conciencia centralista desde el Distrito Federal. Es por eso de que han hecho números fotográficos desde otros polos del país, como ocurrió con el número 22, La fotografía en el noroeste de México o el realizado en torno a la Fototeca Pedro Guerra en Mérida, Yucatán en el número 13, Fotografía artística Guerra. Escenarios. “Se cuentan micro historias e historias en plural. No podemos trabajar a partir solamente de la historia oficial”, señala el historiador. Ahora, estos son dos de los muchos logros de una revista que ha alcanzado una década de existencia.
Diez años de trabajo
En noviembre del año 1997 José Antonio Rodríguez inició los trabajos para comenzar a armar un encargo que le llenó de entusiasmo: convertirse en el editor de un boletín con cierta regularidad, mediante el que difundirían las labores y el trabajo al interior de las instituciones adscritas al Sistema Nacional de Fototecas (Sinafo) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Un proyecto netamente académico y propio de especialistas. Pero aunque ese era el espíritu que impulsaba el proyecto, cuando fue invitado a ser editor quiso encausar el proyecto hacia lo interdisciplinario y darle ciertos matices que permitieran buscar a un público más amplio. Por ejemplo, recuerda José Antonio Rodríguez, desde el inicio se planteó trabajar con editores invitados en ciertos números, realizar números temáticos y que además no estuvieran cerradas de manera exclusiva a las fototecas integradas al Sinafo, sino incluir en la publicación más fototecas privadas e institucionales que no tienen ninguna relación con el INAH. Todo ello, claro, sin olvidar que Alquimia es el órgano oficial de difusión del Sinafo. Ese fue el planteamiento inicial, recuerda el historiador especializado en fotografía mexicana, curador y crítico de la especialidad de la publicación. “Somos académicos y no nos da pena decirlo, pero también estamos fascinados con nuestro trabajo y para eso buscamos fascinar al lector y al espectador”, piensa José Antonio Rodríguez. Y esa labor ha rendido frutos. Alquimia, por ejemplo, fue considerada una de las ocho revistas más importantes sobre historia de la fotografía moderna en la opinión de Marie-Loup Sougez, una importante historiadora de la fotografía que publicó en España la Historia General de la Fotografía (Editorial Cátedra), volumen donde también se menciona como una revista clave. La razón es que existen muy pocos libros que aborden la historia de la fotografía en México y ante ello, Alquimia se ha vuelto una suerte de compendio rápido o más inmediato, con adelantos de trabajos más amplios y como un sitio para la reflexión en torno al fenómeno fotográfico. El hecho es que cuatro meses después de iniciar los trabajos, en febrero de 1998 apareció el primer número, que llevaba por título Agustín Víctor Casasola. El archivo, el fotógrafo y desde entonces han aparecido treinta números trimestrales que han circulado no sólo entre los trabajadores de las fototecas del Sinafo e incluso externas, sino entre el público general, logrando consolidarse como una de las revistas de fotografía más importantes del país. “Tenemos muchos números agotados, es una revista muy buscada. Somos una revista especializada en historia y archivos mexicanos, pero buscamos un público amplio. Los estudiantes de comunicación son nuestro público más grande”, precisa. A tal grado que su número seis, titulado De plata, vidrio y fierro. Imágenes de cámara del siglo XIX, apareció en una subasta en la página electrónica eBay, señalándola como una revista de colección que había que tener, lo cual no es común para una publicación de este tipo. A lo largo de estos diez años, indica José Antonio Rodríguez, han trabajado con archivos nacionales y extranjeros, así como con muchos investigadores mexicanos como Rosa Casanova, Laura González Flores, Deborah Dorotinsky y Rebeca Monroy, especialistas en muy diversas áreas de la fotografía, aunque también procuran dar espacios para los jóvenes investigadores. “Podría decir que cada número monográfico tiene sus propios lectores”, concluye. El número 30 de la revista Alquimia, está dedicado a ofrecer una muestra y reflexiones en torno al arte del retrato con imágenes de muy diversas procedencias y que se titula, precisamente Retratos, será presentado en el mes de enero del 2008.