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Universidad Nacional Autónoma de México

Facultad de Filosofía y Letras


Licenciatura en Filosofía
Sistema de Universidad Abierta y a Distancia

Materia: Ética
Prof. Luis Sánchez Graillet

Ensayo:

Sobre la mentira
Por

Germán Tapia Galván


(509009713)

Ciudad de México a 18 de noviembre del 2018


Ensayo sobre la mentira

Existen algunos conceptos y/o cuestiones filosóficas que, a pesar del transcurrir de los años
y los diversos estudios que se han hecho al respecto, siguen sin poder ser resueltos o tan
siquiera poder ser definidos en el caso de los conceptos. Por tales conceptos me refiero por
ejemplo al concepto de Dios, Infinito, Verdad, etc. En cuanto a las cuestiones filosóficas,
podemos pensar en ¿Qué es el conocimiento?, ¿Cuál es el fin último del hombre en el
universo?, ¿Cuál es o debería ser el comportamiento correcto del ser humano para estar en
concordancia con sus semejantes y con la naturaleza? ¿Cuál es la ética correcta que deberían
seguir los hombres para un correcto comportamiento en sociedad o en lo individual incluso?
Hablando específicamente de cómo debería ser el comportamiento correcto en el ser humano,
nos encontramos con un tema bastante amplio, y a la vez bastante ambiguo, dado que existen
diversas opiniones e interpretaciones acerca de cuál debería ser éste y bajo qué circunstancias
es correcto resolver un conflicto en el que se ven involucrados intereses que pueden ser
opuestos o que se contraponen incluso, ya no solo entre diferentes personas, sino en una
misma persona.

Diversos autores, han tratado de encontrar el significado a varios conceptos, como la verdad,
el alma, etc. Todos a mi parecer han logrado descubrir aristas que rodean el centro de dichos
conceptos, sin lograr hasta el momento llegar a ese centro y poder tener una definición
correcta y precisa sobre los mismos. Tal es así que nos encontramos con autores para los que
un concepto como Dios es un ser infinito lleno de atributos que a la vez son infinitos1 mientras
que en otros autores podemos encontrar que incluso la idea de Dios es sólo eso, una idea
gestada por el hombre sin que esto signifique que realmente exista tal entidad.

Uno de estos conceptos que resultan no sólo complicado de definir, sino que además se ha
convertido en un tema o cuestión filosófica que ha dado origen a una rama más amplia de
estudio dentro de la filosofía, es la ética. Wittgenstein en un discurso acerca de ética2 nos
menciona que este es uno de esos conceptos que no pueden ser definidos de manera precisa
haciendo uso de nuestro lenguaje, porque establece, que nuestro propio lenguaje tiene sus

1
(Spinoza, 1980)
2
(Wittgenstein, 1929)

1
límites y no todo lo que pensamos puede ser descrito haciendo uso de este. Es a partir de esta
idea, que el pensar en la ética resulta un tanto complejo, pues si partimos de una no definición
precisa, que es dada o bien porque no tenemos todavía claro lo que es, o bien porque, aunque
lo tenemos claro, resulta inefable.

Al margen de encontrar una definición correcta y precisa de lo que la ética es, o lo que se
busca lograr con el uso de una ética correcta, varios autores han tratado de encontrar el cómo,
es decir, establecer algunas directrices o plantear una serie de actividades y comportamientos
que nos llevarían a conseguir tener una ética que nos lleve a realizar actos que sean de bien
tanto para nosotros como para las personas con las que tenemos alguna interacción y a las
que nuestros actos pueden afectar.

Aquí surge un segundo nivel de complejidad en esta materia, pues entran en escena otros de
los conceptos que son difíciles de definir de una manera clara y precisa, pues son elementos
subjetivos, me refiero a lo que es un acto bueno o malo, lo que es correcto o incorrecto, ya
que esto es relativo a la percepción de las personas y al nivel de beneficio o perjuicio que un
acto provoca en las personas, y más aún, algo que provoca un beneficio a alguien, puede al
mismo tiempo provocar un perjuicio a otra persona, de tal forma que sería difícil determinar
si ese acto es bueno o malo.

Llegado a este punto, hablaremos acerca de la mentira. Primero que nada, tratemos de
consensuar algunas cuestiones ¿Qué es la mentira? ¿Es solamente la ausencia de la verdad?
O, ¿Es incluso ocultar información que debería ser expuesta? En el segundo planteamiento
nos encontraríamos nuevamente con la disyuntiva de saber determinar qué información
debiera ser expuesta o no, ¿Quién determina esto?

Para evitar complejizar el presente trabajo, daremos por hecho lo siguiente: consideraremos
como mentira toda ausencia de verdad, cualquier información que poseemos y con la cual
nos sentimos con un nivel de confianza que esa información es correcta, y que debemos
compartir con las personas que sabemos con certeza están involucradas y necesitan conocer
esta verdad.

Planteada esta convención, analicemos ahora qué tan bueno es decir siempre la verdad y
evitar la mentira como un acto éticamente correcto.

2
Platón en la república comenta que, para lograr una sociedad bien organizada, es necesario
hacer creer al pueblo que por algún atributo particular (como la composición de la sangre),
los gobernantes fueron elegidos para liderar al pueblo, de esta manera se mantiene una
organización donde sólo aquellos con esos atributos son permitidos gobernar.3

Aristóteles en su Ética a Nicómaco, establece una ética de las virtudes, en la que virtud es
definida como un acto que tiene ciertas características como la de estar en el medio de los
dos extremos opuestos a los que llama vicios. Considerando esta ética de Aristóteles,
podemos pensar que mentir en exceso es un acto no virtuoso, pero así también, decir la verdad
siempre y bajo toda circunstancia, podría convertirse en un acto vicioso que pierde toda
virtud.4

Kant en su fundamentación para una metafísica de las costumbres5, propone que bajo ningún
escenario es deseable la mentira. De acuerdo con un principio fundamental mediante el cual
se puede establecer el deber ser del hombre para alcanzar una ética correcta (lo nombra
imperativo categórico), el mentir no es un acto que puede ser universalizable y por tanto no
puede llegar a ser una máxima y esto impediría que se convierta en máxima moral. Para Kant
el imperativo categórico permite establecer si una regla se puede hacer que todos la sigan y
así evitar la ambigüedad en relación si un acto es moral o no, de acuerdo con el nivel de
universalidad que pueda alcanzar ese imperativo categórico.

Nietzche en su ensayo sobre la verdad y la mentira en un sentido extramoral, propone que el


hombre al no tener la capacidad para establecer verdades crea una ficción, que acepta como
verdadera aun cuando se sabe que no existe tal verdad.6

Teniendo en cuenta las diversas propuestas en los autores mencionados en párrafos


anteriores, se puede establecer una postura propia en cuanto a la validez de decir siempre la
verdad o usar la mentira con fines prácticos, de salvaguardar el orden o, lo que es más, no
lastimar el ego o la sensibilidad en las personas.

3
(Platón, 2011)
4
(Aristóteles, 1982) La interpretación sobre indicar que el exceso de verdad puede ser un acto vicioso, no lo
menciona Aristóteles en su ética, pero siguiendo su propuesta, se puede llegar a este planteamiento.
5
(Kant, 2007)
6
(Nietzsche, 1990) 3
En concordancia con Kant y su imperativo categórico, una ética del deber ser tiene que dejar
de lado elementos subjetivos como los sentimientos, mentir por compasión, es un acto que
arrastra en sí mismo un acto todavía menos ético que la propia mentira, el cual es, sentirse
superior para proteger a quien se cree que es desvalido y por tanto es necesario mentirle para
no herir sensibilidades o para salvaguardarlo de su propio ego o de algún otro peligro ajeno.
Pensemos en un ejemplo varias veces citado y donde se juega claramente con la sensibilidad
de quien es cuestionado acerca del problema ético presentado, este ejemplo es en el que se
miente a un ser indefenso con el fin de lograr su felicidad, me refiero a los niños, a los niños
se les miente de manera sistemática y de diferentes formas, tanto para darles un momento de
felicidad (como en el caso de la existencia de seres mágicos que dejan regalos para ellos)
como para evitar un sufrimiento y la falsa creencia de que puede verse afectado su
crecimiento al generar en ellos una inseguridad que se daría si se le habla sobre los defectos
que tienen. Pero ni lo primero es necesario si todos acordamos no seguir alimentando esa
mentira, al no existir tal mentira, no les estaríamos quitando nada que les pertenece a los
niños futuros, se les puede provocar felicidad en otro modo, sin necesidad de usar alguna otra
mentira, así como tampoco tendrían porque saber o sentir que es malo hablarles acerca de
sus defectos, si desde un principio se adoptara un comportamiento de hablar con la verdad y
no hacer nosotros mismos una práctica de la mentira noble. Debería pues ser la mentira
erradicada, pero por la razón correcta, no por la razón que sugiere Nietzsche de que la gente
se siente incómoda cuando lo que establece como verdad se pone en duda, no tanto porque
sea una mentira, sino porque en el fondo se pone al descubierto la ficción que el hombre crea
con tal de tener una visión mas estructurada de los fenómenos que ocurren a su alrededor.

En conclusión, considero que, adoptando la ética de Kant, en conjunto con una serie de
adecuaciones a nuestro comportamiento con relación a cómo enfrentar las situaciones en las
que una mentira nos crea la ficción de hacernos sentir mejor, debería ser la mejor opción para
erradicar la mentira y que no sea permitida bajo ninguna circunstancia.

4
Bibliografía

Aristóteles. (1982). Ética (Ética nicomáquea - Ética eudemia - Acerca del alma). (J. P. Martínez,
Trad.) Madrid, España: Gredos.

Kant, M. (2007). Fundamentación de la metafísica de las costumbres. (M. G. Morente, Trad.) San
Juan: Pedro M. Rosario Barbosa.

Nietzsche, F. (1990). Sobre verdad y mentira en sentido extramoral. Madrid: Tecnos.

Platón. (2011). La República. (C. E. Len, Trad.) Madrid: Gredos.

Spinoza, B. (1980). Ética demostrada según el órden geométrico. Madrid: Orbis Ediciones.

Wittgenstein, L. (1929). Una conferencia sobre ética. Ludwig Wittgenstein. Cambridge: Hacket
Publishing Company, Inc.

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