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La clase de filosofía y su relación con el contexto

Todo docente de filosofía –que ya dio clases- se ha encontrado con la misma pregunta, que
tanto adolescentes como adultos se hacen: ¿para qué sirve la filosofía?. La misma inquietud
esconde una cosa: qué utilidad tiene la filosofía hoy en día. Esta pregunta no sólo nos expresa
el valor preponderante de “lo útil”, sino, que en la otra cara de la moneda, se encuentran los
miles de intentos de justificar la enseñanza de la filosofía, ya que ésta es una de las pocas
asignaturas de las que más se duda de su legitimación. Ahora bien, este es uno de los tantos
problemas que encierra la enseñanza de la filosofía.

En el presente trabajo hablaré, como bien dice el título, de la clase de filosofía y su relación
con el contexto, qué es lo que ocurre en una clase, por qué y para qué la enseñanza de la
filosofía.

Uno de los problemas centrales de la filosofía que antecede a la pregunta por su utilidad, es
el problema de definirla: las respuestas son numerosas. Esta cuestión puede leerse desde dos
perspectivas: una positiva (porque otorga libertad y compromiso para crear una idea sobre
ella), y otra negativa (porque lo inacabado resulta molesto para algunas personas). Desde esta
segunda perspectiva, encuentro relación entre filosofía y la otredad, porque no la podemos
encerrar en un concepto, es inabarcable, hablamos desde la experiencia que tenemos con ella:
su presencia molesta, y la insuficiencia de identificarse con una sola definición molesta aún
más.

Para poder hablar de la clase de filosofía, como forma breve y aclaratoria, voy a mencionar
algunas características de la disciplina que pueden ayudar a definirla:

 Es una actividad que se caracteriza por una serie de procedimientos específicos:


utiliza la argumentación racional, es decir, se esfuerza por razonar bien (lógica) y en
público, en el marco de una comunidad de personas, lo que exige una actitud de
tolerancia, respeto, escucha, curiosidad, etc.
 Es un saber sistemático, que si bien puede abordar cualquier tema, se caracteriza en
especial por reflexionar sobre temas de elevado nivel de abstracción o de generalidad
(la realidad, la verdad, el bien, la belleza, etc.)
 Es un riguroso esfuerzo intelectual que se centra sobre todo en problemas más que en
las respuestas. Constantemente formula preguntas sobre temas que para la gente
puede dar por obvio o aclarados.

Valiéndome provisoriamente de esta definición, es importante hablar del concepto de


“enseñanza de la filosofía”. En torno a la distinción que se suele hacer entre enseñar filosofía
y filosofar (distinción originalmente de Kant) 1 suelen darse distintas maneras de entender a
la enseñanza de la filosofía. Con respecto a este tema es posible expresar algunas
apreciaciones:

 Me parece contraproducente dicha distinción. Ambas van profundamente unidas.


Sólo se aprende a filosofar trabajando sobre cuestiones filosóficas: se aprenden
cuestiones filosóficas cuando se hace filosofía sobre ellas.
 La enseñanza de la filosofía debe estar orientada a otorgar a los estudiantes los
instrumentos necesarios para que doten de sentido sus vidas. Esto podría ser una de
las “utilidades” con la cual se justifica a la filosofía.
 La enseñanza de la filosofía debe potenciar la capacidad de crítica y cuestionamiento
de los saberes recibidos, así como la posibilidad de integración de todos esos saberes
parciales a un sistema global en permanente desconstrucción y reconstrucción.

Creo que es momento de concebir la enseñanza de la filosofía como una práctica filosófica y
así ir más allá de esa simple dicotomía. Volver a Sócrates y observar su práctica estrictamente
pedagógica y filosófica a la vez que se daba en sus diálogos. Concebir el educar y filosofar
como una actividad pública y colectiva, que trascienda las paredes de un aula y se esparza
por otros espacios.

Ahora bien, hablando de la clase de filosofía propiamente dicha. El pensar filosófico en el


nivel escolar está hoy en día devaluado. Tomo una cita de Cerletti - Kohan: “la filosofía no
es seductora en estos tiempos, más bien parece un estorbo poco práctico(…) no nos garantiza
la felicidad o la solución rápida de nuestros problemas…” 2

1
Kant hace esta distinción en dos textos: “Crítica de la Razón Pura” y “Sobre el saber filosófico”.
2
Alejandro Cerletti, Walter Kohan; “La filosofía en la escuela. Caminos para pensar su sentido”.
En este contexto la enseñanza de la filosofía se encuentra vapuleada bajo falacias como: “la
filosofía no sirve para nada porque no produce nada”. Es cierto, pero no “produce” en
términos del capitalismo. Ella misma se esmera en detener un momento el giro de constante
producción y cuestionar.

La clase de filosofía, bajo estas condiciones, se convierte en una oportunidad para redimirse.
Siempre tiene que justificarse, tanto fuera como dentro del aula. Ante estudiantes, colegas, y
público en general. No solamente tenemos que decir qué es la filosofía, sino para qué.

Tomando como base mi experiencia en las prácticas dentro del aula, y no en vano la teoría,
la idea de filosofar, a veces causa rechazo. Dice Derrida: “En parte es verdad que la sociedad
desconfía de la filosofía porque da más preguntas que respuestas. La sociedad se impacienta
frente a la filosofía y frente a su lenguaje especifico..”3

Esta distancia o recelo que hay hacia la filosofía muchas veces tiene que ver con la apariencia
de que esta disciplina no tiene relación alguna con mis intereses personales o con el contexto
en general. Ante eso, uno tiene que tomar ciertas estrategias para la clase. Una de las
estrategias que ayuda (poco a poco) a disminuir ese hermetismo a la filosofía son los métodos
de casos. Según Wasserman los define de la siguiente manera: “Los casos son instrumentos
educativos complejos que revisten la forma de narrativas. (….)Las narrativas se basan en
problemas de la vida real que se presentan a personas reales”. Por este motivo creo que los
métodos de casos son un buen medio de poner en estrecha relación a la filosofía con el
contexto. “Llevar al aula un trozo de realidad” como die la autora, a fin de que estudiantes y
profesores lo examinen minuciosamente. No solo es una buena manera de poner en relación,
sino en evidenciar la utilidad práctica de la filosofía, esta misma sirve para la realidad en
general, como para mejorar nuestras vidas.

Ante la pregunta: ¿qué representa la actividad filosófica en el aula para la vida humana? O
lo que es lo mismo, ¿cuáles son las funciones de la filosofía en nuestra cultura? Podemos
mencionar dos:

3
Jacques Derrida, “El miedo a la filosofía”, entrevista con J. Halperin, en “Cultura y nación”, Clarín, Buenos
Aires.
 Por un lado, Indagar y esclarecer. Actualmente aquí cabría englobar a las reflexiones
en torno a problemas relativos a las ciencias, el lenguaje, la ontología, etc. (Filosofía
de la ciencia, filosofía del lenguaje, filosofía de la biología...
 Por otro lado, transformar. La actividad filosófica orientada a la acción, a la vida, a
la transformación del mundo natural y humano la denominamos “filosofía práctica”.
Aquí incluimos las filosofías que pretenden transformar la sociedad, ya sea desde el
punto de vista socioeconómico (marxismos), desde la realidad personal como
presupuesto de otras transformaciones (vitalismo), desde el individuo como tal
(algunos existencialismos: Sartre), desde el medio ambiente (ecología) o,
transversalmente, desde las mujeres (feminismos).

Uniendo ambas funciones podemos decir que uno de los papeles de la filosofía en el conjunto
de la cultura es organizar el mundo que nos rodea para interpretar y comprender nuestra
experiencia y poder, así, hacer propuestas para orientar nuestra acción hacia una vida buena,
tanto a nivel individual como a nivel colectivo.

La clase de filosofía no debe funcionar de espaldas a la sociedad. Debe hacerse solidaria con
los problemas actuales: paro, hambre, explotación laboral, explotación sexual, violación de
los derechos humanos, violencia de género, sexismo, racismo y xenofobia, clasismo…
También es función de la filosofía someter a critica el orden social y las situaciones injustas
a que éste da lugar, desmontar argumentos políticos falaces, defendernos de los abusos de
poder, mostrar la legitimidad de los regímenes políticos autoritarios y antidemocráticos.

De lo expuesto hasta ahora parece evidente la función y el valor de la filosofía en la


actualidad, independientemente de que se correspondan entre sí. La enseñanza de la filosofía
debe estar al servicio del contexto y viceversa. La primera debe darnos herramientas para
intervenir en la realidad, buscar “otros mundos posibles”. Y el contexto debe servirnos como
punto de partida a nuevas formas de pensar. La filosofía muchas veces golpea con su
martillo4, pero otras veces la dura realidad nos golpea aún más fuerte.

4
Imagen extraída de Nietzsche: “filosofía del martillo”.
Biografía
 Ortega y Gasset, José (1958) ¿Qué es filosofía? Rev. de Occidente en Alianza
Editorial. Madrid 1980.
 Alejandro Cerletti, Walter Kohan; “La filosofía en la escuela. Caminos para pensar su
sentido”.
 Jacques Derrida, “El miedo a la filosofía”, entrevista con J. Halperin, en “Cultura y
nación”, Clarín, Buenos Aires.
 Guillermo Obiols, “Una introducción a la enseñanza de la filosofía”, Editorial Fondo
de Cultura Económica.
 Selma Wasseman, “El estudio de casos como método de enseñanza”, Amorrortu
editores.

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