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Historia de España comentada con Pablo Salvat
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Ebook302 pages4 hours

Historia de España comentada con Pablo Salvat

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About this ebook

Este es un libro sobre la historia de España que está relatado mediante una conversación con un personaje ficticio, Pablo Salvat, quien, tras su gentil e imaginaria ayuda en mis libros, va adquiriendo una vida cada vez más independiente, asistiéndome en la redacción comentada de hechos históricos de nuestra amada patria. Es un libro con pretensiones divulgativas y didácticas para aprender a conocer y amar a España. Abarca desde los Tartesos hasta la España actual advirtiendo del incierto futuro del devenir de la Patria.
LanguageEspañol
Release dateMar 12, 2024
ISBN9788410682672
Historia de España comentada con Pablo Salvat

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    Historia de España comentada con Pablo Salvat - Ignacio Galán

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    © Derechos de edición reservados.

    Letrame Editorial.

    www.Letrame.com

    info@Letrame.com

    © Ignacio Galán

    Diseño de edición: Letrame Editorial.

    Maquetación: Juan Muñoz Céspedes

    Diseño de cubierta: Rubén García

    Supervisión de corrección: Celia Jiménez

    ISBN: 978-84-1068-267-2

    Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida de manera alguna ni por ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación, en Internet o de fotocopia, sin permiso previo del editor o del autor.

    «Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47)».

    .

    A mis nietos Rodrigo e Ignacio, a quienes ruego conozcan la grandiosidad de la España que amó su abuelo.

    .

    PRÓLOGO

    Hay mucho de lo que hablar, por lo que voy a ser breve en esta introducción a mi última obra literaria: La historia de España comentada con Pablo Salvat.

    Esta es una ambiciosa idea que me propuse para dejar constancia de lo más importante que he apreciado en la historia de España, según todos los textos que he leído, de forma muy seleccionada, sobre temas preferentes que creo son del gusto del mayor número de españoles que tengan algún sentimiento afectivo respecto de su patria. Abarca desde la civilización de los Tartessos hasta los dolorosos tiempos presentes de los que tanto trabajo me ha costado escribir. Es un libro instructivo, didáctico, que facilitará el conocimiento de extremos desconocidos por el común de los españoles. No creo que la historia de España pueda ser superada por otra en cuanto a héroes, conquistas, descubrimientos y logros a lo largo y ancho de la historia de la humanidad; a medio mundo España le dio una fe, una lengua y una historia común, a pesar del maltrato que ha sufrido, tanto por sus enemigos ancestrales como por los propios españoles, pero se ha superado en todo, creo que la divina providencia velará por su persistencia cuando llegue el momento de que sea necesaria esa divina intervención que, sin duda, será real y efectiva.

    LIBRO I

    «¡Pues sí, soy español, español de nacimiento, de educación, de cuerpo, de espíritu, de lengua y hasta de profesión y oficio; español sobre todo y ante todo y el españolismo es mi religión y el cielo en que quiero creer es una España celestial y eterna, y mi Dios un Dios español, el de Nuestro Señor don Quijote; un Dios que piensa en español y en español dijo: ¡Sea la luz!, y su verbo fue verbo español...!»

    Así es, no puede haber mejor inicio, y más tratándose de un texto del maestro don Miguel de Unamuno, persona inigualable. Falleció el 31 de diciembre de 1936 con el dolor de ver a España debatiéndose por sobrevivir. Fue quien pronunció la famosa frase: «Me duele España». Un gran vasco y un grandísimo español.

    —Te diré que sin hacer un estudio histórico profundo daré cuenta de mi percepción del devenir de España y todo lo relacionado que me acuerde de mi condición de español. Una españolidad de la que me siento orgulloso pues sin duda alguna España ha sido, desde una perspectiva histórica definitiva, la nación, el Imperio mayor que ha existido y además por el mayor período de tiempo.

    —¿Exageras?

    —En absoluto, solo hay que tener inquietud por la historia y ver lo que España hizo a lo largo de los siglos para llegar a esa conclusión, solo hay que ver el nivel histórico de sus enemigos y cómo se confabularon para lograr su destrucción.

    —Debe de ser así, Ignacio, pues desde siempre se ha dicho que la dimensión de alguien viene dada por la entidad de sus enemigos y, en el caso de España, sus encarnizados enemigos han sido Inglaterra, sobre todo, Francia y Holanda. Estas han sido las depredadoras del Imperio Español y los Estados Unidos su enterrador.

    —Efectivamente, y sin entrar en muchos detalles, ya verás por qué...

    HISPANIA EN LA ANTIGÜEDAD

    Habríamos de remontarnos a la Iberia prerrománica para comprobar que ya había historias que contar como la civilización tartésica, el rey Argantonio, la diosa Tanit, el dios Melkart, el tesoro del Carambolo, que es propiedad del Ayuntamiento de Sevilla, que fue descubierto durante los años cincuenta cuando se abrían zanjas en un lugar llamado el Carambolo para conducciones de agua y se comprobó que se trataba de una colección de joyas de oro (gargantillas, brazaletes, anillos) de gran calidad artística de la época prefenicia, de la población tartésica. También hay dos ríos que marcan la identidad de Iberia: el Ebro, que da nombre a la península, pues Iberia viene de Iber, Ebro, y el Betis, al que lo árabes cambiaron de nombre para denominarlo Guadalquivir. Fueron lo Tartesos quienes dieron ese nombre al río Guadalquivir, el mismo fue respetado por fenicios, cartagineses, romanos, vándalos, godos, hasta que llegaron los musulmanes y lo cambiaron de nombre para llamarlo río grande o Guad el quivir.

    —Ya, claro, y tu equipo se lo reservó para hacerlo pervivir en las glorias deportivas de esta tierra.

    —Pues sí, pero esa denominación, «Betis», que Roma aceptó como denominación del río, la utilizó para la división territorial de la península ibérica, que ellos llamaban Hispania, término que después sirvió para dar nombre a nuestra nación, mi Patria: Lusitania, Bética, Penibética y Tarraconensis.

    »Y cuando esta historia discurría en los siglos anteriores a Cristo del mundo anglosajón, escandinavo, etcétera, pueblos hoy tan avanzados tanto en lo bueno como en lo malo, ni se tenía conocimiento de su existencia.

    »También surgieron los primeros héroes: Indíbil y Mandonio, dos caudillos íberos, ambos lucharon como aliados de los cartagineses contra los romanos cuando Roma atacó la península ibérica, para contrarrestar el avance de Aníbal en Italia. Indíbil participó con Asdrúbal en la batalla contra Publio Cornelio Escipión, pero mientras Asdrúbal Barca, hermano de Aníbal, preparaba una nueva campaña contra Italia, Publio Cornelio Escipión convenció a Indíbil y Mandonio de que los cartagineses los habían traicionado, los atrajo al bando romano y, cuando los cartagineses fueron vencidos, los romanos se volvieron contra ellos.

    »También Viriato y pasajes como los de Numancia o Sagunto, y tenemos que estar aguantando todo el día glorias del tres al cuarto del mundo anglosajón. Cuando dos traidores entregaron a Viriato a los romanos y después fueron a cobrar la recompensa, Escipión los mandó ejecutar mediante la frase histórica: «Roma no paga traidores».

    —Bueno, Ignacio, como introducción del tema te has despachado bien.

    —Sí, esto promete. Esta va a ser la forma de exposición: hablar de cosas aparentemente deslavazadas que no lo son en realidad. Quiero ser lo suficientemente entretenido pues es la forma de no aburrir.

    —Pues sigue contando historias porque son muy entretenidas.

    —La de Sagunto y Numancia son muy conocidas pero si te dijera que el gran Aníbal llegó a Cádiz con ocho años, cuando lo mandó traer su padre, Amílcar Barca, y cuando juró odio eterno a los romanos, se cree que lo hizo en el templo de Hércules Melkart ante la diosa Tanit, y ese templo se ubica junto al castillo árabe que está en el caño de Sancti Petri en la playa de la Barrosa en Chiclana de la Frontera, muy cerca de Cádiz por la línea de costa.

    Castillo musulmán de Sancti Petri edificado sobre el templo de Hércules Melkart.

    —Allí es donde tú pasas los veranos.

    —Sí, y sentado en la sombrilla, cuando está la marea baja, asoman las piedras de lo que fue el templo junto al castillo árabe. De hecho, como siempre hicieron, utilizaron esos restos como cimentación para hacer el castillo que hoy se puede visitar. Desde la playa no se puede apreciar bien pero cuando cruzas el Caño de la Gallinera, que así se llama el paso en barca, aprecias la perfecta disposición de lo que hace miles de años fue una construcción de un templo y hoy son solo restos arqueológicos bajo el mar.

    —¿Sic transit gloria mundi?

    —Así es, Pablo. Bueno, aquí se dieron toda clase de batallas. De aquellos años de la dominación cartaginesa se cree que Amílcar Barca murió en un enfrentamiento en el río Guadiana al caer del caballo con la armadura puesta y su peso le hizo hundirse en el agua y morir ahogado.

    —Muerto Amílcar Barca le sucedió Aníbal.

    —Mira, Pablo, lo que Aníbal hizo solo es comparable a lo que hizo Hernán Cortés pues Aníbal preparó un ejército muy bien pertrechado con elefantes temibles para los adversarios y partiendo desde Cádiz subió por toda la costa hasta lo que hoy es Francia, cruzando los Alpes hasta introducirse en Italia manteniendo una gran y decisiva batalla junto al lago Trasimeno, soslayando el ataque a Roma, a la que bordeó, y marchó hacia el sur, instalándose, durante veinte años, en la Campania amargando la vida al pueblo romano.

    —Fue el único que se atrevió contra Roma hasta que llegaron los bárbaros y acabaron con todo.

    —Pues sí, pero la gesta de Aníbal se culminó pasando a la historia. Roma atacó Cartago y Aníbal, vencedor en mil batallas, es una forma de hablar, se vio obligado a volver a Cartago para defender su Patria.

    —Esa fue entonces la estrategia del Senado romano. Como no podían vencer a Aníbal decidieron atacar Cartago para que acudiera en su defensa dividiendo su fuerza.

    —Así fue, hasta que sucumbió en la batalla de Zama viéndose obligado a huir. Se alió con piratas del Mediterráneo con los que pasó bastante tiempo haciendo guerra de guerrillas, tanto por tierra como por mar, hostigando a los romanos hasta que se retiró a los dominios de un rey de lo que hoy es Siria, viéndose obligado a suicidarse cuando se enteró por el propio rey amigo que los romanos venían a por él y, como ya tenía sesenta y dos años, la misma edad que Cortés cuando murió en Sevilla, pensó que había vivido bastante y que no iba a complicar la vida a quien lo había acogido.

    —Fue un héroe de los grandes, enorme, porque la dimensión de su enemigo era también similar.

    —Sí, Pablo, y cuando Escipión el Africano compareció ante el Senatus pronunció la famosa frase «delenda est Cartago», o lo que es lo mismo, Cartago ha sido destruida, se abrió una nueva etapa marcada por la expansión de Roma a los cuatro vientos.

    —Sí pero nos quedamos en España, Ignacio, para continuar con lo que nos ocupa.

    HISPANIA EN LA ÉPOCA ROMANA

    —Pues mira, en la conformación del Imperio Romano tuvo lugar una batalla importantísima en Munda, que se corresponde con Montilla (Córdoba), aproximadamente fue localizada entre el territorio que está entre Montilla, Astiges (Écija) o Ursa (Osuna-Estepa), que era donde estaba el campamento de Julio César. En esa batalla acabó con el ejército de Pompeyo, que huyó a Egipto, y cuando Julio César viajó a Egipto, Cleopatra le regaló un cesto con la cabeza de Pompeyo.

    —¿Y qué más hicieron los romanos por Hispania?

    —Pues mucho porque Hispania fue una gran provincia del Imperio. Se fundaron ciudades, se construyeron templos, teatros y toda clase de edificios administrativos y privados.

    —Destácame alguno.

    —Mérida para mí es la que guarda los mejores restos romanos. Roma la denominó «Emerita Augusta» y fue fundada por veteranos de las legiones que dominaron Hispania. No solo tiene restos magníficos sino también un museo diseñado por Moneo con un contenido digno de exhibirse en Roma. Difícilmente superable.

    —¿Algunos más?

    —Hay muchos. La conocida Tarraco, las murallas de Lugo o la Torre de Hércules en La Coruña, Itálica en Sevilla, Baelo Claudia en la bellísima playa de Bolonia (Cádiz), fundada por el emperador Claudio, donde se procedía a la salazón de los atunes y donde se preparaba el garum, alimento identificativo del Imperio, destacando sobremanera el extraordinario Acueducto de Segovia. También destaca Astiges (Écija), que tiene un museo romano excepcional, o templos a la diosa Diana como el de Estepa o el de Évora en Portugal. La cultura Romana fue determinante en la historia de España.

    —Dime alguna aportación cultural o administrativa.

    —Edificaron acueductos para canalizar el agua, carreteras, caminos, vías, que las llamaban ellos, importantísimas como la Vía de la Plata, que comunicaba el sur, desde Itálica, con el Cantábrico. Así como toda clase de edificaciones, a lo largo de las cuales se fundaron grandes ciudades como León, Mérida, etcétera.

    »Pues mira, Pablo, muchos hispanos fueron parte esencial en el desarrollo de Roma, pero te destacaría al filósofo Séneca, que era de Córdoba, y los dos emperadores que dio Itálica, junto a Híspalis, la actual Sevilla.

    —Dime quienes son.

    —Cronológicamente el primero fue Trajano, bajo cuyo mandato Roma conoció su máxima expansión; y el segundo, Adriano, quien dio nombre a la muralla que separa Inglaterra de Escocia. Como verás mi tierra tiene mucha historia. También Teodosio fue un emperador romano nacido en Hispania. También es de destacar la implantación del Derecho Romano, la base del Derecho en Europa y, por supuesto, en Hispania.

    —Sobre finales del siglo I y principios del II se introdujo en Hispania el Cristianismo.

    —Pero se cuenta que antes estuvo el apóstol Santiago, el de Zebedeo, hermano del Evangelista Juan, llegando hasta Compostela,

    —¿Estuvo entonces llevando la palabra de Jesús?

    —Sí pero volvió a Jerusalén para morir decapitado; pero sus discípulos trajeron sus restos de nuevo a España y se depositaron en Compostela descansando en la catedral de la ciudad que lleva su nombre. Es grande su relación con España hasta tal punto de ser declarado patrón. En la Reconquista. Santiago es un nombre que tiene también dos acepciones porque Jacobo y Jaime son lo mismo que Santiago.

    —Dime, ¿cuánta verdad hay en esa historia?

    —Ni me lo planteo pues como ya te lo dije en otro apartado de nuestro diálogo, me quedo con el inciso final de la película de John Ford, El hombre que mató a Liberty Wallance: cuando la realidad no supera a la leyenda debe prevalecer la leyenda.

    —Muy ingenioso.

    —Quizá pero si no te digo esto no te creerías que se apareció en varias batallas contra los sarracenos. Lo cierto y verdad es que es el patrón de España y que la magnífica catedral gótica en la que descansan sus restos es objeto de peregrinación constituyendo hoy día el final del denominado Camino de Santiago.

    —Pues sigamos cronológicamente con el devenir de España.

    —Poco hay que decir pues el Imperio Romano cayó por la invasión de los bárbaros (barbarii), cuya traducción exacta es «extranjeros».

    —Sí pero se entiende por «salvajes», «bestias».

    —Cuestión de acepciones, ya sería menos. El caso es que se adaptaron y se cristianizaron. A la península ibérica vinieron lo suevos, vándalos y alanos.

    —Todo lo que tú quieras, Ignacio, pero muy delicados no creo que fueran porque vandalismo viene de «vándalos» y el vandalismo no tiene que ser explicado.

    —Ja, ja, ja. Muy agudo lo tuyo. Al ente de ficción no se le escapa una. Pues para ti todos eran unos bárbaros pero no olvides que fueron los godos los que, como su propio nombre indica, dieron paso al arte gótico, estancándose el románico, que a mí, por su austeridad, me parece maravilloso, extraordinario; pero los tiempos cambian y hay que tomarlo con filosofía de aceptación.

    —Y en esa parte de la Edad Media, ¿cómo se llevaban los pueblos de Hispania?

    —Solo hubo el problema del arrianismo, que fue condenado por herejía en el Primer Concilio de Nicea, año 325, y definitivamente condenado por herético en el Primer Concilio de Constantinopla, 381. En España pervivió hasta el Tercer Concilio de Toledo, 589, durante el reinado de Recaredo I, que se convirtió al catolicismo.

    —Y en síntesis ¿qué era el arrianismo?

    —Lo constituían las enseñanzas de Arrio, que negaba la divinidad de Jesucristo, por tanto se trataba de una doctrina contraria al dogma trinitario determinado en los dos primeros concilios ecuménicos y mantenidos en la actualidad por la Iglesia Católica.

    —Bueno, ya tenemos una Hispania completamente católica, ahora es conveniente avanzar y creo que nos vamos a encontrar con la invasión musulmana en el 711 bajo el mando de Tarik y Muza.

    EL ISLAM EN HISPANIA

    —Pues sí, mira, el primero, Tarik, le dio nombre a la ciudad de Tarifa, posiblemente desembarcaría en la actual playa de los Lances, y también a Gibraltar (yebel-tarik o monte de Tarik).

    —Muy curioso, pero dime cómo aconteció todo esto porque una invasión en toda regla no puede acontecer de la noche a la mañana.

    —Cierto, todo comenzó en el 623, año que para los musulmanes es el año cero y es desde el cual se cuentan los años en su calendario.

    —Y ¿qué es lo que ocurrió en el 623?

    —Pues la Hégira o huida de Mahoma de la Meca, la ciudad santa del Islam. A partir de ese momento el mundo árabe se expande militarmente a los cuatro vientos: por el este se extendió por lo que hoy es Oriente Medio, Irán la antigua Persia y Afganistán, hasta el Indico, Indonesia y la India; por el sur hasta Sudán y el África subsahariana, por el norte hasta lo que hoy es Turquía y por el oeste hasta el Atlántico; y ahí se dispuso a dar el salto a Europa a través de la península ibérica, que por entonces estaba dividida en diversos reinos no muy bien avenidos.

    —Y ¿fueron muy belicosos?

    —Muy belicosos y muy violentos. Fueron los mayores genocidas de la historia de la humanidad pues acabaron con todos los pueblos de Oriente, como por ejemplo los persas, y se establecieron en lo que es hoy Pakistán, Afganistán, Irán, etcétera, también por el sur acabaron con civilizaciones como la de los egipcios y así siguieron por todo el norte de África, donde estaban asentadas civilizaciones descendientes de los griegos y los romanos como Hipia de Alejandría o San Agustín de Hipona (actual Túnez). Pues los que no pudieron huir fueron aniquilados. La inmensa mayoría de los habitantes de estas zonas huyeron a Europa a través de Grecia, Italia y la península ibérica; y cuando estaban dispuestos para dar el salto por el estrecho de Gibraltar, el de menor complicación por sus trece kilómetros de anchura, en la península hubo una desbandada hacia el norte.

    —¿Por qué esa ferocidad genocida?

    —Pues porque se trataba de una Guerra Santa o, lo que es lo mismo, como una Yihad. No respetaron ninguna civilización, a los judíos, que hoy son sus más encarnizados enemigos, los expulsaron de lo que era Israel, a los que llamaban «los hombres del libro», ello dio lugar a la conocida diáspora, pues se extendieron por toda Europa, pero no respetaron a ninguna religión que representara la divinidad por una imagen porque eran iconoclastas. Si no te convertías al Islam te cortaban la cabeza. Así de sencillo.

    —Entonces ahora entiendo la desbandada que hubo en la península ibérica.

    —Sí, pero aquí ya hubieron de ir entendiéndose y, aunque a la más mínima, por hacer una señal de la Cruz te cortaban la cabeza, no obstante fueron algo más tolerantes si no hacías proselitismo del Cristianismo.

    —Bueno, entonces en el 711 cruzaron el estrecho de Gibraltar Táriq y Musa.

    —Sí, Táriq ibn Ziyad y Musa ibn Nusair; pero con una ayuda, la del conde don Julián, gobernador de Septem, actual Ceuta, padre de doña Florinda de la Cava, que fue ultrajada por el rey visigodo don Rodrigo teniendo lugar la primera batalla en el lugar denominado La Janda, por donde transcurre el río Guadalete, dentro de un lugar de un triángulo imaginario de las actuales Arcos, Chiclana y Vejer, es decir, en un lugar próximo a Medina Sidonia.

    —Supongo que ganarían los invasores musulmanes.

    —Pues sí, y ahí comenzaron los ochocientos años, ocho siglos, que se dice muy pronto, de dominación árabe. Ocho siglos que modelaron una raza de hombres curtidos en la necesidad, en el combate y en la grandeza. Una raza de hombres que conformaron con el tiempo el Imperio que jamás haya existido. Hombres duros, aguerridos, valientes capaces de todo.

    —Pero no me contarás lo acontecido en ocho siglos en Hispania.

    —Pues no, me limitaré a dar datos que se pueden ampliar y comentar fácilmente.

    —Bien, Ignacio, pues háblame del astur don Pelayo, quien apreciando el cariz que estaban tomando los acontecimientos, encabezó los movimientos cristianos beligerantes contra los musulmanes…

    —Con don Pelayo comenzó la Reconquista en los montes

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