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El sitio Wonder How To ha compilado en un infográfico nueve extraños tips para estudiar mejor para un

examen o incluso para tener un mejor desempeño en la vida en general. No son los típicos tips y eso es
lo que los hace interesante: son sobre todo hacks, técnicas nootrópicas y lecciones de expertos
tricksters que sintetizan viejos conocimientos con una nueva perspectiva. Después del infográfico, una
traducción, comentarios y dos tips extras: uno tomado del estudio Feeling the Future, del psicólogo Daryl
Bem (cómo usar el futuro o la ilusión del tiempo para sacar mejores calificaciones), y el último de la
mnemotecnia de Giordano Bruno.

1. El primer tip recomienda: “Masca chicle de un sabor específico mientras estudias; vuelve a masticar
chicle del mismo sabor durante el examen, lo cual puede acarrear la memoria”.

Este es probablemente el tip más importante, apoyado en la teoría de memoria que se conoce como
“Memoria dependiente del estado”. Escribimos un artículo sobre este fascinante tema que muestra cómo
una memoria está condicionada por el estado mental en el que encontraba cuando se formó esa
memoria. Hay cosas que sólo recordamos cuando bebemos alcohol o cuando nos colocamos en cierta
posición, oímos cierta música o estamos con cierta persona. Se puede aprender a utilizar estos
detonadores de memoria a nuestro favor. En inglés se dice “Neurons that fire together wire together”, un
dicho popular entre neurocientíficos que sugiere que las neuronas que se activen de manera conjunta,
en cierto momento, forman una relación duradera. Usar un cierto sabor de chicle, en esa acción de
mascar, es una forma de activar y retrotraer la memoria, codificando una coordenada activa. Podríamos
igualmente beber té verde cuando estudiamos y contestamos el examen (si nos lo permiten) u usar
algún otros recurso similar.

2. “Haz la técnica del pomodoro. Coloca un reloj por 25 minutos para terminar una tarea específica.
Tómate de tres a cinco minutos, descansa y repite. Después de cuatro sesiones de 25 minutos de
estudio, toma un descanso largo”.
El método Pomodoro fue desarrollado por Francesco Cirillo para administrar el tiempo de manera más
eficiente e incrementar la producción. Cirillo usaba un reloj en forma de tomate para marcar su ritmo en
la universidad (de ahí el nombre).Esta técnica se sustenta en la teoría de que el ser humano funciona
mejor en periodos cortos de gran concentración con intervalos de descanso. Aquí se pueden descargar
apps gratuitas para utilizar este lifehack.

3. “Lee en voz alta al repasar una lectura en lugar de estar en silencio, esto te ayudará a retener la
información”.

Aquí la idea es utilizar una variación e involucrar al cuerpo, emplear el volumen como un mapa de
visualización. Al leer en voz alta utilizamos la oralidad, una técnica de memoria ancestral –recordemos
que antes de la escritura y luego de la imprenta, la memorización de largos textos era muy común. Leer
en voz alta puede ser un acto de resonancia mórfica que abre el teatro de la memoria.

4. “Busca un video en YouTube acerca del tema que estudias, esto para obtener información en un
formato diferente”.

De nuevo una idea que busca ampliar la forma en la que atacamos un tema y absorbemos información,
esta vez de manera visual. Dilo con manzanas. En una cultura preeminentemente visual estos nos
ayuda a tener una comprensión general, más que aprender detalles.

5. “Come sushi. El pescado mejora el funcionamiento del cerebro. Las nueces, el chocolate amargo y
las moras azules también son buenas opciones”.

Este tip es es también uno de los más importantes y va más allá del “día del examen”, aunque también
se puede puntualizar. Ciertos alimentos por su contenido de antioxidantes, Omega-3, aminoácidos y
otras propiedades favorecen el funcionamiento cerebral sin tener efectos colaterales como ocurre con
nootrópicos como el Adderall o la Ritalina. Algunos más benignos son los racetams. Para quien busque
sólo lo natural, una buena opción es la bacopa, el goku kala y el ginkgo de biloba, tres hierbas altamente
estimadas en Oriente para estimular la memoria.

6. “Usa los gummy bears como un sistema de recompensa cuando estudies algo difícil. Cada vez que
termines de leer una sección o capítulo, come un gummy bear [pandita]“.

Un poco de autoprogramación básica: distribuir químicos del cerebro que nos hacen sentir bien
asociándolos con respuestas acertadas es una forma de reconsolidar la memoria y cimentar nuestra
confianza. Es bueno generar dopamina antes y durante el examen. Aunque si somos más estrictos
podemos usar una nuez que nos guste, un poco de chocolate puro o arándanos en vez de los gummy
bears, que si bien descargan un poco de azúcar elevando nuestro estado de ánimo, también corremos
el riesgo de entrar en el subíbaja anímico que caracteriza al consumo de azúcar.

7. “Medita. Esto te ayudará a incrementar tu concentración mental y a disminuir el estrés”.


Practicar 20 minutos al día de meditación tiene numerosos efectos benéficos, entre ellos combate el
estrés, reduciendo niveles de cortisol y promueve la neurogénesis (el surgimiento de nuevas conexiones
y nuevas neuronas). El sexo, el ejericio y la fotoestimulación son algunas otras alternativas para generar
nuevas células en el cerebro (aquí una lista de 7 opciones). La meditación tiene además la ventaja de
que es una técnica milenaria para aprender a enfocar el cerebro y dejar de gastar energía al mantenerse
quieto — y no estar con la ansiedad del mono que cambia constantemente de rama, de pensamiento en
pensamiento. Esto evidentemente es útil para resolver un examen.

8. “Camina por 20 minutos antes del examen, esto te ayuda a aumentar tu energía y tu memoria”.

Caminar es una forma de meditar. De entrar en un cierto ritmo y de refrescar la mente (el paisaje puede
ser una medicina). Al circular la sangre y oxigenarnos nuestro cerebro funciona mejor. Si podemos
caminar además entre árboles y plantas, esto añade un componente de relajación visual. Varios
grandes filósofos y artistas practicaban este arte eminentemente humano con notables resultados.

9. “Los seres humanos son animales narrativos. Convierte tus conceptos y datos en una historia o en
una canción que puedas recordar”.

Esto claramente ayuda entender lo que estudiamos y no responder como autómatas, lo cual
seguramente nos ayudará en el examen, especialmente si nuestro examinador tiene cierta sensibilidad y
prefiere que logremos traducir lo que estudiamos a cosas que nos sirven en nuestra propia cotidianidad.
Contar una historia sobre lo que estudiamos nos ayuda a descubrir los patrones, la estructura y los
nodos de conexion de un tema.

10. Estudia las respuestas después de haber contestado el examen.

Esto es seguramente el punto más controversial, pero si seguimos el trabajo de Daryl Bem, psicólogo de
la Universidad de Cornell, tal vez sea posible que podamos influir en nuestro resultado estudiando
después de haber contestado el examen, suscitando una emanación de información del futuro, un efecto
de retrocausalidad. Bem realizó un experimento de memorización en el que estudiantes que
memorizaron las respuestas después de haber contestado su examen afectaron sus resultados. Los
resultados muestran que practicar un grupo de palabras después del examen de memorización, de
hecho, atraviesa el tiempo para facilitar el recuerdo de esas palabras”. Así, si no estudiaste para tu
examen, todavía existe una posibilidad remota, como dice el dicho, nunca es demasiado tarde.

Jugando a especular con esta polémica posibilidad que mucha de la ciencia mainstream ha
desestimado pero que recientemente un metanálisis habría confirmado, imaginemos la posibilidad de
cambiar los resultados de un análisis clínico, curándonos en el futuro. Algo seguramente sólo apto para
jedhis cuánticos de la retrocausalidad.

11. Mnemotecnia de Giordano Bruno


El filósofo hermético Giordano Bruno desarrolló una serie de técnicas para memorizar información. Entre
ellas asignar una letra a un personaje o a un objeto y luego combinar esas letras, en un “rueda de la
memoria”. Bruno también se sirvió de la técnica ancestral de colocar el contenido de nuestra memoria,
estos personajes mentales en un anfiteatro o en los anaqueles de una biblioteca. La memoria funciona
de manera espacial, al ubicar la información en cierto espacio –que puede ser un teatro imaginario o un
espacio familiar– la grabamos en un lugar particular que es también un estado mental particular
(memoria dependiente del espacio). Al hacerlo, es como si estuvieramos llenando el espacio de
fantasmas y al evocar ese espacio inevitablemente surgen esos particulares fantasmas mnemónicos.
Así recordar se convierte en un recorrido, en un paseo por un edificio hechizado. Es suficiente recordar
el espacio, la arquitectura etérea para que la información oculta surja.

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