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1. Diagnóstico por Imagen
WN 180
ISBN 978-959-212-998-6
Mi mamá
Mi nieto
Mi familia
Mis educandos
Prólogo
A pesar de estos primeros pasos, considero que este tipo de profesión aun necesita de la
profundización de sus aspectos clínicos y diagnósticos para el conocimiento del pre- y
el posgrado, especialistas y todos aquellos profesionales de la salud implicados en el
diagnóstico clínico del paciente; tanto en Cuba, como en otros países del mundo, siendo
el principal objetivo de este nuevo libro.
Se trata de una obra a tener en cuenta no solo por la claridad de la exposición, sino tam-
bién por los objetivos que persigue su autor y coautores de difuminar su conocimiento
de una manera concisa, práctica y con la mejor evidencia científica, con vistas a la supe-
ración de los que hacen posible que la salud en Cuba sea beneficio de todos.
No quiero terminar, sin agradecer el honor que tuve al hacer el Prólogo a este excelente
libro; felicitarlo por la obra de toda la vida y por el privilegio que tiene Cuba de contar
con un profesional de su talla, quien pone sus experiencias y sus vivencias, accesibles a
todos aquellos que tengan la necesidad del conocimiento científico, siempre en aras de
elevar la calidad de vida de nuestros enfermos.
En ese libro tomamos como base nuestros conocimientos relacionados con la enseñan-
za, la situación y la tarea problémica, y como componente obligado usamos la pregunta
problémica.
Los años de experiencia en la especialidad han afianzado nuestra creencia “que los exá-
menes imaginológicos más difíciles de interpretar son los del tórax” y que las nuevas
técnicas de imagen complejizan esta situación.
Los autores
Contenido
Capítulo 1. Generalidades 1
Breve recuento histórico de la imaginología del tórax
El viernes 8 de noviembre de 1895, en un laboratorio de la Universidad de Wurzburg,
Alemania, su Rector Wilheilm Conrad Roentgen descubre los rayos X.
En 1896, Schleussner desarrolla la primera película radiográfica. En este mismo año,
Williams publica los primeros trabajos sobre el uso de los rayos X en el diagnóstico
cardiológico. En 1897, el propio Williams presentó un examen del tórax. Fue de gran
importancia los aportes de este autor al desarrollo de la fluoroscopia y a la radiografía del
tórax. Además describió imágenes de la neumonía, el derrame pleural y el neumotórax.
El 17 de agosto del 1896, Francisco de Paula Astudillo, Jefe de Bomberos y aficionado
a la fotografía, publicó la imagen de una mano obtenida por los rayos X con un tubo de
Crooke, sin fines médicos (Figs. 1.1 y 1.2).
Fig. 1.1. Imagen de una mano obtenida con tubo Crooke, sin fines médicos.
En 1946, Bloch y Purcell realizan las primeras demostraciones exitosas con la reso-
nancia nuclear magnética, a los cuales se les otorgó el Premio Nobel, en 1952.
En 1971, Damadian es el primero en obtener una imagen en humanos por resonancia
nuclear magnética.
Capítulo 1. Generalidades 5
Así ha transitado el desarrollo de la TAC con equipos multicorte de 4; 10; 16; 40 y
los de 64 cortes (Fig. 1.6).
Actualmente existen los de más de 64 cortes y el sistema de energía dual (Dual
Energy) (Fig. 1.7). Este último sistema permite obtener la más alta resolución espacial,
temporal y de contraste, y se pueden estudiar las arterias coronarias con mayor calidad.
Hay firmas comerciales que ofrecen equipos hasta de 256 cortes.
Capítulo 1. Generalidades 7
el médico, cuando se enfrenta a la imagen para el diagnóstico. Este informe representa
generar una información fundamentada en el pensamiento médico científico, sobre la
posible enfermedad que padece el paciente y a partir de la interpretación de las imágenes
obtenidas. No obstante, el médico de cualquier especialidad debe conocer y exigir, al
especialista de imagenología y este autoexigirse, principios que son importantes para dar
credibilidad al informe imaginológico; estos son:
–– Es un documento médico legal, que forma parte de la historia clínica oficial de los
centros asistenciales, por tanto no puede ser alterado ni borrado; solo comentado.
–– Debe tener una estructura con buena semántica y lenguaje adecuado, en el que se de-
ben evitar abreviaturas y jerga, ya que estas pueden confundir al médico que lo reciba
y provocar error en el diagnóstico.
–– Descripción clara de los hallazgos positivos y negativos: la descripción de estos ase-
gura que el evaluador tomó en cuenta todo lo que debe ser observado para realizar el
reporte.
–– Responder a justificación clínica: no se deben realizar exámenes imaginológicos que
no estén totalmente justificados. No se deben indicar estos por complacencia, pues
somete al paciente a radiaciones innecesarias.
–– Describir la limitación del estudio: es importante conocer las indicaciones de cada
examen imaginológico. En ocasiones se tienen expectativas diagnósticas imposibles
de alcanzar.
–– Dar conclusión, tomando en cuenta todos los elementos del paciente.
–– De ser posible, tener en cuenta los informes o exámenes radiográficos anteriores para
emitir los resultados. Este principio no debe ser violado.
–– Mantener los principios éticos entre el que indica y el que informa. De existir con-
tradicciones, deben resolverse sin afectar al paciente; evitando que sea de su conoci-
miento.
–– Hacer énfasis en el hallazgo más importante, independientemente que deben descri-
birse todos los encontrados.
–– Evitar descripciones largas, sin llevar al interesado un pensamiento médico lógico.
–– Proporcionar siempre una impresión diagnóstica presuntiva y no más de tres diagnós-
ticos diferenciales.
–– El objetivo final es dar una presunción diagnóstica, la proposición de otros estudios
y el seguimiento imaginológico del paciente; para que pueda llevar la confianza al
médico que lo indica.
Capítulo 1. Generalidades 9
g) Hacer las conclusiones diagnósticas presuntivas.
h) Sugerir otros exámenes a indicar y hacer referencia a la necesidad o no de la
repetición de estos, y de ser necesario, definir el tiempo.
Capítulo 1. Generalidades 11
3. Las mamas: provocan sombras más o menos densas en la parte anterior del tórax,
que pueden propiciar error en el examen de tórax simple. Las mamas pueden ser
asimétricas, faltar en el caso de mastectomías o el síndrome de Poland. La ob-
servación de una sombra redondeada es compatible con los pezones o un nódulo
mamario. Para evitar dudas, se recomienda hacer una vista lateral del tórax o una
fluoroscopia. En la actualidad debe tenerse en cuenta los implantes mamarios.
El esqueleto óseo. Está compuesto por la columna dorsal, los omóplatos, las costillas,
las clavículas y el esternón (Fig. 1.11). En el examen de tórax simple, la columna dorsal
se debe ver en toda su longitud, observándose simétricos ambos pedículos vertebrales lo
que asegura que el examen está en posición frontal. Esta penetración es de utilidad para
ver lesiones retrocardiacas, pero se corre el riesgo de borrar pequeñas lesiones. También
se puede sospechar en este examen cifosis, escoliosis o ambas.
Los omóplatos o escápulas no deben proyectarse sobre los campos pulmonares; de
observarse, puede estar relacionado con una técnica deficiente, un examen en decúbito
o porque el paciente presente una alteración del esqueleto.
En los cortes axiales de TAC, los cuerpos vertebrales presentan una morfología trian-
gular que va haciéndose más cuadrada a medida que se desciende. Los elementos poste-
riores protegen la médula espinal que queda alojada en un canal de morfología ovalada
formado en su parte anterior por los cuerpos vertebrales; lateralmente por los pedículos y
las láminas, y en la parte posterior por las apófisis espinosas y las dos apófisis articulares.
Las costillas cubren ambos campos pulmonares en forma de “jaula”, distinguiéndose
el arco posterior (horizontal) y el arco anterior (oblicuo). El arco posterior se articula
con las apófisis transversas de las vértebras dorsales, y el anterior por medio de los car-
tílagos al esternón. Siempre se deben contar de detrás hacia delante, y hay que tener en
cuenta que pueden dar falsas imágenes por: una sombra accesoria de la segunda costilla,
Capítulo 1. Generalidades 13
En su parte alta central se observa la tráquea radiotransparente, que se extiende desde
el cuerpo vertebral C-6 hasta D-5 o D-6, donde se ramifica en los dos bronquiotroncos,
formando a nivel de la carina un ángulo aproximado de 54-70º. Esta mide de 11-12 cm,
de longitud. El diámetro medio de la tráquea en el plano coronal oscila entre 15,5-19,5 mm
en hombres y, 14,5-16,5 mm en mujeres; en el plano sagital las medidas son entre
15,4-20,8 mm en hombres, y 14,5-17,5 mm en mujeres.
El bronquiotronco derecho tiene una dirección casi vertical, mide 22 mm de longitud
y 15 mm de diámetro. El izquierdo tiene una dirección casi horizontal, mide 50 mm de
longitud y 13 mm de diámetro.
El resto de los órganos mediastinales son opacos y corresponden con sus estructuras
vasculares, distinguiéndose dos arcos en el contorno derecho y tres en el izquierdo, estos
se observan en la figura 1.12.
Fig. 1.12. Esquema de las zonas donde es posible observar los órganos mediastinales en la ima-
gen. 1. Cava superior; 2. Aurícula derecha; 3. Arco aórtico; 4. Arteria pulmonar y orejuela de la
aurícula izquierda; 5. Ventrículo izquierdo.
Capítulo 1. Generalidades 15
Fig. 1.13. División del mediastino. A. Vista anteroposterior; B. Vista lateral. PS. Espacio paraes-
pinal; RC. Retrocrural, A. Anterior, PS. Espacio paraespinal.
Líneas mediastinales
En la proyección anteroposterior, son reconocibles algunas líneas que tienen impor-
tancia práctica en el diagnóstico de las enfermedades mediastínicas, como:
–– Línea mediastinal anterior: es la línea que se forma al unirse las pleuras parietales de
ambos pulmones por delante del mediastino, siendo visible superpuesta al esternón
(Fig. 1.14).
–– Línea mediastinal posterior: es la línea que se forma al unirse las pleuras parietales de
ambos pulmones por detrás del tercio superior del esófago, siendo visible superpuesta
a la parte alta de la columna cervical (Fig. 1.15).
–– Línea paratraqueal derecha: se forma por la unión de la pared traqueal derecha con el
pulmón, que no sobrepasa los 3 mm (Fig. 1.16).
–– Línea traqueal posterior: se delimita por el contacto entre el pulmón y la pared poste-
rior de la tráquea, en ocasiones por el aire intraesófagico.
–– Líneas paravenosas: en proyección posteroanterior, las estructuras vasculares forman
parte de líneas visibles en el mediastino superior. La cava superior al lado derecho,
los troncos supraaóticos en el lado izquierdo y la subclavia como línea cóncava hacia
afuera, por encima del botón aórtico.
–– Líneas paraespinales: se originan por la reflexión de ambas pleuras sobre los bordes
laterales del la columna (Fig. 1.17).
–– Línea paraesófagica derecha: es una reflexión pleural que se forma por el contacto del
pulmón derecho con el esófago. Esta línea se incurva de arriba abajo y de derecha a
izquierda (Fig. 1.18).
Capítulo 1. Generalidades 19
b) Todos estos linfáticos drenan en agrupaciones ganglionares conectadas entre sí,
las principales son (Fig.1.20):
–– Ganglios traqueobronquiales: situados a lo largo de ambas caras laterales de
la tráquea y en la unión traqueobronquial.
–– Ganglios subcarinales: situados en el espacio subcarinal.
–– Ganglios bronquiopulmonares: se sitúan en los hilios, entre las bifurcaciones
bronquiales y adyacentes a las arterias y venas pulmonares.
–– Ganglios mediastinales anteriores, hay dos grupos: los de la mamaria interna
y los paravasculares; y otro, los de troncos vasculares del mediastino.
–– Ganglios mediastinales posteriores: se sitúan a lo largo de la aorta descen-
dente y el esófago.
Fig. 1.20. Algoritmo que representa el esquema de los grupos ganglionares, según la
Sociedad Americana del tórax. G. Gánglios; R. Izquierda; L. Derecha; los números indican
la cantidad de ganglios.
Fig. 1.21. Esquema del acino. SA. Saco alveolar; CA. Canal alveolar; Bronquiolos de distintos
órdenes; BR. Bronquiolos respiratorios.
Capítulo 1. Generalidades 21
b) Intersticio peribroncovascular: está constituido por las arterias y venas pulmo-
nares y bronquiales, los linfáticos, los nervios, ganglios y el tejido conectivo,
que continúa por un lado con el tejido conectivo del intersticio grueso y por el
otro con el tejido conectivo del mediastino.
Capítulo 1. Generalidades 23
La tabla 1.1 es importante para introducir las unidades de medidas y su conversión,
en las que, en ocasiones, existen dudas.
Tabla 1.1. Unidades de medida utilizadas en los procedimientos imaginológicos
Unidad Unidad de uso
Unidad Internacional en radiología Equivalencia
Para el personal expuesto, el límite de dosis efectiva será de 100 mSv durante un
periodo de 5 años consecutivos oficiales, sujeto a una dosis efectiva máxima de 50 mSv
al año. El límite de dosis equivalente para el cristalino es de 150 mSv, para la piel es de
500 mSv, y para las manos, antebrazos, pies y tobillos es de 500 mSv, por año oficial.
Para el no expuesto se considera que el límite de dosis efectiva será de 1 mSv, por
año oficial. El límite de dosis equivalente para el cristalino es de 15 mSv, para la piel
es de 50 mSv, y para las manos, antebrazos, pies y tobillos es de 50 mSv, al año. Para
el feto, las dosis desde la notificación del embarazo al final de la gestación no deben
exceder a 1 mSv.
Los órganos más afectados por las radiaciones son:
–– Grupo I (radiosensibles): gónadas, médula ósea, tejido linfoide, bazo y epitelio de
vías digestivas.
–– Grupo II (radiorreactivos): piel, vasos sanguíneos, glándulas salivales, hueso, cartíla-
go, conjuntiva y córnea.
–– Grupo III (radio resistentes): cerebro, hipófisis, tiroides, hígado, riñones, suprarrena-
les, músculos y páncreas.
La única medida eficaz para protegerse de las radiaciones, es no recibirlas; por lo que
las regulaciones de la OMS señalan: “las radiaciones ionizantes no deben ser utilizadas
siempre que el diagnóstico de las enfermedades pueda realizarse mediante otros medios;
en caso de su empleo debemos ser fieles cumplidores de sus normas”.
Las normas establecidas son las siguientes:
–– Relacionadas al equipo:
• Condiciones técnicas óptimas.
• Calibración adecuada.
–– Relacionadas con el local: deben cumplir con los requisitos de tener la barrera de
protección primaria y secundaria, con plomo o baritina.
–– Medidas de protección con el personal expuesto a las radiaciones:
• Medios de protección personal.
• Control dosimétrico.
Capítulo 1. Generalidades 25
pos que realizaban los exámenes con miliamperaje fijo. Existen en el mercado equipos
de 64 cortes o más, con modernos sistemas de reducción de radiaciones.
La dosis efectiva para un protocolo de estudio con TACM del tórax es de 19,3-21,9 mSv,
con una frecuencia cardiaca de 60 latidos/min, de 17,9-20,4 mSv, con una frecuencia
cardiaca de 80 latidos/min. Y, y de de 14,7-16,7 mSv, con una frecuencia cardiaca de
100 latidos/min. La dosis de un examen de tórax convencional es de 6,3-7,2 mSv.
Se ha demostrado que la calidad diagnóstica en la TAC está basada en la técnica
utilizada. En múltiples estudios se ha determinado que la resolución temporal, espacial
y de contraste, disminuyen cuando no se usan las dosis de kilovoltaje, miliamperaje y el
grosor del corte adecuado.
Hay un precepto en radiología que dice: “no sacrifique la calidad diagnóstica de un
examen por disminuir las radiaciones, de ser así; es mejor no indicarlo”.
Contrastes radiológicos. La sustancia de contraste para los exámenes convencionales
y la TAC, es aquella cuyo coeficiente de absorción a los rayos X difiere de los tejidos del
organismo, aportando una mayor resolución a la imagen diagnóstica.
La sustancia de contraste ideal debe cumplir los requisitos siguientes:
–– El alto contenido de yodo.
–– La alta solubilidad en el agua.
–– La baja viscosidad.
–– Tener una osmolaridad igual o cercana a los fluidos corporales.
–– No poseer carga eléctrica.
–– Ser estables al calor.
Esto ofrece una opacidad adecuada de las estructuras a estudiar, sin constituir un
peligro para el organismo.
Las sustancias de contrastes pueden clasificarse en:
–– Positivas: contrastes iodados.
–– Negativas: aire, CO2 y ozono.
Los contrastes iodados son derivados del triyodobenceno y se dividen en: iónicos y
no iónicos. Los iónicos se caracterizan por presentar carga eléctrica y los no iónicos no
la tienen; además son hidrofílicos.
La presión osmótica de las soluciones de contraste, es de gran importancia y está
representada por el número de partículas libres móviles en solución. Esta se mide en
miliosmoles por kilogramos (osmolalidad), en miliosmoles por litropresión osmótica
del plasma es de 290 mOsmol/kg.
Los iónicos se dividen en monoméricos y diméricos. Entre los primeros se tienen los
contrastes de mayor uso en urología y en angiografías, se pueden señalar los compuestos
por: ácidos diatrizoico, metrizoico, iodamico, iotalámico, ioxitalámico e ioglínico. La
osmolalidad de este grupo se encuentra alrededor de los 1500 mOsmol/kg.
En el grupo de los diméricos con baja osmolalidad se tienen el ácido ioxáglico e
iocármico. La osmolalidad de este grupo se encuentra alrededor de los 500 mOsmol/kg.
Dentro de los no iónicos de baja osmolalidad se encuentran: iopamidol, iohexol,
iopromide, ioversol, iopentol e iobitridol. La osmolalidad de este grupo se encuentra
alrededor de los 645 mOsmol/kg.
En los casos con múltiples factores de riesgo, como son la diabetes, la insuficiencia
renal, etc., es importante la hidratación previa y vigilar que el nivel de creatinina esté por
debajo de 1,5 mg/mL. En cuanto a la premedicación, se recomienda un tratamiento con
esteroides, aunque con resultados muy disímiles. Los agentes ambientales pueden ser fá-
cilmente controlados, sobre todo cuando se le explica al paciente la naturaleza del examen.
En general se recomienda el empleo de los agentes de baja osmolaridad en las con-
diciones siguientes:
–– En pacientes con antecedentes de reacción previa a un contraste iodado, asma y ante-
cedentes de reacción alérgica intensa a otros medicamentos.
Capítulo 1. Generalidades 27
–– También con disfunción cardiaca importante, insuficiencia renal y diabetes.
–– En casos con alta posibilidad de extravasación del contraste.
De estos parámetros se genera una curva de intensidad del contraste por tiempo,
ofrecidos por estos modernos equipos multicorte.
Existen parámetros que influyen en el bolus geometry, estos son:
–– Demográficos: muchos autores coinciden en que la edad, el peso, la talla, la superficie
corporal, el sexo, la tensión arterial y la frecuencia cardiaca no afectan significativa-
mente el pico de intensidad/tiempo del contraste.
–– Por enfermedades: las enfermedades que afectan la fracción de eyección, provocan
proporcionalmente un incremento del pico de intensidad de contraste en forma de me-
seta e incrementan el tiempo en llegar el bolo de este al área de interés. Esto se debe
a que el aumento del tiempo de circulación origina dilución del material de contraste.
–– Por la realización del examen pre- o posprandrial: no se han descrito diferencias
sustanciales al respecto. Algunos autores describen un incremento en el pico de con-
traste intrahepático después de las comidas, pues existe aumento del flujo arterial
mesentérico.
–– El sitio de inyección: hay trabajos que refieren que mientras más central sea la inyec-
ción, el pico del bolo de contraste se incrementa y el tiempo disminuye.
–– El volumen de contraste a inyectar: el contraste a utilizar puede ser iónico o no iónico,
a una concentración de 350-400 mg/mL. En los estudios vasculares, el volumen del
bolo inyectado debe ser igual a la duración del tiempo de corte, para lograr el mayor
Capítulo 1. Generalidades 29
nivel de intensificación de este en los vasos. Los estudios han probado que a mayor
volumen, se incrementa el pico de mayor intensidad y el tiempo de circulación.
Este volumen oscila entre 80-150 mL, atendiendo al protocolo de trabajo, al área a estu-
diar y el peso del paciente. Recordar que la dosis del contraste iodado es de 2-4 mL/kg, de
peso. Esta debe ser más controlada cuando se trabaja con niños.
–– Flujo de inyección (injection rate): el flujo de inyección oscila entre 2,5-6 mL/s. A
mayor flujo se obtiene mayor concentración del contraste en el área de interés; por
tanto, mayor pico en menos tiempo.
–– Inyección de solución salina (bolus chaser): es la inyección de solución salina en
forma de bolo a través de la misma línea por donde se inyecta el contraste. Esto se
realiza con una bomba de inyección automática, de jeringuillas dobles. La ventaja
fundamental es que se obtiene un incremento del pico de intensidad de contraste en
menor tiempo, esto permite inyectar menos cantidad y evita los artefactos producidos
por los restos de contraste que, frecuentemente, quedan remanentes en las venas.
También evita las flebitis poscontraste y disminuye los costos.
–– Test bolus y bolus tracking: la cantidad y tiempo de inyección del contraste son vi-
tales en la realización de un examen de calidad. El retardo entre el comienzo de
la inyección de este y el comienzo de la adquisición de los datos debe ser óptimo.
Existen dos modalidades que permiten definir el tiempo de retardo adecuado para
comenzar la adquisición en cada tipo de examen.
–– En el test bolus se toma una región de interés dentro de la luz de un vaso, próxima
al área que será estudiada. Se inyectan 20 mL de contraste a un flujo igual al que
posteriormente será inyectado, realizándose cortes simples dinámicos a intervalos
entre 1-2 s. Cuando este llegue a esa zona predeterminada, el pico de atenuación en
el tiempo obtenido se utilizará como retardo (delay time) para la inyección del bolo
principal. La diferencia con el bolus tracking, es que este se basa en un software que
coordina el comienzo de los cortes, cuando la mayor tinción por el contraste es alcan-
zada en el área de interés. El umbral de disparo puede planificársele al equipo cuando
la imagen alcance determinada concentración en Unidades Hounsfield (UH), por lo
general se usa 130 UH.
–– Por concentración del contraste: mientras mayor sea la concentración de iodo en el
contraste, el pico se incrementa, siempre que el tiempo de circulación permanez-
ca invariable. Es por lo que se recomiendan contrastes con concentración superior a
350 mg/mL. Algunas compañías han introducido recientemente en el mercado con-
trastes no iónicos de 400 mg/mL o más, que ofrecen las ventajas siguientes, en la TACM:
• Aporta la dosis de iodo requerida en menos tiempo, sin carga innecesaria de volumen.
• Acorta el tiempo para alcanzar el pico máximo de realce.
• Proporciona mayor realce de los vasos y del parénquima, con el mismo volumen.
• Ofrece un perfil de seguridad adecuado.
Capítulo 1. Generalidades 31
máxima teórica es el tamaño del voxel. Por tanto, para tener mayor resolución espa-
cial se debe disminuir el espesor del corte, aumentar la matriz de la imagen y reducir
el tamaño del campo. El aumento de la resolución espacial es importante porque, al
examinar los vasos e imágenes pequeñas, se necesita un rango milimétrico para obte-
ner la imagen con la calidad requerida.
–– Resolución de contraste: es la capacidad que tiene la imagen para revelar diferencias
sutiles en la composición de los tejidos del organismo. Este depende de las diferentes
propiedades de los tejidos frente a la técnica de imagen empleada.
–– Se definen cinco densidades radiológicas básicas: aire, grasa, agua, calcio y metal,
que produce el contraste en la imagen. La TAC tiene mayor resolución de contraste
que la radiografía convencional, y esto se expresa con el término densidad o atenua-
ción. Este depende de la anchura y el nivel de ventana de visualización.
–– Resolución temporal: está relacionada con la mayor o menor borrosidad cinética del
cuerpo estudiado, por el tiempo de adquisición de la imagen; siendo inversamente
proporcional al tiempo de exposición. Esta se mejora disminuyendo los tiempos de
adquisición, usando fármacos y sincronizando la obtención de la imagen con la respi-
ración o el electrocardiograma.
Capítulo 1. Generalidades 33
estudio determinado por el operador) con el tiempo que puede estar el paciente en
apnea. Por ejemplo, si la distancia a recorrer es de 250 mm y el paciente sostiene
la respiración 25 s, la velocidad de movimiento debe ser de 10 mm/s.
10. Reconstrucción (reconstruction increment): este representa la distancia entre los
cortes consecutivos y los efectos de la resolución espacial y de contraste. La recons-
trucción se realiza dependiendo del volumen que se obtiene por la superposición de
cortes. Una reconstrucción estrecha minimiza los artefactos por superposición en
las reconstrucciones tridimensionales.
11. Kernel: este no es más que un sistema de filtrado de la imagen. Este varía entre 30-90
en una escala de resolución y el área a estudiar que puede ser: cabeza (H) y cuerpo
(B). Otro dato es la alta resolución (H) y la ultraalta resolución (U). La resolución se
refiere a la mayor o menor definición de las estructuras y bordes, y no a la espacial
o temporal. Debe siempre tenerse en cuenta que para las imágenes tridimensionales
(3D) no es correcto programar un Kernel de alta resolución, pues pierde calidad al
no existir buena homogeneidad, en toda la imagen.
12. Campo de visión (FOV): es el tamaño de la imagen que va a ser reconstruida, que
se calcula en el tomograma. A campo más estrecho hay mayor resolución porque el
píxel es más pequeño.
13. Protocolos de trabajo (scan protocols): la optimización de los protocolos de trabajo
está basada en los aspectos siguientes:
a) Se deben escoger adecuadamente los parámetros de corte y de necesitarse con-
traste, escoger el tipo y la forma de administración.
b) Se deben definir los parámetros de reconstrucción basándose en una indicación
o propósito determinado.
Existen dos tipos de base de reconstrucción:
–– El procesamiento de los datos que ofrece: una alta resolución, cortes finos,
gran número de imágenes, un efectivo procesamiento y archivo.
–– La revisión de los datos (review dataset), ofrece menor resolución, cortes
más gruesos, menor número de imágenes y buena calidad en la documenta-
ción de la imagen.
c) Escoger adecuadamente la metodología y la técnica de posprocesamiento.
14. Datos de posprocesamiento: el posprocesamiento de la imagen ha ganado en im-
portancia por día, por la gran cantidad de información que ofrecen los equipos
multicortes. Entre estos solo se hace referencia brevemente a los más importantes
dentro de esta novedosa técnica:
a) Proyección de máxima intensidad (MIP): esta brinda una proyección del vaso
en toda su extensión. Se utiliza para limpiar la imagen, al poder sustituir todas
las estructuras que se superponen. Esta técnica es de gran utilidad para evaluar
las calcificaciones y los stents en los vasos. Con ayuda de esta función pueden
calcularse nuevas interfaces de orientación, seleccionable libremente a partir de
tomogramas.
Es un método para presentación 3D a lo largo de la dirección de visualización,
a través de un volumen. En la imagen los resultados dependen del voxel con la
absorción más alta de cada área.
Capítulo 1. Generalidades 35
Características del equipo. Los equipos multicortes constituyen la solución más
actual en la formación de la imagen cardiovascular, porque ofrecen un detalle diagnós-
tico sin precedentes, con una resolución isotrópica por debajo de los 0,4 mm, a cualquier
velocidad de exploración. Además tienen software para realizar otras novedosas técnicas.
El diseño del tubo es el elemento clave para conseguir un tiempo de rotación de
0,33 s, y rendimiento fiable al funcionar con gran potencia. Este equipo dispone de una
tecnología en el eje “z”, que permite la cobertura de volúmenes submilimétricos con
resolución isótropa de rutina por debajo de 0,4 mm, independientemente del pitch y de
cualquier posición del campo de exploración.
El equipo utiliza un sistema de detectores multifila, basado en el detector de cerámica
ultrarrápida, que proporciona flexibilidad en la elección del grosor de corte, así como
extraordinaria calidad de imagen, eficiencia óptima en la dosis y máxima cobertura del
volumen, para adaptar el examen de forma óptima a los requisitos clínicos.
La resolución isotrópica de corte permite observar los vasos más pequeños intra-
craneales, pulmonares, mesentéricos, renales y periféricos; así como las ramificaciones
coronarias más pequeñas. El tubo admite la exploración submilimétrica, de alta velocidad
y volumen; así como examen de cuerpo entero en una sola apnea.
La TACM de 64 cortes, de cuerpo entero de 157 cm, solo requiere 18 s, con un Dual
Energy (DE) de 200 cm, en 20 s. El estudio de coronarias de 12 cm, se realiza en solo 9 s.
Esto reduce tiempo de apnea de forma significativa, aumentando la calidad de la imagen
y la comodidad del paciente, disminuyendo ostensiblemente los artefactos.
El sistema informático de estos equipos consta de tres componentes:
–– La microcomputadora de reconstrucción.
–– Consola del operador.
–– La consola de evaluación.
Capítulo 1. Generalidades 37
Fig. 1.24. Estudio de perfusión tumoral pulmonar patológico.
–– Programa pulmo: se utiliza para el estudio del enfisema pulmonar bulloso y del pla-
neamiento del tratamiento quirúrgico, principalmente para realizar las técnicas de
reducción pulmonar (Fig. 1.27).
Además la TACM es una técnica mínimamente invasiva para el estudio de los vasos
arteriales y venosos.
Capítulo 1. Generalidades 39
Capítulo 2
Modalidades diagnósticas
para el estudio del tórax
Una variante de este examen comenzó en la década de los 80, con la digitalización de
imágenes y la técnica de la radiografía digitalizada por luminiscencia (Digital Lumini-
cence Radiography). En la actualidad existen otros tipos de métodos como las técnicas
conocidas como CCD y CR.
Entre las ventajas, se pueden citar:
–– Aumenta la capacidad diagnóstica al obtener mayor resolución.
–– Agiliza la atención al paciente.
–– Disminuye los costos.
–– Elimina la pérdida por revelado de las películas y solo imprime las imágenes necesarias.
–– Disminuye la repetición de los estudios al visualizarlos de inmediato.
–– Permite el manejo digital de las imágenes.
Angiografías
La realización de la angiografía (A) tiene una gran transformación en la década de los
70 con la aparición de la angiografía por sustracción digital, que permite el estudio del
corazón y de los vasos sanguíneos por medio de la supresión o sustracción digitalizada
de las imágenes superpuestas.
Para la preparación se necesita:
–– Tener conocimiento de la historia clínica y el examen físico del paciente; en lo que
se debe hacer énfasis en el uso de medicamentos y realizar la palpación de los pulsos
periféricos.
–– Debe rasurarse la región inguinal o axilar en caso que el abordaje vascular sea por
estas vías.
–– El paciente debe estar en ayuno desde la noche anterior y suspender los líquidos por
lo menos 6 h antes del examen.
–– Velar porque el paciente esté bien hidratado.
–– Deben retirarse las prótesis bucales, aunque no se utilice para el examen la anestesia
general.
–– Se recomienda conocer el estado hemático del paciente por medio de hemogramas,
coagulograma mínimo, glucemia y creatinina.
–– Tener un acceso venoso permeable por si es necesario alguna sedación, anestesia o
para tratar una complicación.
–– Se puede utilizar sedante la noche anterior.
–– Suspender el uso de anticoagulantes 72 h antes del examen.
Broncografía
Es la técnica que se utiliza para opacar el árbol bronquial con un contraste radiológico
iodado (dionosil o hypaque) de alta viscosidad. Es una técnica poco usada actualmente.
Su preparación consiste en:
–– El paciente debe estar en ayuno y no fumar desde el día anterior.
Las indicaciones:
–– En las anomalías broncopulmonares.
Procedimientos intervencionistas
El término de radiología intervencionista fue utilizado por primera vez por Margullis
en l967 y agrupa procedimientos o técnicas en los que el radiólogo no solo participa en
el diagnóstico, sino en el tratamiento del paciente; es por ello que también se conoce
como radiología terapéutica.
La preparación para los procedimientos intervencionistas (PI) es muy variable, pues
depende mucho de la técnica a utilizar; pero, de manera general, se utiliza la misma
preparación que para las angiografías.
En cuanto a las indicaciones se describen:
Procedimientos diagnósticos:
1. No vasculares:
a) La BAAF, también denominada CAF percutánea y las BAG.
–– Las lesiones tumorales primitivas o metastásicas.
–– Las lesiones benignas sin confirmar por histología o microbiología.
2. Vasculares: descrito en el acápite de angiografía.
Procedimientos terapéuticos:
1. No vasculares:
a) Los drenajes percutáneos de colecciones (absceso, líquido y aire).
b) Neumotórax.
c) Las prótesis esofágicas o traqueales:
–– Los pacientes con carcinomas inoperables sin posibilidad para usar radio- o
quimioterapia.
–– Los pacientes con tumores recidivantes.
–– Los pacientes con tumores estenosantes u oclusivos con metástasis a distan-
cia o que presentan desnutrición intensa.
–– Pacientes con fístulas esofágicas.
2. Vasculares:
a) Cateterismos:
–– La administración de quimioterápicos en áreas determinadas por tiempo pro-
longado.
–– El uso de cateterismo prolongado para instalación de sustancias vasopresoras.
–– El cateterismo prolongado para las fibrinólisis agudas o subagudas en:
• La trombosis segmentaria de poca longitud con recanalización distal en
cualquier arteria.
Las limitaciones y contraindicaciones son: las mismas mencionadas para las angio-
grafías.
Sistemática de evaluación
Las intrapulmonares:
–– Definir si las lesiones son radioopacas o hipertransparentes.
–– Definir el patrón lesional.
Lesiones extrapulmonares
Las estructuras extrapulmonares están constituidas por la pleura y la pared torácica,
esta última compuesta por el esqueleto óseo con la columna vertebral, las partes blandas
y el diafragma. A continuación se evalúan las lesiones de estas estructuras.
En la pleura
Las lesiones fundamentales del espacio pleural son: derrame pleural libre, derrame
pleural encapsulado, hidroneumotórax, quilotórax, engrosamiento pleural, y neumotórax
(Fig. 3.2). A continuación se hace una breve referencia semiológica de estas enfermedades.
Derrame pleural. El derrame pleural libre se origina por la colección entre ambas
hojas pleurales de líquido que puede ser un trasudado o exudado.
Desde el punto de vista de la radiografía convencional, todos los derrames presentan
la misma densidad (pus, agua, linfa, sangre y otros).
Se considera derrame pleural libre a aquel que el líquido se mueve sin trabas dentro
de la cavidad pleural.
Se considera derrame pleural libre, a aquel que el líquido se mueve sin trabas dentro
de la cavidad pleural, con los cambios de posición del paciente.
Tiene cuatro formas de presentación, que son: el líquido subpulmorar, el derrame
típico, el derrame masivo, el derrame atípico (Fig. 3.3).
Líquido subpulmonar. Es el líquido libre que se acumula en la región subpulmonar.
Pueden pasar inadvertidas cantidades hasta de 200 mL, sin definirse signos radiográficos
evidentes. En ocasiones solo puede observarse un desplazamiento medial del ángulo
costofrénico.
También se sospecha cuando existe una opacidad infrapulmonar de concavidad infe-
rior, que simula el diafragma.
Derrame típico. Es el líquido que ocupa la parte más baja de la cavidad pleural y que,
por su cantidad, asciende y se hace evidente al desaparecer los ángulos costofrénicos. La
elasticidad del pulmón hace que el líquido ascienda por el plano axilar del hemitórax.
Este derrame se puede extender hacia las cisuras dando una imagen en forma de cuña o
Fig. 3.3. Algoritmo que muestra las formas de presentación del derrame pleural.
Para diferenciar el derrame pleural de una ascitis, se debe tener en cuenta los signos
siguientes:
–– El signo del desplazamiento de la crura diafragmática: el líquido pleural desplaza la
crura diafragmática anteriormente y la ascitis posterior (Fig. 3.4).
–– El signo de la interfase*: cuando existe una interfase nítida entre el líquido, y el híga-
do y el bazo, en la TAC, se trata de una ascitis. Si no es nítida, es un derrame pleural
(Fig. 3.5).
–– El signo del diafragma: si el líquido se encuentra por fuera y posterior al diafragma,
se trata de un derrame pleural. Cuando se encuentra por dentro y anterior, se trata de
líquido ascítico. Este signo no es válido cuando existe eventración diafragmática, ya
que el efecto de la imagen sería al contrario del descrito.
–– Cuando existe una atelectasia del lóbulo inferior, se puede ocasionar una confusión
entre el derrame y las ascitis, ya que el colapso produce imágenes en forma de bandas
que pueden confundirse con el hemidiafragma, aunque realizando cortes superiores o
inferiores puede hacerse un diagnóstico certero.
Derrame atípico. Cuando existe una enfermedad parenquimatosa del pulmón la elas-
ticidad de este se encuentra afectada, por lo que el líquido puede adquirir formas atípicas.
Atendiendo a la localización de este líquido se puede sospechar el área pulmonar afectada.
Quilotórax. Se origina por rotura del conducto torácico o de una de sus ramas. Las
causas más frecuentes son el cáncer, el traumatismo y la causa idiopática. En el examen
simple de tórax no puede distinguirse de un derrame pleural.
En ocasiones, con la TAC existe una relación entre esta colección pleural y la grasa
subcutánea, por tener la misma densidad.
Neumotórax. Es la presencia de gas en la cavidad pleural. Patogénicamente se divide
en espontáneo y traumático (Fig. 3.8).
Fig. 3.8. Algoritmo que muestra las formas de presentación del aire pleural.
Existen otros tumores como los musculares que suelen ser más frecuentes en los niños,
y otros menos frecuentes a los que no se hacen referencia en este texto. También se ha
descrito la afectación de la pared torácica por un linfoma, que se caracteriza por ser una
lesión extensa de metástasis que la invaden.
Lesiones óseas (lesiones congénitas). Dentro de estas lesiones las más frecuentes
son las que se originan en el esternón, entre las que se citan el pectum escavatum y el
pectum gallinatum.
A nivel de las costillas, la mayor parte de las anomalías congénitas no tienen signi-
ficación clínica y ocurren muy a menudo, entre estas los ensanchamientos costales, las
fusiones costales y las costillas cervicales. Esta última puede formar parte del síndrome
de la salida del tórax.
Pueden existir anomalías a nivel de la clavícula como la aplasia parcial o total, la
seudoartrosis congénita, que simula a una fractura clavicular. La anomalía de Sprengel
consiste en una alteración con descenso de la escápula y de la articulación del hombro,
que permanece elevada y rotada. Se puede asociar a cifoscoliosis de la columna dorsal
y sinostosis vertebrales, así como a vértebras en cuña y hendidas.
Lesiones del diafragma
El diafragma es una estructura músculo-tendinosa que separa la cavidad torácica de
la abdominal; además es un músculo respiratorio.
En el examen del tórax simple, en bipedestación en proyección frontal, presenta
un contorno regular y convexo hacia el pulmón. La cúpula derecha es más alta que la
izquierda por el efecto que tiene sobre la primera el hígado y sobre la segunda el cora-
zón. En ocasiones aparece polilobulado y se debe a la distensión de algunas de las hojas
diafragmáticas. Esto no constituye un hallazgo anormal.
En la TAC, debido a la sección axial, su porción central no aparece como una estruc-
tura individual. Sin embargo, a medida que las porciones más periféricas del músculo se
extienden, se hacen visibles sus partes. Los pilares diafragmáticos derechos e izquierdos
Los tumores del diafragma que producen seudoelevación de este músculo son el
fibroma, el lipoma, las metástasis y el linfoma. Estas afecciones son poco frecuentes.
Aspectos semiológicos
Después de evaluada la anatomía radiológica, descrita y sospechada una posible lesión
y su localización, se debe tener en cuenta algunos signos que ayudan al pensamiento
médico para lograr un diagnóstico.
Existen algunos signos radiográficos que pueden hacer pensar en el diagnóstico de
lesiones específicas; en los algoritmos 3.14 y 3.15 se resumen los signos que ayudan a
realizar el diagnóstico, los que se explican a continuación.
Signo de la “vela” tímica. El timo aumentado de tamaño sobresale a la derecha de la
parte alta del mediastino, que simula una vela. Este signo se observa en los niños (Fig. 3.16).
Signo de la “ola” tímica. Es un signo que sirve para diferenciar un aumento de vo-
lumen del timo, de un tumor. El timo aumentado de tamaño sobresale a los lados de la
parte alta del mediastino y va a mostrar irregularidades onduladas en su contorno, debido
a que es una masa blanda y los cartílagos costales la comprimen, no así en el tumor donde
los contornos son lisos por ser una masa dura (Fig. 3.17).
Signo de la ocultación hiliar. Cuando los vasos hiliares convergen a más de 1 cm por
dentro del borde de una masa, asegura que es un tumor, descartando una cardiomegalia
o una arteria pulmonar dilatada (Fig. 3.18).
Signo de la convergencia hiliar. Cuando los vasos pulmonares convergen en el
borde de una masa, corresponde con la arteria pulmonar o una cardiomegalia (Fig. 3.19).
Signo del tercer mogul. Es una lobulación que aparece en la silueta cardiaca entre
el segmento cóncavo de la pulmonar y el segmento convexo del ventrículo izquierdo y
simula un tumor del mediastino anterior. Entre sus causas se pueden citar: el aneurisma
de cavidades cardiacas, los tumores pericárdicos, los quistes pericárdicos, la transposición
corregida de grandes vasos, el defecto congénito del pericardio, los restos tímicos, el
Fig. 3.26. Algoritmo que muestra la división de las lesiones del mediastino superior.
Fig. 3.29. A y B. Masa tumoral del mediastino anterior que corresponde a un timoma.
• Tumores germinales malignos (seminomas o no): en la TAC son masas
grandes, bien delimitadas y lobuladas que crecen a ambos lados de la
línea media no tiene calcificaciones ni se intensifican con el contraste.
Los no seminomas son tumores heterogéneos y menos frecuentes.
–– Tiroides retroesternal.
–– Adenopatías: se observan en el examen simple del tórax, como masas elon-
gadas y lobuladas, múltiples y bilaterales; que se definen muy bien en la
TACM. Atendiendo a sus características se puede sospechar su etiología (Ta-
bla 3.1).
–– Tumores mesenquimatosos (lipomas, fibromas y hemangiomas): son poco
frecuentes y se diagnostican con TAC, por su densidad. El lipoma tiene den-
sidad de grasa, el fibroma de músculo (con calcificaciones frecuentes) y el
hemangioma que capta el contraste en forma de lagos y puede tener calcifi-
caciones en forma de flebolitos.
–– Absceso mediastínico: es una imagen de cualquier etiología, con nivel hi-
droaéreo en su interior.
–– Hematoma mediastínico: es un ensanchamiento mediastinal con densidad de
sangre en la TAC.
f) Lesiones con densidad cálcica: entre estas se pueden citar: el timoma, el teratoma,
los tumores del tiroides y el linfoma tratado.
g) Lesiones de alta densidad sin contraste: esta lesión casi siempre corresponde con
un bocio retroesternal.
Fig. 3.30. Algoritmo que representa la división de las lesiones hipodensas del área prevertebral
(mediastino anterior). El porciento identifica probabilidades.
Fig. 3.32. Algoritmo que representa la división de las lesiones hipodensas del área prevertebral
(mediastino posterior). El porciento identifica probabilidades.
Evaluación de la tráquea
La afectación de la vía aérea central es poco frecuente. Para su estudio se dividen en
lesiones focales y difusas. Las focales provocan estrechamiento del diámetro traqueal y
las difusas ocasionan estrechamiento o ensanchamiento de este.
Fig. 3.34. A y B. Masa tumoral del mediastino posterior por un tumor neurogénico.
Fig. 3.35. A y B. Acalasia del esófago. A. Vista; B. Vista coronal.
La TAC tiene una sensibilidad diagnóstica del 97 % y ha demostrado ser una herra-
mienta útil para:
–– Demostrar la localización y la extensión de las lesiones.
–– Ayudar a evaluar el engrosamiento de la pared traqueal y de los bronquios principales.
–– Valorar la extensión de la enfermedad extraluminal, incluyendo la extensión medias-
tínica y la existencia de adenopatías.
Fig. 4.3. A y B. Tomografía axial computarizada, en vistas coronal y axial de una atelectasia total
del pulmón derecho.
Fig. 4.4. Examen simple de tórax con el signo de la “columna desnuda” por atelectasia del pul-
món derecho.
Fig. 4.5. Esquema de las imágenes de las distintas atelectasias observadas en la TAC. A. Atelectasia del
lóbulo superior derecho (ALSD); B. Atelectasia del lóbulo medio derecho (ALMD); C. Atelectasia del
lóbulo inferior derecho (ALID); D. Atelectasia del lóbulo superior izquierdo (ALSI); E. Atelectasia de
la língula (AL); F. Atelectasia del lóbulo inferior izquierdo (ALII).
El nódulo del espacio aéreo puede identificarse en la TAC, aunque tiene forma más
típica en la radiografía convencional. En la TAC el nódulo acinar no puede diferenciarse
de manera confiable de un nódulo intersticial, por ser de tamaño y configuración similar.
El desplazamiento del aire en el acino puede ser intrínseco (edema, hemorragia y
células), o extrínseco por expansión de una enfermedad intersticial (linfoma). Existen
casos en los cuales están afectados simultáneamente el intersticio y el espacio aéreo, pre-
dominando un patrón radiográfico u otro. La identificación de un patrón de espacio aéreo
establece la ubicación anatómica de la enfermedad, pero no su mecanismo de producción.
La imagen de una enfermedad del espacio aéreo ocurre cuando:
–– El aire dentro del acino es reemplazado de forma completa o incompleta; resultando
en una opacidad acinar o subacinar respectivamente.
–– Se origina engrosamiento de los tabiques alveolares, con derrame concomitante de
líquido o células hacia los espacios alveolares.
–– Una infiltración masiva del intersticio comprime los espacios aéreos, y simula un
llenado alveolar.
Además existen anastomosis directas entre los acinos adyacentes que se encuentran
a nivel de los sacos alveolares.
En la consolidación hay pérdida de visibilidad de las lesiones nodulares acinares en
las zonas de superposición, mientras que los nódulos intersticiales son visibles.
Límites imprecisos. A nivel de los límites del proceso lesional y en el interior del
lobulillo. Esto explica por qué la enfermedad del espacio aéreo se encuentra mal delimi-
tada, excepto cuando está próxima a las cisuras.
Broncograma aéreo. Se define por la visibilidad anormal del aire de los bronquios
en el seno de una opacidad (Fig. 4.6). La enfermedad del espacio aéreo es la causa más
frecuente de broncograma aéreo.
Sin embargo no hay que considerar al broncograma aéreo como un signo patogno-
mónico de patrón alveolar, pues una enfermedad intersticial grave puede presentarlo.
Fig. 4.6. Signo del broncograma aéreo en una TAC con condensación neumónica.
Se puede ver un tenue broncograma aéreo, que se conoce como “signo del bronquio
negro”. Desde el punto de vista histológico puede representar engrosamiento discreto del
intersticio centrolobular, engrosamiento de las paredes del alveolo u ocupación parcial de
los espacios alveolares, por líquido o células. Es decir, que puede presentarse en procesos
alveolares, como en intersticiales.
Si es hallazgo único, hay que considerarlo un proceso activo y potencialmente reversi-
ble; mientras que si aparecen signos de fibrosis, panalización o bronquiectasias saculares,
se debe considerar como un signo más del proceso de fibrosis pulmonar. Estos infiltrados
parenquimatosos suelen afectar al pulmón de forma parcheada, interponiéndose áreas
de pulmón normal.
No siempre se pueden incluir los pacientes en una de estas tres categorías radiográ-
ficas, pero la identificación del patrón puede identificarse, para que el método tenga
utilidad práctica. Además, se puede ayudar con los datos clínicos, epidemiológicos y de
las características de la propia enfermedad.
Atendiendo a los datos epidemiológicos, las lesiones inflamatorias neumónicas pueden
dividirse en:
–– Adquirida en la comunidad:
• Lobar: la neumonía por neumococo o Klebsiella.
• Bronconeumonía: el Staphylococcus aureus y el Hemófilo influenzae.
• Intersticial: influenza viral y Mycoplasma pneumoniae.
–– Neumonía nosocomial:
• Atendiendo al germen que esté circulando.
• Las más frecuentes son: la Pseudomona, Enterobacter y Staphylococcus aureus.
La TAC permite identificar el trombo en la arteria pulmonar (Fig. 4.11), además del
resto de los signos descritos. También es factible ver un broncograma aéreo.
Fig. 4.12. Esquema que representa las lesiones en el tromboembolismo pulmonar. A. Con infarto.
1. Elevación del hemidiafragma; 2. Presencia de múltiples nódulos pulmonares; 3. Nódulo pulmonar
único; 4. Imagen cavitaria; 5. Imagen triangular con el vértice hacia el hilio, de aspecto convexo, que
se conoce como “joroba de Hampton”; Derrame pleural; 7. Cardiomegalia que puede ser ligera o
no. B. Sin infarto. 1. Aumento de la transparencia pulmonar; 2. Aumento del diámetro de las arterias
interesadas; 3. Diafragma elevado; 4. Borrosidad de cúpula diafragmática; 5. Opacidades lineales;
6. Hipervascularización del pulmón sano; 7. Visualización de la amputación, con engrosamiento
arterial al nivel del hilio, que termina en forma abrupta (signo de Fleischener).
Lesión alveolar difusa. Son consolidaciones que afectan a todo el espacio aéreo,
que se caracterizan por:
–– La presencia de densidades difusas confluentes, mal definidas y de distribución peri-
hiliar (“alas de mariposa”).
–– La existencia de densidades nodulares mal definidas, alrededor de la periferia del
proceso, con áreas pequeñas de transparencias.
La causa más frecuente de este patrón, es el edema pulmonar. El desarrollo del cuadro
clínico de edema pulmonar se puede dividir, de manera general, en dos fases:
–– La fase intersticial: el líquido fluye hacia el espacio intersticial alveolar, las vainas
peribroncovasculares y los tabiques interlobulillares.
Los signos radiográficos, son:
• La pérdida de la definición de los vasos pulmonares.
• El engrosamiento de los tabiques interlobulillares (líneas A y B de Kerley).
• Los nódulos acinares perihiliares.
• Los manguitos peribronquiales.
• El engrosamiento de las cisuras. El tejido intersticial de los tabiques interlobulillares
se continúa con el tejido intersticial pleural. La acumulación de líquido en este espa-
cio se expresa como el engrosamiento de las cisuras, que puede preceder al derrame
pleural.
–– Fase de edema: se origina en los espacios aéreos. El edema intersticial precede inva-
riablemente al edema alveolar y, en algunos pacientes, la radiografía de tórax muestra
a ambos simultáneamente.
Los signos radiográficos son:
• Los nódulos acinares mal definidos, confluentes, con distribución parcheada, bordes
irregulares y coalescencia predominante en el tercio interno del pulmón.
• El patrón en “alas de mariposa”: la consolidación se extiende desde la región perihi-
liar hacia afuera, dejando indemne la zona subpleural. El borde es irregular, aunque
a veces puede mostrar un límite definido.
• Otros signos radiográficos son: el derrame pleural, la aparición de líquido en las
cisuras, las manifestaciones de insuficiencia cardiaca derecha (aumento de tamaño
de la vena ácigos y el pedículo vascular ensanchado).
–– Enfermedades infecciosas.
–– Reacciones a fármacos.
b) Con enfermedad renal:
–– Síndrome de Goodpasture.
–– Enfermedades colagenovasculares.
–– Glomerulonefritis rápidamente progresiva.
Causas de hemorragia pulmonar en el paciente inmunosuprimido:
a) Idiopática.
b) Infecciones:
–– Bacterianas: Legionella.
–– Virus: citomegalovirus y herpes.
–– Hongos: aspergilosis y mucormicosis.
c) Tumores: leucemias, sarcoma de Kaposi y otros.
En el síndrome de Goodpasture, normalmente la afectación pulmonar es bilateral
y simétrica, a menudo de predominio perihiliar.
En las enfermedades colagenovasculares, la complicación hemorrágica es más
común; en pacientes con lupus eritematoso diseminado y granulomatosis de
Wegener, que en pacientes con enfermedades mixtas del tejido conjuntivo.
En la granulomatosis de Wagener los hallazgos más frecuentes son los nódulos
pulmonares múltiples que suelen cavitarse (Fig. 4.14). Menos habitualmente se
ven nódulos solitarios, infiltrados focales, consolidaciones bilaterales, atelectasias y
derrames. Las consolidaciones bilaterales sugieren la existencia de hemorragia masiva.
La TAC muestra la coexistencia de estas lesiones difusas con nódulos peribron-
quiales adicionales. También se han descrito áreas de atenuación de “vidrio
deslustrado”.
4. La proteinosis alveolar: es una enfermedad poco frecuente, de causa desconocida;
que radiográficamente puede presentar infiltrados mal definidos y bilaterales con
cierta tendencia a ser perihiliares, simulando un edema del pulmón. La TAC puede
mostrar un engrosamiento intersticial en los septos interlobulillares próximos a la
afectación del espacio aéreo.
5. Hemosiderosis pulmonar idiopática: puede verse radiográficamente consolidación
del espacio aéreo u opacidades “en vidrio deslustrado” a predominio perihiliar,
aunque en ocasiones pueden afectarse las zonas pulmonares próximas a los senos
costodiafragmáticos. La consolidación suele desaparecer a los pocos días y es re-
emplazada por un patrón reticular.
Recientemente se han descrito hallazgos en la TACM, que consisten en áreas
homogéneas de atenuación en “vidrio deslustrado” en la fase aguda, mientras que
en la fase subaguda se pueden identificar nódulos difusos y áreas parcheadas de la
misma atenuación.
6. Hemorragias en pacientes inmunodeprimidos: son más habituales en enfermos
leucémicos y en trasplantados de médula ósea o de corazón.
En la radiografía de tórax pueden verse precozmente opacidades reticulares finas,
que progresan con rapidez a la consolidación bilateral del espacio aéreo.
7. Neumonitis lipoidea exógena: se ocasiona secundariamente a la aspiración de aceite
mineral presente en nebulizadores nasales o en purgantes. Radiográficamente hay
consolidaciones alveolares, más frecuentes en las bases pulmonares, que pueden
cavitarse, dar atelectasias o una combinación entre un patrón alveolar e intersticial.
8. Sarcoidosis: se han descrito también opacidades difusas en “vidrio deslustrado”,
además de enfermedad segmentaria del espacio aéreo o aumentos focales y par-
cheados de la densidad pulmonar.
9. Microlitiasis alveolar: es una enfermedad crónica, que con frecuencia se descubre
accidentalmente en una radiografía de tórax. Se observa un moteado pulmonar fino,
generalizado, de densidad de calcio, que oscurece los contornos cardiacos y aumenta
la densidad desde el vértice hasta la base, sin que exista clara coalescencia de las
lesiones. Tiene incidencia familiar.
Patrón reticulonodular
Es la suma de opacidades curvilíneas lineales y depósitos nodulares en el intersticio.
Las causas más frecuentes son: sarcoidosis, granuloma eosinófilo, alveolitis alérgica
extrínseca y neumoconiosis.
Entre las enfermedades que evolucionan con patrón reticulonodular se pueden men-
cionar:
1. La sarcoidosis: es la enfermedad granulomatosa sistémica más frecuente que produce
este patrón; de causa desconocida, que afecta a adultos jóvenes. Aproximadamente
el 50 % de los pacientes con enfermedad pulmonar son asintomáticos.
En esta se describen cuatro estadios radiográficos, que son:
a) Estadio 0: radiografía de tórax normal.
b) Estadio I: adenopatías hiliares uni- o bilaterales y paratraqueales derechas o
ambas sin infiltrados pulmonares (45 %).
c) Estadio II: adenopatías hiliares bilaterales y simétricas con afectación pulmonar
(40-50 %).
d) Estadio III: afectación parenquimatosa sin adenopatías (16 %).
–– IIIa: sin fibrosis pulmonar.
–– IIIb: con fibrosis pulmonar.
Los signos radiográficos son:
–– Las adenopatías: son intratorácicas (75-85 %), hiliares, bilaterales y simétri-
cas (98 %), con el “signo 1-2-3” o “tríada de Garlan”: menos frecuente (hiliar
bilateral más paratraqueal derecha) o 1-2-3 más ventana aortopulmonar (37 %).
Se pueden calcificar en forma de “cáscara de huevo”.
–– Las lesiones parenquimatosas: su imagen más típica y frecuente es el patrón
reticulonodular a predominio de campos superiores. Es raro el patrón micro-
nodular y alveolar (10-20 %) y puede asociarse a adenopatías hiliares.
Las imágenes que se observan en el examen simple y en la TAC, depende del aspecto
patológico que predomine en la enfermedad de base. Estos pueden ser:
–– El volumen pulmonar en la radiografía de tórax depende del aspecto anómalo que
prevalezca; si es la fibrosis, el pulmón está disminuido de tamaño (fibrosis pulmonar
idiopática) y si impera el enfisema obstructivo, el pulmón está aumentado de tamaño
(granuloma eosinófilo, sarcoidosis y linfangioleiomiomatosis).
–– Si existe engrosamiento pleural.
–– Puede presentar neumotórax, por rotura de quistes subpleurales.
–– Pueden existir signos de hipertensión pulmonar y cor pulmonar crónico.
–– Se pueden observar nódulos calcificados (metaplasia ósea en las partes más afectadas).
–– Se puede ver la lesión de base, en el caso de un cáncer del pulmón.
La identificación de patrón en “panal de abejas” por la TAC permite establecer el
diagnóstico fiable de fibrosis en estadio terminal.
Posee una apariencia característica de imágenes aéreas (espacios quísticos) de tamaño
variable, desde pocos milímetros hasta varios centímetros (Fig. 4.27). Estos espacios
quísticos tienen una disposición en varias filas, la pared habitualmente gruesa o pueden
aparecer compartiendo las paredes. Junto a este signo existen otros hallazgos típicos de
fibrosis como: la distorsión de la arquitectura parenquimatosa, el engrosamiento inters-
ticial intralobular, las bronquiectasias por tracción y las opacidades lineales irregulares.
Existen enfermedades que evolucionan hacia la panalización, entre las que se pueden citar:
–– La fibrosis pulmonar idiopática (enfermedad de Hamman-Rich): esta enfermedad se
considera actualmente que es una neumonitis intersticial descamativa (Tabla 4.5). En
sus estadios iniciales, predomina la inflamación y en los estadios avanzados, la fibro-
sis (Fig. 4.28).
Su etiología es desconocida. La edad de los pacientes oscila entre 40-70 años. En los
hallazgos radiográficos en los estadios iniciales, puede verse un patrón en “vidrio
esmerilado”, por lesión de la pared alveolar y edema intersticial o condensación basal
del espacio aéreo o ambas.
En fases avanzadas se aprecia patrón lineal o reticulonodular irregular que concluye
en panalización, con pérdida del volumen pulmonar. Es típica la localización basal y
periférica subpleural.
Estadiaje
El estadiaje del TNM:
T0. No evidencia de tumor.
T1. Tumor menor que 3 cm.
T2. Tumor mayor que 3 cm, con invasión visceral, neumonitis obstructiva o atelectasia.
T3. Tumor a menos de 2 cm de la carina o con invasión de la pleura parietal, la pa-
red torácica, el diafragma, la pleura mediastínica o pericárdica.
T4. Tumor con invasión de la carina, el corazón, los grandes vasos, la tráquea, el
esófago, los cuerpos vertebrales o con derrame tipo maligno.
NO. No adenopatías.
N1. Afectación de los ganglios peribronquiales o hiliares homolaterales o ambas.
N2. Afectación ganglionar mediastínica homolateral.
N3. Adenopatías mediastínicas o hiliares contralaterales o ambas.
M0. No metástasis a distancia.
M1. Metástasis distantes al hueso, a suprarrenales, al hígado, a los riñones, al cere-
bro, a los pulmones y a otros órganos.
3. Engrosamiento hiliar unilateral: el hilio normal (medido desde el centro del me-
diastino) mide 5,5 cm.
Se considera patológico con 7 cm o más. La suma de los dos hilios es normal hasta
11 cm. Es patológico por encima de 13 cm. La diferencia entre los dos hilios es de
1 cm. Se considera patológico cuando es mayor que 1,7 cm.
Esta forma de presentación del cáncer pulmonar se observa entre el 12-28 % de los
pacientes (Fig. 5.9).
4. Neumonía que no regresa: se observa en el 25 %.
5. Tumor con lesiones óseas: se ve entre el 10-20 % (Fig. 5.10). Entre estos se encuen-
tran el tumor de Pancoast, que se caracteriza por:
a) Una masa en vértice.
b) Destrucción de costillas o vértebras.
c) El síndrome de Horner o Du Pettit.
d) El dolor en el brazo. Este síndrome también lo provocan las metástasis y los
tumores neurogénicos.
Tuberculosis Hemosiderosis
Hemosiderosis Insuficiencia renal crónica
Sarcoidosis Metástasis de osteosarcoma
Metástasis Osificación pulmonar ideopática
Neumonía varicelosa
Amiloidosis
Silicosis
Tabla 5.2. Diagnóstico diferencial de los nódulos pulmonares múltiples. División por su
distribución (en orden de frecuencia)
Segmentos pulmonares superiores Segmentos pulmonares inferiores
Tuberculosis Metástasis
Silicosis Embolismo séptico
Infartos
Metástasis Tuberculosis
Hemosiderosis Infartos
Nódulo reumatoideo Metástasis
Hematomas Granulomatosis de Wegener
Silicosis Micosis
Fístulas arteriovenosas Nocardosis
Várices pulmonares
Hidatidosis
Los nódulos mal definidos son: las lesiones isquémicas (infartos, tromboembolismo
séptico inicial, granulomatosis de Wegener y micosis invasoras); los procesos con com-
ponente hemorrágico (metástasis de coriocarcinoma y de angiosarcomas y hematomas
pulmonares en fase precoz) y algunos procesos inflamatorios (diseminación broncógena
tuberculosa y nocardiosis).
El “signo del halo”, que consiste en una zona de atenuación intermedia que rodea a una
lesión pulmonar redondeada, de mayor densidad, fue descrito en pacientes con aspergilo-
sis pulmonar invasora al ser explorados con la TAC en fases precoces de la enfermedad.
También puede presentarse en otras micosis (Candida), en metástasis de tumores muy
Tabla 5.4. Guía de la Radiology Appropriatness Criterio (por sus siglas en inglés, ACR)
para el diagnóstico de nódulos pulmonares
Nódulos
De 1 cm o más De 1 cm o más De 1 cm más De 1 cm más
baja sospecha con sospecha baja sospecha con sospecha
Metástasis pulmonares. Por vía hematógenas se distribuyen por las áreas periféri-
cas de los campos pulmonares inferiores, y muestran contornos nítidos y lisos, aunque
algunas veces por hemorragia asociada.
Los bordes son irregulares o mal definidos, como sucede con las metástasis del
coriocarcinoma, de otros sarcomas o las sometidas a quimioterapia. La velocidad de
crecimiento puede ser muy lenta (carcinoma de tiroides y carcinoma adenoideo quístico
de glándulas salivales) o extraordinariamente rápida (melanoma, osteosarcoma y tumor
testicular de células germinales).
Los tumores que con mayor frecuencia provocan metástasis pulmonares y sus vías, son:
–– Por vía hematógena: el sarcoma óseo y, de partes blandas, el melanoma. Los tumores
de mama, el riñón, el ovario y el testículo.
Micosis pulmonares. Más comunes son las ocasionadas por Aspergillus, Criptococo
y Candida. Todas estas alcanzan a tener manifestaciones radiográficas similares, desta-
cando la representada por lesiones multifocales nodulares, principalmente en pacientes
inmunodeprimidos.
Con frecuencia presentan zonas de cavitación.
Nocardia. Pese a tratarse de una bacteria grampositiva, provoca manifestaciones ra-
diográficas muy similares a las de las micosis pulmonares. Debe sospecharse nocardiosis
en pacientes tratados con esteroides en dosis altas, en los que se demuestren lesiones
multifocales, relativamente redondeadas, mal definidas, con zonas de cavitación y con
síntomas clínicos de una infección respiratoria, con mala respuesta al tratamiento.
Neumonía por varicela (zoster pulmonar). Puede detectarse como complicación de
la lesión cutánea característica. Inicialmente se manifiesta como un infiltrado pulmonar
difuso de tipo alveolar, que evoluciona en pocos días hacia un patrón micronodular di-
fuso, de densidad elevada. Pueden quedar como secuela múltiples y pequeños nódulos
calcificados.
Granulomatosis de Wegener. Es una vasculitis no infecciosa, caracterizada por la
formación de granulomas necrotizantes en las vías respiratorias superiores, la presencia
de glomerulonefritis y el compromiso pulmonar, en forma de nódulos o masas únicas o
múltiples. Estas frecuentemente se cavitan, con paredes gruesas, que pueden ser transi-
torias y recidivantes.
Linfomas no Hodgkin. Son los que con mayor frecuencia provocan lesiones nodula-
res pulmonares múltiples. Pueden tratarse de masas de densidad media, más frecuentes
en los campos pulmonares inferiores, de contornos imprecisos y que muestran zonas de
cavitación.
Calcificaciones pulmonares
La demostración radiográfica de las calcificaciones torácicas, fisiológicas o patoló-
gicas, es muy frecuente.
Entre las primeras se incluyen las de los cartílagos costales, las paredes traqueales
y bronquiales. En las mujeres se suele calcificar la porción central del cartílago costal,
mientras que en los hombres se afectan generalmente las porciones marginales condrales.
La calcificación de los anillos cartilaginosos de la tráquea, e incluso de los bronquios
centrales, es un hallazgo frecuente en pacientes con edades avanzadas y carece de sig-
nificación patológica.
Las calcificaciones torácicas “patológicas”, pueden asentar en el parénquima pulmonar,
las hojas pleurales, el mediastino, las partes blandas o la pared torácica. En general, el
depósito de calcio en el pulmón se origina sobre un tejido dañado (necrosis o cicatriza-
ción), correspondiendo a una calcificación distrófica. Otra se ocasiona por alcalinidad
hística, condicionada por tensiones bajas de dióxido de carbono, que se conoce como
calcificación metastásica.
Es común detectar calcificaciones en fases reparativas de procesos inflamatorios
(tuberculosis y varicela), en el seno de los tumores benignos (hamartoma) o malignos
(carcinoma bronquial y ciertas metástasis), en algunas enfermedades inhalatorias (neu-
moconiosis) o metabólicas (insuficiencia renal e hipercalcemia) y en ciertos procesos de
origen desconocido (microlitiasis alveolar y amiloidosis).
La calcificación pulmonar puede ser circunscrita, multifocal o difusa. La calcifica-
ción focal central, laminada o grumosa, sugiere ser de etiología benigna (granuloma
tuberculoso, hamartoma, condroma y granuloma de células plasmáticas); mientras que
Osificación pulmonar
Se han señalado ciertas diferencias morfológicas entre la osificación pulmonar redon-
deada que acompaña a algunas enfermedades de origen cardiaco (la hemosiderosis y la
venooclusiva pulmonar), de la osificación intersticial, de aspecto ramificado, distribui-
da siguiendo las vainas peribroncovasculares. Esta puede detectarse en enfermedades
pulmonares crónicas como: la fibrosis pulmonar, la asbestosis y la reacción a ciertos
fármacos (busulfán).
Entre las causas de osificación pulmonar, se pueden citar:
–– La microlitiasis alveolar pulmonar: es una enfermedad poco frecuente de etiología
desconocida, que se caracteriza por la existencia de nódulos pulmonares múltiples,
muy pequeños y difusamente distribuidos; constituidos por microcálculos intraalveo-
lares de hidroxipatita. Esta da lugar al signo de la línea negra pleural, porque ese espacio
aparece relativamente hipodenso aunque se trata de un proceso alveolar, con el signo
del broncograma aéreo; también se acompaña muchas veces de líneas septales. La
evolución de la enfermedad es lenta y progresiva no existe un tratamiento eficaz y
los pacientes presentan hipertensión pulmonar precapilar, que suele ser la causa del
fallecimiento.
Hilios pulmonares
Son las zonas del tórax más difícil de evaluar en la radiografía convencional, a causa
de su compleja anatomía y de la superposición de las estructuras vasculares, bronquiales
y ganglionares.
El hilio pulmonar radiográfico está constituido por la radioopacidad o hiperdensidad
compleja, de cada eje pulmonar; formada por los bronquios, las arterias y venas pul-
monares, los ganglios linfáticos, los nervios, los vasos bronquiales y el tejido areolar
acompañante. En la práctica, solo los bronquios, los vasos pulmonares y los ganglios
linfáticos, de encontrarse aumentados de tamaño intervienen en la formación de la imagen
radiográfica del hilio patológico. La similitud en el tamaño y densidad de ambos hilios
debe constatarse sistemáticamente en todo estudio radiográfico.
El conocimiento de la anatomía de los bronquios principales, lobulares y segmentarios,
es imprescindible para analizar adecuadamente la morfología hiliar, porque constituyen
estructuras fijas, de referencia topográfica. Las arterias pulmonares tienen el trayecto bien
establecido, constante e íntimamente relacionado con el árbol bronquial.
Las venas pulmonares se caracterizan por la variabilidad de su recorrido, dicotomi-
sándose y disminuyendo su diámetro de manera progresiva al alejarse del hilio pulmonar.
La arteria pulmonar derecha no forma parte de la imagen hiliar. Las venas pulmonares
influyen escasamente en la densidad global del hilio pulmonar, porque discurren por
debajo de este. Los ganglios hiliares, al igual que los mediastínicos, solo se observan
cuando están aumentados de tamaño.
Generalizadas
Bilaterales
Enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Las bronconeumopatías
obstructivas crónicas comprenden un grupo de enfermedades que tienen en común la
dificultad en la aireación pulmonar, asociada al atrapamiento, con el aumento del volumen
pulmonar total e incremento de las secreciones.
Las bronconeumopatías obstructivas pueden ser independientemente o asociadas.
Entre estas se pueden citar: la bronquitis crónica, el enfisema, las bronquiectasias, las
bronquiolitis crónicas y el asma:
1. La bronquitis crónica: es un diagnóstico clínico basado en antecedentes de expecto-
ración mucosa excesiva. No es un diagnóstico radiográfico; sin embargo, es posible
observar algunos cambios en la radiografía de tórax que sugieren una bronquitis,
estos son:
a) El engrosamiento de las paredes de los bronquios, vistos ortogonalmente en las
regiones parahiliares.
b) La acentuación de la trama broncovascular.
c) La calcificación de los anillos traqueales y bronquiales.
2. El enfisema: consiste en la expansión anómala de los espacios aéreos distales a los
bronquiolos terminales, con destrucción de las paredes alveolares. Desde el punto
de vista radiográfico se comporta como una hiperinsuflación, se acompañe o no
de alteraciones del patrón vascular. Los pulmones hiperinsuflados pueden verse
también en el asma y en ciertos fenómenos compensadores, frente a situaciones de
pérdida de volumen pulmonar.
Existen diversos mecanismos patogénicos con sus respectivos patrones histológicos,
por lo que se han definido cuatro tipos morfológicos de enfisema:
a) Enfisema acinar proximal (centrolobulillar): existen lesiones focales en el centro
del lobulillo primario pulmonar (LPP), cerca del bronquiolo respiratorio proxi-
mal. Es la forma más frecuente de enfisema y aparece en pacientes fumadores
(Fig. 5.17). Predomina en los lóbulos superiores debido, en parte, a que en estas
zonas del pulmón existe aumento de la ventilación con respecto a la perfusión
y mayor valor de presión negativa pleural.
La apariencia del enfisema centrolobular en la TAC (Fig. 5.18), consiste en la
presencia de pequeñas y múltiples áreas nodulares hipodensas de hasta 1 cm de
diámetro. Estas zonas se agrupan cerca del centro del lóbulo primario. Quedan
rodeadas por las ramas arteriales centrolobulares y se corresponden a las áreas
de destrucción centroacinar, identificadas en los estudios anatomopatológicos.
La exacta localización de estas hipodensidades en el centro del lobulillo no
Fig. 5.17. Esquema de enfisema centrolobulillar. SA: saco alveolar; CA: canal alveolar; BR3:
bronquiolo respiratorio de 3er. orden; BR2: bronquiolo respiratorio de 2do. orden.
Fig. 5.19. Esquema de enfisema panlobulillar. SA: saco alveolar; CA: canal alveolar; BR1: bron-
quiolo respiratorio de 1er. orden; BR3: bronquiolo respiratorio de 3er. orden; BR2: bronquiolo
respiratorio de 2do. orden.
Localizadas
Síndrome cavitario
Se denomina cavidad al espacio que contiene gas rodeado por una pared de más de
1 mm de espesor y que posee el contorno irregular. La mayoría de las cavidades son
causadas por necrosis hística con expulsión del material necrótico hacia el árbol bron-
quial (Fig. 5.26).
Para hacer un diagnóstico correcto debe evaluarse los datos clínicos del paciente y
realizar adecuado análisis semiológico de las imágenes obtenidas en la radiografía con-
vencional o en la TAC. Entre los aspectos a valorar se deben citar: el tamaño, el grosor
y el revestimiento de la pared, el contenido, su localización, multiplicidad y si presenta
alteraciones parenquimatosas circundantes.
Cuando predomina la parte sólida, se habla de masa o nódulo cavitado, con áreas
transparentes.
Si predomina la parte aérea, se refiere a cavidad de pared gruesa (la tuberculosis, el
síndrome de Wegener y los abscesos).
El carácter del revestimiento interno. Es liso, en las bullas; velloso, en el absceso;
e irregular o nodular, en el carcinoma.
El contenido. Se tiene en cuenta:
–– Con componente aéreo: los quistes y las bullas.
–– Con líquido: forma un nivel hidroaéreo, el absceso.
–– Con componente sólido: se pueden citar el micetoma, los coágulos y el quiste hi-
datídico (signo del camalote: las membranas flotan en la superficie del líquido).
Puede ser múltiple y se presenta con frecuencia en la fase reparativa de las neumo-
nías estafilocócicas, sobre todo en niños, así como en estadios finales de las infecciones
pulmonares, por Pneumocystis jirovecii. Puede detectarse también en pacientes con
neumonía por inhalación de hidrocarburos, en la evolución de laceraciones pulmonares,
en el traumatismo y en los enfermos sometidos a ventilación mecánica.
Quiste pulmonar
Corresponde a una lesión circunscrita, de contenido aéreo, bien definida, mayor que
1 cm de diámetro, de paredes finas, y en la composición intervienen elementos celulares
variables, casi siempre epitelial. Las lesiones quísticas se cavitan cuando se expulsa,
parcial o totalmente, su contenido al árbol bronquial.
Todos los procesos quísticos del pulmón pueden sufrir cavitación y contener líquido
en su interior.
Junto a este signo existen otros hallazgos típicos como: la fibrosis, la distorsión de la
arquitectura parenquimatosa, el engrosamiento intersticial intralobular, las bronquiectasias
por tracción y las opacidades lineales irregulares.
La histopatología muestra un pulmón quístico, destruido y fibrótico con pérdida
completa de la arquitectura acinar y bronquiolar.
Síntomas
De una manera breve se organiza cómo estudiar cada uno de
los síntomas y signos, dividiendo los exámenes por niveles de
complejidad.
Síndromes
A continuación se relacionan, en orden alfabético, algunos síndromes; estos son:
–– Síndrome de la apertura torácica superior: se debe a la compresión del haz neurovas-
cular del opérculo torácico por causas óseas (costilla cervical, primera costilla, cla-
vícula, etc.), lesiones musculares (músculo escaleno, subclavio o pectoral menor) o
bandas fibromusculares. En la tomografía axial computarizada se observan signos de
compresión vascular en posición de hiperabducción del brazo, durante la inyección
del contraste.
–– Síndrome de Behçet: es una enfermedad inmunitaria que se caracteriza por ulceracio-
nes recurrentes en las mucosas con base necrótica, acompañada de artritis. Hay afec-
tación predominante de los grandes vasos, sobre todo venoso. En la tomografía axial
computarizada se observa un ensanchamiento mediastinal por edema secundario a la
obstrucción o estrechamiento de la vena cava por un trombo. También hay dilatación
de las arterias pulmonares, por trombosis o aneurismas.
–– Síndrome Boerhaave: es la perforación espontánea del esófago. La tomografía axial
computarizada puede mostrar neumomediastino, neumotórax o hidroneumotórax; ade-
más, enfisema subcutáneo, ensanchamiento mediastinal y derrame pleural izquierdo.
–– Síndrome de Breeder: se presenta en personas que cuidan palomas, caracterizado por
fiebre, malestar general, escalofríos, disnea, tos y artralgia. En la tomografía axial
computarizada hay lesiones reticulonodulares finas, producto de neumonitis intersticial.
–– Síndrome de Brock-Graham: es una lesión del lóbulo medio que comienza con fie-
bre, hemoptisis y neumonías a repetición. En la tomografía axial computarizada se
observa una hiperdensidad de aspecto triangular paracardiaca derecha, por atelectasia
o lesión inflamatoria.
–– Síndrome de Caplan: es la asociación de la silicosis con artritis reumatoide. En la
tomografía axial computarizada se definen nódulos necrobióticos reumatoides, con
los estigmas radiográficos de la silicosis.
–– Síndrome de Ceelen-Gellerstedt: es la hemosiderosis idiopática pulmonar que se ve
en el sexo masculino en edades tempranas de la vida. De presentación repentina y
se caracteriza por: tos, disnea, hemoptisis, fiebre, dolor abdominal y anemia. En la
tomografía axial computarizada se observa patrón reticulonodular acompañado de
cardiomegalia.
–– Síndrome Churg Strauss: es una vasculitis sistémica cuya triada característica con-
siste en: asma bronquial, eosinofilia y vasculitis sistémica. En la tomografía axial
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