resistencia lateral y de ductilidad del edificio frente a fuerzas horizontales.
La resistencia se consigue haciendo, por
ejemplo, vigas y pilares más grandes y que tengan más acero en el interior.
Aumentar únicamente la resistencia es
económicamente inviable, por lo que se recurre también a la ductilidad-
La ductilidad es la capacidad de los materiales o
de las estructuras para deformarse plásticamente sin llegar a romperse.
Para aumentar la resistencia de los edificios a los
seísmos se pueden emplear varias técnicas, como añadir muros estructurales de hormigón armado, barras diagonales, muretes laterales en los pilares o reforzar los pilares con presillas de acero. Algo muy importante es la conexión de las vigas con los pilares, para que con el movimiento no se separen y no se derrumben las plantas. Todo esto es mucho más sencillo en los edificios de nueva construcción. Para los edificios que ya existen habría que llevar a cabo un análisis detallado para comprobar qué resistencia sísmica tienen sus estructuras.
Una forma de aplicación especial para los
elementos de hormigón prefabricado es la recogida de datos por sensores.
Se pueden incorporar microchips en los
elementos prefabricados para obtener información de las cargas y fuerzas que afectan a los elementos de construcción. Esto puede ser especialmente importante en el caso de terremotos en los que los edificios se ven afectados por fuerzas particularmente altas. Los microchips incorporados pueden emitir una señal y avisar, así, a tiempo a los habitantes para que dejen el edificio.