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Pequeño extracto del libro El Secreto Judío de Cervantes, de O.H.A. publicado por Espejo de Tinta en 2005, una visión heterodoxa de Cervantes y su obra cumbre.
Pequeño extracto del libro El Secreto Judío de Cervantes, de O.H.A. publicado por Espejo de Tinta en 2005, una visión heterodoxa de Cervantes y su obra cumbre.
Pequeño extracto del libro El Secreto Judío de Cervantes, de O.H.A. publicado por Espejo de Tinta en 2005, una visión heterodoxa de Cervantes y su obra cumbre.
Si don Quijote es simplemente un loco, ¿cómo es capaz de discernir
correctamente, incluso mejor que los demás, de cualquier tema y materia que salga a colación en las conversaciones que mantiene con muy diferentes tipos de personas? Cervantes se refugia en la aparente locura del hidalgo, con el recurso a los gigantes o a los ejércitos para mostrarnos el verdadero sentido de la vida y la condición humana que, sólo un hombre como él, después de haber sentido la llamada de la revelación, y haber vivido una existencia difícil, estrecha, como el prometedor camino de la virtud, podía comprender. De boca de don Quijote sale una de las frases claves de la obra: “Yo sé quien soy”. No hay sentencia más firme para corroborar que la intención del hidalgo al “renacer en este siglo la antigua orden de caballería” escapa a un objetivo mundano. Él sabe quien es, y por extensión sabe también lo que ve; los demás, aquellos no iniciados en la cábala y el saber hermético, no saben quienes son, ni ven sino lo aparente, están cegados por el famoso Velo de Isis, del que hablamos anteriormente. Quitar esa venda de sus ojos será la misión de nuestro protagonista y su autor, para que el hombre carnal pueda convertirse en un hombre espiritual y, de esta forma, salvarse de la condena en la que está sumido. En el Éxodo (3,14) leemos que Él es “el que es”, en referencia a Dios. Don Quijote, pues, tiene un cometido de naturaleza divina, sabe, como Dios, quién es, mientras los demás están ciegos en la prisión de este mundo carnal y material. Sin embargo, don Quijote no podrá ver cumplida su meta si le falta la otra mitad perdida, la Shekhinah cabalística, encarnada por Dulcinea del Toboso; su búsqueda será el objetivo primordial de su viaje iniciático; sin embargo, el hidalgo necesitará, y aunque no lo parezca, del “carnal Sancho” para emprender su desafío.
Extracto del libro El Secreto Judío de Cervantes, de Óscar Herradón