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Crecimiento económico, consumo de combustibles fósiles y no fósiles: Un análisis de Pooled Mean

Group usando indicadores de capital.

Abstracto:
Este estudio agrupa al estimador Pooled Mean Group para examinar las relaciones entre el crecimiento
económico y el consumo de combustibles fósiles y no fósiles de 53 países entre 1990 y 2012. La muestra
global fue dividida en cuatro categorías: exportadores avanzados, importadores avanzados, exportadores e
importadores en desarrollo. El propósito de estas categorías fue el observar si los factores únicos de estos
países influyen en la relación entre consumo de energía y crecimiento económico. Con la excepción de
importadores en desarrollo se evidencia una casualidad bidireccional ente el consumo de combustibles
fósiles y el PIB real en todas las muestras. Esto lleva a la conclusión de que los esfuerzos para conservar
directamente los combustibles fósiles pueden perjudicar el crecimiento económico. En cuanto al uso de
combustibles no fósiles, los resultados son más diversos. La causalidad bidireccional entre el uso de
combustibles no fósiles y el PIB se encuentra a largo y corto plazo para los importadores desarrollados;
casualidad bidireccional únicamente en el largo plazo para exportadores desarrollados; casualidad de larga
tendencia del PIB real para combustibles no fósiles para exportadores en desarrollo; y la causalidad a largo
plazo del uso de combustibles no fósiles al PIB real para los importadores en desarrollo. Estos resultados
llevan a la conclusión que otros factores deben ser los responsables para el progreso visto en el uso de
combustibles no fósiles. Por lo tanto, se concluye que el crecimiento económico por sí solo es insuficiente
para promover el desarrollo de energía limpia. Es necesario que los responsables de la formulación de
políticas creen un entorno propicio para la inversión en energía renovable.

Introducción
La reciente conferencia de cambio climático desarrollada en Paris resultó en un compromiso de limitar el
calentamiento muy por debajo d 2°C por encima de los límites industriales y continuar con los esfuerzos de
limitar el incremento global de temperatura a 1.5°C (UNFCCC). Si bien el acuerdo demuestra la voluntad
de los países de combatir el cambio climático, la aplicación de las políticas prometidas planteará sin embargo
importantes desafíos. El principal de ellos es el equilibrio entre mitigar el cambio climático y mantener el
crecimiento económico. Esto es de particular importancia para los países en desarrollo, que serán uno de los
mayores contribuyentes a futuros incrementos en las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Según
las tendencias actuales, se prevé que las emisiones no OCDE superen las emisiones de la OCDE en un 127%
para 2040 (EIA, 2013). Por lo tanto, es vital que los países emergentes gestionen su desarrollo más sostenible
en comparación con los países que se desarrollaron en generaciones anteriores. Unruh (2000, 2002) y Unruh
y Carrillo-Hermosilla, 2006 han descrito incluso un fenómeno de "bloqueo de carbono", en el cual los países
con sistemas energéticos basados en combustibles fósiles encuentran difícil la transición a la energía
alternativa una vez que se establecen las políticas y la infraestructura energética en su lugar.

Fig. 1 muestra las emisiones de dióxido de carbono per cápita de los países objetos de este estudio,
clasificadas de acuerdo con su nivel de desarrollo y su estatus de importador o exportador. Se observa que,
en el caso de los países desarrollados, las emisiones de dióxido de carbono (CO2), al menos en términos per
cápita, disminuyeron ligeramente entre 1990 y 2012, posiblemente reflejando el cambio en curso en la
composición de estas economías, así como los aumentos en la eficiencia energética y el uso no-fósil. Por
otra parte, las emisiones per cápita de los países en desarrollo siguen aumentando. A menos que se pueda
detener o invertir esta tendencia, la trayectoria del calentamiento global será significativamente más
pronunciada.

Las amenazas del cambio climático están bien documentadas y las emisiones de GEI, principalmente por el
consumo de combustibles fósiles, son una de las principales causas de este fenómeno. Además, los países
en desarrollo se consideran más vulnerables a estos riesgos debido a su dependencia de la agricultura, el
sector de producción más sensible al clima. Además, los países en desarrollo son los menos capaces de
adaptarse al cambio climático debido a una combinación de infraestructura subdesarrollada, sistemas de
seguridad social insuficientes y bajos ahorros personales para la recuperación de desastres (Ward y Shively,
2012). La Organización Mundial de la Salud (OMS) proyecta 250.000 muertes anuales adicionales por el
cambio climático entre 2030 y 2050 (OMS, 2015).

Al mismo tiempo, sin embargo, es importante reconocer las contribuciones del consumo de energía al
desarrollo económico. En la medida en que el uso de la energía aumenta el crecimiento económico, eleva
los ingresos, eleva los niveles de educación y mejora la salud y la infraestructura, el uso responsable de
energía puede ser una fuerza positiva para conseguir la reducción de la pobreza. Este razonamiento, desde
luego, asume que el consumo de energía produce un crecimiento económico, y por lo tanto los esfuerzos
para conservar esa energía podría restringir los ingresos. Fig 2 muestra una clara correlación entre el uso de
energía y el efecto GEI per capita, pero casualmente es mucho menor obviamente, podría ser el caso de que
la casualidad vaya en otra dirección, siendo los ingresos el principal motor del consumo de energía.
Alternativamente, la relación podría ser bidireccional o no tener relación alguna.
La comprensión de estas dinámicas es el objetivo principal de publicaciones respecto a la relación energía-
ingreso. Publicaciones recientes se han caracterizado por presentar resultados contradictorios, sin ningún
claro consenso acerca de la naturaleza de la casualidad. Diferentes formas de casualidad han sido observadas
dependiendo de los países investigados. El tiempo considerado, las variables incluidas, el enfoque
econométrico empleado en si mismo no es completamente irrazonable. Ya que es probable que la relación
entre la energía y el crecimiento difiera en el tiempo y entre los países. Para contribuir al análisis existente,
este estudio desagrega el consumo de energía en fuentes de combustibles fósiles y no fósiles y divide una
muestra global de 53 países en cuatro submuestras: Exportadores desarrollados, importadores desarrollados,
exportadores en desarrollo e importadores en desarrollo. El propósito de esta desagregación es determinar
qué papel desempeña el nivel de desarrollo y el estatus de importador / exportador de energía en la relación
entre energía e ingresos, y también si estos hallazgos difieren con respecto a las dos fuentes de energía
alternativas - combustibles fósiles y no fósiles.

Al abordar el cambio climático, los responsables de la formulación de políticas son cada vez más conscientes
de que no siempre es apropiado un enfoque de "talla única". En cambio, es más deseable que los países
contribuyan a las emisiones globales. En cambio, es más deseable que los países contribuyan al esfuerzo
mundial de reducción de emisiones de acuerdo con sus fortalezas y debilidades. Esto dependerá de las
dotaciones de recursos, las características geográficas y la importancia de determinadas industrias en una
economía determinada. Esta línea de razonamiento se reflejó en la ronda más reciente de negociaciones
sobre el cambio climático de la ONU. Esta línea de razonamiento se reflejó en la ronda más reciente de
negociaciones sobre el cambio climático de la ONU, donde se pidió a los países que publicaran las
contribuciones previstas a nivel nacional (INDC), en el que los países especifican qué papel desempeñarán
para alcanzar el objetivo de la temperatura mundial. Los INDC fomentan la transparencia y la divulgación
y alientan a otras naciones a incrementar sus esfuerzos, al tiempo que señalan a las empresas y los
consumidores cómo pueden modificar sus acciones consecuentemente (world resources institute 2015).
Dado que se centra en la adaptación de las políticas energéticas y ambientales a países específicos, este
documento contribuye al debate de política al describir cómo los países de cada una de las cuatro
submuestras podrían responder al cambio climático sin obstaculizar innecesariamente sus perspectivas
económicas.

Varios fenómenos importantes en la economía mundial son relevantes para el nexo entre la energía y los
ingresos. Como se evidencia en la Fig. 3, el sector de los servicios representa una mayor proporción del PIB
en los países desarrollados que en los países en desarrollo, pero con el tiempo esta proporción ha aumentado
para todos los países. Una consecuencia de esta transformación estructural es que los sectores industrial y
agrícola, que se consideran más intensivos en energía, ahora juegan un papel más pequeño en las economías
bajo investigación. Es instructivo señalar que muchos de los países desarrollados en este estudio (tanto
importadores netos de energía como exportadores) han logrado disminuir su uso de combustibles fósiles, a
pesar de que han registrado aumentos constantes en el PIB.

La tabla 1 muestra que el crecimiento anual medio del consumo de combustibles fósiles ha sido del 0,08%
para los importadores desarrollados. Si bien es imperativo no confundir la correlación con la causalidad,
parece que la relación, una vez obviamente positiva, entre los combustibles fósiles y el PIB se ha ido
debilitando, incluso invirtiendo para una proporción considerable de los países desarrollados. Las pruebas
de causalidad entre estas variables tendrán implicaciones políticas importantes para el mundo desarrollado
y también servirán de guía para los países en desarrollo.
Otro desarrollo importante ha sido la rápida adopción de las energías renovables. Esto ha sido facilitado por
una mayor conciencia ambiental, innovaciones tecnológicas, disminuciones de costos, aumentos de escala
y asistencia de los gobiernos en forma de subsidios y créditos tributarios. En promedio, el crecimiento anual
del consumo de combustibles no fósiles entre 1990 y 2012 ha sido del 3,6%. En este estudio llevamos a
cabo pruebas de causalidad para determinar si esta absorción en combustibles no fósiles tiene alguna
implicación para el crecimiento económico, si el aumento de combustibles no fósiles es el resultado de
mayores ingresos o si la adopción de energías renovables es de alguna manera atribuible a otros factores.
La distinción entre importadores de energía y exportadores también será informativa en este estudio. La
tabla 1 también muestra cómo los importadores y los exportadores difieren en su combinación de energía.
Entre 1990 y 2012, la participación del consumo de energía de los combustibles fósiles ha aumentado en
tres puntos porcentuales a nivel mundial. La desagregación en las cuatro submuestras sirve para explicar
esta progresión. En los países desarrollados, independientemente del estatus de importador / exportador, la
participación de los combustibles no fósiles en el consumo de energía ha aumentado porque el crecimiento
en el consumo de combustibles no fósiles ha superado significativamente el crecimiento de combustibles
fósiles. Sin embargo, en base a los países incluidos en el análisis, los combustibles fósiles desempeñaron un
papel más importante en la combinación energética de los exportadores en comparación con los
importadores. Por convención, se considera que los importadores están más orientados hacia los
combustibles no fósiles, no sólo por razones de seguridad energética y escasez de hidrocarburos, sino
también porque sus economías están estructuradas hacia industrias menos intensivas en energía y una
mezcla energética más amplia.
Por otra parte, la proporción de combustibles no fósiles en el conjunto de los países en desarrollo ha
disminuido desafortunadamente. Esto puede parecer desconcertante. Para los exportadores en desarrollo, el
crecimiento de los combustibles fósiles ha superado el crecimiento de los combustibles no fósiles como se
puede esperar. Mientras tanto, para los importadores en desarrollo, el crecimiento promedio en el consumo
de combustibles no fósiles ha sido un impresionante 5,5%, pero esto probablemente ha estado fuera de una
base muy baja. La probable implicación es que a pesar de los avances en el campo de los combustibles no
fósiles, los combustibles fósiles han sido requeridos para satisfacer las crecientes necesidades energéticas
de las naciones en desarrollo y la abundancia de energía lo hace mucho más factible para los exportadores.
Es interesante observar que el energymix es casi idéntico para importadores desarrollados y exportadores
en desarrollo. Las pruebas de causalidad revelarán si los importadores y exportadores difieren en su enfoque
de los combustibles no fósiles. Otro razonamiento para la desagregación en combustibles fósiles y no fósiles
en este análisis es investigar las oportunidades de sustituibilidad entre las dos fuentes de energía. Esto es de
particular importancia para los responsables de la formulación de políticas, ya que gestionan la transición
hacia fuentes de energía más limpias.

Este documento contribuye a las publicaciones existentes de varias maneras. En primer lugar, empleamos
un estimador de Grupo Pooled Mean (PMG) que está comenzando a ser explorado en la investigación del
nexo de energía-ingreso publicado. El estimador PMG permite la heterogeneidad transversal a través de sus
parámetros de corto plazo y permite inferencias de causalidad a corto y largo plazo, independientemente de
si las variables incluidas son I (1) o I (0). En segundo lugar, adoptamos medidas mejoradas del capital
humano y físico, mientras que los estudios anteriores se han basado en la formación bruta de capital y la
fuerza de trabajo total. Esto se ha conseguido incorporando el promedio de años de escolaridad como una
medida para la educación de la fuerza de trabajo y acumulando la formación bruta de capital de acuerdo con
el método de inventario perpetuo. En tercer lugar, aunque se comienza a poner énfasis en el papel del
desarrollo y los niveles de ingresos en el nexo entre el crecimiento energético y el consumo, no se ha
prestado mucha atención al discernimiento entre exportadores netos e importadores de energía. Por último,
hemos hecho un esfuerzo para incluir a los países a menudo omitidos de los estudios anteriores, en particular
los países de Europa oriental, para los cuales es escaso el número de datos antes de 1990.
El resto del documento está organizado de la siguiente manera. La Sección 2 revisa la literatura existente,
la Sección 3 describe la metodología, la Sección 4 presenta y discute los resultados, mientras que la Sección
5 concluye con una discusión de las implicaciones políticas y las vías para futuras investigaciones.

2. Revisión de la literatura
Los hallazgos en el nexo de energía-ingreso generalmente caen bajo cuatro hipótesis: crecimiento,
conservación, retroalimentación y neutralidad. La hipótesis del crecimiento implica la causalidad del
consumo de energía al crecimiento económico. Una implicación de la hipótesis del crecimiento es que los
esfuerzos para reducir el consumo de energía dañarán el crecimiento económico. La hipótesis de
conservación implica la causalidad del crecimiento económico al consumo de energía. En este caso, los
esfuerzos para reducir el consumo de energía no tendrán un impacto perjudicial en el crecimiento
económico. La hipótesis de retroalimentación se apoya cuando se observa la causalidad bidireccional y la
hipótesis de neutralidad asume que no hay causalidad en ninguna de las dos direcciones.
El estudio pionero en esta área fue realizado por Kraft y Kraft (1978), quienes encontraron evidencia de una
causalidad unidireccional que fluía desde el ingreso al consumo de energía. Akarca y Long (1980) criticaron
este resultado, argumentando que la inclusión del período 1973-1974 (dominado por la crisis petrolera de
la OPEP) tuvo un efecto irrazonable en los resultados, en lugar de que presentaron pruebas de neutralidad.
Estos primeros estudios empleaban generalmente la causalidad de Granger o Sims. Sin embargo, una crítica
de esta literatura temprana ha sido la asunción de stationarity (Costantini y Martini, 2010), que puede haber
conducido a resultados espurios. El desarrollo de las pruebas de raíz unitaria y el trabajo de Engle y Granger
(1987) en el área de la cointegración permitieron investigar en el futuro el orden de integración de las
variables incluidas y aplicar el modelo de corrección de errores para sacar conclusiones sobre la causalidad.
A pesar de este progreso econométrico, los resultados permanecieron mixtos y fueron sensibles a la
selección de la muestra (ya sea a través del tiempo o la elección de los países), el enfoque econométrico y
las variables incluidas en el análisis.
El uso del modelo vectorial de corrección de errores (VECM) empezó alrededor de 2005. Los datos del
panel ofrecen varias ventajas sobre los datos puros de series temporales. El panel de datos aborda el tamaño
limitado de los datos relevantes de las series temporales, permitiendo combinar las dimensiones de la
sección transversal y el tiempo. Esto permite mayores grados de libertad y mayor poder estadístico de las
pruebas de raíz unitaria, que sufren de baja potencia. También se tiene en cuenta la heterogeneidad, y la
estructura del panel reduce el riesgo de colinealidad entre los regresores. El análisis que incorpora datos de
panel fue posible gracias al desarrollo de pruebas de raíz unitaria y cointegración de panel a medida.
Los primeros estudios para utilizar este enfoque econométrico incluyen: Lee (2005), Al-Iriani (2006) y
Mahadevan y Asafu-Adjaye (2007). Lee (2005) descubrió la causalidad que fluye de la energía al PIB para
18 países en desarrollo en un modelo trivariano que incorpora la formación bruta de capital, mientras que
Al-Iriani (2006) observó la causalidad del PIB a consumo de energía para los seis países del Consejo de
Cooperación del Golfo. Mahadevan y Asafu-Adjaye (2007) incorporaron los precios en su análisis y
organizaron los países incluidos de acuerdo con el nivel de desarrollo y la balanza comercial neta de la
energía. A corto plazo, se encontró la causalidad bidireccional para todas las categorías excepto para los
importadores en desarrollo, para los que el hallazgo fue causalidad unidireccional desde la energía al PIB.
A largo plazo, la causalidad bidireccional continuó para los exportadores desarrollados, y los importadores
mostraron causalidad sólo de la energía al PIB.
Muchos estudios se han centrado en una determinada región o categoría de países. Hossain (2011) observó
la causalidad desde el PIB hasta el consumo de energía de nueve países recién industrializados. Ozcan
(2013) analizó los datos de los países de Oriente Medio entre 1990 y 2008, y detectó la causalidad del
crecimiento económico al consumo de energía. Cowan et al. (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) con
el hallazgo de retroalimentación para Rusia, la conservación para Sudáfrica y la neutralidad para Brasil, la
India y los países del BRICS (2014) analizaron la causalidad entre el consumo de electricidad y el
crecimiento económico y las emisiones de CO2 China.
Apergis y Payne (2009) examinaron seis países centroamericanos y encontraron una causalidad
bidireccional entre el consumo de energía y el crecimiento económico en el corto plazo, pero la causalidad
a largo plazo fue consistente con la hipótesis de conservación. Para siete naciones sudamericanas, Yoo y
Kwak (2010) observaron la causalidad del consumo de electricidad al crecimiento para Argentina, Brasil,
Chile, Colombia y Ecuador; Un efecto de retroalimentación para Venezuela; Y neutralidad para el Perú.
Wang et al. (2011) investigó la causalidad de 28 provincias en China, con evidencias que apoyan la hipótesis
de retroalimentación a corto plazo y la hipótesis de conservación a largo plazo. La diversidad de estos
hallazgos refuerza la idea de que las políticas deben adaptarse a las circunstancias de una economía dada.
Otra vía de investigación ha sido la desagregación del consumo de energía en diferentes fuentes de energía.
Esto ha sido motivado en gran parte no sólo por la cuestión del cambio climático, sino también por las
preocupaciones por la seguridad energética. Utilizando datos de 1949 a 2006 para el PIB real, el consumo
de energía renovable y no renovable en los EE.UU., Payne (2009) encontró evidencia de neutralidad. Al
considerar el impacto de las energías renovables en Europa, Menegaki (2011) también encontró evidencia
en apoyo de la hipótesis de la neutralidad. Para un panel de veinte países de la OCDE de 1985 a 2005, los
resultados de Apergis y Payne (2010) apoyaron la hipótesis de retroalimentación para el PIB real y las
energías renovables tanto a largo como a corto plazo. Apergis y Payne (2012), que amplían el análisis a
fuentes de energía tanto renovables como no renovables, consideraron un panel de 80 países y una vez más
observaron la causalidad bidireccional a largo y corto plazo entre el crecimiento económico y ambas fuentes
de energía.
Apergis et al. (2010) compararon la energía nuclear y la energía renovable en su impacto en las emisiones
de CO2. Si bien hubo evidencia de causalidad bidireccional entre las energías renovables y el crecimiento
económico, las energías renovables no fueron eficaces para reducir el CO2, posiblemente debido a la falta
de inversión o la falta de tecnología de almacenamiento, lo que significa que se necesitan copias de
combustible fósiles. Por otra parte, se encontró que la energía nuclear disminuyó las emisiones, pero la
causalidad con el crecimiento fue menos directa. El PIB llevó a aumentos en la energía nuclear, pero la
causalidad en la otra dirección fue negativa. Entre los posibles motivos de este hallazgo se cuentan los
elevados costes de capital y el coste de la eliminación de los residuos radiactivos. Dos trabajos recientes que
investigan la relación entre el consumo de energía renovable y el crecimiento económico son de Inglesi-
Lotz (2016) y Alper y Oguz (2016). Inglesi-Lotz (2016) analizó la relación de 34 países de la OCDE y
encontró que un aumento del 1% en el consumo de energía renovable aumentará el PIB real en 0,105%.
Alper y Oguz (2016) también analizaron la relación de ocho nuevos miembros de la UE, encontrando la
causalidad de pasar de las energías renovables al PIB real de Bulgaria, el PIB real a las energías renovables
para la República Checa y la neutralidad para los restantes países.
Salim y Rafiq (2012) estudiaron seis principales economías emergentes (Brasil, China, India, Indonesia,
Filipinas y Turquía) consideradas como una "aceleración proactiva" de la captación de energía renovable.
A largo plazo, la energía renovable fue impulsada por el ingreso y la contaminación en Brasil, China, India
e Indonesia, pero el ingreso fue el único factor significativo para Turquía y Filipinas. A corto plazo, Brasil,
China, Turquía y Filipinas se alinearon con la hipótesis de retroalimentación, mientras que India e Indonesia
mostraron causalidad sólo de los ingresos a las energías renovables. Ohler y Fetters (2014) descomponían
la energía renovable en Cinco de sus principales fuentes: biomasa, geotérmica, hidroeléctrica, solar, residuos
y eólica. Se observó una causalidad bidireccional positiva para la energía hidroeléctrica y de residuos; Se
observó una causalidad bidireccional negativa para la energía geotérmica y eólica; La causalidad
unidireccional se encontró del PIB a la energía solar; Los incrementos en el PIB aumentaron la biomasa,
pero la biomasa disminuyó el PIB.
La persistencia de resultados no concluyentes en la literatura ha llevado a los investigadores a perseguir
otros factores que pueden explicar las variaciones en la causalidad. Por ejemplo, Costantini y Martini (2010)
evaluaron la causalidad entre el consumo de energía y el crecimiento económico para los diferentes sectores
de uso final de los países de la OCDE y no pertenecientes a la OCDE. Se encontró que la dirección de la
causalidad difirió sustancialmente entre la industria, los servicios, el transporte y los sectores residenciales
y, en algunos casos, difería dentro de un sector dependiendo de si un país era OCDE o no OCDE. En un
estudio similar sobre energías renovables y no renovables en los Estados Unidos, Bowden y Payne (2010)
descubren que no hay causalidad entre el PIB real y el consumo de energía renovable comercial e industrial;
Causalidad bidireccional entre el PIB real y el consumo de energía no renovable comercial y residencial; Y
la causalidad unidireccional del consumo de energía residencial renovable e industrial no renovable al PIB
real. Las implicaciones para los formuladores de políticas son que las políticas energéticas deben adaptarse
a los diferentes sectores, así como a los países.
Más recientemente, Karanfil y Li (2015) incorporaron la urbanización y las importaciones netas de
electricidad a un análisis de 160 países, concluyendo que el "nexo de crecimiento de la electricidad es
altamente sensible a las diferencias regionales, los niveles de ingresos de los países, las tasas de urbanización
y la dependencia eléctrica". Los autores construyeron submuestras de acuerdo con la membresía de la
OCDE, los niveles de ingresos y la geografía, encontrando evidencia en apoyo de la hipótesis de
conservación para Asia oriental y el Pacífico, Oriente Medio y Norte de África, países de Oriente Medio y
África del Norte, Países de ingresos medios. América del Norte, África subsahariana y países de la categoría
de ingresos medios y altos mostraron neutralidad, mientras que la causalidad bidireccional se encontró en
Asia meridional, Europa y Asia central, América Latina y el Caribe y países de ingresos altos y bajos.
Apergis y Payne (2011) también separaron 88 países según sus ingresos. Su evidencia apoya la hipótesis de
retroalimentación entre el uso de la electricidad y el PIB para los paneles de ingresos altos y medios altos;
La hipótesis de crecimiento a corto plazo para los países de ingresos medios bajos, pero la hipótesis de
retroalimentación a largo plazo; Y la hipótesis de crecimiento para los países de bajos ingresos. Los estudios
discutidos anteriormente se resumen en la Tabla A.1 del Apéndice.
Es importante señalar que este documento propone una desagregación ligeramente diferente del consumo
de energía. Aquí distinguimos entre combustibles fósiles y combustibles no fósiles, en lugar de renovables
y no renovables. Si el propósito del análisis de la política energética es reducir la contaminación, entonces
se puede argumentar que la división de combustibles fósiles es una clasificación más informativa porque
clasifica las fuentes de energía de acuerdo con su nivel de emisiones.
Por ejemplo, la energía nuclear no está clasificada como renovable, sin embargo, como un combustible no
fósil, que está a ofrecer ciertos beneficios. Adamantiades y Kessides (2009) afirman que "las centrales
nucleares ahorran actualmente cerca del 10 por ciento de las emisiones totales de CO2 provenientes del uso
mundial de la energía" y "las emisiones de CO2 aumentarían alrededor de 2.500 millones de toneladas al
año" sin el uso de la energía nuclear. De hecho, con respecto a las emisiones de los GEI, la energía nuclear
está a la par con la mayoría de las fuentes de energía renovables, y en realidad es más limpia que la
producción de energía solar. Si bien el desastre nuclear de Fukushima Daiichi en Japón habría aumentado
la percepción pública negativa de la energía nuclear, es probable que forme parte integral de la mezcla
energética global futura con más de 60 proyectos actualmente en construcción en 15 países y programas de
extensión en curso. Mejorar las plantas existentes (World Nuclear Association, 2015).
Los estudios anteriores fueron bivariados o de naturaleza trivariana. Más recientemente, la investigación ha
avanzado hacia el análisis multivariado. Por ejemplo, Payne (2009), Apergis y Payne (2010, 2011, 2012) y
Ohler y Fetters (2014) han incluido medidas tanto de la formación de capital como de la fuerza de trabajo,
en un intento de emular un marco de funciones de producción. Este trabajo mejora estos estudios mediante
la generación de proxies más representativas. Los años de escolaridad y las estimaciones del retorno a la
educación se suman a los datos de la fuerza de trabajo para obtener una medida del capital humano. Mientras
tanto, el método de inventario perpetuo y las estimaciones de depreciación y crecimiento del PIB se utilizan
para crear una medida de capital físico. Esto proporciona una estimación del capital físico en lugar de la
formación bruta de capital, que es en esencia una medida de inversión.

3. Metodología
3.1. Descripción de datos y fuentes

Los datos anuales de 53 países (véase el cuadro A.2 del Apéndice) de 1990 a 2012 se recopilaron del Banco
Mundial, de la Administración de Información sobre Energía de los Estados Unidos (EIA) y del Conjunto
de datos sobre el nivel de instrucción de Barro-Lee. La información sobre el consumo de combustibles
fósiles y no fósiles (tanto en términos de consumo de energía fósil como de combustible no fósil) se obtuvo
a partir de los Indicadores de Desarrollo Mundial (WDI) del Banco Mundial (2005 2005), la formación
bruta real de capital (GKF) En billones de unidades térmicas británicas) se adquirió de la EIA. El consumo
de combustibles fósiles se calculó como la suma del consumo de petróleo, carbón y gas natural. El EIA no
publica datos sobre combustibles no fósiles, por lo que se obtuvo como consumo total de energía menos el
consumo de combustibles fósiles. Con el fin de generar la representación del capital humano, se obtuvieron
los años promedio de escolaridad total de la población de 25 años de edad a partir del Conjunto de datos
sobre el nivel de instrucción. La gama de datos requeridos sobre educación y formación de capital restringe
el número de países disponibles para el análisis, pero sin embargo estos 53 países representaron el 84.6%
del consumo mundial de energía en 2012.
Para complementar las estadísticas energéticas ya presentadas en la Introducción, los indicadores de la Tabla
2 proporcionan una justificación adicional para el enfoque de datos de panel, dada la aparente
heterogeneidad en este conjunto de datos global. La tasa media de crecimiento del PIB entre 1990 y 2012
para los 53 países en su conjunto fue del 3,5%. Como era de esperar, los exportadores e importadores
desarrollados registraron las tasas de crecimiento más bajas de 2,2% y 2,1%, respectivamente, mientras que
la tasa de crecimiento del PIB fue mayor en los importadores en desarrollo, con un 5,0%. El PIB per cápita
en 2012 fue más alto para los exportadores desarrollados (38.618 dólares). Es interesante observar que esto
fue 41% más alto que el PIB promedio per cápita de los importadores desarrollados. La obvia advertencia
aquí es que estas cifras no representan necesariamente diferencias entre importadores y exportadores en
general, sino que sirven para resaltar algunas de las características de los países bajo investigación.
La fuerza de trabajo promedio fue mayor para los importadores en desarrollo, aunque esto es probable que
esté fuertemente influenciado por China y la India, que ambos pertenecen a esta submuestra. También existe
un claro contraste entre las naciones desarrolladas y en desarrollo con respecto al crecimiento de la fuerza
de trabajo. Esto refuerza el hecho de que los países en una fase posterior de desarrollo suelen experimentar
una menor población y, por lo tanto, el crecimiento de la fuerza de trabajo, en particular debido al
envejecimiento de la población. La escolaridad fue ligeramente superior para los exportadores desarrollados
que para los importadores desarrollados, pero la diferencia fue mayor para los importadores y exportadores
en desarrollo. Es comprensible que la tasa de crecimiento de la escolaridad durante el período de muestreo
fue mayor para los países en desarrollo, ya que la mayoría de los países desarrollados incluidos en este
estudio ya poseían años medios de escolaridad relativamente altos en 1990.
Además de las pruebas de heterogeneidad entre países, también es necesario realizar pruebas de
heterogeneidad a lo largo del tiempo. El estimador del Grupo de Medios de Efectos Correlatos Comunes
(CCEMG) presentado en este documento permite las tendencias de tiempo específicas del país e indica para
cada muestra cuántas de las tendencias de tiempo individuales son estadísticamente significativas. Hay
evidencia de que una proporción sustancial de las tendencias temporales son significativas, lo que refuerza
el caso de heterogeneidad a lo largo del tiempo. Los resultados para cada muestra se pueden encontrar en el
Apéndice.

3.2. Marco teórico


Este trabajo adopta un marco de función de producción neoclásica aumentada de la siguiente forma:

Yit =f (Kit ;Hit ; FEit ; NFEit)

Donde i = 1, ..., N son las unidades de sección observadas sobre t = 1, ..., T períodos; Yit es el PIB real; Kit
representa el stock de capital físico; Hit es el stock de capital humano; FEit representa el consumo total de
combustibles fósiles; Y NFEit representa el consumo total de combustibles no fósiles. Yit, FEit y NFEit se
obtienen directamente de la base de datos, pero Kit y Hit necesitan ser aproximados. Un concepto que
resultará útil para interpretar los resultados de este trabajo es el producto marginal decreciente de cada factor
de producción. Esto implica que manteniendo todo lo demás igual, a medida que el uso de una entrada
aumenta, su productividad disminuye. Esta mentalidad ayudará a entender la dinámica en el nexo de la
energía-renta para los países bajo investigación.

Estudios previos han utilizado la formación bruta real de capital (GKF) o la formación bruta de capital fijo
real (GFKF) como un proxy para el capital físico, pero esto implica, por definición, el trabajo con la
inversión en lugar del stock real de capital físico. Este estudio intenta medir el stock de capital físico para
cada economía. Esto se logra acumulando GKF, asumiendo una tasa de depreciación constante y utilizando
el método de inventario perpetuo simplificado (OCDE, 2009). En este caso, el stock de capital físico en el
año t es igual a la inversión en el año t más el acervo acumulado y depreciado del capital físico en el año t -
1. Esto es,

Kt = It + (1−δ) Kt-1

Donde δ es la tasa de depreciación del capital físico fijo, que se fija en 4% utilizando la tasa de amortización
agregada estimada en Berlemann y Wesselhöft (2014). Calculamos un promedio ponderado basado en las
tasas de depreciación de los activos fijos residenciales, privados no residenciales y gubernamentales de 22
países de la OCDE. El valor del 4% utilizado aquí es la mediana para el período 1980-2010, que se alinea
con el período de tiempo cubierto en este documento. A continuación, nos aproximamos al stock de capital
físico de referencia, K0. Suponemos que es la suma de las inversiones anteriores amortizadas y la inversión
actual. Esto es;

A continuación, suponemos que la tasa de crecimiento del volumen de inversión es igual al crecimiento del
PIB real a largo plazo, g, lo que implica que I0 = (1 + g) I0-1. Sustituyendo esto en la ecuación (3) da:

Se puede demostrar que el índice de referencia del stock de capital físico puede ser aproximado como:

Por lo tanto, dada la estimación del índice de referencia del stock de capital físico, la tasa de depreciación y
el crecimiento del PIB real a largo plazo, podemos calcular un proxy para el stock de capital físico para cada
país. Para el capital humano usamos Hit = Lithit como un proxy, donde hit = ersit. Lit representa la fuerza de
trabajo total, sit es el promedio de años de escolaridad y r es el retorno a la educación que se fija en 10%
basado en Pritchett (2001).
La motivación para incorporar el capital físico y humano en el modelo es doble. En primer lugar, estas
variables intentan abordar el sesgo de la variable omitida que posiblemente ha afectado a estudios anteriores.
Mankiw et al. (1992) subrayaron la importancia del capital físico y humano dentro de un marco de funciones
de producción. Ellos mostraron que la inversión y las tasas de crecimiento de la población están
influenciadas por el capital humano. Por lo tanto, cuando estas variables se dejan fuera de la función de
producción, forman parte del término de error, lo que conduce a una estimación sesgada. Además, la no
causalidad es otra fuente de sesgo cuando se omite la variable pertinente (Lütkepohl, 1982).
En segundo lugar, la adición de capital humano no sólo ayuda a producir estimaciones no sesgadas, sino
que también nos permite probar las complementariedades, relaciones causales distintas del nexo energía-
ingreso, como la relación causal entre el uso de energía limpia y el capital humano. Por ejemplo, encontrar
la causalidad a corto plazo del capital humano a la energía limpia podría apoyar la idea de que el
mejoramiento de la educación podría promover la concienciación sobre los problemas ambientales. La
disponibilidad de datos sobre la escolarización y la formación de capital restringe el número de países
admisibles en esta muestra, por lo que se hace hincapié en los países que probablemente tendrán un impacto
significativo en el panorama energético en los próximos años y cuyas decisiones sobre la combinación
energética podrían dar forma a los esfuerzos mundiales Contra el cambio climático.
3.3. Pruebas de raíz unitaria del panel
Antes de realizar cualquier estimación, se realizó una selección de pruebas de raíz unitaria de panel para
determinar el orden de integración. Esto logra dos objetivos: en primer lugar, evitar las consecuencias
espurias de la no estacionariedad y, en segundo lugar, investigar el potencial de cointegración de las
relaciones. En la literatura se ha establecido una amplia gama de ensayos de raíces unitarias de panel, debido
a su mayor poder comparado con los ensayos de raíces unitarias convencionales. Estas pruebas difieren en
gran medida en si controlan la dependencia de la sección transversal y si permiten raíces comunes o raíces
individuales. Las pruebas propuestas por Im et al. (2003) (en adelante IPS) y Pesaran (2007) permiten tener
raíces individuales. Las pruebas que controlan la dependencia transversal incluyen Bai y Ng (2004), Pesaran
(2007), Phillips y Sul (2003) y Moon y Perron (2004).
Dada la heterogeneidad de los 53 países observados en este trabajo, sólo se consideraron las raíces unitarias
que asumieron raíces individuales. Sin embargo, debido al hallazgo de dependencia transversal, sólo se
presenta la prueba propuesta por Pesaran (2007). El procedimiento de Pesaran (2007) es una modificación
de Im et al. (2003). En el procedimiento de IPS se estima una regresión de ADF (Augmented Dickey Fuller)
para cada sección transversal como sigue:

Donde i = 1, ..., N indica los países observados sobre t = 1, ..., T años; Pi denota el número de retrasos
incluidos, que se permite variar de un país a otro; Ρi representa los coeficientes autorregresivos; Xit denota
cualquier variable exógena, incluyendo cualquier efecto fijo y tendencias individuales. Bajo la hipótesis
nula, cada serie en el panel tiene una raíz unitaria, mientras que bajo la hipótesis alternativa, al menos una
de las series individuales es estacionaria.

Esto contrasta con las pruebas de raíces comunes donde se supone que los coeficientes autorregresivos son
homogéneos para todas las secciones transversales (es decir, ρi = ρ∀i).

Las estadísticas de la prueba IPS, t, se calculan como el promedio de las estadísticas individuales de prueba
del ADF, Imet al. Demuestran que la estadística se distribuye
normalmente bajo la hipótesis nula. Los valores críticos están disponibles en Im et al. (2003) y también se
proporcionan en la mayoría de los paquetes estadísticos.

El enfoque de Pesaran (2007) aborda el tema de la dependencia transversal. Propone que las regresiones del
FAD se incrementen aún más con los promedios de los niveles rezagados y las primeras diferencias de series
individuales. Esto conduce a estadísticas de prueba CIPS (IPS).

3.4. Independencia de la sección transversal


Un supuesto importante a considerar es el de la independencia transversal. En un mundo cada vez más
interconectado, la dependencia transversal puede ocurrir a través de efectos espaciales o de desbordamiento
o como resultado de factores comunes no observables. Es importante probar la dependencia transversal, ya
que ciertas pruebas de raíz unitaria no son necesariamente robustas a esta suposición. Para ello, se
implementa un procedimiento propuesto por Pesaran (2004) para verificar la existencia de casos de
dependencia transversal.
Considere el modelo de datos del panel especificado en la Ec. (6). La hipótesis nula es la independencia
transversal, que significa H0: ρit = ρjt = Corr (eit, ejt) = 0∀t ∀i ≠ j contra la hipótesis alternativa de
dependencia transversal, H1: Corr (eit, ejt) ≠ 0 Para algunos i ≠ j, donde eit son los residuos estimados de
la regresión estimada en la subsección anterior. Pesaran (2004) propone una prueba basada en el promedio
de la correlación pairwise de los residuos:

En la tabla 3 figuran las pruebas de independencia de la sección transversal para la muestra global y cada
una de las cuatro submuestras. La hipótesis nula de independencia transversal es rechazada para la muestra
global, los importadores desarrollados y los importadores en desarrollo, mientras que no hay evidencia de
dependencia transversal para los exportadores desarrollados o en desarrollo. Estos hallazgos respaldan la
selección de las pruebas de raíz unitaria presentadas, que incluye pruebas que controlan la dependencia
transversal.

3.5. El estimador de Pooled Mean Group (PMG)


Este estudio emplea un método econométrico que sólo está comenzando a ser explorado en la literatura
sobre el nexo de energía-ingreso: el Estimador PMG3 propuesto por Pesaran et al. (1999). Cuando se trabaja
con datos de panel, los enfoques econométricos se pueden separar en dos categorías distintas. En primer
lugar, la heterogeneidad individual puede ser acomodada mediante la estimación de ecuaciones individuales
para cada sección transversal y el promedio de las estimaciones de parámetros. Esto se logra mediante el
estimador del Grupo Promedio (MG) propuesto por Pesaran y Smith (1995), que puede demostrarse ser un
estimador consistente pero no necesariamente eficiente de los parámetros heterogéneos promedio.
Alternativamente, las secciones transversales se pueden agrupar con el uso de un efecto fijo dinámico u otro
modelo similar. Este enfoque permite diferentes intercepciones, pero requiere que los parámetros de
pendiente sean idénticos para todas las secciones transversales, lo que puede ser una suposición altamente
restrictiva.
El estimador PMG busca encontrar un equilibrio entre estos dos enfoques competidores, aprovechando los
méritos de ambos métodos. Se permite que los coeficientes de corto plazo varíen entre los países (similar al
estimador de MG), mientras que los coeficientes de largo plazo deben ser homogéneos para todas las
secciones (similar al estimador de efectos fijos). Hay varias ventajas del estimador PMG en comparación
con otras metodologías. Por ejemplo, se puede usar el estimador PMG independientemente de si las
variables son I (0) o I (1), y pueden deducirse inferencias de causalidad a corto y largo plazo aunque no se
detecte formalmente la presencia de cointegración. Además, si las variables están en logaritmos, los
coeficientes de largo plazo pueden interpretarse como elasticidades. Considere la siguiente ecuación ARDL
(1,1,1,1,1):

Donde Xi, t-j es un vector n × k de los logaritmos de las variables explicativas (k, h, fe, nfe), δij es un vector
de coeficientes k × 1 y μi explica los efectos específicos de cada país. Ecuación (10) se puede reorganizar
en un modelo de corrección de errores de la siguiente forma:

Donde, en cada caso, Xit es un vector n × k de las variables explicativas restantes. Los δ* denotan
coeficientes de corto plazo. La significancia de estos coeficientes indica la causalidad a corto plazo de la
variable explicativa asociada a la variable dependiente. Los θs denotan coeficientes a largo plazo. La
significación de estos coeficientes indicaría que la variable asociada forma una relación de largo plazo con
la variable dependiente, y si el término de corrección de error asociado es tanto negativo como significativo,
también es una fuente de causalidad a largo plazo. Los φs representan términos de corrección de errores
(ECTs). La inversa del valor absoluto de estos coeficientes proporciona una velocidad de estimación del
ajuste.
En este punto vale la pena definir la causalidad de los genes. Una variable X Granger-causa otra variable Y
si el error de predicción de la corriente Y disminuye usando valores pasados de X además de valores pasados
de Y.
Una importante prueba diagnóstica que debe realizarse es una prueba de compatibilidad con Hausmantype,
que verifica si la agrupación de coeficientes a largo plazo es apropiada. Formalmente, esta prueba tiene la
hipótesis nula H0: θi = θ∀i frente a la alternativa de que estos coeficientes no son comunes para todas las
secciones transversales. Siguiendo la metodología tradicional de la prueba de Hausman, el estimador MG
es consistente bajo ambas hipótesis. En casos ocasionales en este estudio, la hipótesis nula de poolability se
rechaza, y en estos casos el estimador de MG se emplea, pero en general el estimador PMG es un enfoque
válido.

4. Resultados
4.1. Pruebas de raíz unitaria del panel
La Tabla 4 muestra los resultados de las pruebas de raíz unitaria del panel. Aunque hay algunas
discrepancias, la evidencia general apunta a que las variables incluidas se integran de orden uno. Esta
ambigüedad bajo ciertas especificaciones presta apoyo al uso del estimador PMG

4.2. Resultados de la estimación PMG


La Tabla 5 resume los principales hallazgos del estudio. Un análisis más detallado sigue.

4.2.14 Resultados globales


La Tabla 6 presenta los resultados de la muestra global con los coeficientes de largo plazo de la Ec. (11.1)
que muestra la elasticidad del PIB con respecto a las diversas entradas en la función de producción. Todas
las variables, excepto el consumo de combustible no fósil, son significativas. Un aumento del 1% en el
capital físico ceteris paribus conduce a un aumento del 0,61% del PIB real; Un aumento del 1% en el capital
humano conduce a un aumento del 0,31% en el PIB; Y un aumento del 1% en el consumo de combustibles
fósiles conduce a un aumento del 0,15% en el PIB.
Aunque la elasticidad de la energía de los combustibles no fósiles no es significativa, la descomposición en
submuestras demostrará que este valor está fuertemente influido por los exportadores en desarrollo; El
consumo de combustible no fósil es un factor significativo para todas las demás categorías.
En lo que respecta al nexo entre energía y renta, hay evidencia de causalidad bidireccional entre el consumo
de combustibles fósiles y el PIB real tanto a corto como a largo plazo, así como evidencia de causalidad a
corto plazo que va desde el uso de combustibles no fósiles al PIB real. Los ECTs para el PIB real, los
combustibles fósiles y los combustibles no fósiles son altamente significativos corresponden a velocidades
de ajuste de 3,57, 5,56 y 1,85 años, respectivamente, lo que indica que cada variable responde muy
rápidamente a las desviaciones del equilibrio a largo plazo. La sustituibilidad entre combustibles fósiles y
no fósiles es evidente tanto en el corto como en el largo plazo, como lo representan los coeficientes negativos
para combustibles fósiles y no fósiles en las ecuaciones (11.4) y (11.5).
La inclusión del capital físico y humano son contribuciones importantes de este estudio para tomar el sesgo
de la variable omitida así como para investigar las complementariedades. La importancia de estas variables,
predominantemente como coeficientes de elasticidad a largo plazo y con menor frecuencia como
coeficientes de corto plazo, sugiere que son importantes para explicar el crecimiento económico y los
cambios en el consumo de energía. Las complementariedades son evidentes entre ambas formas de capital
y ambas fuentes de energía. En particular, los aumentos en ambas formas de capital llevan a la disminución
en el uso de combustibles fósiles. Esta relación negativa implica que estas variables pueden ser consideradas
como sustitutos en la función de producción. En otras palabras, los países con más capital humano y físico
pueden requerir menos insumos de combustibles fósiles, ya que la nueva infraestructura puede promover
una mayor eficiencia energética.

Esta relación negativa persiste en el análisis de submuestras que se presenta a continuación. Por otra parte,
se encontró que el capital físico aumentaba la adopción de combustibles no fósiles: es probable que las
nuevas infraestructuras y otras adiciones al stock de capital sean más compatibles con las fuentes de energía
más modernas.

4.2.2. Resultados de exportadores desarrollados


El Cuadro 7 contiene las conclusiones para los exportadores desarrollados. En términos del nexo de ingresos
energéticos, existe una causalidad bidireccional entre el PIB real y el consumo de combustibles fósiles tanto
a corto como a largo plazo. También existe una causalidad bidireccional entre el PIB real y el consumo de
combustibles no fósiles a largo plazo, pero no a corto plazo. Los TCE para el PIB real, el consumo de
combustibles fósiles y el consumo de combustibles no fósiles corresponden a velocidades de ajuste de 4,35,
1,03 y 1,75 años, respectivamente. Esto demuestra que cada una de estas variables responde rápidamente a
las desviaciones del equilibrio a largo plazo. La sustituibilidad a corto y largo plazo entre las dos fuentes de
energía es evidente a través de las ecuaciones (11.4) y (11.5), en la que los coeficientes necesarios son
negativos.
Con respecto al capital físico y humano, el capital humano no parece ser una fuente de causalidad a corto
plazo, mientras que el capital físico es un factor significativo sólo para el PIB real. En cambio, estas variables
tienden a ser más relevantes a largo plazo, como se desprende de los valores de elasticidad significativos.
Los valores de elasticidad de la energía demuestran que los aumentos de los combustibles fósiles parecen
más beneficiosos para el crecimiento que los combustibles no fósiles.
Por ejemplo, un 1% en el uso de combustibles fósiles conduce a un aumento del 0,23% en el PIB real,
mientras que un aumento del 1% en el uso de combustibles no fósiles conduce sólo a un aumento del 0,10%
del PIB real. Estos resultados proporcionan una guía importante para la formulación de políticas. En primer
lugar, la causalidad bidireccional entre el PIB real y los combustibles no fósiles a largo plazo es
prometedora. Se revela que el crecimiento económico es responsable de aumentar la captación de
combustibles no fósiles y, a cambio, esta absorción contribuye a las perspectivas de crecimiento a largo
plazo. A pesar de esto, la ausencia de tal relación en el corto plazo significa que los responsables políticos
deben extender sus esfuerzos para promover el uso de combustibles no fósiles, mediante programas
continuos de subsidios, rebajas, créditos fiscales, regulación, estándares energéticos y asociaciones público-
privadas. La causalidad de los combustibles fósiles al PIB real indica que la conservación de la energía pura
y simple no es el curso de acción más viable. Más bien, las medidas dirigidas a la eficiencia y al fomento
de un mayor uso de combustibles no fósiles probablemente serán menos perjudiciales para el crecimiento
económico, hasta que se convierta en un fósil de transición más sustancial a combustibles no fósiles.

4.2.3. Resultados para importadores desarrollados


La Tabla 8 muestra los resultados para los importadores desarrollados. En cuanto a los exportadores
desarrollados, se observa causalidad bidireccional entre los combustibles fósiles y el PIB real. Sin embargo,
a diferencia de los exportadores desarrollados, la causalidad bidireccional entre el PIB real y los
combustibles no fósiles se observa no sólo a largo plazo, sino también a corto plazo. Además, la ecuación
(11.5) presenta evidencia de sustituibilidad a corto plazo. Curiosamente, no hay indicios de sustituibilidad
a largo plazo, pero se podría argumentar que a medida que los combustibles no fósiles comprenden una
mayor proporción del energymix, las oportunidades de sustituibilidad pueden estar menos disponibles a
largo plazo, y como tal, las disminuciones en los combustibles fósiles Consumo de combustibles no fósiles
sólo en el corto plazo. Los ECT para el PIB real, el consumo de combustibles fósiles y el consumo de
combustibles no fósiles corresponden a velocidades de ajuste de 2, 2,9 y 2,7 años, respectivamente. Esto
indica que cada una de estas variables responde muy rápidamente a las desviaciones del equilibrio a largo
plazo.
Las magnitudes de los coeficientes de elasticidad son también un medio útil de comparación con los
exportadores desarrollados. Las elasticidades del PIB real con respecto a la energía de combustibles fósiles
y no fósiles son ambas menores (0,178% y 0,003%, respectivamente). En comparación con los exportadores
desarrollados, una menor elasticidad para los combustibles no fósiles podría sugerir un producto marginal
más bajo, ya que los combustibles no fósiles ya constituyen una mayor proporción de la mezcla de energía
de los importadores. Al igual que en el caso de los exportadores desarrollados, el capital humano y el capital
físico son variables de control claramente importantes a largo plazo, aunque sólo ocasionalmente son
significativos como coeficientes de corto plazo.

A partir de estos hallazgos se pueden extraer varias consecuencias políticas. En primer lugar, hay pruebas
claras, tanto a corto como a largo plazo, de que el aumento del PIB real conduce a aumentos en el uso de
combustibles no fósiles y, además, el aumento del uso no fósil conduce al PIB real. Esto no significa que
los gobiernos no tengan un papel que desempeñar en la promoción de la energía sostenible, sino que sus
políticas se implementará en entornos económicos más propicios al consumo de combustibles no fósiles. Al
mismo tiempo, también existe una relación bidireccional para los combustibles fósiles, lo que implica que
los esfuerzos para conservar los combustibles fósiles pueden potencialmente dañar el crecimiento
económico. Para abordar este desafío, las políticas pueden ser dirigidas a la eficiencia energética y promover
una mayor adopción de combustibles no fósiles.

4.2.4. Resultados del estimador PMG para exportadores en desarrollo


Las conclusiones para los exportadores en desarrollo se muestran en la Tabla 9. Hay evidencia de causalidad
bidireccional entre el consumo de combustibles fósiles y el PIB real en el corto y largo plazo. Sin embargo,
la relación entre el consumo de combustibles no fósiles y el PIB real es menos completa: la causalidad sólo
se observa a largo plazo del PIB real a los combustibles no fósiles y, además, esta relación es negativa. En
cambio, parece que los aumentos en el uso no fósil han sido impulsados por las adiciones al stock de capital
físico, así como por la disminución de los combustibles fósiles a través de su relación de sustitución, que
también se limita a largo plazo.
La elasticidad del PIB con respecto a los combustibles fósiles (0,23%) es prácticamente idéntica al valor de
los exportadores desarrollados, mientras que la elasticidad con respecto a los combustibles no fósiles es
insignificante. El ECT para el PIB real corresponde a una velocidad de ajuste de 2,56 años, mientras que
para los combustibles fósiles y no fósiles las velocidades de ajuste son de 1,32 años, resaltando que todas
estas variables responden rápidamente a las desviaciones del equilibrio a largo plazo. El capital humano y
físico son, una vez más, importantes fuentes de causalidad a largo plazo. En el nivel de significación del
10%, los incrementos en el capital físico conducen a una mayor adopción de combustibles no fósiles a corto
plazo. Mientras tanto, se observa que los aumentos a corto plazo en el capital humano causan una
disminución significativa en el uso de combustibles fósiles. Esto podría implicar que los países con mayores
niveles de educación están más dispuestos a abordar la dependencia de los combustibles fósiles.
Para los responsables de la formulación de políticas, es evidente que hay que adoptar más medidas para
fomentar el crecimiento del uso de energía de combustibles no fósiles. Como se señaló en la Introducción,
el crecimiento de los combustibles fósiles ha superado el crecimiento no fósil en estas naciones entre 1990
y 2012 y esta tendencia debe ser revertida para evitar que las emisiones alcancen los niveles de sus
contrapartes desarrolladas. Debido a que se ha demostrado que el crecimiento económico no incrementa el
consumo de combustibles no fósiles, los gobiernos deberán continuar y extender los subsidios, los créditos
fiscales, la regulación y la inversión del sector público para fomentar el uso de combustibles no fósiles.
4.2.5. Resultados para importadores en desarrollo
Los resultados para los importadores en desarrollo se presentan en la Tabla 10. Una vez más, se puede
observar la causalidad bidireccional a corto y largo plazo entre el uso de combustibles fósiles y el PIB real,
pero con una excepción. La elasticidad de la energía de los combustibles fósiles con respecto al PIB real es
sustancialmente negativa. Este es un hallazgo inesperado y una inspección de los datos de energía está en
orden. Por ejemplo, el PIB real de China fue 8,7 veces mayor en 2012 que en 1990, pero el consumo de
combustibles fósiles fue sólo 3.7 veces mayor al final del período de muestreo. Mientras tanto, en Vietnam,
el uso de combustibles fósiles aumentó casi ocho veces, pero el PIB real fue sólo 4.4 veces mayor en 2012
que en 1990. Este es, por supuesto, un análisis muy básico, pero ilustra que para el período bajo
investigación, el crecimiento económico no siempre ha sido Acompañado por el crecimiento de
combustibles fósiles de una magnitud similar. Los subsidios también podrían ser un factor contribuyente.

Con respecto a los combustibles no fósiles, no hay evidencia de sustituibilidad entre combustibles fósiles y
no fósiles. Sin embargo, existe una causalidad a largo plazo que va de los combustibles no fósiles al PIB
real. También a largo plazo, las adiciones al stock de capital físico causan aumentos en ambas fuentes de
energía, aunque el efecto sobre los combustibles fósiles fue casi tres veces mayor que el efecto sobre los
combustibles no fósiles. Mientras tanto, los aumentos a largo plazo en el capital humano Un efecto negativo
sobre los combustibles fósiles. La elasticidad del PIB real con respecto a los combustibles fósiles es del
0,11% y la elasticidad con respecto a los combustibles no fósiles es del 0,03%. El valor para los combustibles
fósiles es el más bajo de todas las submuestras, mientras que el valor para los combustibles fósiles es similar
al resultado para los importadores desarrollados. Todos los ECT son estadísticamente significativos y tienen
los signos esperados.
El persistente hallazgo de la causalidad del consumo de combustibles fósiles al PIB real, junto con la falta
de causalidad del PIB real a los combustibles no fósiles tiene implicaciones para la política. En cuanto a
cada una de las otras submuestras, las medidas directas de conservación de combustibles fósiles
probablemente obstaculizarán el crecimiento económico y, con respecto a los combustibles no fósiles, los
aumentos de los ingresos por sí solos no serán suficientes para mantener la actual tasa de crecimiento
económico promedio anual del 5,5%.
Dado el hallazgo de la dependencia transversal para algunas de nuestras muestras, también se estimó el
estimador CCEMG propuesto por Pesaran (2006). Aunque se observaron cambios menores en algunas
estimaciones de coeficientes, es importante que estas variaciones no afecten los principales hallazgos y las
implicaciones políticas del documento. Los resultados de la estimación se presentan en los cuadros A3-A7
del Apéndice. Como comprobación adicional de la robustez y como medio de comparación con estudios
previos, también se estimó un VECM del Panel.
A pesar de las diferencias en las estimaciones de los coeficientes individuales, los resultados fueron
generalmente coherentes con los de la estimación PMG.

5. Conclusiones
El objetivo de este estudio fue investigar la relación entre el crecimiento económico, el consumo de
combustibles fósiles y no fósiles para 53 países entre 1990 y 2012. Estos países fueron analizados como una
muestra global y luego en cuatro submuestras: exportadores desarrollados, importadores desarrollados,
países en desarrollo Exportadores y importadores en desarrollo. Esto permitió sacar conclusiones sobre el
papel del nivel de desarrollo y el equilibrio del comercio energético neto en la determinación del nexo entre
energía y renta.
Una contribución importante es la introducción de proxies mejorados para el capital humano y físico,
incorporando los años de educación en los datos de la fuerza de trabajo y acumulando la formación bruta de
capital utilizando el método del inventario perpetuo. Para inferir la dinámica causal de corto y largo plazo,
se empleó el estimador del Grupo Pooled Mean (PMG). Los beneficios de este enfoque son que el modelo
puede estimarse independientemente de si las variables son I (0) o I (1). Además, el uso del estimador PMG
no se basa explícitamente en la detección de cointegración.

Para los exportadores desarrollados, había evidencia de causalidad bidireccional entre el consumo de
combustibles fósiles y el PIB real a corto y largo plazo, mientras que la causalidad bidireccional entre el
consumo de combustibles no fósiles y el PIB real sólo a largo plazo. En el caso de los importadores
desarrollados, hubo causalidad bidireccional entre el PIB real y los combustibles fósiles y no fósiles tanto a
largo como a corto plazo. Los resultados de los exportadores en desarrollo revelaron una causalidad
bidireccional a corto y largo plazo entre el uso de combustibles fósiles y el PIB real, pero para los
combustibles no fósiles, hubo causalidad unidireccional a largo plazo negativa del PIB real al uso de
combustibles no fósiles. Finalmente, para los importadores en desarrollo, hubo nuevamente causalidad
bidireccional entre el PIB real y los combustibles fósiles, pero la causalidad del PIB real a los combustibles
fósiles a largo plazo fue negativa. Por otra parte, se observó que el consumo de combustibles no fósiles
aumentaba el PIB real a largo plazo. Para todas las submuestras, se observó la sustituibilidad entre
combustibles fósiles y no fósiles con la excepción de los importadores en desarrollo. Se encontró que el
capital humano y el capital físico son variables explicativas relevantes que afectan la relación de consumo
de energía de crecimiento, justificando así su inclusión en el modelo. Además, se encontró que estos
hallazgos eran robustos para el uso de un estimador VECM Panel.

Estos hallazgos tienen una serie de implicaciones importantes para la política energética. En primer lugar,
la relación entre el consumo de combustibles fósiles y el crecimiento económico es prácticamente uniforme
en todas las categorías. Además, se ha observado una relación de causalidad corta y larga entre los
combustibles fósiles y el PIB real, lo que implica que las medidas directas de conservación de combustibles
fósiles pueden ser perjudiciales para el crecimiento económico, independientemente de que un país sea
importador neto o exportador de energía e independientemente de la etapa De desarrollo. Como resultado,
las políticas de cambio climático deberían estar dirigidas a aumentar la eficiencia energética y fomentar el
desarrollo de energía de combustible no fósil, hasta que el uso de combustibles fósiles pueda reducirse sin
obstaculizar el crecimiento.
Las diferencias entre las submuestras eran muy grandes cuando se consideraba el uso de combustibles no
fósiles. En general, los contrastes entre los países desarrollados y los países en desarrollo eran más
prominentes que entre los importadores netos de energía y los exportadores. Para los países desarrollados
generalmente había una relación de retroalimentación entre el PIB real y los combustibles no fósiles,
especialmente a largo plazo en el caso de los exportadores desarrollados. Esto implica que el aumento de
los ingresos conduce a un mayor consumo de energía de los combustibles no fósiles y, a su vez, esta
aceptación ha llegado a un punto en el que hay beneficios para la economía en general. Sin embargo, esto
no fue el caso de los países en desarrollo. Para los exportadores en desarrollo, los aumentos de los ingresos
a largo plazo llevan a una disminución del uso de combustibles no fósiles, mientras que para los
importadores en desarrollo el uso de combustibles no fósiles parece ser beneficioso para la prosperidad
económica sólo a largo plazo.
Estos hallazgos implican que otros factores han sido responsables del progreso en el uso de combustibles
no fósiles logrado hasta la fecha. Estos incluyen iniciativas dirigidas por el gobierno, así como conciencia
ambiental y un deseo de mayor seguridad energética. El mensaje clave de este análisis es que el crecimiento
económico por sí solo es insuficiente para promover una transición de energía limpia. Existe la necesidad
de que los responsables de la formulación de políticas creen un entorno propicio para la inversión en energía
renovable. Esto podría lograrse a través de una combinación de instituciones apropiadas, subsidios, créditos
fiscales y iniciativas de energía limpia. Ya hay signos prometedores. Marruecos, uno de los importadores
en desarrollo de este estudio, se ha embarcado en un proyecto de asociación público-privado para construir
la planta solar concentrada más grande del mundo, con capacidad para alimentar 1,1 millones de hogares
para 2018 (Climate Investment Funds, CIF, 2016). Reducirá la dependencia del país de las importaciones
de combustibles fósiles y ayudará a aumentar la participación del país en energía renovable en la generación
de electricidad hasta el 42% en 2020.
Este documento ofrece una serie de vías para futuras investigaciones. En primer lugar, aunque los proxies
mejorados para el capital humano y físico fueron contribuciones importantes al modelo, podrían mejorarse
en trabajos futuros. Se asumió implícitamente que el retorno a la educación es constante, sin embargo, puede
diferir en los niveles primario, secundario y terciario. Por lo tanto, sería útil incorporar un proxy que
explique la calidad y / o el nivel de educación. Otro factor determinante del capital humano son los
estándares de salud. Así, la introducción de una medida de salud proporcionaría una representación más
realista de la productividad de la fuerza de trabajo. Las ampliaciones a la proxy de capital físico también
están garantizadas. Esto podría hacerse extendiendo la definición de capital para incluir recursos naturales,
aunque se podría argumentar que la distinción hecha entre exportadores e importadores en este estudio, que
refleja su abundancia relativa de recursos es un paso en esta dirección.
Los subsidios a la energía son un determinante importante del consumo de energía que no se han abordado
en este estudio. Una evaluación de cuáles son los países que subvencionan la energía, y en qué medida,
serviría para mejorar nuestra comprensión del nexo entre energía y crecimiento. Los países podrían
previsiblemente clasificarse de acuerdo con sus regímenes de subsidios para ver cómo esto afecta la relación
entre el uso de combustibles fósiles y el crecimiento. Por último, el marco de la función de producción
adoptado en este estudio podría permitir la estimación de un residuo de Solow. Esta medida de la
productividad total de los factores permitiría inferir cómo se ejerce la tecnología sobre el nexo entre energía
y crecimiento.

Reconocimiento
Este trabajo fue financiado en parte por una beca de investigación de verano de la Universidad de
Queensland otorgada a Dominic Byrne.

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