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En la sección I se nos presenta una idea que me parece central en la argumentación de Barrig.

Se
trata de la institución de la familia, entidad básica del control social. Del valor máximo que se da a
esta entidad como simbolización de “decencia”

- Hay recompensas y castigos sociales y jurídicos-legales en torno a esta figura. Valor


máximo que se da a esta entidad como simbolización de “decencia” y a su vez da acceso a
derechos. De cómo, a través de esto, se puede también reforzar diferencias de clase.
Familias “decentes” e “ilegítimas”.

Se regula los procesos y formas institucionalizadas por los cuales esta familia es
constituida (matrimonio),

- Por qué actores está constituida (esposo y esposa heterosexuales y monógamos, sobre
todo la segunda),

Qué funciones deben cumplir estos (uno es el “jefe de familia”, la otra se encarga de las
tareas domésticas y la educación de los hijos). Del poder de regular su comportamiento y
sus relaciones al interior de esta por medio de dispositivos ideológicos cristalizados en
normas y sistemas jurídicos.

- También se trata de poder controlar la posibilidad o imposibilidad de crear una familia


legítima, pese a que se le suele “naturalizar” y hasta “divinizar”, tratando de encubrir el
hecho de que la familia no es una entidad “natural”, sagrada y suprema, sino que
reproduce y refuerza estructuras sociales de dominación.

- Incluso, de cómo las tensiones en torno de su constitución y destitución (matrimonios


religiosos, matrimonios civiles y divorcios) revelan a su vez tensiones entre grupos de
poder tales como las clases dominantes, la Iglesia católica y hasta la llamada “amenaza
comunista”.

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