RADEPA - ERRATAS
PAGINA DICE
Il correctisimo
10 linsensatez
15 Campo Via
25 fuerzas bolivianos
26 gerarquico
47 La toma del pode
48 eb los albores
50 por templo rea,
51 caracter de ecléctico
79° «ca nuestro pueblo
80 Y LENTRAMENTE
88 arte nilitares
91 quec grato era
122 abria salido
133 trémulo y aflijido
134 doctrin de la guerra
140 mes de iniciaerse
164
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258
285
324
324
327
peli0grosa
muchas y granes
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no quiere abril
en la ruta nil en en
Apoco el sendero
“Misién pleno éxito?
faldas de se madre
usted cbn confirna
amenasado de muerte
amistuarnos
DEBE DECIR
correctisimo
insensatez
Campo Via
fuerzas bolivianas
jerarquico ( id pag 43)
La toma del poder
en los albores
por templo real,
caracter ecléctlico
a nuestro pueblo
Y¥ LENTAMENTE
arte militares
que grato era
habria salido
trémulo y afligido
doctrina de la guerra
mes de iniciarse
peligrosa
muchas y grandes
en otro capitulo
no quiere abrir
en fa ruta ni en el
A poco el sendero
“Misién pleno éxito”,
faldas de su madre
usted confirma
amenazado de muerte
amistarnos¥didyva
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4 SOOTADD soldatoe ap ‘souensua A setony ap ° wrayed erso\sTY ap seuTBed selse 1S
AOLITT OCYAIISIGral. Elias Belmonte Pabén
La Paz - Bolivia
1994ok REX RERREENEEE
4K ERE EMER ERE
MERE EREERRE MRE REREMER REE EERE
DEDICATORIA
Con profundo respeto y patridtica admiracion,
dedico este libro escrito con veracidad y calor civicos,
a los valerosos y tenaces soldados y a sus oficiales, por
haber tenido la gloria de cumplir con el maximo deber
ciudadano: defender a la patria en guerra internacional,
y haber escrito paginas de admirable heroismo y de in-
quebrantable tenacidad, frente ‘a las victorias de la
superioridad numérica de un valeroso adversario, del
agotante calor chaquefio y de los peores enemigos: la
sed, el hambre y las dominantes endemias, durante tres
largos afios, al final de los cuales el sol de la victoria
empezaba a iluminar a nuestras huestes.
Esos sucesos guerreros ahora embellecen ¢ ilu-
minan con resplandores épicos, las heroicas paginas de
nuestra historia y sirven de ejemplos grandiosos a las
juventudes del presente y del infinito mafana de la cter-
nidad de nuestra amada Bolivia.
Gral. E. Belmonte Pabon
MERE RMR RES
«
EMME RRS( " Elias Belmonte Pabén " )
INDICE
Pagina
Presentacién
Capitulo [oe cceseccsseesesssseeseesseseseesesenseneecees 1
Clima de Dolor en que Germina
Una Espezanza. Cap. I] oo... ccc hese 9
Sorprendentes Reacciones en
Cambio Grande. Cap. WT occ 16
Creacién de “RAZON DE PATRIA”.
Primeros Pasos. Cap. [V w.cecesseccssssseseeseseeereesenes 25
No Mas Inestabilidad Fisica de los Gobiernos
Primer Objetivo Nacional. Cap. V .......ccee 34
Estructura de “RAZON DE PATRIA".
42
Mas Luz, Mejor Ejecucién
Cap. VID oececceee cece seesieeeneeenenesenennieeererseanes 48
Primeros Objetivos Nacionales de "RADEPA"
Cap. VILL oc eeeeecceceeseteeeseceseeeeeceeeeeereeatarerarenes 57
Prueba de Fuego. Cap. IX w.ccsesssssssssersresssseneee 72
"RADEPA" En Bolivia. Caducidad de
Empresa Petrolera. Cap. X. ...ceccecsecseseseeeeeees 85" RADEPA: Sombras y Refulgencias del Pasado "
Pag.
Reorganizaci6n del Ejército.
Cap. XE icccccescseceeseseseeteeeeseessesseessenees 98
Reorganizacion del Ejército.
(Continuaci6n) Cap. XID oe eeeeeeeeeeeeeeeee 111
Reorganizacién del Ejército.
(Continuaci6n) Cap. XID eens 124
Reorganizacion del Ejército.
(ConclusiOn) Cap. XIV oo. cceeceeseseeeteees 136
Derrocamiento del Coronel David Toro.
Cap, XV ccccccccseseeeseseseseeseeeeeneneeteanenee 150
Derrocamiento del Coronel Toro.
(Conclusi6n) CAP. XVI vices 163
Violento Choque de Dos Generaciones
(Nacionalistas contra Colonialistas)
Cap. XVID cecsescscessseseesescseeeereeteeeeaeees 173
Violento Choque de Dos Generaciones
(Nacionalistas contra Colonialistas)
Cap, XVID oc ecececcceeeseseeeecteeeeeetsneneceecs 186
Violento Ckoque de Dos Generaciones
(Nacionalistas contra Colonialistas)
Cap. XIX wcccccssecseseceessseceseeteeseenseseeesseas 197
Violento Choque de Dos Generaciones
(Nacionalistas contra Colonialistas) (Conclusién)
Cap. XX cecsecceseccsseseesseeeeeesesessseseesesesneaeses 212" Elias Belmonte Pabén "
Pag.
Mi Caida de Prisionero.
Cap. XX] ceceeeecccsccseessesssneessessseesssessseensvenee 223
Acceso Soberano al Rio Paraguay.
Cap. XXII 240
Como Mucho, Un Héroe Ignorado.
Cap. XXIDD cecccesssessecseecsessnsssssessessseessessre 262
Violenta Ruptura Politica con Busch.
Cap. XXIV oecececssccsseeseecsesssessuecsseesseessesnses 280
COMPOM oe escee ees secsteseceesstesscesecsessetesessecseceaees 331
Bibliografia oo... eecsecsesssessstesssessessecenseenes 333
ses $8 seePROLOGO
En el animo de todos los jévenes oficiales bolivianos
prisioneros, del grado de subtenientes, concentrados en el
campamento de Cambio Grande, situado en las inmedia-
ciones de la Capital Paraguaya, se produjo, en los primeros
meses de cautiverio, un profundo e inconsolable descon-
cierto, por las persistentes y sucesivas derrotas bélicas que
nuestra patria sufria en la Guerra del Chaco.. Nuestras
mentes hundidas en la obscuridad y el dolor, no vistumbra-
ban ningtin rayo de luz o de alivio que mitigara nuestra
depresién. Asi pasaron varios meses de estupor colectivo y
secreto Ilanto de nuestros espiritus por nuestra madre Patria
herida. Poco a poco, acaso ya endurecidos por los mismos €
irremediables desastres, apocadamente retorn6 a nuestras
mentes la capacidad de pensar, analizar. El dolor podia
individual 0 colectivamente hacernos fuertes, pero esto no
bastaba. ;Fuertes para qué? Con eso no servirfamos en nada
a la Patria en infortunio. El presente estaba perdido para los
cautivos. Pero el mafiana podia ofrecernos alguna esperanza
de servirla con devocién. Asi, timidamente, sdlo en el campo
de los sentimientos, aun no de los pensamientos, se prendid
€n nuestros espiritus una pequefia luz, que irfa creciendo y
creciendo hasta convertirse en una estimulante esperanza de
voluntades unidas. Pero las voluntades, por generosos y
poderosas que sean, no pasan de ser fuerzas ciegas ¢ inmoviles,
sin objetivos a los cuales aplicarlas para su ejecucién.
Segtin se podia deducir, a través de los nuevos
prisioneros que iban llegando a Cambio Grande, este
fendémeno ya presente en Cambio Grande, en los prisioncros,
también se generaba en los frentes de batalla y en toda
Bolivia. En todas partes se manifestaba un comun deno-
minador: el descontento y alejamiento del pueblo todo, delos partidos gobernantes, no sélo del presente sino también
del pasado., a cuya incapacidad imputaban ser la causa del
retraso general de Bolivia, frente a la prosperidad creciente
de los otros Estados hispanoamericanos. .En lo que a la
guerra misma ataiie, se culpaba principalmente a la visible
impreparacién profesional de los Altos Mandos militares..
Salvando honrosas excepciones.
Es de advertir que la mayorfa de la clase gobernante
de Bolivia, durante la centuria de vida republicana que ya
tenfamos, estuvo compuesta por personalidades de alta
moralidad cfvica. Constitufan, pues, la élite de Ja intelec-
tualidad boliviana, formada en la culta Charcas, los descen-
dientes de los ilustres espafioles que gobernaron estas tierras
en los tiempos coloniales. Los mas, pese a los fracasos de
conjunto, fueron, hasta por su civismo, los patricios de la
Nacién. Estos argumentos, pese a ser validos y lejos de los
infecundos odios, no explican ni disculpan sus fracasos,
testimoniados por la prosperidad de otros paises de América
latina y el tremendo retraso del nuestro. Pero si dan lugar a
una inevitable pregunta: Entonces, {Cudl la causa 0 causas
originarias de la endémica postergacién de Bolivia? No-
sotros, en el deber de buscar la verdad, no con los fines
negativos de acusaciones tardias o de venganza, sino como
cl médico que busca los origenes del mal de un paciente no
para matarlo , sino para curarlo, no debemos callar ni menos
cohonestar los males que , retrasan y debilitan a nuestro pais.
Los j6venes excombatientes, precozmente enveje-
cidos por la penurias de la desafortunada guerra, tenfamos
por delante una grave responsabilidad que no sabiamos
como la asumirfamos; salvo algunas instituciones como
Radepa, que aprovechando fas horas vacfas y crueles del
cautiverio, empezamos a intuir, a rumiar, con fidelidad
civica, sobre lo que podriamos 0 deberfiamos modestamente
hacer en el préximo futuro, para servir en alguna forma a
nuestra herida madre Bolivia.
VIEn nuestas cortas Iecturas y largas medilaciones,
realizadas en la prisi6n de Cambio Grande, encontramos en
nuestra historia politica, algo que estumuld y agudiz6 nuestra
atencidn: las circunslancias ocurridas, hacia ya mas de un
siglo, en las que‘nuestro nacicnte Estado dio cf trascendental
paso, del opresivo régimen colonial cn que viviamos, al
ansiado de Ia libertad y la Republica. En ese magno suceso,
nos parecié descubrir una tremenda impostura contra la
soberania y libertad del naciente Estado. Tratemos de expli-
carnos:
Durante quince afios, los inmediatamente anteriores
a las gloriosas batallas de Junin y Ayacucho, que dieron y
consolidaron la libertad a muchos pucblos de América,
nuestros valerosos caudillos de las Gucrras de la Indepen-
dencia, de 102 que fueron en total, cada uno, seguido por
grandes masas de pucblos oprimidos, que hoy conforman
Bolivia, lucharon y dicron en holocausto sus vidas, por la
libertad, enfrentindose a las poderosas y aniquilantes huestes
Tealistas.
A fines de 1824, afio de las batallas libertarias de
Junin y Ayacucho, de los 102 bravos caudillos guerrilleros
» S6lo quedaban con vida sicte. Noventa y' cinco habfan sido
ejecutados por las huestes realistas o habfan muerto en
valerosa lucha.-En esos precisos momentos, en que cul-
minaba el fatal y casi total exterminio de los jefes guerri-
lleros, casi al mismo tiempo, sonaban, en Junin y Ayacucho
los clarines que anunciaban la victoria definitoria de la
sofiada libertad para hispanoamérica. En el Kollasuyo, al
arribo de Bolivar y Sucre a la culta Charcas, los auténticos
herederos politicos de esa libertad; los nacionalistas que
habfan luchado por I5 bravfos y consecutivos afios, reposa-
ban en el silencio de sus sagradas tumbas; y sus valerosos
pueblos, yacian dispersos y huérfanos, sin sus adalides
conductores. Ante la ausencia de los que habfan hecho
Viheroicos méritos por la libertad, 4a quien entregar cl Poder
politico de esos pueblos?
Frente a este hecho, en ausencia de los amcritados
guerrilleros de la Independencia y de sus pueblos, de todos
los que habfan tuchado sangrientamente por la conquista de
la libertad y la constitucién de una Nacién auténoma, con
pueblos soberanos. libres de la ignominia de la esclavitud,
4quiénes sc apropiaron del Sumo Poder Politico del naciente
Estado? j Increible pero veridico, fueron los Olafieta, los
Serrano, los Urcullo y otros ilustres espafioles, que habian
servido leal y obsecuentemente a Espafia, su patria, en el
brutal avasallamicnto ¢ imperante esclavitud en esta colonia
constituida por la Audicncia de Charcas, hasta el dia en que
vibraron los clarines de fa libertad en Junin y Ayacucho;
jLos, hasta ayer, verdugos y opresores, ligeros y audaces,
cambiaron de banderas: ariaron las de Espafia y sin escrtipulo
alguno, izaron los augustos estandartes de la libertad,
arrimdndose a las glorias de Bolivar y Sucre.
Los pucblos mestizos y originarios, bravos ex-gue-
rrilleros de la independencia, asombrados al colmo, por el
inesperado arribo a nuestras tierras de la maravillosa liber-
tad, que la suponian para siempre perdida, por la muerte de
casi todos sus heroicos adalides, quedaron paralogizados, y
acaso deslumbrados v temerosos que el milagro de la inde-
pendencia pudicra desvanecerse 0 dislocarse, se quedaron
quietos, permitiendo que los acomodadizos y audaces colo-
nialistas, dirigidos por Olafieta, se aduefiaran de los mandos
de los poderes politicos de la naciente Reptiblica.
Indudablemente Ja cultura de los espafioles ser-
vidores de Espana en América latina, era de un nivel cle-
vado, especialmente de los que representaban a Espaiia en la
Culta Charcas, cuyos habitantes espaiioles, gozaron de pre-
ferencias y atenciones especiales que les otorgaba la
Metr6poli, por la inmensa riqueza argentifera que se explo-
Vutaba para Espafia en las proximas alturas andinas de Potosi.
La cultura es un don adquirido de valiosa significa-
cidn humana, pero no lo suficiente como para poder gober-
nar acertadamente a un pueblo, y darle bienestar, felicidad y
libertad. Para ofrecer estos bienes, es preciso identificarse
con él, y quererlo como un progenitor a sus descendientes.
Estas bellas cualidades de nobles sentimientos, de amor por
los pueblos, no poden ofrecerlas los colonizadores. Colonizar,
avasallar y esclavizar son términos y hechos sindnimos, e
inseparables y a la vez opuestos a libertad, igualdad, y
fraternidad. Los fines del coloniaje son radicalmente con-
trarios a la soberanfa de los pueblos, a la justicia y a
explotacién de los recursos naturales de un territorio, en
primer término, en beneficio de los pueblos que los ocupan
y que son los primigenios duefios por ley divina y natural..
El sentido colonialista domin6, dominaba y domi-
narfa por siempre jamés los esp{ritus, las cerebros y el sentir
de los representantes espafioles en la colonia. Y esa forma
dura e inmutable de ser, perduraria y se harfa presente en la
naciente reptiblica. Y eso no era ni seria la libertad por la cual
se luch6 y murio. Por lo pronto, la esclavitud y servidumbre
de los aborfgenes no sufrirfa modificacion notable alguna.
Los encomenderos se seguirfan considerando duefios y
sefiores absolutos de las tierras ajenas, con los mismos
hdbitos y normas vigentes en la colonia. Sdlo cambiaron el
denominativo colonial de encomenderos, por los de hacen-
dados. Mas atin, los nuevos gobiernos, ya en la republica,
serian ejercidos por ellos, o por personas sometidas a su
autoridad. Asi se nos presenta Melgarejo, rodeado y colabo-
rado por los mejores cerebros de la aristocracia de sangre y
origen espafioles, como los Donato Mufioz y compafifa, que
durante el melgarejismo crean nuevas haciendas, despojando
los territorios pertenecientes a inermes comunarios, bur-
lando , incluso, las disposiciones constitucionales, de 1
Carta Magna promulgada por Bolivar. Perdidas las coloniz:,
IXpor Espafia, las minas que ésta explotaba, pasan a poder, de
hecho y derecho, de la nueva clase gobernante. Los canales
del comercio entre Espaifia y las colonias, en el caso que nos
ocupa, que constitufan un monopolio de ida y retorno,
quedan en poder de los privilegiados espafioles residentes en
Bolivia, que ya no s6lo comercian con Espaiia. Asif, tierras,
minas y comercio, tres poderes econémicos, acaso tinicos,
més gobierno, caen en poder de la aristocracia de sangre y de
ilustres apellidos sefioriales. Es dificil amar a quienes si-
multaneamente se desprecia y explota. Y esa es el alma, las
costumbres y la naturaleza del colonizador. Era inevitable
ue nuestros aristocraticos gobernantes, prosiguieran vien-
lo a mestizos y aborigenes, tierras y recursos naturales,
como bienes de derecho al servicio y beneficio exclusivo de
ellos. Originarios y mestizos quedaron marginados.
Pero estos tltimos, los mestizos, de naturaleza
bravia y rebelde, en busca de sus derechos ciudadanos y
naturales permanentemente conculcados, se convierten ine-
vitablemente en un poderoso caldo de cultivo de anarquia
polftica y de insatisfechas y constantes revoluciones. Asf, sin
sentir y sintiendo mucho, pasan los afios, los lustros, las
décadas y mds alld de la centuria en que los de sangre pura
dominan Bolivia, hasta que llega el cruel y cruento enfren-
tamiento de una guerra internacional, la del Chaco, en la que
se imponen més y duros deberes a cumplir. Pero, donde hay
deberes emergen, inevitables, los derechos. Y , por lo tanto,
a mds deberes, corresponden también més derechos. La
defensa armada a muerte de nuestro territorio en la Guerra
chaquefia, genera en el combatiente, en forma subcons-
ciente, un concepto de derecho y propiedad sobre ella y sus
recursos naturales: Una cosa ajena no se la defiende con
tanto vigor y rigor y amor. Lo propio si, hasta se convierte en
una causa santa. En el trasfondo de estas inevitables medi-
taciones, se perfilaba un inevitable conflicto futuro, de
postguerra. Un enfrentamiento por los derechos sobre la
propiedad de Ia tierra y otros derechos; desde luego todos
xXnegativos al colonialismo perviviente de las élites del pais.
Ahorz bien, normalmente las grandes guerras traen consigo
grandes transformaciones sociales y politicas. Mirando con
alguna profundidad, el enfrentamiento politico del préximo
futuro, serfa de nacionalistas contra los colonialistas que el
afio 1825 se apropiaron como clase y raza de la conduccién
polftica de la naciente Republica.
Este fue el marco politico, dentro el cual se realizaria
el enfrentamiento entre los juveniles ex-combatientes, con
mas propiedad Ilamados “nacionalistas” que deseaban inter-
venir y substituir en la conduccién del Estado boliviano, a los
obstinados y aristocraticos colonialistas. Es de no sdélo
advertir, sino paladinamente manifestar, que entre las causas
que justificaban nuestro enfrentamiento contra los colonia-
listas, no rezaba ninguna de inmoralidad administrativa 0
personal que se les pudiera imputar. Casi todos ellos eran
ilustres patricios, de correctisimo comportamiento general,
que no sdlo honraban a sus apellidos, sino también a Bolivia.
Los justificativos eran rigurosamente de cardcter politico,
ellos proseguian siendo irredentos colonialistas o conserva-
dores como inicialmente los Ilamdébamos, y las juventudes
salidas de la guerra del Chaco, éramos en forma firme e
inequivoca nacionalistas. Habia entre ambas generaciones
‘una total incompatibilidad politica. Los primeros, nuestros
viejos polfticos, podfan ofrecernos tanto en el presente como
en el lejano y préximo pasado, sélo tremendos fracasos que
ponjan en duda con su colonialismo incluso la pervivencia
futura del Estado boliviano.. Los otros, los j6venes, ofrecian
su pujanza cfvica.y su vigorosa juventud, unidas a una
vivificante esperanza en el nacionalismo moderado y ob-
Jetivo que lucia, ya por una centuria, triunfante y benéfico en
toda América y el mundo.
Este enfrentamiento entre nacionalistas y colonia-
listas, que sdlo débilmente vislumbrébamos al inicio de
nuestras inquietudes; poco a poco, a través de los afios de
XI