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Perro prole

Cristino Bogado

Barco Borracho Ediciones

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© Cristino Bogado2008
E-mail de la editorial: barcoborracho@gmail.com

Cristino Bogado (Asunción, 1967). Es editor de las editoriales:


JAKEMBÓ (http://jakembo.blogspot.com) y YIYI JAMBO
(http://yiyijambo.blogspot.com). Autor del blog: http://kurupi.blogspot.com.
Obras: “La copa de satana”, 2002; “Dandy ante el vértigo”, 2004; “Punk
desperezamiento”, 2007; “Jugo Loco, Última poesía paraguaya 1996-2007,
2007”; "Dandy Maká", 2008. Inéditos: “Tatú ro'o metafísico (xapoesía en
poro'unhol)”; “Ysypó Paraguay Rembó (cantos macarrónicos en tren bala
paraguayensis)”; “Los bichos han piädo (nu-bella de aprendizaje
polisexual)”; “Ni Schumann ni Schopenhauer (pastiche-musical sobre Las
Musarañas)”; “La risa es un pene en erección (dialectización 3 f sobre
guerra da cuádruple alianza futurista)”; “Memorias de un jointcero
(Amóntema narrativo retrovisoreado en tiempos de resaka)”; “Historia de la
literatura homo paraguaya (buñuelizacion en un flá de Bolaño)”,” La no-
vela del día depois de mi (a)mort ( (ficción folisófika desde o delirio da
perspectiva gua’ú sub especie eternitates))”; “La filosofía del pop (divague
chamburreado de ensayístika, aforismos, notas sueltas, etc. sobre lo
fenómenos olvidados por el pensamiento)”. E-mai: jakembo@gmail.com

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Mi hermanita atiende las llamadas mientras tararea
algún hit de Kylie Minogue, anota las direcciones del
potencial cliente, mira la agenda y confirma la hora
exacta de la visita. Nosotros, mientras tanto, pasamos el
"El trabajo humaniza" rato despiojándonos el tedio en el ático infantil hasta que
Karl Marx somos avisados por una alarma de bombero accionada
por una cuerda, como las que se usan en los colectivos
públicos. Puestos en pie, nos deslizamos como Batman y
Robin por un tubo previamente engrasado, tomamos los
De carácter manso, movimientos suaves, casi como los datos y salimos a la calle. My sister aumenta entonces el
de un gato, y, eso sí, vehemente en la expresión, con sus volumen del toca-cintas, y eso es todo.
ladridos emergiendo viriles del gaznate y el atávico La calle tiene el aire detenido de los sueños pintados,
respingo de la cabeza para aproximarla al máximo hasta pero sin sus mujeres desnudas, o la torpeza insomne de la
la luna invisible, así es mi perro. resaca de la madrugada del domingo pateando la calle
Tengo que decir que, además de su amo (uno de sus del Mercado 4, pero sin sus aromas a campo reducidos
amos), también soy su ‘chofer’. Los tiempos que corren ahora en hatillos comerciables. El arnés de mi perro es la
exigen héroes a su altura. En ellos, necesariamente, a prolongación de su cautiverio, pero en versión
gente como yo le queda un papel muy secundario, el del nomadizada, ambulante. El microclima del encierro
amigo sin carácter que pregunta al Papel principal cómo perruno continúa, aunque sostenido por mis manos. La
le fue con la Dama, por ejemplo. multiplicidad de especies que confluyen en una especie
La faena rutinaria es más o menos como sigue: alguien de parche zoológico en mi perro proletario se me revela
llama a Empresas Huesos Hábiles S. R. L., y marca una como en una intuición imbécil. Las pezuñas domesticadas
cita a determinada hora del día. Generalmente, se trata de en su ti-ti anodino e inofensivo tienen algo de chivo, el
gente retirada, ex militares o policías, o ex bancarios, pues caucho de su hocico tiene el brillo del de los simios, el
estos reúnen los dos elementos básicos que forman la corte de pelo duro y enmarañado le cae sobre los ijares
materia prima con la que trabaja mi perro: soledad, como ropaje de caballo durante un torneo medieval o de
abandono por parte de los suyos, y dinero ahorrado en los de la caballería acorazada feudal, sus enormes ojazos
alguna caja de jubilación para tratar de paliarlo. de pasmo interminable son de inequívoco becerro... Una
pléyade impresionante de especies se cruzan en su físico

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bestial, pequeños destellos engañosos o alucinados (“Si los bueyes, los caballos y los perros tuvieran manos y
ondulan sobre la materia petisa y oscura de mi perro. produjeran obras de arte como sucede con los humanos, los
Aunque la gente diga lo contrario, las cosas siguen caballos dibujarían a sus dioses con forma equina, y los bueyes
como antes. Tenemos que hacer el trayecto a pie, porque bovina y los perros perruna y les otorgarían cuerpos como los
todavía hay censura canina en los colectivos. Y eso se que posee cada especie”). Baile favorito: el can-can francés.
repite en casi todas las esferas: supermercados, librerías, Literatura: Jack London, cae de maduro (Colmillo blanco,
taxis, bibliotecas, cines, etc. Si uno va al cyber con su Jerry de las islas y La llamada de la selva). Yagua’i de
perro, tiene que dejarlo indefectiblemente atado a alguna Quiroga, Flush de la Woolf. Aunque nunca ha bebido,
tranquera improvisada, como a los caballos en las viejas siempre pone cara de tolerancia ante mis pequeños
películas del far west. Y la situación empeora si se trata de caprichos cuando me ve con un vaso de scotch. Santos:
perros callejeros, como el paradigmático perro-clochard san Roque, san Francisco, santa Catalina y santa Quiteria;
retratado por las cuerdas de Kamba-í en su clásico Jagua a estas dos últimas dirige sus ensalmos apotropaicos
jetữo. cuando la pesadilla de la rabia se cierne sobre sus
Mientras hacemos el camino que va de la oficina a la duermevelas y pira-kutús. El toque de misticismo que
casa del cliente de turno, para evitar el soso laburo de impregna como un hedor caliente y sabroso su pelambre
describir la calle, puedo ahondar en la personalidad de hirsuta viene acaso de la lectura de la vida de esos
mi perro. Para impedir ideas equivocadas, de entrada ermitaños arrojados al desierto que, como única fuente de
empiezo aclarando que carece de la inteligencia, sutileza comunicación (y de alimentación) con el exterior,
y madurez de, por ejemplo, el caballo de Lucky Luke, sin tuvieron un perro –allí habría que agregar que El perro
hablar de su total falta de dependencia de bebedizos que vio a Dios sería el epítome de toda esa conmoción
espirituosos propios de la cultura humana. Más bien es interior–. En alguna Navidad me ha conminado a
de gustos simples y aun obvios. Para veranear, Cannes; regalarle un bestiario medieval ilustrado, y lo he visto
para turismo cultural, Pekín. Héroe histórico: el khanato lamiendo con su saliva-panacea a un kinocéfalo. Piensa,
mongol en pleno hasta el último monarca chino de la muy profundamente, que el mundo fue hecho y es
dinastía manchú: Khan Hi. Películas: Tarde de perros, protegido por un perro gigante, paternal y bonachón,
Perros de alquiler, Perros de paja... Noir barato y violento. irascible ante todo lo que se mueva como gato, animal
Nada de los sentimentalismos en boga entre sus que no con razón no es mencionado en la Biblia, ladrando
congéneres de hoy: 101 dálmatas. Científicos: Perrin antes a las constelaciones con su respingo lobuno, para que los
que Pavlov. Filósofos: Lacan, Diógenes, Kant y Jenófanes

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hombres se sientan seguros en sus propiedades y sus hogareña. Sobreviviente de ese trabajo de zapa, testigo
bienes. oral de ese proceso del tiempo y sus asechanzas, canta,
Llegamos. Calle Cabeza de Vaca 1553. Como es rapsoda deslenguado y loco, la vivacidad de un mundo
costumbre, toco el timbre o, en su defecto, doy unas aparentemente eterno. El cliente Z a veces desempolva un
palmadas sobre la verja. Dejo al perro, una, dos horas. A disco de vinilo para su perro de compañía, y éste, súbito
veces, cuando el cliente da muestras de una liberalidad y mercenario cortesano de cuatro patas, asiente con algún
excepcional, o de una soledad infinita, toda una tarde. Le bufido profesional. Trabajo humanitario, fácil y de buena
dejo hacer al perro su trabajo y, al final del mismo, vengo paga, aunque, es cierto, un poco triste, “denso” incluso,
por él de vuelta. Nada más. con fucilazos incontenibles de psicosis rondando los
Comúnmente, el jubilado, 65-74 años, permanece en su muebles fantasmales. Por ejemplo, cuando X le llama
sillón de orejas o en su silla reposera con un dispositivo Chipi, o Y Kazán, o Z Energúmeno, nombres que, más
para hamacarse, escuchando en su radio AM malas que aplicarse al perro-proletario, más que designar al
nuevas sobre la violencia monótona e inaplastable, la puro animal instalado temporalmente en su casa para
miseria zarrapastrosa, el desempleo masivo, catastrofilia curtir el ritmo que fluye en esas concavidades que
mediática, plagueos hertzianos que rebotan refractarios desesperadamente quieren mostrarse desgajadas del
en su cuerpo, achacoso o no, mientras el perro, acostado a deteriorado éxtasis, quieren convocar vidas ya
sus pies, ahíto de bolejas o de los olores de esa casa vacía definitivamente hundidas en las brumas del afecto,
y sin ventilación, echa una siestecilla o, como perro solar, pujando con las neuronas desportilladas por el Alzheimer
como perro a energía solar, se entrega al dios: los rayos o el Parkinson, formas anquilosadas de la vida minada a
infrarrojos le dan a sus músculos la suficiente flexibilidad lo largo de su despliegue aparentemente multicolor y
para sus rondas nocturnas de vigilante insomne. Algún efervescente, ocultas a la conciencia pero no al cuerpo,
jubilado X siente el impulso de frotarlo suavemente, fragmentos de vida eclipsados en una mudez esclava
cuando ya han intervenido visitas precedentes, contactos adiestrada desde la infancia para obedecer y sufrir sin
anteriores. O el cliente Y le cuenta la historia de la chistar. En ese punto de rotura del dominio de lo humano
población familiar que antaño animó esa casa, cómo el y los bártulos de su cultura, lo animal sirve a la
barullo y el movimiento se fueron evaporando sin que él perfección para conceder su piedad y comprensión a ese
apenas pudiera percibirlo. Cómo a las grandes yanaconato del cuerpo olvidado o silenciado. Y el
conmociones fueron sucediendo más lagunas silenciosas, comienzo de este “negocio”. Perro de compañía se alquila
agujeros de abandono raleando la antaño espesa vida por horas. Sin los inconvenientes de lo humano, la estafa,

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el robo, la gula, la borrachera, el barullo, la locuacidad. casa, nuestro perro. Ironías de la civilización. El antaño
Allí donde lo humano fue desplazado por la máquina, la parásito del hogar burgués termina sustentándolo. Y eso
fábrica y su cadena de producción sin fin, se hace posible que nosotros tuvimos suerte: fuimos casi los iniciadores
el resquicio de un retorno a lo originario. Pero lo de este rubro, con una clientela en franco crecimiento y
originario fue ocupado por lo animal, especie siempre fiel exponencial demanda. Todos los otros trabajos
al llamado primitivo. Entre lo maquínico y lo humano, lo tradicionales, modernos, que habían sacado a la
animal empezó a jugar un protagonismo inédito. Punto humanidad de sus penurias, ahora los monopolizan las
de inflexión, vaso comunicante, árbitro, intercesor al fin. máquinas. Para los hombres quedan la mendicidad o el
Más cercano a lo segundo (lo humano), por una tierra parasitismo a costa de los animales, como es nuestro caso.
común, el cuerpo, el animal aceptaba su nueva función. Incluso la prostitución, oficio que ha sabido siempre
Suerte de triaca prescrita por la sabiduría médica capear cualquier revolución que socavara los cimientos
musulmana, fármakon que prepara la cama de la de la normalidad y la eunomia, que ha sido casi
eutanasia, su tarea es consolar al Gran Derrotado, inamovible desde los comienzos del mundo, se derrumbó
acompañarlo en su agonía, entretener su vida purgada en por falta de capital y, peor, de deseos. El sida, en su
guetos solitarios y confortables (los menos, el target con el astronómico aumento, en su espiral dispersiva, liquidó el
que mercaba), su indefensión ante el Nuevo Mundo bajo contacto, aunque se tratara de aquel ínfimo y breve
el yugo de la máquina, “hijo bastardo” que ocupaba establecido durante la cópula, entre los cuerpos. La
ahora el tablero principal. masturbación resbala indefensa sin cuerpo sobre las
Con la plata que sacaba mi (nuestro) perro se mantenía imágenes autistas. La dignidad de nuestra familia jamás
mi familia. Absolutamente desempleados, crónicamente permitió que nuestra niñez bajara a turnar o transar con
desempleados, aceptamos lanzarnos al terreno de la esa salida suprema.
acción perruna... Primero las changuitas, los trabajos Paso a buscar al perro de casa de Y. Regresamos, a
golondrina, y, al fin, el parasitismo perruno. En medio veces dando una vuelta por el supermercado. A comprar
hubo un período al borde de la mendicidad, osobucos, pucheros, costillas, paletillas, palomitas, carne
denominador común de otras familias ayer nomás picada o molida. Le dejo elegir al cuadrúpedo hasta que
orgullosas y prósperas... un guardia nos pilla in fraganti y tengo que sacarlo al
Mi padre cocina para todos, mi madre organiza el estacionamiento mientras pago y salgo.
negocio, mi hermanita y yo somos los brazos materiales De nuestra casa, la antigua mansión señorial llena de
del único trabajador real, de la fuente de capital para la pretensiones, con piscina y quincho para el asado

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dominical, poco queda. La nueva configuración laboral precie de intelectual pero que no haya hecho
alcanzó a afectar también a las arquitecturas y a sus experimentos sobre su cuerpo y sus neuronas. Que no
habitantes. La oficina, instalada en el viejo jardín, ha haya agitado esa cosa de por sí inercial y conservadora (el
removido hoy todo su esplendor de antaño de verdes cuerpo) con todo tipo de agresiones fecundantes, ya sea
farmacopeas y fragancias, kuratús, burritos, helechos, con hongos o con hachís, con cocaína o con anfetaminas,
santa ritas, áloes, la infaltable ruda protectora, los crotos y con LSD o con tabaco, etc. Todo vitalismo de la letra se le
los mbokajá-mata, y hace actualmente de fachada. En su antoja falso, fatuo, mentiroso; el de Nietzsche o el de
planta alta está el altillo de espera de los pedidos Deleuze, famosos ambos por su condición enfermiza
laborales. Atrás, muy atrás, quedan los cuartuchos, la sala crónica, no merece más que su burla. Pues para él el
con su sofá y la cucheta. Y la cocina, altar sagrado desde cuerpo no es más que un campo donde las fuerzas
los últimos cambios. Cocina para los hombres y “el planetarias se sumen en una lucha sin cuartel. Piensa que
hombre de la casa”, nuestro soporte económico, el perro. lo que subyace a la persecución actual del tabaco, a la
X2 sólo deja de fumar cuando duerme, cuando come o búsqueda contemporánea de su extirpación completa a
cuando está en el cyber. (Aunque lo de no fumar cuando través de la movilización total, es un complot entre la
se come ya fue desvirtuado por Barbara Loden, ciencia de la salud y el confort burgués. Recordemos que
compañera de Elia Kazan, en la famosa secuencia final de el tabaco es un aporte de lo precolombino, de lo no
Wanda –road movie primigenio de mediados de los 60–, occidental en términos puros, a la civilización de la
donde la protagonista se atiborra de pastas, cigarrillos y cultura material mundial. Hoy no encaja del todo dentro
cerveza, todo simultáneamente. Bueno, en algún cyber te de la lógica de ese confort. Ésta, originada en la época
proveen de ceniceros y hasta se puede chupar birra sin más sórdida y humosa de la Inglaterra decimonónica, la
corte. Sin olvidar catalogar a los cyber con rincones era de la revolución industrial, ya no soporta actualmente
aburdelados como anexos alternativos. Así que sólo ese cuerpo extraño y advenedizo, ese agregado foráneo a
queda, incólume a los ataques del cigarrillo, el tiempo del su ideología tout court europeo-occidental. A X2 ya le es
sueño. Esto nos lleva a la asociación de la muerte con el prácticamente imposible visitar a sus contados amigos.
sueño, que los románticos alemanes ya habían Últimamente, las “incompatibilidades” provocadas por el
proclamado. Claro, nada más alejado de la vida que la humo de su cigarrillo barato los han separado (casi)
inmovilidad del durmiente, y quién vio alguna vez fumar definitivamente. Un objeto, un gesto, el rito del humo y
a un muerto. Y lo digo sin ningún sesgo de ironía, ni del tatatiná, han quebrado esos años igualmente
alemana ni paraguaya). Desprecia a todo aquel que se rutinarios e inerciales a los que en el fondo se reduce la

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“amitié”, en vista de las prohibiciones que rigen. fetidez del huevo huero: era contemplado bajo la reja del
(Prohibiciones que no sabemos bien si empezaron desde arte. Adquiría el status mutante de un conejillo de indias
una abstracción –la salud, la ciencia, etc.– o confluyeron enloquecido por el laboratorio científico, o la
desde puntos ínfimos y relativos –las mujeres, los desnaturalización a la que son sometidos los murciélagos
asuncenos, los paraguayos, mis vecinos, etc.–. O si se dio en medio de las corroboraciones de la naturaleza de sus
el consenso entre lo universal y lo relativo: la ciencia y el aptitudes perceptivas, o el apresamiento aséptico de la
prójimo concreto que me fastidia allí en mi barrio). X2, mariposa bajo el yugo de la taxidermia. Sólo algún crítico
antes de caer en este estado de postración que lo ha huevón llegó a quebrar la atmósfera de pasmo admirado
obligado a recurrir a los buenos oficios de Huesos hábiles, que rodeaba al genio del huevo. Fue la excepción que
fue un pintor, un artista. Un artista del huevo, uno, dos, confirmaba que la gente cultivada no había sido objeto de
diez, cincuenta, cien, quinientos huevos. Exposiciones de una alucinación colectiva. Cuando se cansó, encumbrado
huevos en la Chacarita (el primer artista top en ocupar la ya en el olimpo de nuestras artes, se retiró y procedió a
Chacarita con sus huevos), en el Chera’a Tom, en Loma subastar todas sus creaciones. De las ventas obtuvo lo
Plata, en los museos más fashioned de la capital. Su suficiente para ir tirando en su vida retirada y solitaria.
método, genial desde donde se le mire, y que llegó a Con ese dinero se pagaba las visitas de nuestro perro. De
hacer escuela y dejó un reguero desleído de imitadores hecho, yo mismo, cuando llevé al perro para su primer
sin talento, era como sigue: tomaba un pack de huevos, de trabajo en su casa, recordé que había adquirido uno de
media o una docena, del Mercado 4, del Mercado de sus célebres huevos. Lo reconocí y lo felicité
Abasto o de la cadena de supermercados más inmediatamente. X2, fastidiado, hizo entrar al perro y me
frecuentado y lo depositaba en una galería de arte. El despidió dándome con la puerta en las narices. Como los
huevo, atrapado ahí como una bestia acosada bajo la luz perros le dejan fumar, sólo a ellos les permite entrar y
cenital de la galería, con esa mínima alteración, tipo hacerle compañía. No rompen las bolas con ninguna
efecto mariposa, trastocaba todo un mundo de prejuicios, perorata acerca de la situación trágica de los indefensos
supersticiones e ilusiones cotidianas sobre la realidad. fumadores pasivos.
Pues el huevo que había pasado, a cambio de unas Otro cliente, Y2, antigua madame, hoy retirada en la
calderillas, el sistema de control del súper era ofrecido en calle Paraíso de Mahoma, también ha recurrido a Huesos
su gratuidad cósica elemental a la contemplación de los hábiles para amortiguar su soledad opresiva y culposa.
amantes del arte. Es cierto, ya no era el mismo y vulgar En realidad, una serie de historias luctuosas la obligó a
huevo, quebradizo o a punto siempre de caducar hacia la ello. Desde que se hartó de los gatos, seres egoístas e

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infieles, ha preferido la compañía de los perros. Su último impotencia infinitas de Brooklin, nombre de la perra
felino doméstico fue una gata que había desaparecido de agatada. Creo que Brooklin enfermó también en aquella
la casa dejándole a ella, abandonada, una camada de semana aciaga y nunca más se recuperó del todo,
gatitos. Entonces adquirió una perra, que, por una viviendo sin embargo bastantes años, pero con un porte
perturbación extraña, se creyó la madre “gata” de los sonámbulo y como de lisiada. De ese modo, Y2 quedó
felinitos y les fue dando su leche. Pero el duro invierno definitivamente sola. Nuestro perro le hace compañía, y
de aquel año fue matando cada día que pasaba a uno de escucha la historia de Brooklin y los gatitos muertos por
los pequeños gatos. Ni el calor de las lámparas, ni la el frío y acaso porque las pobres tetillas raquíticas de la
milagrosa leche perruna, ni las mantas pudieron con el perra, pues ellos eran mamíferos al fin, no bastaron para
frío y la humedad que iba calando los cuerpecillos recién su nutrición y posterior supervivencia. Mi propia
lanzados al mundo. Murieron, uno, dos, tres, cuatro, conclusión –ella me ha dejado a veces escuchar el
cinco gatos en cada uno de los días sucesivos que comienzo o la parte final de su historia al ir a dejar o
pasaban, y cuando ya era cuestión de orgullo, ni siquiera recoger al perro– es que nada hay más cobarde, más
de amor a los animales, cuestión de demostrar que se conservador, menos creativo o con más miedo a la
podía ser menos cruel que las terribles leyes de la imaginación que la naturaleza. De regreso al cuartel
naturaleza que devoraba a sus criaturas sin el menor general de Huesos hábiles, con mi perro con su cara sabia
parpadeo, quedó al fin un último y solo gato. Esa noche parapetada contra los absurdos del mundo, siempre me
la pasó en vela en la cucha de la perra psicotizada como he preguntado qué hubiera pasado si el desenlace de esa
gata madre tratando de proveer de calor y leche a su experiencia llegara a ser feliz. Imaginar a la perra que
último vástago, bebiendo coñac, tiritando de frío ante la para salvar al gato hizo la epojé de esa aversión ab ovo
inutilidad humana, alrededor de esa cosilla, que, si contra los felinos que nos dicen que los perros profesan.
llegaba también a morir, significaría para ella que el Ver crecer al gato como a su cachorro, enseñarle los
absurdo seguía cumpliendo su papel con un rigor que primeros (¿ladridos o maullidos?), verle rechazar la leche
hasta la perversidad de una alcahueta no llegaba a y robar el hueso, acaso; verle coquetear con perros y
comprender y disculpar. No había pragmatismo en despreciar a sus congéneres felinos... Creo que la
destruir lo que recién había afincado su existencia frágil naturaleza temió enfrentar esa posibilidad.
pero perfecta en el horizonte de los seres. La mañana La rutina de Huesos hábiles sigue su curso gris, tristón,
húmeda, hundida su casa en la cerrazón del rocío, le trajo inapelable. Pues sí, la ciudad esconde antros de soledad
la mala nueva. La muerte del gatito y la tristeza e hormigueante, desde los cuales llaman, con sus

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timbrazos de proto-suicidas, seres desesperados de Antequera. Vamos, chupando pijas, jalando merca,
siempre. Por ejemplo, Z2, que cocina arroz blanco con birreando como hijo de papá recién ascendido a las altas
hortalizas para un sapo viejo y pesado ya retirado de las esferas de la política. Pero la primera aventura, en este
aventuras sapunas, de sus mocedades de ágil cazador de caso, le resultó un tiro por la culata. Topó con la folclórica
mosquitos, dedicado al noble oficio de mantener el somnilera, que lo durmió para desvalijarlo y dejarlo en
equilibrio ecológico y atiborrarse de bichitos cueros en plena vía pública. Z2 se ríe y alimenta al sapo y
insignificantes (a no ser en verano, con sus pequeñas al perro burlándose del animal humano. Parece aún joven
bombas virósicas o epidémicas: dengue, retro virus, etc.). y animado. Pero, no sé por qué, vislumbro amargura en
A nuestro perro no le gusta el sapo, y menos compartir el su risa tonta y populachera. Cuando ya ha dejado de
almuerzo con semejante fracaso de la animalidad. Como afanarse con sus “mascotas”, se sienta a mi lado y me
ya su lengua ha perdido la agilidad necesaria a los de su pregunta si tengo novia. No espera la respuesta y sigue
especie para la supervivencia autónoma, vive en el hueco hablando, hipnotizado por su propia oratoria, solipsista,
de una bajada de canaleta y sólo asoma su bulto hinchado autocomplaciente.
y verdoso cuando la lata de su plato rebota sobre el piso Cuando ya está oscureciendo y volvemos, perro y
de baldosas gestálticas. No entra en mi cabeza cómo esto caballero, la idea que me está rondando se aclara. Existe
pueda tener la menor gracia para Z2. Me pregunto si no la leyenda de que el sapo puede sostener bajo la lengua el
ocultará rasgos indígenas, de kaynguá o avá, que tatapỹi, el carbón aún encendido entre el rescoldo, la
expliquen comportamiento tan disparatado. Lo estudio brasa de las fogatas campesinas que, al ser atizada,
mientras me deja estar ahí, mirando la tele. En la tele, vuelve a dar una llama. La cuestión es saber si esa
Rumsfeld II juega fútbol con pelota tatá con Lucho. El leyenda es la constatación empírica del mito mbyá que
periodista dice que el ministro de defensa trajo una pelota habla del sapo-Prometeo ladrón del fuego, o si, al
atómica, pero que el paraguayito desistió de innovar un contrario, es una mera sobrevivencia del mito en un
deporte tan tradicional. Después, veo a Rumsfeld II ámbito secularizado, popular, el de la leyenda.
cantando gospel con Nicanor Jr. bajo la carpa de circo de Mi perro agita la cabeza negando rotundamente el hilo
la secta evangélica o menonita Raíces. Otra secuencia de mis devaneos; no le entra en la cabeza perruna que un
muestra a Rumsfeld II ya totalmente desnudo en medio ser abotargado y purulento ―pero con la panakeia
de la calle Palma. Parece que, según las crónicas impregnando rotundamente su saliva tanto como la
bromistas y exageradas de la prensa amarilla, la noche saliva canina― haya sido objeto de tal encumbramiento
anterior estuvo zarpando, levantando “chicas” por por parte de una cultura como la de los mbyá. Imposible,

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afirma, haciendo, más que lanzando, ladridos sobre la
tarde que se evapora sin piedad en sus ascuas... Esa
indeterminación del día, cuando aun no ha empezado la
noche y no ha terminado del todo su faena el sol, es
momento propicio para dar por acabados estos apuntes y
bautizar a su héroe y a su acompañante, su fiel lazarillo.
El perro será Kuarahy, y yo, apenas, Jacy.

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