Está en la página 1de 1

CRECIMIENTO ECONOMICO Y RELIGION

Anteriores estudios comparativos entre países han revelado una cantidad de regularidades

empíricas relativas a la determinación del crecimiento económico y una de ellas que no

se debe omitir es la religión.

El estado actual de la economía de la religión refleja un hecho importante: los estudios

que se han hecho tratando de medir el impacto de la religión en un contexto económico

se han limitado al efecto sobre el crecimiento económico.

Entonces nos referimos a la secularización, esto es, la relación entre desarrollo económico

y religiosidad. La idea es analizar el impacto de la religión sobre el desarrollo económico

y no solo sobre el crecimiento.

La discusión acerca de la mejor manera de aproximarse al análisis del desarrollo es amplia

y abarca visiones como la de Lucas (1988), para quien el PIB per cápita es la mejor

manera de poder analizar el comportamiento del desarrollo en general de un país. Por otra

parte, existen aquellos economistas para quienes el producto por habitante no es una

medida siquiera cercana a lo que representa realmente el desarrollo (Streeten,1994).

En un punto intermedio de la discusión están quienes a la hora de analizar el desarrollo

económico no pueden dejar de lado el comportamiento del PIB per cápita, pero sin

considerar la idea de que este sea el mejor o único indicador del desarrollo.

El IDH se encuentra en este punto medio; combina unas medidas normalizadas de

esperanza de vida, educación y producto interno bruto (PIB) per cápita.

Dado que el IDH de cierta manera abarca una medición en el proceso de ampliación de

oportunidades de las personas, al involucrar la educación, salud e ingreso, su uso es

bastante difundido por un amplio grupo de economistas del desarrollo y entidades

internacionales.

También podría gustarte