Estado, orden politico e informalidad:
Notas para discusién*
Agustin Escobar Latapi**
Cuando se escriba la historia de la dis-
cusién sobre la informalidad en América
Latina, elfinal de 1a década de los ochen-
tas seguramente se recordaré como la
época en que esta discusién “exploto”, se
divalgé y se politiz6. Esta explosion ha
producido, entre otras cosas, un aumen-
to en los trabajos que hacen sintesis y
* Una primera versién de este artculo fue
preparada durante la estancia del autor en el
Centro de Estudios México Americanos, de la
Universidad de California en San Diego.
** Doctorado en Ciencias Sociales de la Universi
dad de Manchester, Inglaterra, actualmente in-
vestigador del CIESAS OCCIDENTE. Su tema de
investigacién es la conformaciéa del mercado de
trabajo do Ia ciudad de guadalajara y su relacién
con el Estado. Bl articulo es resultado de una
extensa reflexién sobre el tema.
Nueva Antropologfa, Vol. XI, No. 37, México 1990
balances delestado dela discusién. Esta
es una tarea importante, ya que en el
curso de la historia de las variantes del
concepto se han producido una cantidad
sustancial de conocimiento y un inter-
cambio internacional, Norte -Sur, Sur -
Sury Sur -Norte muy significativo, Pero
elobjeto del presente articulo es sondear
de manera preliminar una serie de cues-
tionamientos profundos que son perti-
nentes para la teoria sociolégicay antro-
poldgica y que podrian conformar -pero
atin no han conformado- una agenda de
investigacién y reflexién durante los
préximos afios. La existeneia de estos
cuestionamientos hace suponer, desde
el punto de vista del autor, que el ba-
lance de la discusién sobre la informali-
dad es positivo, y que hay cuestiones de24
AGUSTIN ESCOBAR LATAPI
peso que esta discusién hereda -en vida-
alas ciencias sociales. Es posible que la
sola mencién de estos cuestionamientos
provoque en algunos un fallo final sobre
la inutilidad del concepto. Se comparte o
no esta opinién, lo importante es que
estos problemas han quedado (no siem-
pre por primera vez)! al descubierto y,
con osin informalidad, debenexplorarse
para conocer mejor la realidad social y,
particularmente, el devenir de las eco-
nomias politicas latinoamericanas.
Tales cuestiones se derivan de un
nuevo giro de la discusién, que consiste
en una coincidencia fundamental de va-
rios sobresalientes andlisis de derechay
de izquierda sobre la amplia gama de
actividades que se han legado a llamar
“informales”. Para ambos tipos de and-
lisis, la clave de la economia informal es
la ausencia de intervencién del aparato
de Estado, A diferencia de los estudios
previos, que enfatizaban o bien una for-
ma de organizacién (pequenia escala, in-
tensidad en trabajo, escasez de capital,
flexibilidad en el manejo laboral, dife-
renciacién y particularmente en las re-
Taciones laborales) o bien un tipo espe-
cial de fuerza de trabajo (familiar, de
muy bajos ingresos) para definir a la
informalidad de una unidad productiva,
los nuevos andlisis subrayan la pecu-
liaridad de la insercién politica de las
+ No pretondo decir que han sido “descubiertos*
or vez. primera’ por Ia discusién sobre la infor-
malidad, ya que algunos de ellos son tan viejos
coma e! pensamiento sociolégico, sino que la dis-
cusi6n sobre la informalidad fuerza a enfrentarlos
‘una vez mas, tal vez de manera original.
formas de trabajo informales como la
clave de su definicién, por una parte, y
de la explicacién de su persistencia, por
Ja otra.
Esto no quiere decir que se haya
agotado la potencialidad de los andlisis
de enfoque econémico o de organizacién
social del trabajo informal, ni que estos
anélisis hayan menospreciado las impli-
caciones tedricas del concepto. Mas bien,
se daba por hecho que el trabajo infor-
mal era clandestino, y que el Estado no
regulaba las condiciones de operacién de
una importante esfera de la economfa.
Las preguntas de la informalidad
1.- OCASO DEL DUALISMO
Hasta hace unos afios, la informalidad
se abordaba fundamentalmente como el
problema del “sector” informal o de la
“economia” informal. Es decir, se afir-
maba que habia por lo menos dos sec-
tores, uno de ellos moderno, conformado
por unidades econdmicas de escala me-
dia o grande, intensivas en capi-tal y
plegadas al cuerpo vigente de le- y es y
reglamentos, y otro “tradicional”, con-
formado por unidades de pequeiia es-
cala, intensivas en mano de obra y no
acopladas por multiples razones al cuer-
po legal vigente y por lo tanto ilegales 0
clandestinas. Se suponia que dicha di-
vision repercutia (0 que correspondia a
otras divisiones) en la estructura de
clases, en el patrén de urbanizacién y en
la organizacién politica. Esta visién se
heredaba de paradigmas previos sobreESTADO, ORDEN POLITICO E INFORMALIDAD... 25
Ja sociedad latinoamericana, y particu-
larmente de la discusién sobre la margi-
nalidad.?
Hay varios tedricos importantes de
Ja discusién sobre la informalidad que
ya no dan por sentada {al divisién. En
un articulo reciente, Cortes (1988) des-
cribe dos coincidencias fundamentales
entre las definiciones de Castells y Por-
tes (1986) de De Sotoet al., (1987)coin-
cidencias tanto mas notables cuanto que
unos y otros normalmente son identifi-
cados con puntos opuestos del espectro
politico, Para ambos andlisis, la infor-
malidad consta de actividades o proce-
sos sociales, y para ambos la clave de su
encasillamiento como informales es su
relacién -contradictoria discriminato-
ria- con las leyes y el aparato de Estado?
Hay dos aspectos relevantes de este
cambio en la definicién de la informali-
dad. En primer lugar, la nocién se abs-
trae: la informalidad deja de tener un
referente concreto en empresas 0 agen-
tes sociales que puedan ser facil y per-
manentemente encasillados como infor-
males: la operacién de las unidades eco-
némicas y los agentes sociales puede ser
simulténeao alternativamenteformale
7 Segiin Cortes (1988), la tinica vertiente de la
discusi6n que deseché un enfoque dualista fue la
brasilefia
* Aunque cabe aclarar que Portes hasta antes de
ee articulo tendfa a identificar la ipformalidad*
con un sector y con clases especificas (1985) y que
DeSoto no secircunscribea dicha definicién en el
andlisis que realiza. Cortes describe cinco coin-
cidencias on las definiciones, pero aqui sélo me
referiné a dos.
NA.37
informal. En segundo lugar, la nocién
adquiere un caracter politico, al privile-
giar Ia relacién de estas actividades con
el Estado y el orden politico en su defi-
nicién como informarles.
Las consecuencias del cambio para
la concepcién de las economias politicas
latinoamericanas como “duales” es cla-
ra: la “informalidad” ya no necesaria-
mente conforma un “sector” en la econo-
mia, en e] orden politico y en la estrue-
tura de clases. Dichos “sectores” pueden
existir, pero entonces se “problematiza”
la tarea de definir en qué momentos la
informalidad tiendea encapsularse y en
qué momentos o sociedades ésta tienda
a ser caracteristica de la mayor parte de
las actividades econémicas y los proce-
sos sociales.
La postulacién de un “sector"habia
resultado de gran utilidad en la formu-
lacién de un modelo de la economia poli-
tica latinoamericana: el sector informal
empleaba a aquéllos que no podian ac-
ceder al sector formal, producia bienes
baratos que subsidiaban el nivel de vida
de los trabajadores del sector formal y
que eran aprovechados en los procesos
productivosde las empresas formales, y
le ahorraba al Estado la provisién de in-
fraestructura productiva, urbana y de
servicios. El sector y la concepcién dua-
lista de que formaba parte eran impor-
tantes para explicar la persistencia de
los patrones de subdesarrollo latino-
americanosy la insercién de los mismos
en la economia mundial (Portes y Wal-
ton 1981). Al abandonarse como un ele-
mento necesario de dicha estructura,