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El espesamiento de relaves permite recuperar una parte

del agua utilizada en las operaciones de molienda y


flotación. Su impacto en los costos de la concentradora
es menor, con una participación de aproximadamente 3%.
Si bien la energía eléctrica y la mantención concentran la
mayor parte de los costos del subproceso, se seleccionó
a los floculantes para analizar su criticidad, debido a que
se trata de un insumo con alta demanda en el subproceso
relaves.
Los floculantes son polímeros orgánicos solubles en agua
que se usan solos o en combinación con coagulantes
inorgánicos, como sales de aluminio o de hierro, con el
objeto de aglutinar los sólidos pequeños presentes en la
pulpa de relaves y formar partículas grandes y densas de
flóculo que sedimentan rápidamente.

“Factores Clave para el Desarrollo de la Minería en Chile”, cochilco

remover cada vez mayores cantidades de material


para extraer cobre y otros elementos de valor, principal
y crecientemente a través de flotación y concentración.
Con ello, el volumen de desechos que deben ser
dispuestos, ya sea como material estéril o en la forma
de relaves, ha aumentado significativamente y lo
seguirá haciendo en el futuro. Se estima que la
producción de relaves podría casi duplicarse al
ano 2035: si hoy cada 36 horas se depositan en
Chile relaves equivalentes a un cerro Santa Lucía,
dentro de 20 anos lo haremos sólo en 21 horas.

El agua es altamente requerida en el proceso de


concentración, desde la molienda hasta la flotación
y para facilitar el transporte de las colas del
proceso (relaves). Tradicionalmente se ha utilizado
agua continental, pero en los últimos anos se ha
incorporado crecientemente el agua de mar, con su
consecuente impacto en el consumo de energía.

Antecedentes
La minería del cobre extrae grandes cantidades
de material, del cual sólo una pequena fracción
corresponde al elemento de interés económico
que se desea recuperar. Una vez que este material
ha sido procesado y se ha extraído el cobre y
otros elementos de valor, se generan residuos
(compuestos por material molido y agua con
reactivos) que son denominados relaves.
Los relaves son transportados a través de
canaletas hasta lugares especialmente habilitados
para su depósito, denominados embalses o
tranques de relaves dependiendo del método
utilizado para la construcción del muro de
contención (el muro de contención de un embalse
de relaves está construido con material de
empréstito y se encuentra impermeabilizado
en el coronamiento y en su talud interno. Por
su parte, el muro de contención de un tranque
de relaves está construido con la fracción más
gruesa del relave). En la cubeta los sólidos
finos sedimentan y en la superficie se forma
una laguna de aguas claras (Servicio Nacional
de Geología y Minería [Sernageomin], 2013).

Debido a la disminución de las leyes de mineral


de los yacimientos actualmente en explotación
y de los que forman parte de los proyectos de
desarrollo de las companías mineras, éstas
deberán aumentar sus esfuerzos para extraer
cada vez mayores tonelajes de material para
mantener sus niveles de producción o para
crecer según la demanda de mercado, lo que
significará un aumento proporcional de la cantidad
de desechos que deben ser dispuestos, ya sea
como material estéril o en la forma de relaves.
Se estima que la producción de relaves
podría casi duplicarse al ano 2035: si hoy
cada 36 horas se depositan en Chile relaves
equivalentes a un cerro Santa Lucía, dentro
de 20 anos lo haremos sólo en 21 horas.
El siguiente gráfico representa una proyección
al 2025 de la relación entre mineral tratado y
cobre fino contenido en el concentrado producido.
Frente a una tasa anual de crecimiento del
5,7% en cobre fino contenido en concentrado, la
tasa de crecimiento del tratamiento de mineral
sería de 8% anual, aumentando desde 549
millones de toneladas de mineral tratado en
2013 a 1.389 millones de toneladas en 2025
(Cochilco, 2014d). Es decir, la minería chilena
deberá extraer, transportar y procesar cada
vez más material, lo cual trae consigo un
impacto directo en la generación de relaves.
Desafío No1: Enfrentar la creciente
escasez de agua y superficie
La minería ha disminuido paulatinamente el
consumo de agua gracias a tecnologías que han
permitido la depositación de relaves espesados,
en pasta y filtrados. Sin embargo, esto no ha
sido aplicado transversalmente en la industria,
pues se requieren condiciones adicionales para
que este tipo de aplicaciones adquiera mayor
escala. Más aún, junto con el intensivo consumo
de agua de la línea de producción de concentrado
de cobre a partir de minerales sulfurados, el
paulatino agotamiento de los recursos oxidados
y su remplazo por los primeros generará un
aumento significativo en el consumo de agua
por esta vía. El consumo neto actual de agua
fresca en la minería del cobre se encuentra
en torno a los 0,5 y 0,7 metros cúbicos por
tonelada de mineral procesado, siendo la
evaporación y retención de agua en los relaves
las mayores razones detrás de dicho consumo.
Adicionalmente, dada la escasez de superficie
y los conflictos que ello genera, se requiere del
desarrollo de nuevos métodos y tecnologías
que, en un futuro, permitan a la industria minera
prescindir de la generación de relaves.

A lo largo de éste proceso, la energía eléctrica,


los aceros (en la forma de revestimientos
y medios de molienda) y el agua son
insumos muy determinantes de los costos,
en especial debido al proceso inicial de
reducción de tamano o “conminución”.
La molienda genera la mayor parte del gasto
asociado al proceso de concentración debido a
su consumo energético, de hecho, más de un
tercio del consumo de energía eléctrica en la
minería metálica corresponde a aquella utilizada
en molienda. Esta etapa posee bajos niveles
de eficiencia energética (alrededor de 1%).
En el caso del chancado la eficiencia alcanza
el 50%, mientras que el consumo de energía
corresponde aproximadamente al 1% del total
requerido para la producción de cobre. Lo anterior
se puede observar en el siguiente gráfico.

Desde el cobre a la innovación Roadmap Tecnológico 2015-2035 ALTA LEY

Los espesadores son uno de los pilares operacionales de una planta minera de gran escala. Estos se
usan para aumentar el porcentaje de sólidos en los relaves con el objetivo de rescatar el agua y
reusarla. La necesidad de recuperar el agua con eficiencia se ha convertido en una parte crucial del
proceso de recuperación de mineral, debido a la gran cantidad de agua que se necesita en la
conminución, clasificación y el ámbito social que se vive en muchas de las faenas mineras alrededor
del mundo.
La adición de floculantes sintéticos ha contribuido, en gran medida, a acelerar del proceso de
sedimentación y en general a hacer la operación más eficiente. Igualmente, la modernización de los
espesadores junto con el desarrollo de los floculantes ha permitido continuamente que el overflow
sea más claro y la densidad de la descarga en el underflow sea más alta. Estas modernizaciones
combinadas con los instrumentos actuales han permitido al operador obtener más información
sobre variables críticas del espesador y poder tomar acciones de control y emergencia. Como
consecuencia, la instrumentación precisa se ha convertido en una necesidad para una operación
moderna y rentable.

Dos mediciones de flujo, la de alimentación y la de descarga de underflow, son variables


independientes comúnmente utilizadas para el control del proceso. Las variables dependientes son
usadas en estrategias de control para controlar las variables independientes como por ejemplo usar
la densidad para controlar la tasa de flujo en el underflow [1]. En la Figura 3 se ilustra un espesador
común junto a variables dependientes e independientes.
Uso y Beneficio de la Medición de Flujo en la Operación de Espesadores de Relaves BI0645

Otra función de la herramienta es la estimación de la Tensión de Fluencia (Yield Stress) de


una pulpa No-Newtoniana, por medio del ensayo de descenso del cilindro (Boger Slump Test).
Ello permite, por medio de un ensayo muy simple, estimar el parámetro más importante en
una pulpa mineral de alto espesamiento. Se ingresan como datos la altura del cilindro y el
descenso de la pulpa, además de su densidad, obteniéndose el valor estimado para la
Tensión de Fluencia.

http://www.mch.cl/reportajes/aplicacion-dedicada-al-analisis-de-pulpas-mineras-2/#

Si se desea incrementar el contenido de sólidos en un relave, al punto en que este no exude


agua en el depósito, se deberá obtener típicamente un producto que se sitúe en el rango de
60% a 70% de contenido de sólidos en peso. En esa condición, el relave presentará una
reología bastante alta, en que la Tensión de Fluencia (Yield Stress) podrá estar normalmente
en el rango entre 40 Pa y 60 Pa. El concepto de Tensión de Fluencia se relaciona con el
modelo de comportamiento fluido-dinámico tipo Plástico de Bingham, característico de la
mayor parte de los relaves mineros.

Una reología alta implica operar con velocidades de flujo altas, debido a la necesidad de
operar en régimen turbulento. A modo de ejemplo, una Tensión de Fluencia de 40 Pa implica
una velocidad de transición (laminar-turbulento) del orden de 4,0 m/s, y una Tensión de
Fluencia de 60 Pa deriva en una velocidad de transición cercana a 4,9 m/s. No hay certeza, ni
empírica ni teórica, de que sistemas de relaves puedan operar en régimen laminar sin requerir
mayores gradientes hidráulicos para su transporte, respecto de lo necesario en un flujo
laminar completamente homogéneo.

http://www.mch.cl/reportajes/relaves-de-alto-espesamiento-desafios-en-el-diseno-del-sistema-
de-transporte/

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