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1930, 1943, 1955, 1962, 1966 y 1976. Los cuatro primeros establecieron dictaduras
provisionales, en tanto que los dos últimos establecieron dictaduras de tipo permanente
según el modelo de Estado burocrático-autoritario. El último impuso un terrorismo de
Estado, en el que se violaron masivamente los derechos humanos y se produjeron cerca
de 30 000 desapariciones.
En los 53 años que transcurrieron desde el primer golpe llevado con éxito, en 1930, hasta
que cayó la última dictadura cívico-militar en 1983, hubo seis regímenes militares en el
poder, habiendo estos sumado 25 años en total, en donde se cruzaron 14 dictadores con
el título de «presidente» y varias autoridades de facto a lo largo y ancho del país. En ese
período todas las experiencias de gobierno elegidas democráticamente
entre radicales y justicialistas fueron interrumpidas mediante los golpes de Estado.
Índice
1Revolución de 1874
2Revolución del Parque
3Revolución radical de 1905
4Golpe del 6 de septiembre de 1930
5Golpe fallido de diciembre de 1932
6Golpe del 4 de junio de 1943
7Golpe fallido del 28 de septiembre de 1951
8Golpe del 16 de septiembre de 1955
9Golpe del 29 de marzo de 1962
10Golpe del 28 de junio de 1966
11Golpe del 24 de marzo de 1976
12Cuestiones generales
13Véase también
14Referencias
15Bibliografía
Revolución de 1874[editar]
Artículo principal: Revolución de 1874
La revolución de 1874 fue uno de los últimos intentos del Partido Liberal, continuador
ideológico y político del Partido Unitario, de imponerse en el gobierno nacional, si bien usó
como excusa alegar prácticas fraudulentas en las elecciones del 1 de febrero de 1874 de
la provincia de Buenos Aires. Hubo elección de presidente el 12 de abril y ganaron Nicolás
Avellaneda como presidente y Mariano Acosta como vicepresidente.
Inicialmente Bartolomé Mitre que era el jefe rebelde fijó el alzamiento para después que
el 12 de octubre asumiera Avellaneda, pero el 18 de julio decidió adelantarla. Otros
dirigentes rebeldes eran Eduardo Costa, Rufino de Elizalde y Norberto Quirno Costa.
El general José Miguel Arredondo, líder de la revolución en el interior se dirigió con tropas
sublevadas hacia Córdoba y el coronel Julio Argentino Roca, con las escasas fuerzas
leales que logró y viendo la superioridad numérica y de armamento de Arredondo, lo dejó
pasar y ocupar la ciudad. Luego Arredondo se dirigió hacia la provincia de Mendoza, y
venció el 29 de octubre, en la primera batalla de Santa Rosa, a las milicias mendocinas,
muriendo el jefe de éstas, el teniente coronel Amaro Catalán.
Ocupación de la Casa de Gobierno por las tropas, Buenos Aires (L'Illustration, Vol. LXIV, nº 1.660,
19/12/1874
Mitre en el arroyo Gualicho, cerca de Las Flores, derrotó al regimiento de milicias del
coronel Liborio Muzlera y atacó El 26 de noviembre, a los 900 hombres del Regimiento 6
de infantería de línea que armados con fusiles Remington al mando del teniente
coronel José Inocencio Arias estaban atrincherados en la estancia La Verde, cerca
de Nueve de Julio. Mitre perdió unos 260 hombres, incluyendo varios oficiales superiores,
lo que le obligó a rendirse el 3 de diciembre en Junín. Las condiciones que exigió Mitre, de
correr él solo con toda la responsabilidad, fueron dejadas de lado. Los oficiales de Mitre
fueron arrestados y dados de baja del ejército.
Por su parte, Roca seguía reuniendo refuerzos y Arredondo regresó al lugar de la batalla
anterior, Santa Rosa y adoptó una posición fortificada. En la mañana del 7 de diciembre,
Roca, que había movido sus tropas la noche anterior, lo atacó por la retaguardia por
sorpresa en la segunda batalla de Santa Rosa y lo obligó a rendirse. Arredondo fue
sometido a consejo de guerra, pero ante las amenazas de que podría ser fusilado Roca lo
ayudó a escapar a Chile. La revolución fracasada costó unas 5.000 vidas y el Partido
Autonomista Nacional pudo gobernar sin sobresaltos y mantener de hecho su hegemonía,
a pesar de cuatro revoluciones en su contra, hasta 1916.
El 26 de julio de 1890 se produjo un golpe de estado dirigido por la recién formada Unión
Cívica, liderada por Leandro Alem, Bartolomé Mitre, Aristóbulo del Valle, Bernardo de
Irigoyen y Francisco Barroetaveña, entre otros, que perseguía el derrocamiento del
gobierno encabezado por el presidente Miguel Juárez Celman.
Escena de la Revolución del Parque.
El golpe fue precedido por una grave crisis económica que se había prolongado por dos
años, así como denuncias de corrupción y autoritarismo por sus opositores. Se formaron
una Junta Revolucionaria y una logia militar conocida como la Logia de los 33 oficiales.
Entre sus líderes estaba el subteniente José Félix Uriburu que 40 años más tarde
encabezaría el golpe de estado que derrocó a Hipólito Yrigoyen.
El plan era que las fuerzas rebeldes se concentrarían en el Parque de Artillería y la flota
bombardearía la Casa Rosada y el cuartel de Retiro. Al mismo tiempo, grupos de
milicianos debían tomar prisioneros al presidente Juárez Celman, el vicepresidente
Pellegrini, al ministro de Guerra general Levalle, y al presidente del senado Julio A. Roca, y
cortar las vías de ferrocarril y telegráficas. Ese día
Una vez que el gobierno se encontró reunido en el cuartel de Retiro, Juárez Celman salió
de Buenos Aires aconsejado por Pellegrini y Roca que de ese modo quedaron a cargo del
mando político.
En la Capital Federal los golpistas fallaron al no poder asegurar el control del arsenal de
guerra de Buenos Aires cuando el general Carlos Smith, jefe del Estado Mayor del
Ejército desplazó a los soldados yrigoyenistas. Las tropas leales y la policía recuperaron
pronto las comisarías tomadas por sorpresa y los cantones revolucionarios. En Córdoba
los rebeldes apresaron al vicepresidente José Figueroa Alcortay amenazaron matarlo si no
renunciaba el presidente Manuel Quintana; éste no cedió y la amenaza no fue ejecutada.
También apresaron al diputado Julio Argentino Pascual Roca, y Francisco Julián Beazley,
exjefe de policía de Buenos Aires, pero no al expresidente Julio Argentino Roca, quien
logró escapar a Santiago del Estero.
En Mendoza los rebeldes se llevaron 300 000 pesos del Banco de la Nación y atacaron los
cuarteles defendidos por el teniente Basilio Pertiné. Las tropas sublevadas en Bahía
Blanca y otros lugares ni tuvieron perspectiva, ni hallaron eco en el pueblo. Solo
continuaron los combates en Córdoba y Mendoza hasta el 8 de febrero, pero finalmente
los alzados fueron derrotados y enjuiciados recibiendo penas de hasta 8 años de prisión y
enviados al penal de Ushuaia.
El golpe militar del 6 de septiembre de 1930 fue liderado por el General José Félix
Uriburu y derrocó al presidente Hipólito Yrigoyen de la Unión Cívica Radical, quien había
sido elegido democráticamente para ejercer su segundo mandato en 1928.
Paradójicamente el general Uriburu había sido uno de los organizadores de la Revolución
de 1890, un levantamiento cívico-militar que dio origen a la Unión Cívica Radical. Yrigoyen
era el primer presidente constitucional derrocado por una revolución triunfante 1 y por
primera vez en la historia argentina un gobierno “de facto” disolvió el Congreso Nacional. 2
Una de las primeras medidas de Uriburu fue establecer una estructura estatal represiva
ilegal, creando una "sección especial" de la policía para utilizar sistemáticamente
la tortura contra los opositores, siendo la primera en utilizar la electricidad con tal fin,
mediante las picanas diseñadas para el ganado.6La Sección Especial continuó en
actividad en los gobiernos posteriores e intervino en 1951 en las torturas del llamado Caso
Bravo durante el gobierno de Juan Domingo Perón.7
Al no tener apoyo político para instaurar el régimen político que se proponía, Uriburu llamó
a elecciones pero dispuso proscribir la participación en ellas del radicalismo. La
reinstauración democrática fue falaz, restringida y controlada por las Fuerzas Armadas y
dio origen a una serie de gobiernos conservadores fraudulentos y corruptos que fueron
conocidos como la Década Infame.89 El 20 de febrero de 1932, el general José Félix
Uriburu le entregó el poder al general Agustín P. Justo, verdadera fuerza material del golpe
de Estado; que si bien proponía este, pretendía un gobierno democrático conservador y
restringido.
Entre tanto, en Rosario (Argentina) —y tras herir al jefe del Escuadrón de Seguridad,
mayor César Reyes— un grupo de civiles intentó adueñarse de la unidad de la Escuela de
Cadetes, en la calle Alem 2050, muriendo 32 militantes radicales en el enfrentamiento. El
gobierno declaró el estado de sitio y produjo numerosas detenciones; con sus principales
dirigentes encarcelados o exiliados la UCR entró en una etapa de letargo.
Generales Arturo Rawson, Pedro Pablo Ramírez y Edelmiro Farrell, los tres dictadores sucesivos de
la Revolución del 43.