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Atenea γοργῶπις: el carácter gorgoneico de Atenea en el Áyax de Sófocles como

recepción de una tradición mitológica

Luciano Adrián Sabattini


Universidad Nacional del Sur – CONICET
luciano.sabattini@uns.edu.ar

Introducción

El personaje de Atenea en el Áyax de Sófocles posee características similares a la


Gorgona de J.-P. Vernant: la más importante sea tal vez la frontalidad, con la que obliga
a su interlocutor, según la relación con cada uno, a ver la verdad o la mentira,
cumpliendo una función apotropaica respecto de la verdad y cuestionando con ello los
límites entre identidad y alteridad. En el presente trabajo, mediante una propuesta de
análisis arqueológico, filológico además de antropológico, intentaremos mostrar que el
epíteto γοργῶπις, utilizado por Áyax en la tragedia sofoclea homónima en el v. 450, es
un epíteto de Atenea popularmente reconocido y admitido, como mínimo, que tiene sus
orígenes en una tradición mitológica de larga cronología (por lo menos centenaria), de
la cual Sófocles es receptor y transmisor, y que tiene que ver con la relación entre
Atenea y Medusa.

1. Atenea en el Áyax de Sófocles y su caracterización como γοργῶπις

La caracterización de Atenea con el epíteto de γοργῶπις aparece en el verso


450, junto al epíteto ἀδάματος, en el marco de la rhesis de Áyax ubicada entre los vv.
430 y 480 del Áyax de Sófocles.1 Áyax atribuye a la diosa la causa de no haber podido
asesinar a los jefes del ejército aqueo, pues, estando a punto de realizar su cometido (cf.
v. 451), Atenea le inflige un estado de locura (cf. v. 452) de modo que, en lugar de
1
La rhesis de Áyax tiene lugar en la segunda parte del primer episodio (Aj. 430-595), luego de un κομμός
(Aj. 348-429) y antes de un diálogo con Tecmesa (Aj. 481-544) interrumpido por la llegada de Eurísaces a
la tienda, a quien Áyax dirige sus últimas palabras como padre (Aj. 545-582). Ayax ya había culpado a la
diosa anteriormente, aunque con una referencia algo más ambigua, en 401a-402. La rhesis se estructura
como sigue: a) lamento por los males de Áyax (Aj. 430-433), b) comparación entre Áyax y Telamón (Aj.
434-440), c) enumeración de sus males y planteamiento de condiciones bajo las que, de haber tenido
lugar estas, aquellos jamás se hubiesen realizado: la pérdida de las armas de Aquiles (Aj. 441-446) y la
enfermedad a que fue sometido (Aj. 447-453), d) énfasis sobre la enfermedad, reforzada con una máxima
general que da cuenta del poder de los dioses (Aj. 454-456), e) incertidumbre moral debido al odio de los
dioses, los mortales y la ciudad de Troya (Aj. 457-459), f) planteamiento de la posibilidad de volver a
Salamina (Aj. 460-466), de realizar una hazaña en Troya por la que morir (Aj. 466-470), de mostrar a su
padre una acción valiente (Aj. 471-472), g) discurso acerca del buen vivir en contrapunto con el buen
morir (Aj. 473-480).
asesinar aquel a los Atridas y a Odiseo, termina matando al ganado aqueo y los pastores
que lo custodiaban (cf. v. 453). La afirmación de Calcante a través del mensajero (cf. vv.
748-783) confirmará lo dicho por Áyax, que luego repetirá Tecmesa (cf. vv. 952-3).2
Estos hechos atribuidos a Atenea se remontan al Prólogo de la tragedia. En esta
escena, la diosa se hace presente para ayudar a Odiseo, quien apareció en escena
buscando un rastro que permita confirmar la culpabilidad atribuida a Áyax de lo
sucedido. Inmediatamente se evidencia su conocimiento divino con el participio εἰδυῖα
(v. 13). Atenea pide a Odiseo que dé a conocer cuál es el motivo de esta cacería de su
rival, aun sabiéndolo de antemano (cf. vv. 12-3, 36). Al acceder a esta petición, Odiseo
estaría dándole a entender que está dispuesto a aceptar y asimilar su enseñanza. Es
entonces cuando la diosa le cuenta cómo infundió la enfermedad en Áyax para que no
masacre a Odiseo y a los Atridas (cf. vv. 39-65).
A continuación le dice a Odiseo que le mostrará, a él y al público espectador, al
propio Áyax en estado de locura (cf. vv. 66-73). Odiseo no puede sino temer ante esa
visión, pero Atenea pretende disuadirlo del miedo apelando a los valores homéricos
propios de una sociedad heroica: primero reprueba la cobardía de Odiseo (cf. vv. 75-81)
y luego intenta hacer que éste se burle de Áyax (cf. v. 79), entrando en un conflicto por
este motivo (cf. vv. 79-80). Aquí Atenea no reprueba tanto la cobardía de Odiseo como
el rechazo a lo que una diosa le va a enseñar. Aceptar las enseñanzas divinas es una
forma de respetar las jerarquías entre dioses y hombres. Por otro lado, cuando Atenea
obliga al héroe a burlarse de su enemigo, habla desde su moralidad divina, basada en el
amor a los prudentes y el odio a los malvados (cf. vv. 127-133), por lo que, en este
sentido, su moralidad no es heroica homérica. Al aceptar Odiseo en el v. 86 la enseñanza
de la diosa, Atenea le permite tener por momentos la mirada de un dios, en la que visión
y conocimiento se dan al unísono (cf. vv. 91-117).
Cuando Áyax aparece en escena, Atenea se dirige irónicamente hacia él
llamándose su aliada (τῆς συμμάχου, v. 90), y enterada de que Áyax pretendía castigar
a Odiseo a latigazos, le ruega no maltratarlo (cf. vv. 109, 111). Si bien estos ruegos son
parte del ocultamiento al que Atenea somete a Áyax, evidencia su afinidad para con
Odiseo, el verdadero aliado de la diosa (cf. vv. 14-15). Gracias a la visión propinada por
Atenea, Odiseo puede adivinar con certeza el destino de todo hombre, porque vio el
mundo desde un punto de vista inmortal (cf. vv. 125-6, cuya traducción es “veo, pues,

2
En la Párodos, el coro no decidía si atribuir culpabilidad a Artemis o a Ares de lo sucedido (cf. vv. 172-
182). Estas atribuciones de culpabilidad no dejan de ser significativas.
que nada somos cuantos vivimos, sino imágenes y una sombra vana”). En efecto, la
interpretación del mundo que hace Odiseo alude al conjunto de los seres vivos entre los
que él mismo se halla. En esta visión que ha trastocado los límites entre identidad y
alteridad (debemos destacar el enmudecimiento ¿o transformación? de Odiseo cuando
Áyax habla, quien, por otra parte, se encontraba en un estado de alteridad radical en
cuanto que estaba bajo los efectos de la locura), el temor a Áyax no es sólo temor a su
enemigo sino también a la visualización de la propia condición mortal, siempre juguete
de los dioses.3
En la escena del Prólogo podemos apreciar el doble carácter de Atenea: uno
vinculado con el conocimiento y con la alianza con Odiseo; otro vinculado con la
falsedad y la enfermedad infligida a Áyax. En ambos casos, la mirada cumple un papel
importante, ya que Atenea obliga a mantener una relación frontal con la verdad a través
de la δεῖξις y con la mentira a través de la enfermedad, cumpliendo una función
apotropaica respecto de la verdad. Estas visiones que Atenea hace tener a los mortales,
sean verdaderas o falsas, cuestionan, como dijimos, los límites entre identidad y
alteridad.
El filólogo K. Reinhardt expone que Sófocles escenifica el plan de asesinar
como propio de Áyax, y su locura sólo comienza con el engaño de los sentidos, que acto
seguido se desencadenaría en el asesinato de los rebaños. La locura infligida al héroe
proviene de la función protectora (es decir, apotropaica) de Atenea para con los griegos.4
Esto también es sostenido por Greene (1944, 149). Para Greene (1944, 148-50), tal
como Sófocles ha planteado la historia, Áyax podría no haber muerto si Atenea no
intervenía y cambiaba el efecto de sus acciones asesinas, pero de esa manera jamás
hubiera sido recordado como un héroe para la posteridad. Atenea cumple entonces el rol
de garante del destino, no deseando su muerte directamente, sino desarrollando los
sucesos que lo acarrearían a ella, a la manera de una apoteosis. Greene sostiene que, en
base a los dichos de Calcante (para quien la cólera de Atenea durará sólo un día), no
guarda una ira irremedable contra Áyax, sino que éste sólo debe sufrir las consecuencias
de su ὕβρις (porque la cometió, cf. vv. 127-133). Atenea, no obstante, conoce (cf. vv.
3
Cf. Sabattini (2010, 2013), donde trabajamos esta relación con más detalle.
4
Reinhardt (2010, 245, n. 5). La expresión “En la epopeya, Atenea infundía una locura súbita a los
rebaños” parece ser un error de la traducción española del alemán original, ya que este dato no aparece en
las fuentes conservadas, y por otro lado, el cotexto de dicha expresión no hace alusión respecto del
cambio de sujeto de locura en Sófocles (en la epopeya el rebaño, en la tragedia Áyax), sino las
intenciones de la diosa al infundir la locura (diosa protectora) y la culpabilidad de Áyax al planear la
venganza, cosa que no se menciona en la epopeya conservada. Lamentablemente no disponemos del
original alemán para constatar este error.
119 y ss.) los valores de Áyax y no lo persigue hasta la muerte; su cólera sólo se reduce
a infundirle la locura en sus φρένες, porque Áyax debe reivindicarse para la posteridad.
Según Greene, el héroe se suicida por decisión propia y no por causa directa de Atenea.
Ella tampoco interviene después en la disputa acerca del enterramiento del cadáver;
siendo Odiseo el que ordena enterrarlo, podemos pensar que Atenea comparte su
posición (Odiseo invoca las leyes de los dioses, cf. vv. 1343-4). Sin embargo, para
nosotros la posición de Greene es sesgada y arriesgada; no tiene demasiado en cuenta la
interpretación que da Calcante sobre la cólera de la diosa y menos aún da cuenta de su
instigación a Odiseo para que se burle de Áyax, como vimos. En todo caso, parece claro
que Atenea prefería a Odiseo antes que a Áyax. Es interesante constatar, como lo hace
Opstelten (1952, 99), que el modo cruel e irónico en que Atenea juega con su víctima
Áyax no es un dato derivado de un poema anterior o del mito tradicional: es creación
sofoclea.

2. La Atenea del Áyax y la Gorgona de J.-P. Vernant

El nombre Γοργώ en griego proviene del adjetivo γοργός ή όν: “horrible”,


“terrible”. La tradición mítica (p. ej. la Teogonía hesiódica) habla de la existencia de tres
Gorgonas (Medusa, Euríale y Esteno), pero Medusa es la más popular de las tres, ya que
cumple un rol importante en mitos significativos para la cultura griega por ser la única
Gorgona mortal. El nombre Μέδουσα significa “guardiana” o bien “reina”; es el
participio de presente femenino del verbo griego μέδω que significa “proteger”,
“reinar”.
Las primeras representaciones iconográficas aparecen en forma de Gorgoneion,
un motivo donde se muestra de frente la cara de la Gorgona (vid. Fig. 1). También
existen motivos de las Gorgonas de cuerpo entero (vid. Fig. 2). Según Halm-Tisserant
(1986, 245-6), el Gorgoneion es introducido en el Protocorintio reciente, en la segunda
mitad del siglo VII a. C. Se constata un desfasaje cronológico entre las primeras
representaciones de la máscara y los primeros testimonios literarios: en la Ilíada aparece
dos veces (en los cantos 5 y 11) y en la Odisea, una vez (11.636).
¿Cuáles son las implicaciones de las acciones de Atenea en el Prólogo y por qué
Sófocles la vincula con la Gorgona a través del epíteto γοργῶπις? El antropólogo y
helenista J.-P. Vernant nos arroja alguna luz sobre esta relación. Para Vernant, Gorgona
es una de las figuras de la alteridad en la Grecia Antigua, que trastoca toda la alteridad
mediante el horror, el espanto y la confusión con la noche. Es una posesión-
contigüidad/alteridad que implica un desdoblamiento de sí mismo y un encuentro
frontal consigo mismo que deviene en noche, en muerte. Por ello es que Gorgona se nos
revela como máscara5 pero también como espejo, porque nos convierte en otro pero al
mismo tiempo nos obliga a vernos en tanto otros (es decir, en tanto aquello que para un
griego significa “otro”). De aquí que suscite la peor forma del terror (Vernant, 2007,
137-8, 1189-92, 1389, 1486, 1493, 1517-9, 1596).
En la tragedia Áyax, la visión que Atenea hace tener a Odiseo logra que el héroe
compare el mundo de los vivos con el de los muertos (cf. vv. 125-6). Por otro lado, su
enmudecimiento ante la visión de su rival puede interpretarse como una muerte en vida
temporaria, donde el objeto de la visión no sería Áyax sino la misma Gorgona. 6 Por su
parte, cuando Áyax sale del trance al que estaba sometido, termina por conocer algo que
Odiseo no menciona: el carácter gorgoneico de Atenea.
¿Puede verificarse este carácter gorgoneico que retrata Sófocles, señalado en la
teoría, en el personaje mismo de Atenea, más allá de su caracterización sofoclea? Para
ello deberemos analizar las fuentes míticas textuales e iconográficas.

3. El rol de Atenea en el mito de la caída de Áyax según la tradición anterior

Con respecto al mito del juicio de las armas de Aquiles y la caída de Áyax, no
parece que se revele el carácter gorgoneico de Atenea en la tradición mítica anterior.
Finglass (2011, 26-36) retoma la tradición del mito de Áyax. La epopeya anterior que lo
menciona (Aethiopis, Ilias Parva e Iliupersis7) sólo habla de la aflicción del héroe y su
caída en la locura con el consecuente asesinato de los rebaños por él perpetrado (no se
especifica cuándo habría tenido lugar exactamente la locura y si en Áyax existía un
plan, aspecto que sí aparece en la Posthomerica y en la tradición posterior 8). Sin
embargo, Atenea tiene un rol importante en la elección de Odiseo como portador de las
armas, como se ve reflejado en fuentes iconográficas (p. ej. vid. Fig. 3) y textuales. Así,

5
No sólo Vernant ha dado cuenta de la máscara de Gorgona sino también Graves (1985, 17), Baring y
Cashford (2005, 397), Burkert (2007, 235).
6
En efecto, podemos relacionar esta escena con la de Od. 11.632-640, donde Odiseo teme ver la cabeza
de la Gorgona (Γοργείην κεφαλήν).
7
La locura de Ayax se menciona en West (2003, 120), en Ilias Parva, y en Iliupersis se retoma el síntoma
(West, 2003, 148).
8
Posthomerica, 5.352-5.663; Apolodoro, Bibliotheca, Epit. 5.6.
en Homero, Od. 11. 547, se lee “παῖδες δὲ Τρώων δίκασαν καὶ Παλλὰς Ἀθήνη”. En la
Ilias Parva (West, 2003, 126, fr. 2) vemos que, para decidir sobre el valor de los que
rescataron el cadáver de Aquiles, los griegos desde debajo de los muros escucharon a
una mujer de Troya que se inclinaba por Odiseo, y que habló gracias a la previsión de
Atenea (Ἀθηνᾶς προνοίᾳ). En cualquier caso, como remarca Finglass (2011, 27), hay
una coherencia con la fuente de la Odisea. Lo mismo vale para la expresión κατὰ
βούλησιν Ἀθηνᾶς en West (2003, 120, arg. 1).
No obstante, la interpretación sobre una imagen del suicidio de Áyax nos puede
hacer sospechar acerca de la relación Atenea-Gorgona (vid. Fig. 4). En esta imagen
destaca el tamaño del escudo, que no parece ser otro que el de Áyax, famoso a lo largo
de la tradición épica y que retoma la tragedia sofoclea. La posición de las armas puede
hacer que percibamos un portador invisible de las mismas. En efecto, podemos
interpretar la presencia de la panoplia como la presencia tácita de la diosa Atenea, a
través de la aparición del motivo del Gorgoneion (habitual en los escudos de época
arcaico-clásica), del yelmo y de la lanza, dispuestos en la representación pictórica como
si en efecto alguien estuviese portándolas.9

4. La relación Atenea-Gorgona según la tradición anterior a Sófocles

La relación entre Atenea y Gorgona / Medusa se corrobora en diversos aspectos,


mediante el hallazgo de diferentes fuentes textuales e iconográficas que permiten
verificarla:

A. El adjetivo γοργῶπις asociado a la mirada de Atenea. Relación con otros


adjetivos similares. La imagen de Atenea, aun si las Gorgonas no se mencionan, remite
a una mirada penetrante:10 Homero, Il. 1.199-200; Alceo, Fr. 298.24 (Voigt); Baquílides
16.20, y el propio Sófocles en el Áyax.11

9
A favor de esta interpretación, recordemos lo que Odiseo en el Prólogo del Áyax de Sófocles le dice a
Atenea acerca de su carácter invisible (vv. 15-17). Sin embargo, Mackay (2002, 66-8) sostiene que los
detalles de la izquierda y de la derecha en la representación pictórica reemplazan a los acompañantes y
dan la impresión de resaltar la soledad del guerrero.
10
Baring y Cashford (2005, 393) relata que los ojos refulgentes no son sino emblema “de una inteligencia
lúcida que puede ver más allá de la intelección inmediata”, asociada con su madre Metis.
11
Atenea profiere “ἀεὶ μέν, ὦ παῖ Λαρτίου, δέδορκά σε / πεῖράν τιν’ ἐχθρῶν ἁρπάσαι θηρώμενον ” (vv.
1-2). Como nota Snell (1953, 2-3), el verbo δέρκομαι se refiere a la señal expresiva de la mirada, al gesto
visual. En Homero, la forma de participio δερκομένη (Il. 11.36-37), se refiere a la Gorgona cuya mirada
incita el terror. Estas referencias nos permiten vincular γοργῶπις con δέρκομαι.
Por otro lado, el adjetivo γοργῶπις no aparece solamente en el Áyax de
Sófocles. El mismo autor emplea este epíteto en el Fr. 844.2 (Pearson) junto a ἐργανή,
que es un epíteto reconocido de la diosa (Des Places, 1969, 46). Además, Eurípides usa
el mismo adjetivo en Hel. 1315-6, al igual que γοργοφόνα (Ion 1478). El comediante
Aristófanes se refiere a Atenea como γοργολόφα (Eq. 1181).
Según nuestra interpretación, aquí se está aludiendo a una “Atenea ctónica” en
tanto que gorgoneica, en la tradición textual.

B. El carácter ctónico de la Atenea γοργῶπις. La analogía con la Gorgona se


aplica a aquellas diosas agentes de locura, como las Erinias, que son ctónicas (Leumann,
1950, 155). Así aparece en Esquilo (Cho. 1048, Eum. 48) y en Eurípides (Or. 261). El
monstruo Tifón es descrito con ese adjetivo (PV 356), al igual que el Heracles euripideo
(Her. 868, 931, 990). Jenofonte (Symp. 1.10) también habla de la gente con la mirada de
Gorgona.12 Wilk sostiene con razón, entonces, que la cara de la Gorgona es la cara de la
locura.13

C. Epítetos. Los epítetos conocidos de Atenea pueden también guardar alguna


relación con Medusa. En particular destacan cuatro (Des Places, 1969, 46-47):

C. I. ἐργανή. Este epíteto está asociado al mito en el que Atenea inventa el arte
imitando los silbidos de las serpientes de las Gorgonas, en particular el arte musical de
la flauta, que luego devendrá en la gloria del sátiro.14

C. II. ἱππία. Atenea ha enseñado a conducir y a montar a los caballos, y por eso
puede ser asociada con la diosa minoica de las serpientes, relacionada con la micénica
“Atana Potnia” y con la posterior “señora de los animales” (Des Places, 1969, 46 y n.
24). En su forma más arcaica, Medusa tenía forma de caballo15 y se la asocia con ese
animal, potencia ctónica según Vernant.16 El epíteto incluso puede ser una alegoría del
12
Cf. Vernant (2007, 1506).
13
Cf. Wilk (2000, 191).
14
Wilk (2000, 41-2) y Vernant (2007, 1503-4) citan a las Píticas de Píndaro (XII, 6 y ss.).
15
Cf. Graves (1985, 17); vid. Fig. 5.
16
Cf. Burkert (2007, 188), Vernant (2007, 1492, 1502). Incluso en los vv. 275-280 de Teogonía se dice
que Poseidón (con quien se asocia la figura del caballo) se acostó con Medusa, y luego, fruto de la muerte
de la misma a manos de Perseo, tuvo a Crisaor y a Pegaso, caballo alado. Se cree que, mientras Poseidón
creaba el caballo, Atenea enseñó el arte de domarlo (cf. Baring y Cashford, 2005, 395; Burkert, 2007,
299-300).
olvido de esa Medusa por la tradición posterior, ya que sería “domada”.17 Medusa luego
pierde su aspecto caballuno e incorpora alas y pies alados.18

C. III. πρόναια. A Atenea se la llama “guardiana del templo”. Es conocido que


el Gorgoneion se coloca en el frente de los templos para protegerlos con una función
apotropaica: propiciar el bien para dentro y expulsar el mal.19 Encontramos ejemplos de
Gorgoneia en los frontones del llamado “Templo C” de Selinunte (mitad del siglo VI a.
C) y en el templo de Artemis en Corfú (580 a. C.).20 Este epíteto alterna con πρόνοια (la
que piensa antes, pensativa, como sostiene Des Places (1969, 46-7). En este sentido se
relaciona con el mito de Ilias Parva (West, 2003, 126, fr. 2).

C. IV. γλαυκῶπις.21 Este nombre guarda una similitud fonética y morfológica


con γοργῶπις. Ambos epítetos se refieren a los ojos de la diosa. La frontalidad con que
suele representarse el mochuelo, símbolo de Atenea, coincide con la frontalidad de los
Gorgoneia (p. ej. cf. Figs. 8, 9, 10 y 11).22

D. Las dos Ateneas. Baring y Cashford (2005, 385-7) hablan de la presencia de


esta “Atenea ctónica”, según está caracterizada en una copa, en contraposición con la
“guerrera”, representación más conocida. Posee una túnica de serpientes y decorada con
cruces, además de estar dotada de alas. Esta túnica y estas alas son las que luego tendrá
Gorgona (vid. Fig. 12). En este respecto, es interesante leer el v. 407 de las Euménides
de Esquilo a la luz de estas consideraciones, como lo hace Harrison (1908, 307).

E. Atenea y Medusa en relación con la “señora de las serpientes” minoica.


El mismo mito del nacimiento de Atenea, nacida de la cabeza de Zeus y sin madre, tiene
que ver con el triunfo de lo patriarcal sobre lo matriarcal (Baring y Cashford, 2005, 388-
390). Existe una conexión próxima entre Atenea y la “señora de las serpientes”, que
17
Según Halm-Tisserant (1986, 249-50) la aparición del Gorgoneion en los escudos no debería asociarse
con la consubstancialidad de la Atenea ἱππία con Gorgona. De hecho, en el nacimiento de Atenea es Ares
quien aparece con un motivo de Gorgona en el escudo (vid. Fig. 15); Wilk (2000, 147) sostiene que ese
motivo se halla entonces asociado con la diosa pero no es responsable de su creación. Con todo, Vernant
(2007, 1394) reivindica la responsabilidad de Atenea en la creación del motivo sobre los escudos.
18
Cf. Baring y Cashford (2005, 396).
19
Acerca de la asociación de esta función con el posible origen de Gorgona como máscara, cf. Wilk
(2000, 36), Baring y Cashford (2005, 393-4).
20
Cf. Lawrence (1967, 113-114, 121-124); vid. Figs. 6 y 7.
21
El origen de este epíteto se remontaría a una época neolítica, según Baring y Cashford (2005, 390).
22
Cf. Vernant (2007, 1491).
sostiene dos serpientes, una en cada mano (vid. Fig. 13).23 Baring y Cashford (2005,
391-3) sostienen además que la tensión fundamental de la imagen de Atenea consiste en
la oposición entre la serpiente (presente en su égida así como acompañante de la diosa) 24
y el yelmo, y que es en ella donde convergen las dos vertientes de la historia, la
matriarcal (ctónica) y la posterior patriarcal (celestial, olímpica), siendo esta última
triunfante en la mitografía posterior (Ilíada, Teogonía), portando como atributos la
μῆτις y la preocupación por las guerras. Por otro lado, las serpientes también son un
elemento de Gorgona; a partir de su sangre luego del asesinato perpetrado por Perseo,
los dos flujos de la vida (Pegaso y Crisaor) y la muerte (sangre de la misma Medusa
muerta) nos devuelven a las dos serpientes de la diosa minoica, que se puede relacionar
con el carácter ambiguo de Asclepio y con el término griego φάρμακον.25

F. Otras consideraciones. La participación de Atenea y la relación con Gorgona


en los mitos de Perseo, Heracles e Iodama es clara. A la luz de los vínculos establecidos
con los mitos anteriormente mencionados, es posible esbozar que los entrecruzamientos
de ambos personajes míticos en estas narraciones no es casual. Estos tres mitos están
relacionados con la égida de Atenea. La égida, “piel de cabra” en griego, a veces es
simplemente una piel que recubre el tórax de la diosa Atenea, y otras veces se trata de su
escudo (Wilk, 2000, 42-3, 45, 145). En la Ilíada, la égida de Atenea retrata la cabeza de
una Gorgona (5.741-2) y su escudo dibuja un Γοργὼ βλοσυρῶπις... / δεινὸν
δερκομένη (11.36-37).26 También la égida aparece en Píndaro (Olímpicas 6.37, citado

por Vernant, 2007, 1395). En Eurípides su escudo es γόργωψ (Electra 1257) y


γοργοπός (Ion 210). Tiene varios orígenes dependiendo de la tradición mítica a la que
se adscribe. La más antigua se debía a una cabra que la diosa despellejó (Baring y
Cashford, 2005, 388). Otra versión está relacionada con el mito apócrifo de Palas a
quien Atenea despellejó (Baring y Cashford, 2005, 397-8, Burkert, 2007, 191). Según
Wilk (2000, 148), otra tradición sostiene que Zeus mató un monstruo para hacer la
égida.

23
Acerca de la “señora de las serpientes”, antecedente cultural de la “señora de los animales” griega, y su
conexión con otras diosas, incluida la misma Gorgona, cf. Harrison (1908, 306, n. 2), Des Places (1969,
46, n. 24), Burkert (2007, 189, 202, 204), Vernant (2007, 1193).
24
Vid. Fig. 11 bis a, b y 12. También es importante la presencia de la serpiente en la figura de Erictonio;
vid. Fig. 11 bis c; cf. además Harrison (1908, 305-6).
25
Acerca de los orígenes de las serpientes en la Gorgona, cf. Wilk (2000, 46), Baring y Cashford (2005,
396), Vernant (2007, 1491, 1501).
26
Estos pasajes son citados también por Halm-Tisserant (1986, 246-7).
F. I. Mito de Perseo. La tradición más conocida sobre el origen de la égida de
Atenea sostiene que es un tributo del héroe Perseo, quien le dio la cabeza de Medusa (la
única mortal de las tres Gorgonas, ya que Esteno y Euríale eran inmortales), que pudo
ser cortada gracias a la ayuda de la diosa. 27 Según Baring y Cashford (2005, 388-90),
este es un relato mitológico posterior que encubriría la naturaleza ctónica de Atenea.
Otra versión del mito, descrita en el Ion de Eurípides, alude a que Atenea fue quien
decapitó a Gorgona (no identificada con ninguna de las tres hermanas). 28 Apolodoro nos
relata aquí que Medusa habría querido competir en belleza con la diosa.29

F. II. Mito de Heracles.30 Apolodoro (Bibliotheca, Libro II, 143-5) cuenta que
Heracles, queriendo atacar a los lacedemonios, pidió ayuda a Cefeo, pero éste se hallaba
temeroso de que los argivos ataquen Tegea en su ausencia. Entonces Heracles tomó de
Atenea un rizo de Gorgona en un cántaro de bronce (aunque esto no se aclara, es posible
que, como remarca Wilk (2000, 134) Atenea lo haya puesto allí) y se lo da a una de las
hijas de Cefeo, Estérope, para ahuyentar a sus enemigos.

F. III. Mito de Iodama. Pausanias (Recorrido por Grecia, 9.34.2) relata el mito
de Iodama, quien ve a Atenea con la égida de la Gorgona y se convierte en piedra, por lo
cual se le erige un altar, en el que Iodama se dice que “vive” a partir de ese momento y
al que se le enciende un fuego. Burkert (2007, 273-4) sugiere que hay un paralelismo
entre Iodama y Atenea y que el mito ha separado una identidad en dos figuras (respetada
en el rito): la mortal y la inmortal.31

27
Vid. Apolodoro, Bibliotheca, Libro II, 36-46. Este mito es relatado también en Wilk (2000, 18-23), que
detalla el origen de la fuente de Apolodoro. Vid. Fig. 14. Cf. asimismo Vernant (2007, 135, 138, 1392). En
otra versión Perseo es ayudado por Hermes (vid. Fig. 16). Esta es una de las tradiciones; la otra
(posiblemente posterior, a juzgar por la diferencia de cronología entre las Figs. 14 y 17) sostiene que
Perseo reflejó en su escudo a Medusa y su reflejo quedó atrapado allí (Wilk, 2000, 148).
28
Vid. Apolodoro, Bibliotheca, Libro II, 46. El Ion de Eurípides es quien retoma esta tradición, cf. Wilk
(2000, 25, 148).
29
Vid. Apolodoro, Bibliotheca, Libro II, 46; la versión aparece también en Vernant (2007, 1395). Otra
variante, citada por Wilk (2000, 24), sugiere que en realidad habría competido en belleza con las
Nereidas, y por esto afeada y decapitada. En Ovidio se retoma esta tradición, como remarca Wilk (2000,
24-5). La versión de Ovidio dice que fue afeada y decapitada por Atenea, al ser Medusa violada en templo
de Atenea por Poseidón (posiblemente tiene su origen en la afirmación hesiódica de que Medusa tuvo
hijos con Poseidón; vid. Hesíodo, Teogonía, 278-281). Sin embargo, cf. nota 17.
30
Es soprendente el paralelismo que tiene este héroe con Perseo (Wilk, 2000, 134) en las historias de
Perseo y Andrómeda por un lado y Heracles y Hesíone por otro (es posible que su raíz sea común), y con
Odiseo al momento de bajar al Hades y encontrarse con la cabeza de la Gorgona (vid. Apolodoro,
Bibliotheca Libro II, 123-4 y Hom., Od. 11.632-5).
31
Según este autor, lo mismo ocurre entre Jacinto y Apolo, Ifigenia y Artemis y Erecteo y Poseidón.
5. El rescate sofocleo de la “Atenea ctónica”

Toda la información que hemos podido recabar en este trabajo nos hace suponer
que el epíteto γοργῶπις era uno de los tantos epítetos aplicados a la diosa Atenea, que
daría cuenta de esa segunda y más antigua Atenea rescatada por Baring y Cashford, y
que fue silenciado por la aparición del posterior mito de Medusa. Sófocles se apropia de
esta segunda Atenea y la combina con la Atenea de armadura que vemos en la Ilíada
homérica. No está de más decir que las dos Ateneas se confunden en la iconografía
arcaica, haciéndose más conocida la imagen de la Atenea armada y a la vez reservando
la imagen monstruosa para la Medusa, de quien Atenea conserva un recuerdo en su
armadura.

Conclusión

A través de un recorrido por la tradición anterior y contemporánea de Sófocles,


con un enfoque arqueológico, filológico y antropológico, nos sentimos en condiciones
de afirmar que γοργῶπις debería considerarse un epíteto que se asignaba, en las épocas
más arcaicas de la Grecia Antigua, a la diosa Atenea, y que la tradición posterior fue
olvidando en pos de la Atenea armada. Esta primera aproximación al entrecruzamiento
de los mitos de Atenea y Gorgona deberá enriquecerse con nuevos aportes provenientes
sobre todo de la arqueología, que proporcionará los datos a analizar a la luz de esta
nueva interpretación.

Bibliografía

Baring, A. y Cashford, J. (2005), El mito de la diosa, Madrid, Siruela.


Burkert, W. (2007), Religión griega arcaica y clásica, Madrid, Abada.
Des Places, E. (1969), La religión grecque, Paris, Éditions A. et J. Picard.
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sur le bouclier et l’egide” en Revue Archeologique, Nouvelle Serie, Fasc. 2
(1986), pp. 245-278.
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configuraciones epistémica y moral del mundo” en Actas del XXI Simposio
Nacional de Estudios Clásicos, Santa Fe, Universidad Nacional del Litoral.
Edición digital en formato CD (ISBN 978-987-657-472-3).
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Schwindt, G. et al. eds., Palimpsestos: Escrituras y Reescrituras de las Culturas
Antigua y Medieval (ISBN: 978-987-1907-26-7), Bahía Blanca, Ediuns, pp. 305-
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(Rosenmeyer, T. G., trad.), Massachusetts, Harvard University Press.
Vernant, J.-P. (2007), Oeuvres: Religions, rationalités, politique – I et II, Paris, Éditions
du Seuil.
West, M. L. (2003), Greek Epic Fragments, Cambridge, Harvard University Press.
Wilk, S. R. (2000), Medusa, Oxford, Oxford University Press.
Anexo: Figuras iconográficas citadas

Fig. 1. Gorgoneion. Tondo de un kílix ático de cerámica


de figuras negras, atribuida al pintor de Chiusi (fines del
s. VI a. C.). Cabinet des Médailles de la Biblioteca
Nacional de Francia, París, Francia.

Fig. 2. Perseo es perseguido por una


Gorgona. Detalle del dinos del pintor de
la Gorgona, hallado en Etruria en
circunstancias no reveladas (580 a. C).
Museo del Louvre (Inventario F874),
París, Francia.

Fig. 3. Atenea preside la votación por las


armas del difunto Aquiles (cf. Finglass
(2011, 30-31): Odiseo a la izquierda, mirado
por Atenea; Áyax, en señal de frustración, a
la derecha). Detalle de un vaso ateniense de
figuras rojas, siglo V a. C. Kunsthistorisches
Museum, Viena, Austria.

Fig. 4. Suicidio de Áyax. Ánfora de figuras


negras, atribuida al pintor Exequias, hallada en
Atenas (ca. 530 a. C.). Château-Musée de
Boulogne-sur-Mer, Francia.
Fig. 5. Perseo decapita a la Medusa con forma de
centauro. Pithos hallado en Tebas y producido en
las Cícladas (siglo VII a. C.). Museo del Louvre
(Inventario CA795), París, Francia.

Fig. 6. Frontón de la Gorgona en el


templo C de Selinunte (560 a. C.).
Museo Archeologico Regionale di
Palermo, Italia.

Fig. 7. Gorgona en el templo de Artemis en


Corfú (580 a. C.). Museo Arqueológico de
Corfú, Grecia.

Fig. 8. Mochuelo de Atenea en una moneda de plata de


Atenas (480-420 a. C.). Museo de Bellas Artes, Lyon,
Francia.
Fig. 9. Moneda de Gorgona supuestamente de
Parion, citada en Sear (1979, 364, Inventario
3917).

Fig. 10. Atenea; no es alada pero conserva el rasgo de


las serpientes y la túnica con esvásticas. Ánfora ática
de figuras rojas atribuida al pintor de Andócides (ca.
525 a. C.). Antikenmuseen (Inventario F2159), Berlín,
Alemania.

Fig. 11. Atenea y el mochuelo. Se hace presente el


vestido de Atenea que tiene serpientes y la famosa
égida en donde está Medusa. Atribuida al pintor de
Brygos (490-80 a. C.), Museo Metropolitano de Arte,
Nueva York, EUA.
Fig. 11 bis a. Estatua de Atenea; frontón de la
Gigantomaquia en el templo de época arcaica de la
Acrópolis (c. 520 a. C.). Museo de la Acrópolis,
Atenas, Grecia.

Fig. 11 bis b. Atenea portando un escudo y un vestido


con terminaciones de serpiente. Ánfora de figuras rojas
atribuida al pintor de Berlín (490 a. C.).
Antikenmuseum, Basilea, Suiza.

Fig. 11 bis c. Atenea Giustiniani. Nótese a la serpiente


Erictonio en su base (copia romana de un original de finales del
siglo V a. C. o principios del IV). Museos Vaticanos, Roma,
Italia.
Fig. 12. Atenea con vestido de
serpientes (a) y Atenea guerrera
(b). Copa de figuras negras,
citada en Harrison (1908, 306-7)
y en Baring y Cashford (2005,
387).

Fig. 12 bis. Caracterización general de una


Gorgona, normalmente asociada con
Medusa. Detalle del dinos del pintor de la
Gorgona (580 a. C.). Museo del Louvre
(Inventario F874), París, Francia.
Figs. 13 a y b. La famosa “diosa de las
serpientes”. Figurillas de arcilla halladas en
Cnosos (1600 (a) y 1700 a. C. (b)). Museo
Arqueológico, Heraklion (Creta), Grecia.

Fig. 14. Perseo decapita a Medusa mientras


Atenea observa. Metopa de mármol del templo
C de Selinunte, cerca de Palermo en la Sicilia
actual. Nótese la ausencia del escudo y la
actitud despierta de Medusa (560 a. C.). Museo
Archeologico Regionale di Palermo, Italia.

Fig. 15. Nacimiento de Atenea


de la cabeza de Zeus. Nótese
el motivo de Gorgona en el
escudo de Ares, a la derecha.
Ánfora del período arcaico
(540 a. C.). Museo de Bellas
Artes, Boston, EUA.
Fig. 16. Perseo decapita a Medusa con ayuda de
Hermes. Jarra de cerámica de figuras negras
atribuida al pintor de Amasis (560-525 a. C.). Museo
Británico (Inventario B471), Londres, Inglaterra.

Fig. 17. Perseo ofrece la cabeza de Medusa a Atenea.


Nótese el reflejo en el escudo, aparentemente de la diosa.
Cerámica de figuras rojas (400-385 a. C.). Museo de
Bellas Artes, Boston, EUA.

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