Theissen, G. (2002). La Religión de los Primeros Cristianos. Salamanca: Sígueme .
Resumen 1 – Septiembre del 2018
Prof. Juan Carlos Inostroza Curso: Orígenes del Cristianismo Alumno: Francisco Sepúlveda Mora
Dentro de la importancia del Jesús histórico en los inicios de la religión cristiana
primitiva, es necesario asimilar la conexión existente entre e mito y la historia. Estos elementos deben trabajar en conjunto, de tal modo que cada uno de ellos no se interponga en el otro, ni menos se disuelvan en su investigación. El núcleo del cristianismo primitivo no es un mito historiado, ni menos una historia mitificada, sino que una unidad que permite conocer de mejor manera al Jesús histórico. Quienes ayudaron de cierto modo a unificar estos conceptos de mito e historia, fueron los relatos de los discípulos, que diseñaron una imagen global de Jesús, es decir, un Cristo kerigmático, por tanto, una unidad de mito e historia. Este Jesús histórico se le podrían atribuir un lenguaje religioso compuesto de signos, que en algunos casos se considera que es propio, aunque se entiende que sus signos son propios en la medida que existe el antecedente fehaciente de que Jesús vivió, pensó, actuó y murió como un Judío. En este sentido, podemos plantear que Jesús perteneció a dos religiones, al judaísmo y al cristianismo del cual se convirtió referente central después de su muerte.
1. El mito en la predicación del Jesús histórico
El mito son narraciones que versan sobre un tiempo decisivo para el mundo, con agentes sobrenaturales que convierten una situación inestable en algo estable. Si se parte de esa definición podemos decir que la predicación de Jesús contiene en su núcleo un mito, ya que Dios todopoderoso prevalecerá contra todos los males, para así transformar la situación presente, inestable y desgraciada del momento. a) La transformación histórica del mito: el mito no es transformado por la historia, sino que Jesús es la acción del presente y además del futuro reinado de Dios. Este futuro místico, está presente como superación del mal, como cumplimiento del pasado y como germen oculto. b) La transformación poética del mito: la poetización del mito en Jesús aparece estrechamente ligada con su historización. Una característica de su predicación poética es su predicación por medio de parábolas, breves relatos de ficción y de gran calidad poética. c) La transformación política del mito: propone en Jesús, un reinado de Dios que ya está presente en forma oculta, y más aún, privilegiando a paganos y excluidos.
2. El ethos del judaísmo y la predicación de Jesús
Jesús intensifica algunos rasgos de la religión judía y especialmente en la ética, donde se limita a continuar esa tendencia fundamental de la religión judía. Además mantiene una tolerancia ante la infracción de normas, un ethos de la reconciliación, del perdón y de la aceptación de la persona real. Es necesario precisar que la religión judía en la torá menciona una ética ligada completamente en su tradición. Esto es tomado por Jesús y hace una propuesta importante y complementada para quienes le seguían.
3. Los ritos judíos y la predicación de Jesús
El judaísmo es una religión ritual. Estos ritos son signos visibles de pertenencia a la misma, que profesan públicamente una fe. Algunos de esos signos son la circuncisión, preceptos sobre manjares y santificación del sábado. Para Jesús esto no fue concretamente un problema, ya que en los textos bíblicos no hay señales de estos ritos judíos, salvo en aquello que respecta al centro de la religión judía, como es el templo. No se puede afirmar, por tanto, que Jesús abandonase del todo el lenguaje ritual. Lo modula concretamente, lo interpreta en sentido más liberal que muchos de sus contemporáneos; pero nada de eso es una ruptura con el judaísmo. Aun así en el tiempo de Jesús existieron nuevos ritos, como por ejemplo Juan Bautista, que había exigido a los judíos un bautismo único. Es evidente que Jesús tenía una identidad judía. Revitalizo el lenguaje de signos judíos. Le dio nueva vida a la luz del contenido central, la fe en el Dios uno y único.
4. La situación política del judaísmo y el Jesús histórico
La existencia de varios movimientos de renovación, son consecuencia de los conflictos que se produjeron en el contexto donde Jesús se desenvolvió. Todos estos movimientos enfrentaron la política con sus respectivos símbolos y signos, que en algunos casos con acciones militantes y otros con soluciones pacíficas. Algunos personajes influyentes en la política, con su actuar, en el pueblo judío, provocaron distintas manifestaciones, incluso en algunos casos protestas violentas. Como consecuencia también de ello, surgieron profetas, todos ellos transmitieron su mensaje con acciones simbólicas en defensa y protesta de la realidad manejada desde arriba. Jesús en su actuar, hizo grandes hitos simbólicos, como la formación del grupo de los doce, como la entrada en Jerusalén o incluso la purificación del templo. Otras acciones de Jesús también se podrían interpretar como formas simbólicas-políticas, como los exorcismos, compartir la mesa con personas marginales, la controversia sobre el pago de impuestos, entre otros.
5. Mito y conciencia personal de Jesús
La cuestión de la conciencia personal de Jesús solo puede despejarse en el marco del lenguaje de signos judíos existentes en la época. Jesús sólo pudo expresar el rol que se atribuía utilizando los recursos de su religión, su carisma fascino a sus seguidores e irrito a sus adversarios. Jesús fue un carismático judío que obtuvo su fuerza, reanimando el lenguaje mítico, ético y ritual del judaísmo desde el centro de su vida de fe. De este modo Jesús fue reconocido como alguien más fuerte, como el mesías y como el hijo del hombre; nombres que nacen a partir del contacto personalizado, del lenguaje y de los actos propios de Jesús.
¿Cómo se produjo la divinización de Jesús?
Gracias al carisma de Jesús, surge una idea cristocéntrica, dando carácter divino a su vida. Esta situación se ve en concreto en la religión cristiana primitiva, ya que, los primeros cristianos, dijeron sobre Jesús mucho más de lo que Jesús había dicho sobre sí mismo, evidencia encontrada en los evangelios y las cartas del nuevo testamento. La experiencia de quienes estuvieron con Jesús, no puede explicar por si solo el ascenso de Jesús a la categoría divina. Hay que añadir una disposición latente del sistema de signos religiosos que acompañaron el actuar, siempre con sentido, desde Jesús hacia la historia de la Iglesia primitiva. Se debe contextualizar que sus signos e incluso apariciones, son post pascuales, situación que da fuerza a la divinidad de Jesús. Para ello es importante conocer y analizar la transformación de sistema de signos judíos en los siguientes aspectos: 1. La exaltación de Jesús como solución de disonancias a. Disonancia religiosa: era la contradicción entre las expectativas sobre un carismático envuelto en aura mesiánica y su fracaso en la cruz. La crucifixión destruyo estas esperanzas, pero las apariciones de pascua se vivieron como una demostración de su cumplimiento. b. Disonancias personales: contradicciones radicales entre mundo religioso y la experiencia personal. Algunos personajes que pasaron por esta disyuntiva son: Pedro, al negarlo aquella noche; Santiago, vivió contradicción entre el lazo familiar y la distancia de su familia; Pablo, vivió concretamente el conflicto entre las esperanzas de Israel y la experiencia histórica como conflicto entre su hostilidad al crucificado, etc. c. Disonancias sociales: la elevación del crucificado a categoría divina influyo en las pretensiones de autoridad dentro de las comunidades cristianas primitivas, sobre todo en la capacidad de irradiar su fe al entorno. 2. La exaltación de Jesús como intensificación de la fe monoteísta La exaltación de Jesús a una categoría divina no aparece, así, como un ataque a la creencia monoteísta, sino como cumplimiento de la expectativa de una fe universal en el Dios uno y único. Pablo esta aun profundamente arraigado en las creencias monoteístas, no puede entablar una relación positiva con el Jesús terreno, sino que lo reconoce como manifestación de Dios, por tanto en una primera generación, no hay un equilibrio entre la tradición sobre el Jesús terreno que adquiere su majestad conservando y acreditando su fe monoteísta.
3. La exaltación de Jesús como superación de competidores
a. Superación del poder por elevación: La superación del poder por contraste y demonización de los competidores devaluados, se puede observar mejor aún, en la relación entre la fe en cristo y el culto al emperador. Este culto no iba ligado a ninguna religiosidad viva y personal; pero expresaba quizás, una integración social, el que la población dependiente tuviera la posibilidad de manifestar en forma religiosa la lealtad política. Así, al comienzo de la era cristiana, los grandes soberanos pasaban a ocupar el rango de pequeños dioses, también pequeños grupos religiosos los exaltaban dentro del imperio romano como soberanos que están por encima de toda verdad. b. Plenitud de salvación por cercanía: El Cristo encarnado significa una presencia real de Dios junto al hombre, junto a su hacer y su padecer hasta la muerte. Cristo había salvado la distancia entre Dios y el hombre. Esto se ve reflejado en el lenguaje utilizado por el cristianismo primitivo (lenguaje que proviene de las religiones paganas), observado en los siguientes hechos: - En el desarrollo de una idea de redentor que une indisolublemente la divinidad y la humanidad: humanización, encarnación y generación espiritual del redentor, conceptos que van más allá de las tradiciones judías. - En el desarrollo de una idea de sacramento, que simboliza la identificación de los cristianos con el destino humano del redentor de un modo que sobrepasa las analogías que ofrece la historia de las religiones.