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ADOLESCENTE
TRABAJADOR
RÉGIMEN DEL ADOLESCENTE TRABAJADOR
I. INTRODUCCIÓN
El Trabajo Infantil es un tema que nos preocupa; porque día a día vemos niños haciendo
actividades que todavía no les corresponden. El trabajo exige mucha responsabilidad y se
necesita madurez, es por eso que los niños todavía no están aptos para hacerlo y ellos también
estarían en peligro ya que son muy inocentes como para estar solos en las calles de noche o
estar recibiendo ordenes que a ellos no les pertenecen, pero son muchos los casos en los que
ellos tienen la necesidad de hacerlo; y además en mucho caso son obligados por sus padres.
Existe hoy día un cambio de actitud frente al propio trabajo infantil. Antes se concebía
principalmente como un instrumento de socialización del niño, que le permitía adquirir unas
calificaciones útiles para su futuro, pero ahora la familia lo considera cada vez más como un
medio imprescindible para obtener ingresos monetarios complementarios. Por ello nos interesa
abordar esta temática a la luz del principio del interés superior del niño. No somos indiferentes
a la afirmación que algunos doctrinarios hacen respecto a que algunas clases de trabajo
constituyen contribuciones útiles y positivas al desarrollo de un niño, ya que el trabajo puede
ayudar a que aprendan acerca de la responsabilidad y a desarrollar habilidades específicas que
los beneficiarán, tanto a ellos, como al resto de la sociedad.
No obstante, no podemos adoptar una mirada indiferente, en el mundo entero millones de niños
realizan trabajos extremadamente peligrosos en condiciones perjudiciales, arriesgando así su
salud, su educación, su desarrollo personal y social e incluso su vida. Los trabajos más
frecuentes en centros urbanos son: los trabajos domésticos, en empresas familiares y en la venta
ambulante. En las zonas rurales generalmente acompañan a un familiar en tareas rurales.
El trabajo infantil es un problema con múltiples causas ya que influyen condicionantes no sólo
socioeconómicos sino también culturales y familiares y por ello la visión del “interés superior
del niño” puede cambiar radicalmente según el medio socio-cultural en el que se desenvuelve
el niño. Pueden así señalarse como causas, entre otras: la pobreza, la desocupación, la exclusión
social, la marginalidad, la violencia intrafamiliar, la falta de educación, la onerosidad de los
estudios y algunas tantas otras.
II. BREVE ANÉCDOTA SOBRE EL TRABAJO INFATIL
El término “trabajo infantil” suele definirse como todo trabajo que priva a los menores de su
niñez, su potencial y su dignidad, y que resulta perjudicial para su desarrollo físico y
psicológico.
Se alude al trabajo peligroso y prejudicial para el bienestar físico, mental o moral de los niños
y/o Interfiere con su escolarización puesto que les priva de la posibilidad de asistir a clases,
obligándoles a abandonar la escuela de forma prematura o les exige combinar el estudio con un
trabajo excesivamente largo y pesado.
La OIT (Organización Internacional del Trabajo) establece una definición de trabajo infantil,
determinando que es la labor realizada por niños menores de 15 años, excepto el efectuado
en casa de los padres (siempre que se trate de ayudar y que los niños puedan ir a la escuela).
Trabajo doméstico: Muy común y en ocasiones considerado como aceptable, tiene lugar tanto
en el hogar familiar como fuera de éste. Cuando el trabajo doméstico se realiza fuera del hogar,
los niños – mayoritariamente niñas – realizan largas jornadas, no tienen ocasión de asistir a la
escuela y se encuentran aislados de su familia y amigos.
Labores agrícolas: Muchos de los niños que trabajan lo hacen en la agricultura. Generalmente
trabajan en explotaciones familiares, o con el resto de la familia, como una unida, para un
empleador.
Trabajo en industrias: Este trabajo puede ser regular o casual, legal o ilegal, dentro del núcleo
familiar o efectuado por el niño únicamente y para un empleador. Incluye actividades como
tejer alfombras, pulir piedras preciosas, en la fabricación de prendas de vestir, sustancias
químicas, vidrio, fuegos artificiales, fósforos, y numerosos otros productos. Estas tareas
exponen a los niños a productos químicos peligrosos que pueden ocasionar envenenamiento,
enfermedades respiratorias y de la piel, así como a irradiaciones de calor, fuegos y explosiones,
daños a la vista y al oído, cortes, quemaduras e incluso la muerte.
Trabajo en minas y canteras: En muchos países se emplea mano de obra infantil en minería
a pequeña escala. Los niños trabajan largas jornadas sin contar con la protección o la formación
adecuadas. Los niños mineros padecen de agotamiento físico, fatiga y desórdenes en el sistema
muscular y óseo.
Esclavitud y trabajo forzoso: Incluyendo lo que se conoce como servidumbre por deudas, más
común en áreas rurales. Frecuentemente está vinculado a la opresión de minorías étnicas o
pueblos indígenas. Los niños también son reclutados a la fuerza como soldados o para trabajar
para el ejército, en zonas en conflicto.
Desarrollo Físico: Los niños trabajadores son mucho más vulnerables que los adultos porque
sus cuerpos todavía están creciendo y no están formados completamente. Tienen una salud
física deficiente porque el trabajo que ejercen los expone a los riesgos de las enfermedades y
los accidentes. Los efectos pueden ser inmediatos, como por ejemplo una quemadura o un corte,
o pueden tener consecuencias que duran toda la vida, como sufrir alguna enfermedad
respiratoria, la amputación de algún miembro por manipular objetos y maquinarias inadecuadas
para su edad o contraer enfermedades incurables.
Desarrollo emocional: Los niños trabajadores frecuentemente laboran en actividades que son
explotadoras, peligrosas, degradantes y de aislamiento. Muy a menudo son maltratados,
abusados y abandonados por sus patrones. Como consecuencia de esto, los niños podrían tener
dificultades para vincularse con otras personas o tener sentimientos hacia ellas. Tienen
problemas para interactuar y cooperar con otros y para desarrollar un sentido real de identidad.
A menudo les falta confianza en sí mismos y experimentan sentimientos de baja autoestima.
Desarrollo Social: Los niños que laboran no tienen la oportunidad de participar en actividades
que son vitales para su formación, como, por ejemplo, jugar, ir a la escuela y socializar con
otros niños. No adquieren el nivel básico de educación que se necesita para enfrentar la vida.
Tampoco tienen la oportunidad de interactuar con otras personas, ni participar activamente, ni
de gozar la vida.
VI. REGULACIÓN NACIONAL DEL TRABAJO INFANTIL.
El trabajo infantil en el Perú se encuentra regulado desde su nivel Constitucional con el Art. 1
que señala que la defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo
de la sociedad y del Estado, el Art. 2 inciso 1 referido al derecho fundamental vida, integridad
moral, psíquica y física así como y libre desarrollo y bienestar, asimismo el Art. 23 de la
Constitución señala que el trabajo en sus diversas modalidades, es objeto de atención prioritaria
del Estado, el cual protege especialmente a la madre, al menor de edad y al impedido que
trabajan.
Código Civil:
En el Código Civil en el artículo 457 se precisa que el menor capaz de discernimiento puede
ser autorizado por sus padres para dedicarse a un trabajo, ocupación, industria u oficio. En este
caso, puede practicar los actos que requiera el ejercicio regular de tal actividad, administrar los
bienes que se le hubiese dejado con dicho objeto o que adquiera como producto de aquella
actividad, usufructuarlos o disponer de ellos. La autorización puede ser revocada por razones
justificadas.
Con la dación del Código de los Niños y Adolescentes que ha sufrido posteriores
modificaciones, se han regulado muchos aspectos relacionados al trabajo infantil, como las
modalidades y horarios de trabajo, haciendo que los directores de los centros educativos presten
atención especial para que el trabajo no afecte la asistencia y el rendimiento escolar quienes
deben informar periódicamente a la autoridad competente acerca del nivel de rendimiento de
los estudiantes trabajadores. Esta norma legal establece también quienes son las instituciones
encargadas de la protección del adolescente trabajador, así tenemos al MIMP en forma
coordinada y complementaria con los Sectores Trabajo, Salud y Educación, así como con los
Gobiernos Regionales y Municipales. Se encuentra regulada en el capítulo IV del presnete
código desde el artículo 48 y siguientes.
En los últimos años, el Estado peruano ha dado pasos importantes en la lucha por la erradicación
del trabajo infantil. Entre ellos, podemos destacar la regulación sobre las edades requeridas para
trabajar en determinadas actividades, así como las normas que establecen sanciones para los
empleadores que permiten el trabajo de los y las adolescentes por debajo de dichas edades.
Los adolescentes requieren autorización para laborar, y las edades mínimas requeridas para autorizar
el trabajo de los adolescentes son las siguientes:
Para el caso del trabajo por cuenta ajena o que se preste en relación de dependencia:
Por excepción se concederá autorización a partir de los doce años, siempre que las labores a realizar
no perjudiquen su salud o desarrollo, ni interfieran o limiten su asistencia a los centros educativos y
permitan su participación en programas de orientación o formación profesional. Se presume que los
adolescentes están autorizados por su padres o responsables para trabajar cuando habiten con ellos,
salvo manifestación expresa en contrario de los mismos.
Las instituciones que tienen competencia para autorizar el trabajo de adolescentes son:
a) El Sector Trabajo, para trabajos por cuenta ajena o que se presten en relación de dependencia
b) Los municipios distritales y provinciales dentro de sus jurisdicciones, para trabajadores
domésticos, por cuenta propia o que se realicen en forma independiente y dentro de su
jurisdicción.
Dichas instituciones deberán llevar un registro especial donde se consigne: a) Nombre complete del
adolescente; b) Nombre de sus padres, tutores o responsables; c) Fecha de nacimiento; d) Dirección
y lugar de residencia; e) Labor que desempeña; f) Remuneración; g) Horario de trabajo; h) Escuela
a la que asiste y horario de estudios; e i) Número de certificado médico.
En lo referente al trabajo nocturno, se debe entender por este al que se realiza entre las 19:00 y las
07:00 horas. El juez podrá autorizar excepcionalmente el trabajo nocturno de adolescentes a partir
de los quince (15) años hasta que cumplan los dieciocho (18) años de edad, siempre que este no
exceda de cuatro (4) horas diarias. Fuera de esta autorización queda prohibido el trabajo nocturno de
los adolescentes
Trabajos prohibidos.
Los adolescentes que trabajan en el servicio doméstico o que desempeñan trabajo familiar no
remunerado tienen derecho a un descanso de doce (12) horas diarias continuas. Los empleadores,
patronos, padres o parientes están en la obligación de proporcionarles todas las facilidades para
garantizar su asistencia regular a la escuela. Compete al juez especializado conocer el cumplimiento
de las disposiciones referidas al trabajo de adolescentes que se realiza en domicilios.
Entre los doce y catorce años no excederá de cuatro horas diarias ni de veinticuatro horas semanales,
y entre los quince y diecisiete años no excederá de seis horas diarias ni de treinta y seis horas
semanales. Solo el Juez podrá autorizar excepcionalmente el trabajo nocturno (entre 19:00 y las
07:00) de adolescentes a partir de los quince hasta que cumplan los dieciocho años, siempre que no
exceda de cuatro horas diarias. Dentro de los trabajos expresamente prohibidos para los adolescentes
son los realizados en subsuelo, en labores que conlleven la manipulación de pesos excesivos o de
sustancias tóxicas y en actividades en las que su seguridad o la de otras personas estén bajo su
responsabilidad.
Remuneración.
En cuanto al nivel remunerativo que deben tener los adolescentes trabajadores, debe señalarse que
legalmente su remuneración no podría ser menor a la de los demás trabajadores de su misma
categoría en trabajos similares, los empleadores que contraten adolescentes están obligados a
concederles facilidades que hagan compatibles su trabajo con la asistencia regular a la escuela.
El derecho a vacaciones remuneradas pagadas se concederá en los meses de vacaciones escolares,
también tendrán derecho a la seguridad social obligatoria, por lo menos en el régimen de prestaciones
de salud.
Para que los adolescentes trabajadores hagan realidad sus derechos laborales, éstos pueden reclamar
sin necesidad de apoderado y ante la autoridad competente, el cumplimiento de todas las normas
jurídicas relacionadas con su actividad económica, por ello la vigente Ley Procesal de Trabajo señala
que los trabajadores menores de edad podrán comparecer por sí mismos conforme a las disposiciones
vigentes sobre la materia, debiendo ser asistidos por la defensa gratuita que se les provea conforme
a Ley, en caso de carecer de ella, incluso los adolescentes pueden ejercer derechos laborales de
carácter colectivo, pudiendo formar parte o constituir sindicatos por unidad productiva, rama, oficio
o zona de trabajo. Éstos pueden afiliarse a organizaciones de grado superior.
El Ministerio de Trabajo:
Por su parte, el artículo 8 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, en su apartado
tercero, letra a), señala que: “Nadie será constreñido a ejecutar un trabajo forzoso u obligatorio”.
En consecuencia, esta Convención no se opone en contra del trabajo infantil, sino que se opone
a la explotación económica de los niños o de aquellas actividades que sean dañinas para ellos,
ya sea física, moralmente, etc.
La OIT adopta convenios que se convierten en tratados internacionales vinculantes una vez
hayan sido ratificados por los Estados miembros. Los gobiernos nacionales y las organizaciones
de empleadores y trabajadores negocian las normas mínimas relevantes en el trabajo. Las
normas internacionales del trabajo son una ilustración de estos acuerdos tripartitos. En base a
la ratificación de convenios, la OIT dispone de un sistema de supervisión e informes para
asegurarse de que los países miembros respeten las normas internacionales del trabajo. Además,
las partes pueden presentar quejas a la OIT respecto a violaciones de las normas.
La OIT declaró que ocho de sus convenios son fundamentales respecto a los derechos de los
trabajadores en todo el mundo:
Convenio 29 - Convenio sobre el trabajo forzoso, 1930º
Convenio 87 - Convenio sobre la libertad sindical y la protección del derecho de
sindicación, 1948
Convenio 98 - Convenio sobre el derecho de sindicación y de negociación colectiva,
1949
Convenio 100 - Convenio sobre igualdad de remuneración, 1951
Convenio 105 - Convenio sobre la abolición del trabajo forzoso, 1957
Convenio 111 - Convenio sobre la discriminación (empleo y ocupación), 1958
Convenio 138 - Convenio sobre la edad mínima, 1973
Convenio 182 - Convenio sobre las peores formas de trabajo infantil, 1999. Estos
convenios salvaguardan los derechos de los trabajadores como condición para lograr
una sociedad en que queden garantizadas la justicia social y la paz socia
Los Convenios y Recomendaciones de la OIT son una de las herramientas más importantes
disponibles en la lucha contra el trabajo infantil. Las normas más recientes y ambiciosas de la
OIT sobre trabajo infantil son el Convenio sobre la edad mínima, 1973 (No.138), y la
Recomendación que lo acompaña (No.146), y el Convenio sobre las peores formas de trabajo
infantil, 1999 (No.182) junto con la Recomendación correspondiente (No.190).
Con fecha 31 de mayo del 2001, nuestro país ha ratificado, mediante Decreto Supremo Nº 038-
2001-RE, el “Convenio Nº 138 de la OIT sobre la Edad Mínima de admisión al Empleo”,
adoptado por la Conferencia General de la Organización Internacional del Trabajo, en su
quincuagésima octava reunión, en la ciudad de Ginebra, Confederación Suiza, el 26 de junio de
1973, y que fue aprobado por Resolución Legislativa Nº 27453, de fecha 23 de mayo del año
2001.
El Convenio Nº 138 tiene por finalidad la abolición del trabajo infantil y estipula que la edad
mínima de admisión al empleo no debería ser inferior a la edad en que cesa la enseñanza
obligatoria y, en ningún caso, esta podrá ser inferior a los quince años. Sin embargo, en los
países desarrollados establece la posibilidad de fijarla inicialmente en catorce años. Asimismo,
se indica que todo miembro del Convenio se compromete a seguir una política nacional que
eleve progresivamente la edad mínima para trabajar a un nivel que haga posible el más completo
desarrollo físico y mental de los menores.
CONVENIO NO. 182 DE LA OIT.
El Convenio sobre las peores formas de trabajo infantil fue adoptado por la OIT en 1999, como
el Convenio No.182. Todo Estado que ratifique el presente Convenio deberá adoptar medidas
inmediatas y eficaces para conseguir la prohibición y la eliminación de las peores formas de
trabajo infantil. Este Convenio está registrando el ritmo más rápido de ratificaciones en la
historia de la OIT.
El Convenio No.182 define las peores formas de trabajo infantil como: a) todas las formas de
esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, como la venta y la trata de niños, la
servidumbre por deudas y la condición de siervo, y el trabajo forzoso u obligatorio, incluido el
reclutamiento forzoso en conflictos armados; b) la explotación sexual comercial de niños/as,
incluyendo la prostitución y la pornografía; c) la utilización por parte de adultos, de niños para
la realización de actividades ilícitas, en particular la producción y el tráfico de estupefacientes,
y d) el trabajo susceptible de dañar la salud, la seguridad o la moralidad de los niños.
Programa IPEC: Este es el llamado Infocus sobre el Trabajo Infantil, el cual ha crecido junto
al movimiento político contra el trabajo infantil. El IPEC, nacido en 1992, actualmente funciona
en más de 80 países, obteniendo apoyo de unos 30 donantes y aumentando su número de
intervenciones. El objetivo del IPEC es la eliminación del trabajo infantil en todo el mundo,
poniendo el énfasis en la erradicación de las peores formas lo antes posible. Para lograr tal
objetivo actúa de diversas formas, por ejemplo, a través de programas nacionales que
promuevan una reforma de las políticas y aplicación de medidas concretas para poner fin al
trabajo infantil; campañas nacionales e internacionales concebidas para cambiar las actitudes
sociales y promover la ratificación y la aplicación efectiva de los Convenios de la OIT sobre
trabajo infantil.
MERCOSUR: El programa IPEC elaboró un plan Subregional para la Erradicación del Trabajo
Infantil en MERCOSUR, con el propósito de ofrecer un marco de acción coherente a toda la
subregión en general, y en cada uno de los países en particular. Por medio de este plan se busca
facilitar una respuesta integral a las demandas y necesidades de las naciones y sus mandantes
procurando dar respuesta a una serie de problemas comunes identificados
La OIT ha colaborado con integrantes de esta red, brindando apoyo técnico, financiero y
asesoría, especialmente en las áreas de prevención y atención de niñas y niños víctimas de
trabajo infantil en todo el país.
En tal disyuntiva, la necesidad de trabajar, los obligaría a abandonar la escuela. Los cambios
inevitablemente han de venir por el lado del sistema educativo, el cual debe ser lo
suficientemente flexible como para atender a la situación desventajosa de estos niños, en la
medida que su experiencia de vida pueda generar personas más responsables y solidarias. Lo
ideal sería que los niños y adolescentes reciban una educación verdaderamente fundada en el
trabajo, incorporando los aspectos formativos de éste dentro de la enseñanza escolarizada. Así,
el trabajo en lugar de ser una opción de sobrevivencia para "los niños pobres", podría ser una
alternativa educativa constructiva y liberadora que beneficiaria y comprometería a todos.
Asimismo, no se debe cejar en la exigencia del cumplimiento de las normas que protegen
actualmente al trabajador infantil. Las disposiciones legales del Código de Niños y
Adolescentes, a pesar de ser un hito muy importante en los intentos de defender a la niñez del
abuso y la explotación, serán letra muerta si la estructura económica y social del país no se
modifica de manera sustancial, si no se construyen los mecanismos que concreticen los aspectos
positivos de aquel instrumento jurídico, y si no se propugna una conciencia activa a favor de la
niñez en los diversos niveles de la llamada sociedad civil.
En suma se puede constatar que aún queda un largo camino por recorrer.
XI. CONCLUSIÓN
En el Perú existe una amplia y variada protección para los niños y adolescentes trabajadores;
sin embargo, no se encuentran garantizados los derechos de los menores trabajadores, esto
por cuanto no existen medidas políticas efectivas dirigidas ha abolir el trabajo infantil, para
garantizar que los menores que trabajen no sean explotados, que tengan adecuadas
condiciones de trabajo y que se vigile el cumplimiento de sus derechos laborales.