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La guitarra siempre tuvo un lugar importante como instrumento popular pero no fue hasta
el periodo Pre-romántico que conseguiría al fin su aceptación como instrumento de
concierto en toda Europa. Andrés Segovia, considerado como el padre del movimiento
moderno de la guitarra clásica, es a quien se le debe que la guitarra no esté considerada
solamente como un instrumento popular.
Segovia creó lazos de amistad con infinidad de músicos de su tiempo entre ellos el
compositor mexicano Manuel M. Ponce a quien persuadió para que escribiera el famoso
Concierto del Sur, pieza inspirada en Andalucía, y así seguir consolidando un repertorio
guitarrístico a la altura de las salas de concierto. Esta obra, aunque fue criticada en un inicio
porque Ponce era un compositor nacionalista mexicano y se llegó a pensar que no tendría
la capacidad de escribir una obra que describiera el folclor ajeno, fue aceptada por el
público, quienes reconocían la formación musical de Ponce.
Durante esta misma época, en América del Sur, otro músico, inspirado por Segovia
comenzó a escribir obras inspiradas en la música popular de su país y arregladas para
guitarra clásica, este músico fue Agustín Barrios, guitarrista y compositor de origen
paraguayo de quien, si bien hoy en día es reconocido por gente en muchas partes del
mundo, en su momento no logró mucho éxito en su carrera.
Aquí es bueno saber un poco de la historia de la música clásica en general ya que cuando
la guitarra comenzó a ocupar un lugar dentro de este espacio adquirió, también,
características y asociaciones de instrumento de obras cultas y de elite:
Sin embargo gracias a que Barrios intentó llevar la música popular de su país a la guitarra
clásica, hubieron otros músicos que siguieron sus pasos, tales como el cubano Leo
Brouwer, quien adaptó los ritmos populares como el son, el guaguancó, y el montuno y lo
combinó con elementos de ritmos académicos; por otro lado también esta Antonio Lauro
quien compuso obras inspiradas en la música popular venezolana; en Argentina Jorge
Cardoso hizo lo mismo con los tangos ya las milongas y en México, el aún vivo Julio César
Oliva ha hecho arreglos de obras como la Vikinga y un sin número de boleros que son
interpretados por guitarristas académicos.