Si conseguimos librarnos de las connotaciones de “caterva peligrosa” que lleva consigo la palabra “manada”, podremos ver que, en realidad, la manada es un conjunto de individuos unidos en favor de la protección de cada uno de ellos. Cada lobo acepta su posición individual en la manada, del mismo modo que lo hacen los miembros de una familia.
Estructura y liderato en la manada
Una manada de lobos se compone usualmente los siguientes elementos: 1) una pareja alfa o dominante, 2) una pareja beta, que además de ocupar el segundo lugar en cuanto a importancia, serán con toda probabilidad los sustitutos de la pareja alfa, 3) los individuos de mediano rango y 4) los individuos de más bajo rango, también llamados omega. La pareja alfa dirige todo el grupo, mientras que la pareja beta está al mando de los lobos de mediano rango. Los demás adultos se encargan de dirigir a los demás miembros de la manada en los rangos medianos e inferiores. Ambos extremos de la jerarquía de la manada, salvo en casos de heridas por accidente o muerte, tienden a permanecer invariables; en cambio, los grados intermedios están sujetos a los frecuentes cambios del equilibrio social. Mientras no alcancen la edad de su madurez sexual, los cachorros de lobo permanecen fuera de este complejo sistema jerárquico. A las hembras les toca el papel de subalternas con respecto a los machos de la misma jerarquía.