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Prólogo de la versión inglesa

En sus observaciones retrospectivas sobre los comienzos de la lingüística estructural


norteamericana, Zellig Harris consideró relevante recordar el impacto que produjo Das Kapital de
Karl Marx sobre Leonard Bloomlield, el ¡efe más influyente de la escuela estructuralista en los
Estados Unidos de Norteamérica. Dice Harris:
Durante la Depresión, cuando la admiración por Rusia y los preparativos de
Norteamérica para la guerra no hablan empañado aún las conclusiones sociales y
científicas de Karl Marx, Leonard Bloomfield me comentó que ai estudiar Das
Kapital se impresionó sobre todo ante la similitud entre la forma en que Marx trata
la conducta social y la forma en que lo hace la lingüística.1

Curiosamente, contrasta la falta absoluta de referencias a Das Kapital en El signo ideológico y la


filosofía del lenguaje, escrito a fines de la tercera década del siglo en la URSS por un
contemporáneo de Bloomfield, Valentín Nikolaievich Voloshinov (1895-?). En cambio, en la breve
introducción a su trábalo,2 Voloshinov declara abiertamente que el estudio del lenguaje ha sido
uno de los campos del conocimiento "no tratado o tratado muy superficialmente por los
fundadores del marxismo" y que esos campos del conocimiento todavía entonces estaban bajo el
dominio de un "materialismo me-canicista, predialéctico", en tanto que el "espíritu filosófico del
marxismo apenas se había hecho sentir". Voloshinov consideraba, por cierto, que El signo
ideológico y la filosofía del lenguaje era una hazaña precursora, la primera de su clase que no tenía
apoyo positivo, sustantivo y directo en ninguna obra marxista.
Sin reconocer fuentes marxistas, y sin recurrir a la técnica exegé-tica corriente de adoptar
falazmente los principios de las creencias umversalmente aceptadas, Voloshinov se inspiró en el
concepto humboldtiano de los aspectos creativos del lenguaje humano y 1 Language, N? 27, 1951,
p. 297. 2 Esa Introducción se eliminó en la versión inglesa y en la presente española. propuso
analizar el lenguaje como "un proceso generativo continuo que se cumple en la interacción
socioverbal de los hablantes". Al mismo tiempo, previene a los lingüistas contra la mera
enumeración descriptiva de formas y modelos, contra la sistematización mecanicista y, en general,
contra las tentaciones de un empirismo superficial que son muy poderosas, asegura él, en la
ciencia lingüística. "El estudio del aspecto sonoro del lenguaje", dice, "ocupa un espacio
desproporcionadamente grande en la lingüística, imponiendo a menudo su carácter a la totalidad
del campo lingüístico, y en muchos casos carece de toda relación con la real esencia significante
del lenguaje." Desde esta posición básica, ataca con vehemencia a la reflexología, preocupada por

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investigar las respuestas del organismo animal a señales (estímulos). "Las lamentables
equivocaciones y los hábitos inveterados del pensamiento mecanicista", afirma Voloshinov, "son
los únicos responsables del intento de tomar estas 'señales' y casi convertirlas en la clave de la
comprensión del lenguaje y la psiquis humana."
Hacia 1920, el libro que según Voloshinov ejercía mayor influencia entre los más importantes
lingüistas rusos era el Curso de lingüística general, de Ferdinand de Saussure. Es obvio que el
mismo Voloshinov ha sido fuertemente impresionado por Saussure, aunque lo enfoque
críticamente y a menudo utilice largas citas del Curso para exponerlas como antítesis de sus
propios puntos de vista. Rechaza particularmente la dicotomía saussureana entre la langue
(sistema de la lengua) y la parole (acto de habla/emisión lingüística) y cuestiona seriamente la
separación conceptual de la sincronía y la diacronía en el examen de la comunicación verbal.
Desde el punto de vista de Voloshinov, las verdaderas bases de la escuela de Saussure representan
una herencia intelectual proveniente de la concepción de Leibniz acerca de la gramática universal
y, sobre todo, del cartesianismo y racionalismo de los siglos XVII y XVIII.
He aquí sus propias palabras:
La idea del carácter convencional y arbitrario del lenguaje es típica de todo el
racionalismo; y no menos típica es la comparación del lenguaje con el sistema de
signos matemáticos. Lo que interesa a los racionalistas de mentalidad matemática
no es la relación del signo con la realidad que refleja o con el individuo que lo
origina, sino la relación de los signos entre sí dentro de un sistema cerrado ya
admitido y autorizado. En otras palabras, se interesan solo en la lógica interna del
sistema de signos, que se considera, como en el álgebra, con total independencia
de los significados que dan su contenido a los símbolos.

De acuerdo con la interpretación de Voloshinov, un signo verbal es un acto de habla que incluye
necesariamente, como componentes inseparables, la participación activa del hablante (escritor)
por una parte, y del oyente (lector) por la otra, "Su especificidad", señala, "consiste precisamente
en que se produce entre individuos organizados, en que constituye el medio para su
comunicación." Convencido de que el signo verbal es el medio más puro y sensible para el
intercambio social, Voloshinov propone el estudio de los signos como tarea primordial de la
investigación lingüística. En consecuencia, y a pesar de su titulo, el libro de Voloshinov trata
principalmente del signo y de las leyes que gobiernan el sistema de signos en su despliegue dentro
de la sociedad humana. En algunos aspectos, por lo tanto, los intereses fundamentales de
Voloshinov coinciden con los problemas que provocaron la profunda curiosidad de Charles
Sanders Peirce y estimularon su histórica contribución a la teoría general de los signos.

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Voloshinov considera el lenguaje humano como el sistema de signos más fundamental y más
característico de lo específicamente humano. Por tal razón, sugiere que el análisis del acto de
habla como una interacción verbal puede iluminar no solo los misterios de la psiquis humana, sino
también ese complejo fenómeno llamado "psicología social" en el marxismo y considerado por la
mayoría de los marxistas como el vínculo entre las bases materiales y la creatividad mental del
hombre. No duda en afirmar que la "psicología social" marxista, sustraída del proceso real de
interacción verbal, corre el riesgo de convertirse en el concepto mítico o metafísico de "alma
colectiva", "psiquis interior colectiva" o "espíritu del pueblo". En resumen, Voloshinov percibió el
acto de habla y las reglas que gobiernan su uso sistemático en la sociedad como la característica
dominante de la conducta humana y les asignó un papel central en el marco del marxismo. De esta
manera, la ciencia de los signos, que podría remontarse hasta los filósofos de la antigüedad, que
inspiró a San Agustín y que, en la Edad Media, apasionó a los escolásticos, se convierte en un tema
importante para el materialismo dialéctico, según la concepción de Voloshinov. Los impulsos más
decisivos, que favorecieron tal revisión del marxismo, provinieron sin duda de Saussure, de los
pragmatistas americanos y de la reinterpretación vossleriana de von Humboldt, transformado
todo ello críticamente dentro del clima intelectual de Le-ningrado en los últimos años de la década
de 1920.
La filosofía del lenguaje, para Voloshinov, es la filosofía del signo. Entre numerosos sistemas de
signos, considera que el signo verbal, realizado en una emisión, es el objeto de los estudios
semióticos que resulta más revelador. Voloshinov estima que cada operación con signos, incluida
la emisión lingüística, es una combinación 11 binaria que asocia inseparablemente las propiedades
físicas con el significado que representan y que implica necesariamente la participación binaria de
los que intervienen en el proceso significativo de la comunicación. "La emisión lingüística", como
señala Volo-shinov, "se construye entre dos personas organizadas socialmente y, en ausencia de
un destinatario real, se lo presupone en el representante del grupo social al cual pertenece el
hablante." Por supuesto, Voloshinov admite el hecho de que cada palabra en cuanto signo debe
seleccionarse de un inventario de signos disponibles, pero destaca que la manipulación individual
de este signo social en una emisión concreta está regulada por las relaciones sociales. Según sus
propias palabras, "la situación social inmediata y el medio social más amplio determinan
totalmente —y desde adentro, por así decir— la estructura de una emisión".
De ello resulta, para Voloshinov, que el diálogo es el modelo básico de relaciones recíprocas en la
comunicación verbal. "El diálogo", afirma Voloshinov, "puede entenderse en un sentido más

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amplio, no solo como la comunicación verbal vocalizada, directa, cara a cara, entre personas, sino
también como comunicación verbal de cualquier otro tipo." Con esto quiere decir que en realidad
cualquier modelo cultural puede derivarse del marco conceptual del diálogo humano; por lo tanto
el diálogo asume el carácter de fuente primordial de la creatividad social. En sorprendente
paralelismo con la interpretación de Peirce del lenguaje interno, Voloshinov indica que un análisis
más atento revela que las unidades del lenguaje interno se unen y alternan de manera semejante
al intercambio en el diálogo. "La comprensión de un signo", afirma Voloshinov, "es un acto de
referencia entre el signo aprehendido y otro signo ya conocido: la comprensión es una respuesta a
un signo mediante signos." Es decir que la operación subyacente es considerada como una
actividad creativa en pareja con otra actividad creativa y solo comprensible en una relación,
puesto que "un proceso generativo solo puede entenderse con la ayuda de otro proceso
generativo".
En su libro sobre psicoanálisis, publicado en 1928 con el título Freudismo, Voloshinov incluso se
inclinaba a reconocer los efectos terapéuticos del diálogo en su aspecto de verbalización de
complejos mentales ocultos. En realidad, Voloshinov consideraba muy valiosa la atención que
dedicó Freud al papel del lenguaje en el psicoanálisis, a pesar de rechazar los aspectos ideológicos
del freudismo.
Con respecto al diálogo, Voloshinov enfoca el problema de la definición de las unidades
lingüísticas elementales en su relación con 12 la forma del enunciado en su conjunto. Parece estar
convencido de que el análisis lingüístico, que llega al todo estructural a partir de las partes
constituyentes y no viceversa, no puede tratar adecuadamente las características estructurales del
diálogo ni su relevancia en la comunicación semiótica. "En tanto que el enunciado en su totalidad
siga siendo una térra incógnita para el lingüista", afirma Voloshinov, "no se puede hablar de un
tipo genuino y concreto, no escolástico, de comprensión de formas sintácticas." Según Voloshinov,
la mayoría de los lingüistas, todavía bajo el impacto de los estudios comparativos realizados en el
siglo XIX sobre el indoeuropeo, siguieron pensando en términos de categorías fonéticas y
morfológicas e intentaron acercarse a la sintaxis mediante la morfologización de los problemas
sintácticos. Desde el punto de vista de Voloshinov, las formas sintácticas se acercan más a las
condiciones reales del discurso que las fonéticas o las morfológicas. "Por lo tanto", insiste,
"nuestro punto de vista, que aborda los fenómenos vivos del lenguaje, debe dar prioridad a las
formas sintácticas sobre las morfológicas o fonéticas."

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Para ilustrar este tratamiento de la sintaxis, Voloshinov dedica un tercio de su libro al problema
del discurso referido 3 concebido como "discurso dentro del discurso, enunciado dentro del
enunciado y, al mismo tiempo, como discurso acerca del discurso y enunciado acerca del
enunciado". En esta crucial operación verbal, un enunciado, extraído de su contexto original, se
convierte en parte de otro enunciado en otro contexto, de modo que dos contextos diferentes,
que implican dos posiciones espaciotemporales distintas, aparecen en interacción dentro de una
estructura sintáctica simple y unificadora. Esta estructura debe tener en cuenta dos conjuntos de
hablantes y, en consecuencia, dos conjuntos de reglas estilísticas y gramaticales. De esta manera,
pueden interactuar dentro de una simple oración dos dialectos distintos, ya culturales, ya
regionales, o dos variantes estilísticas distintas del mismo dialecto.
En esa combinación, un enunciado refiere mientras el otro es referido, ya sea en forma de cita
(repetición), de paráfrasis (transformación), o de interacción de repetición y transformación. La
construcción resultante pone así en contraste los productos de dos diferentes actos de habla y sus
implicaciones contextúales. En realidad, cada enunciado referido puede ser al mismo tiempo un
enunciado que refiere de modo que, teóricamente, la estructura 3 El discurso "referido" también
podría llamarse en español discurso "citado" o "transcripto". (N. de la T.) . 13 resultante puede
consistir en una interacción de un número ilimitado de dialectos o de variantes dialectales;
aparece como un sistema de sistemas integrado por las propiedades estructurales del todo
sintáctico. Voloshinov demuestra que el uso del discurso referido es típico de la comunicación
verbal, y por lo tanto los problemas de citas y de paráfrasis se revelan como operaciones decisivas
en el proceso generativo del signo verbal. Sugestivamente, Voloshinov señala que un correcto
análisis del discurso referido, que él considera intrínsecamente relacionado con los problemas del
diálogo, puede iluminar todos los aspectos de ¡a comunicación verbal, incluso el artístico. Su libro
supone, en efecto, que este análisis puede ser directamente relevante para el estudio de los
valores ideológicos y de la mente humana en general.
A pesar de que V. N. Voloshinov declaró ser un teórico marxista de la filosofía del lenguaje y se
propuso, tal como lo especifica en la introducción a El signo ideológico y la filosofía del lenguaje,
"señalar la dirección básica que debe seguir el genuino pensamiento esta acerca del lenguaje . .. al
tratar los problemas concretos de la lingüística", su obra contrarió la versión del marxismo que el
Partido imponía entonces en la URSS. Junto con muchos otros destacados intelectuales y
personalidades creadoras, fue víctima de las purgas stalinistas de la época de 1930, y tanto él

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como su obra fueron condenadas al olvido. Ya no se mencionaría a Voloshinov durante décadas.
Su propio destino personal ha quedado en el misterio.
Solo fuera de la Unión Soviética se conocieron y se utilizaron las ideas de Voloshinov. Durante las
décadas de 1930 y 1940, algunos miembros del Círculo Lingüístico de Praga continuaron
desarrollando abiertamente varios aspectos del estimulante bosquejo de Voloshinov de la filosofía
del lenguaje. Las propuestas de Voloshinov tuvieron un papel muy importante en los estudios
semióticos de Pietr Bogatiriev e lan Mukarovski. El libro de Voloshinov fue citado en lugar
prominente en el trascendental tratado de Román lakobson sobre Shifters, Verbal Categories, and
the Russian Verb [Embraga-dores, Categorías Verbales y el Verbo Ruso] (publicado originalmente
por el Departamento Eslavo de la Universidad de Harvard en 1957).
Recientemente, gracias al actual renacimiento de la semiótica en la Unión Soviética, ha surgido
nueva e interesante información sobre toda una escuela de semióticos que actuó alrededor de
1930. M, M, Bajtin, cuyos trabajos sobre Dostoievsky y Rabelais tienen ahora resonancia
internacional, se ha identificado como el jefe de 14 esta escuela, y Voloshinov como su partidario y
colaborador más cercano.
El original ruso de El signo ideológico y la filosofía del lenguaje (Marksizm i filosofiia iazika:
osnovnie problemi sociologicheskogo metoda y nauke o iazike) apareció en Leningrado en dos
ediciones, 1929 y 1930 respectivamente, en la serie Voprosi metodologii i teorü iazika i litieraturi
(Problemas de metodología y teoría del lenguaje y la literatura). La traducción que se publica aquí
se basa en la segunda edición. Comparadas ambas ediciones, se comprueba que difieren en
aspectos de poca importancia. Los traductores reconocen que el texto traducido ofrece
dificultades y recurren con frecuencia a locuciones y términos ingleses cuyo significado técnico
especial debe inferirse del contexto. Sin pretender disculpar sus errores, los traductores se
permiten llamar la atención del lector sobre el hecho de que el mismo Voloshinov debió enfrentar
el tremendo problema de encontrar expresiones adecuadas para ideas y conceptos para los cuales
el ruso aún no tenía vocabulario establecido.
A continuación del texto de Voloshinov, el lector encontrará dos ensayos de los traductores que
intentan aclarar y comentar ciertos aspectos claves de la corriente intelectual rusa representada
por V. N. Voloshinov con respecto a los estudios de lenguaje y literatura.
Agradecemos a los editores de MIT Press por haber permitido utilizar la primera versión de la
tercera parte, caps. 2 y 3, de El signo ideológico y la filosofía del lenguaje, realizada por los
traductores, aparecida en Lecturas del Arte Poética Rusa (Puntos de vista formalista y

6
estructuralista), compilada por Ladislav Matieyka y Kristina Pomorska, MIT, Cambridge,
Massachusetts, 1971, pp. 149-179. En la versión actual se han reparado algunas omisiones de la
primera y efectuado algunas correcciones y cambios de poca importancia.

Ladislav Matieyka e I. R. Titunik

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