Teóricos: La crítica de la Modernidad y la idealización de las comunidades
tradicionales en Werther y en Heinrich von Ofterdingen.
Prácticos: Formas del desafío a la autoridad, la ley y las convenciones sociales y
estéticas.
Alumno: Gómez Alonzo, Nelson Iván.
DNI: 37.676.042
Email: ivan.gomezalonzo@hotmail.com
Profesora de prácticos: Pivetta, Carola
Horario: Martes de 15 a 17hs.
Cátedra: Vedda, Miguel.
Goethe es un autor que se ha sido bastante crítico del Romanticismo en sus inicios, al punto de emprender proyectos con el fin de oponerse a ellos. Sin embargo, para este movimiento sus textos no fueron para ignorados sino que parecía haber una necesidad de tomar postura en relación a su obra. Novalis fue uno de los lectores más atentos y críticos de la obra de Goethe. A pesar de las diferencias que pueden verse entre sus trabajos hay, entre otros, un punto de contacto que es la crítica planteada a la Modernidad. Se intentará demostrar de qué manera esta se muestra a partir de las lecturas de Werther y Heinrich von Ofterdingen. Werther es una obra que pertenece a la primera etapa de Goethe, uno de sus escritos más tempranos. Con el correr de los años tuvo una relación un tanto contradictoria con esta novela debido a que renegaba de la excesiva pasión con la que se maneja el protagonista. Corresponde al período conocido como Sturm und Drag y en ella, a pesar de esta relación contradictoria de la hablamos, se pueden ver las bases que se repetirán incluso en sus últimos textos. La novela narra los avatares del joven Werther quien, como un personaje de tipo “entusiasta”, decide trasladarse a la aldea de Walheim en la que conoce la bellísima Lotte de quien se enamora de manera desmmesurada al punto de quitarse la vida ante la imposibilidad de poseerla. Werther es una novela epistolar tal como acostumbraban a serlo las novelas sentimentales de la época, lo que pocos lectores contemporáneos a ella percibieron es que lo que plantea Goethe es una narración epistolar que en realidad es una serie de monólogos sin elementos dialógicos, con un narrador que no puede ver más allá de su horizonte de sentido. En una época en la que para el autor era central demoler el sentimentalismo, produce una obra que es una re-lectura y una crítica de las novelas sentimentales. Como se mencionó anteriormente, en la novela se expresa un descontento por la actualidad que le toca vivir al protagonista. En primer término no debe obviarse un dato importante: Werther sea un artista que no haya su lugar en ninguna parte. En un primer momento la aldea de Walheim le parece un lugar soñado pero luego éste se va desdibujando al punto convertirse en un lugar insoportable. Si bien es cierto que buena parte de la incomodidad que siente el protagonista en los diferentes lugares es producto de la nostalgia que le produce la ausencia de su amada, no debe dejarse de lado la hipocresía y la decadencia en la que cree que se ha sumergido la sociedad contemporánea, volviendo a sus estadías mucho mas tediosas. Un claro ejemplo de esto es el episodio en el que se desarrolla la tertulia en la casa del conde de C. Allí el joven Werther permanece a pesar de no “estar a la altura” de dicha reunión. Lo que se trasluce en esta cena, es la decadencia en la que ha caído incluso la clase más alta que debería ser la clase más distinguida, comenta el personaje: “Entretanto, el salón se llenó. El barón F., que llevaba encima todo un guardarropa del tiempo en que se coronó Francisco I; el consejero áulico R., que se anuncia haciéndose llamar su excelencia, con su mujer, que es sorda, etc. No debo dejar pasar por alto a J., el desaliñado, que tapa los agujeros de su traje gótico con retales del día” (Goethe, 1969: 99). Incluso aquellos que poseen títulos nobiliarios, más allá del valor jerárquico que estos tengan, no parecieran ser más que un grupo de ridículos venidos a menos con pretensiones de excelencia. La crítica no queda en una mera denuncia a los sectores de la nobleza sino que también achaca el materialismo en el que se ha fundido la modernidad. En primer término esto se comprueba en el hecho de que Werther, un joven idealista, no encuentra su lugar en ningún momento; incluso en aquellos momentos en los que el personaje confiesa sentirse cómodo con el trato que recibe de parte de aquellas personas que lo hospedan en su casa, dice también no encontrar persona con la que pueda entablar un diálogo que lo reconforte a causa de que los supuestos intelectuales, o los que tienen pretensiones de serlo, no son más que pura palabrería. Retomando esta crítica al materialismo, ésta se puede ver de manera clara cuando Werther achaca a su época la competencia descarnada por obtener una posición más alta (ya sea social o laboral), ignorando cualquier tipo de experiencia espiritual: “¡Qué pobres hombres son los que dedican toda su alma a los cumplimientos, y cuya única ambición es ocupar el lugar más visible de la mesa! Se entregan con tanto ahínco a estas tonterías, que no tienen tiempo para pensar en los negocios verdaderamente importantes” (Goethe, 1969: 94). Werther considera que las reglas que rigen en la sociedad, al igual que las reglas que intenta regular el arte, son en parte responsables del hombre que puebla la sociedad. Lo mismo ocurre con aquellas reglas por medio de las cuales se busca regular la producción de obras: bajo su tutela no se producirá “nada absolutamente malo” pero al mismo tiempo encorsetan provocando la “asfixia (de) los sentimientos” (Goethe, 1969: 31). Esta es la situación que enfrenta Werther en la modernidad: búsqueda material en detrimento de la formación de un espíritu pleno; la hipocresía y el embrutecimiento de las clases nobles y dirigentes y la libertad (creadora) del hombre está sujeta. Achaca el efecto destructivo que tiene sobre la capacidad de reflexionar. Novalis, como se dijo anteriormente, dialoga de manera bastante frecuente con los textos de Goethe. En este caso el tópico que emparenta a ambos autores es la crítica a la sociedad actual, a esto le agrega una postura que no estaba presente en el autor del Werther como es la puesta en escena de una época idílica como es la Edad Media para Novalis. Heinrich vos Ofterdingen se narra desde la Edad Media, la edad dorada según el autor. Junto con los románticos de Jena, estaba convencido de que la Modernidad esta borrando las comunidades tradicionales. El mundo moderno es el de la cotidianidad y en el caso de este autor, la denuncia se hace en nombre de un pasado. El planteo lo que sostiene es el regreso a una sociedad paternalista, el hombre moderno desea que haya un padre que resuelva todos sus problemas. Como ejemplo de hombre moderno puede surgir la figura del padre de Heinrich, una característica típica de la modernidad es que el hombre es ahora un ser materialista que sólo puede ver lo visible. Bajo esta lógica es que debe entenderse la interpretación que realiza el padre de Heinrich del sueño que posee y tiene a la flor azul como protagonista: al no poder ver que lo visible es un enigma que remite a otra cosa no puede ver aquello que pretende transmitirle el sueño verdaderamente, él entiende que debe contraer matrimonio. Sin dudas el trasfondo de esta caracterización del hombre materialista es la Revolución Francesa. El mundo moderno se ha vuelto ajeno al hombre y ya no es su hogar, ante esto la poesía debe tomar distancia respecto de la realidad tornándola extraña para de esta manera poder comprenderla. Dentro de las concepciones históricas, que varios representantes del romanticismo comparten, también se puede ver un esquema de tres etapas en el que la primera es la Edad de Oro, el paraíso terrenal; la segunda etapa es la Modernidad, el mundo burgués; por último una tercera etapa que surgiría a partir de la superación del momento anterior. En términos estéticos lo que ocurre es que la Modernidad para Novalis es donde ha desaparecido el poeta, volviéndose prosaica. El autor ve de manera clara lo nuevo que está surgiendo y propone como salida una vuelta a la interioridad. A pesar de todo lo mencionado anteriormente, la Edad Media en la que se sitúa el texto no deja de mostrar a la poesía en estado de decadencia y es comparada varias veces con la Antigüedad. Sobre lo que se insiste es sobre la idea de que se ha perdido ese lenguaje que permitía el diálogo directo entre el hombre y la naturaleza, su recuperación forma parte del proceso de re-encantamiento. Al mismo tiempo lo que se ha perdido también es el vínculo entre los hombre y la divinidad, cosa que en dicha Antigüedad era algo que estaba presente: “Se acabaron esos aquellos tiempos en que Dios se comunicaba a los hombres por medio de los sueños (…) En los tiempos que ahora vivimos ya no existe contacto directo entre los humanos y el cielo” (Goethe, 1981: 72). Otro aspecto que aparece señalado como carencia dentro de la Edad Media de Ofterdingen es el poco entendimiento que se tenía sobre la poesía en esa época. De nuevo, el punto de comparación se ejerce en relación a una Antigüedad en la que todos los hombre tenía conocimientos sobre poesía. Un ejemplo de esto es que sólo los mercaderes han oído el canto del poeta pero no pueden hacer otra cosa que contar anécdotas en relación a la disciplina ya que poco pueden hacer para explicarla. Heinrich por su parte posee una formación nula debido a que incluso el capellán del palacio se ha mostrado incapaz de poder darle datos al respecto. La imposibilidad poética no sólo se da en el plano creativo sino también en el sencillo ámbito de la charla amista. Sólo el minero y el eremita pueden orientar esa formación poética de Heinrich en esta primera parte: el minero se refiere a su disciplina en términos que lo asemejan al trabajo del poeta “Su oficio le enseña a ser paciente, a no cansarse nunca, a no distraerse con pensamientos vanos. Porque tiene que habérselas con una fuerza extraña, dura e inflexible...” (Goethe, 1981: 140). El eremita por su parte hace referencia al la superioridad de la poesía por sobre la historia. De esta manera es como se plantean las críticas a la sociedad Moderna en la que existen puntos en común entre ambos autores pero también un aporte extra que realiza Novalis al incluir una suerte de paraíso pasado que sería la Edad Media. El desafío a la autoridad es uno de los tópicos clásicos dentro de literatura. En este caso lo que se examinará son textos de los autores más representativos de la literatura alemana: Schiller y Schlegel. Conversación sobre la poesía y Los Bandidos, de Schlegel y Schiller respectivamente, serán objeto de estudio para ver qué formas toma la autoridad a la que se enfrenta y con qué estrategias se plantea esta puja. “…un monstruo al que sólo deseo inmortalidad para eternizar el ejemplo de un nacimiento que el coito antinatural de la subordinación con el genio trajo al mundo. Me refiero a Los Bandidos...” (Safranski, 2006: 103). Así define a su obra que gestó, en parte, en las aulas de la Hohe Karlsschule mientras le quitaba tiempo a la segunda escritura de su tesis doctoral, que fue rechazada en primera instancia. Los Bandidos desde su título plantea una lugar de desafío a la ley: bandido es aquel que por medio de sus actos se mueve por fuera de los límites de la ley. La obra cuenta la puja entre dos hermanos: Franz pretende ocupar el lugar de autoridad máxima que dejará su anciano padre, para esto estará dispuesto a llevar a cabo todo tipo de bajezas y artimañas con la finalidad de debilitar la salud de su padre y así lograr su cometido. Karl Moor por su parte vive alejado de su casa paterna lejos de cualquier tipo de lujos y comodidades que ésta puede ofrecerle; víctima de una de las estrategias de su hermano sufriendo así una emancipación que no buscó y con la que no está conforme. Como consecuencia de esto acepta la propuesta de uno de sus compañeros de fundar una sociedad de bandidos y no sólo eso sino que además se convertirá en su líder. Desde el propio acto de escritura esta obra marca una transgresión, comenta la hermana del autor que la obra fue gestándose en los momentos en los que Schiller fingía estudiar mientras recibía asistencia médica en la Karlsschule. Incluso al momento de estrenarse la obra, la transgresión que lleva a cabo el autor alcanza un nivel tal que desobedece la prohibición de cruzar las fronteras que el duque Karl Eugen había dispuesto; no lo hizo sólo en una ocasión sino que luego repetirá el acto pero no retornará a Ludwinsburg debido a que este acto llegó a oídos del duque quien encarcelaba de manera autoritaria y cruel a aquel que cometía actos de esta índole, como ocurrió con el músico y poeta Schubart. Los Bandidos toma a la familia Moor como un ejemplo para denunciar un estado de cosas que no funciona para nada bien dentro de la novela (y, teniendo en cuenta el autoritarismo del duque, quizá también se dé esto en el exterior): dentro de esta familia lo que se denuncia es la deficiencia de una sociedad encabezada por único hombre que lejos está de asemejarse a lo que eran los grandes hombres que Karl leía en las Vidas de Plutarco. El padre de Karl y Franz, en el caso de la familia Moor, es quien encarne esa autoridad máxima; este personaje no representa una autoridad firme y racional sino todo lo contrario ya que se muestra impulsivo a la hora de actuar, bajo la influencia de los dichos de Franz, tomando decisiones (como la emancipación de Karl) de las que se arrepentirá. La lucha contra el padre es una denuncia contra las convenciones sociales en tanto que sostienen un poder tiránico impuesto unilateralmente. Se oponen a la dominación unilateral. El hecho que Karl como jefe de los bandidos haya desterrado a aquel que llevo a cabo el asesinato de un niño de manera desmedida y sólo por placer, deja entrever que una autoridad severa -llevada al plano social- lograría que el pueblo no se criminalice. La obra pone en escena el tópico del gran hombre y esboza una hipótesis que será a su vez una crítica: “Todavía la ley no ha hecho ningún gran hombre, sin embargo, la libertad incuba colosos y seres extraordinarios (…) Tengo que embutir mi cuerpo en un corsé y ceñir mi voluntad con leyes” (Schiller, 2006: 90). Para Karl Moor, la ley es la causa fundamental por la que la sociedad se ve privada del florecimiento de grandes hombres. La ley provoca hombres cobardes e hipócritas. El mundo burgués es carente de seres capaces de llevar a cabo sus ideales. No solamente hace frente a, quizá, la máxima autoridad a nivel social como es la ley sino que al mismo tiempo le echa la culpa de la decadencia del hombre moderno. Karl Moor, personaje problemático típico del drama moderno, acepta unirse al grupo de bandidos como una forma de rebelarse completamente contra las autoridades pero al mismo tiempo fundar una familia en la que prime la libertad y no se vea ceñida por los límites de lo legal. Sin embargo, a pesar que las primeras intenciones son en extremo opuestas lo que va a ocurrir es que este grupo repetirá formas que son propias de las sociedades a las que critican como por ejemplo que el poder recaiga sobre un único individuo. Al mismo tiempo el juramento que funda la familia, hacia el final del texto lo que hace es inhibir la libertad de Karl de irse con Amalia: la liberación de unas cadenas trajo aparejada la adquisición de otras. Más allá de esto, puede sostenerse que la comunidad que funda es una suerte de utopía y Karl un ideal de líder. La sociedad utópica se constituye por aquellos que se mueven fuera de los límites de la ley. Los hermanos representan extremos opuestos: Karl actúa como un idealista mientras que Franz encarna el racionalismo más extremo. En este último personaje recae una crítica a la ratio, es decir, a la razón utilizada en sentido instrumental y la capacidad de destrucción que posee. El fracaso en el que recae el proyecto de Franz es una critica al proyecto ilustrado. Estos polos, no tan diferentes ya que por ejemplo a ambos hermanos la venganza les sirve como un motor, denuncian los extremos en los que se encuentra la sociedad burguesa y que “no dejan de chocar entre si” (Bodas Fernández, 2010: 5) Friedrich Schlegel en Conversación sobre la poesía, hace hincapié en el desafío las autoridades estéticas sobre todo a pesar de que la crítica a los tiempos modernos están latentes. El texto se inicia con un encuentro entre amigos que derivará en cuatro exposiciones de diferente índole pero cuyo tópico central es la literatura. De las dos primeras exposiciones se deriva un presupuesto clave del texto: la Grecia antigua fue el lugar en el que la poesía halló su punto más alto y las obras se enlazaban entre si formando una unidad como luego no volvió a ocurrir ya que a pesar de la existencia de grandes autores como Cervantes o Shakespeare, estos no son más que individualidades. Ante este estado de cosas, Ludovico postula que sólo la creación de una mitología dará unidad a las obras individuales. Las obras de los románticos antes de crear tipos crean individuos. La forma dialógica que adquiere este texto también pone de manifiesto un desafío a una autoridad que en su tiempo como lo fueron las poéticas. Las poéticas se fundaron como un conjunto de reglas que harían que una obra sea correcta en su constitución o no. La forma de acceder al conocimiento en el texto de Schlegel lo que hacen es negar todo tipo de afirmación rotunda ya que para los románticos la poesía es un constante devenir: “No es necesario que alguien se esfuerce por mantener o propagar la poesía, por ejemplo, con discursos y doctrinas racionales, o que intente incluso crearla,inventar, disponerla y darle leyes punitivas como lo quiere de tan buen grado la teoría poética”(Schlegel, 2012: 359). La antigüedad en realidad no debe ser entendida como un modelo de a imitar, es cierto que no se debe ignorar para nada pero tampoco debe ser objeto de imitación. La poesía antigua contaba con la ventaja de tener un lazo inmediato con la divinidad volviéndola mucho más auténtica. La actualidad presenta una decadencia en la que las composiciones son mera artificialidad. Atendiendo a esta nueva realidad, la Conversación entiende que el género que más se adecua es la novela debido a que ya no se puede pretender que los géneros puros continúen dominando la escena. La novela permite la mixtura, la novela romántica rebasa todas las distinciones de género. Esta es una manera de oponerse y tomar distancia del clasicismo francés y también a la novela inglesa ya que esta se deja de lado. Bibliografía. -Béguin, Albert, "La estrella matutina". En: -, El alma romántica y el sueño. Ensayo sobre el Romanticismo alemán y la poesía francesa. Trad. de Mario Monteforte Toledo, rev. por Antonio y Margit Alatorre. México: FCE, 1954, pp. 242-270 - Bodas Fernández, Lucía “Autonomía y emancipación. Sobre la propuesta estético- educativa de Friedrich Schiller y la dialéctica de la Ilustración”. En Boletín de estética 14, Madrid, 2010, pp. 5-47. -Borchmeyer, Dieter “Schiller: la tragedia sobre la pérdida del padre”. En Anuario Argentino de Germanística. 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