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4.1.2.

"Los Colegios de los indios"


Esta dio inicio con la llegada de los primeros misioneros de la orden franciscana al continente
americano en 1523, el objetivo de los franciscanos era llegar con los indígenas e imponer un sistema
de gobernador y gobernantes, pero como los indígenas ya tenían un sistema bastante similar su
primera tarea educativa fue evangelizar a los indígenas con el pretexto de salvar sus almas, pero
claro lo que ellos quería era implementar sus creencias y apartar la de los aborígenes con el fin de
ir tomando el control poco a poco sobre los rebeldes.
La evangelización consistió en la predica y enseñanza sobre la doctrina cristiana, lo cual sería en
cuanto la religión católica.
Como los misioneros franciscanos no hablaban la misma lengua que los indígenas y tenían la
intención de evangelizar, estos tuvieron que recurrir al mismo método que los rebeldes tenían para
comunicarse o dejar algunas evidencias, y esto era mediante pinturas, dibujos y representaciones
teatrales en las cuales se les mostraban algunos contenidos de los pasajes bíblicos. Además de
utilizar esos métodos los franciscanos se hicieron de algunos intérpretes o traductores para que se
les facilitara una tarea tan enorme como lo era la evangelización de los primeros habitantes del
continente.
Tiempo después los reyes dieron las ordenanzas de la creación de las primeras escuelas en donde
además de realizarse la evangelización se les enseñaba el castellano y una instrucción elemental a
los indígenas. También se les enseñaba arte y oficios para que los indios pudieran ganarse la vida.
A las prácticas que realizaban los misioneros se les llamaba régimen misionero, los elementos que
constituían dicho régimen eran el maestro (misionero), el contenido (cultura occidental española),
el término, el indígena y el método propio de los misioneros.
Después apareció lo que es conocido como la educación popular indígena y así aparecieron los
primeros colegios americanos, además la educación se dirigió a otros grupos como lo son los criollos
y los mestizos.
Además, la educación se dividía por clases ya que a los hijos de las personas de mayor rango se les
enseñaban cosas un poco más complejas y estaban destinados a ser personas de un rango mayor a
los demás. A ellos se les daban, por así decirlo, clases privadas. A los plebeyos se les doctrinaba en
unos lugares llamados “patios” los cuales eran nada más que un gran espacio detrás de las misiones,
estos lugares eran muy usados ya que como eran muchos las personas a evangelizar necesitaban de
grandes espacios.

4.2.2. "La Real y Pontificia Universidad de


México"
Mande en todo caso establecer y fundar en esta gran ciudad de México una universidad… con más
razón cuanto… que por razón de los moros recién convertidos habiendo tantas en España quiso su
majestad crear una universidad”. Fray Juan de Zumárraga, 13 de noviembre de 1536.
Durante el proceso de colonización, muchos españoles echaron raíces en la Nueva España y la
primera generación de criollos –hijos de españoles nacidos en México-, así como los nuevos colonos
llegados con sus familias, debía tener una alternativa para la educación de sus hijos.
A mediados del siglo XVI y a instancias del primer virrey de la Nueva España, don Antonio de
Méndoza, y de su sucesor, don Luis de Velasco, fue creada, en el año de 1551, la Universidad de
México por cédula real del rey Carlos V. Dos años después le fue concedido el título de Real y
Pontificia, que con gran soleminidad, fue fundada el 25 de enero de 1553.
Las clases comenzaron el 3 de junio del mismo año y los primeros en matricularse fueron diez
religiosos agustinos. El plan de estudios consistía en 5 años, lecciones y libros en latín, grupos de 40
alumnos, y una vestimenta que los distinguía como profesores o alumnos de la Universidad.
La institución ofrecía en primera instancia la facultad de Artes donde se estudiaba el bachillerato;
después, los estudiantes podían ingresar a cinco facultades: Teología, Derecho Canónico, Derecho
Civil, Medicina y Artes. En ellas se preparaban clérigos, abogados y médicos. La Universidad laboraba
208 días al año, y descansaba 157. Para finales del siglo XVIII, se habían graduado de la Real y
Pontificia Universidad de México: 1162 doctores y 29 mil 882, además de muchos licenciados y 80
obispos.
La Universidad fue la institución de enseñanza más importante durante el México virreinal, pero
cuando el país logró la independencia, que sus puertas estuvieran abiertas dependía de la voluntad
de centralistas y federalistas, y tiempo después de la de liberales y conservadores.
A instancias del presidente Valentín Gómez Farías, los liberales la cerraron en 1833, Santa Anna la
reabrió en 1834 e intentó reorganizarla en 1854, Ignacio Comonfort volvió a cerrarla en 1857 y fue
reabierta en 1858 por el presidente conservador Félix Zuloaga y luego Benito Juárez la cerró una vez
más en 1861. El afán de los liberales por desaparecerla se debía a que no la consideraban progresista
y sus intereses coincidían con el grupo conservador. Durante la intervención francesa, la Universidad
abrió nuevamente sus aulas, pero Maximiliano la cerró definitivamente en 1865.
Datos
-Los estudiantes gozaban del fuero universitario, por el cual, maestros y alumnos sabían que
cualquier conflicto que ocurriera dentro de las instalaciones de la Universidad y no involucrara un
hecho de sangre, sería de competencia exclusiva del tribunal universitario encabezado por el rector,
y las autoridades civiles no podían intervenir.
-Durante la época independiente, como el rey de España dejó de ser el soberano, la Universidad
dejo de ser Real, y se llamó Universidad Nacional y Pontificia; poco después quedó sólo como
Universidad de México.

4.2.2. "Real Colegio Seminario de México"


La Orden de los franciscanos
Los franciscanos fueron de los primeros en evangelizar en el Nuevo Mundo y
tuvieron una clara vinculación con los descubrimientos antillanos. En 1505
habían establecido en La Española la provincia de Santa Cruz de las Indias
Occidentales. La expansión de la conquista requirió de nuevos misioneros que,
al igual que los conquistadores, dejaron La Española para pasar a Tierra Firme y
posteriormente a Nueva España. Pedro de Gante y otros dos franciscanos
flamencos constituyeron el núcleo evangelizado de la conquista de México y en
1524, desembarcaron los «doce apostóles», dirigidos por fray Martín de
Valencia. La orden franciscana fue la más numerosa de cuantas pasaron a
América y en 1527 contaba con varias provincias en Indias: las Antillas, México,
Guatemala y el Perú. Fue la única orden en organizar un comisariato general
con sede en la corte, según las recomendaciones de Felipe II y en todo lo
referente a la propagación de la fe terminaron adaptándose a las normas de la
Congregación de la Propaganda. Las capuchinas, rama franciscana de estricta
observancia, se establecieron en México en y luego se extendieron por Guatemala
y Lima. Las clarisas, la primitiva rama femenina franciscana, desembarcaron en
Querétaro en 1607 y luego fundaron conventos en Perú y Nueva España. Las
clarisas, como todas las órdenes femeninas establecidas en América,
desarrollaron una labor básicamente contemplativa y monástica, sin contenidos
educativos o evangelizadores y era frecuente ver sus conventos de clausura
poblados de hijas de las oligarquías locales. En 1789 los franciscanos tenían en
América y Filipinas 241 conventos, 163 reducciones misioneras y 139 curatos y
vicariatos de indios, con casi 4.200 religiosos.

La orden de los dominicos


Si bien los dominicos fueron la segunda orden mendicante en pasar al Nuevo
Mundo, su influencia fue relativamente mayor que su número: el 30% de los
obispos nombrados en América hasta la segunda década del siglo XVI habían sido
dominicos. En 1509, quince años después que los franciscanos, llegaron a La
Española los primeros 15 dominicos encabezados por fray Pedro de Córdoba.
Todos los integrantes de la orden en América debían respetar la observancia más
estricta, de acuerdo a la reforma impuesta a los conventos dominicos en la
Península, sin embargo, el rigor ético de los dominicos chocó con las laxas
costumbres de los colonos. En el incidente protagonizado por fray Antonio de
Montesinos y su sermón de Adviento en Santo Domingo en 1511 se vio la
resistencia de los encomenderos a las denuncias de los frailes especialmente
sensibles en algunas materias como las relacionadas con la cohabitación con las
indígenas. Al igual que los franciscanos, los dominicos seguían la estela de los
conquistadores, aunque su primer desembarco en México no fue acompañado
por el éxito. En 1530 crearon la primera provincia americana autónoma, con
sede en Santo Domingo, y dos años mas tarde la Nueva España se convirtió en
una provincia separada. Los dominicos participaron de forma casi exclusiva en
la conquista de Nueva Granada y tuvieron una gran labor misionera en Perú y
Quito.
La orden de los jerónimos
La llegada de los jerónimos se debió a la voluntad del cardenal Cisneros de
plantear una solución de compromiso en la pugna entre dominicos y
franciscanos por las encomiendas en La Española. En 1514, Cisneros había
impulsado un plan muy ambicioso basado en las ideas de Las Casas para eliminar
las encomiendas en la isla que llevaba a los indígenas a concentrarse en sus
pueblos. Los jerónimos debían desarrollar la idea, a tal punto que entre 1516 y
1519 tres priores de la orden ocuparon la gobernación de La Española y si bien
no llevaron a la práctica las propuestas mas ambiciosas de Las Casas sí
impulsaron reformas importantes para debilitar el poder de los encomenderos.
Con Carlos I en el trono, los encomenderos recuperaron terreno y el gobierno de
los frailes llego a su fin, tras lo cual regresaron a España. Aunque su labor
pastoral no es comparable a otras órdenes , durante los siglos XVI y XVII fueron
nombrados obispos en Indias 17 frailes jerónimos.

La orden de los agustinos


Los agustinos otra orden mendicante, llegaron a América tras los franciscanas y
los dominicos. Su labor estuvo marcada por la construcción de templos
esplendorosos que expresaron el mestizaje entre la cultura europea y la
indígena. En 1533 llego a México un grupo de siete monjes agustinos que
desarrolló su labor misional en las zonas no ocupadas por otras órdenes. A partir
de esa fecha los agustinos desarrollaron una importante labor misionera en el
Nuevo Mundo y en Filipinas. El virrey Mendoza los llevó de Nueva España y al
Perú y fue entonces cuando la orden alcanzó su máximo esplendor. También
encontramos algunos conventos de agustinos, como los de Chuquisaca y Santiago
de Chile.

La orden de los jesuítas


La fecha de la fundación de los jesuítas y el hecho de que en España sólo las
órdenes mendicantes hubiesen sido autorizadas a pasar a Indias explica su tardía
presencia en América. De hecho, los jesuítas llegaron a Brasil 20 años antes que
a la América española, cuando la Corona portuguesa les encomendó la
evangelización de sus colonias americanas. Durante un tiempo, tanto el Vaticano
como la Corona española se negaron a que los jesuítas fuesen a las colonias
españolas. Un pedido en este sentido de 1538 fue denegado por el Papa y el
Consejo de Indias rechazó en 1555 y 1558 la solicitud de dos virreyes del Perú
de incluir jesuitas en sus séquitos. En 1565, bajo el reinado de Felipe II, comenzó
a cambiar la actitud de la monarquía española hacia la orden y en 1566, el
Consejo de Indias los incluyó en la nómina de las órdenes autorizadas a
desempeñar su labor pastoral en Indias,aunque limitada a América del Sur.
Desde Lima, los jesuitas se expandieron y también por Chile, Tucumán y
Paraguay. Fínalmente, en 1571 Felipe II accedió a que se asentaran en México
adonde llegaron al año siguiente. Su preparación, especialmente en el estudio de
las lenguas indígenas les facilitó el desarrollo de su labor misionera en todo el
continente. Alcanzó su máximo esplendor en sus famosas reducciones, también
conocidas como misiones. Sin embargo, su labor no se concentro en la
evangelización de los indígenas, ya que la educación tanto de indios como de
criollos fue un elemento importante de su cometido. De ahí que colegios y
universidades estuvieran vinculadas a sus conventos en las principales ciudades.
En el colegio jesuita de Lima, por ejemplo, funcionó la primera imprenta peruana.

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