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LA ERA DE LA FISICA MODERNA
(1887-1946)
Los Dos siglos transcurridos desde 1687 a 1887 pueden describirse propiamente como la edad
mecdnica de la fisica. La ciencia parecia haber descubierto que vivimos en un mundo
mecdnico, un mundo de particulas que se mueven como la fuerza de las demés particulas las
obligan a moverse, un mundo en el cual el futuro esté completamente determinado por el
pasado. En 1687, los Principia de Newton habjan interpretado con buen éxito el universo
astronémico de esta manera. Antes de 1887 habia interpretado Maxwell la radiacién de
manera esencialmente semejante, diciendo que consistia en perturbaciones que se propagaban
a través de un éter sujeto a leyes mecénicas. Finalmente, en 1887 Hertz produjo radiacién de
tipo maxwelliano emanada de fuentes de electricidad en el laboratorio, y demostré su
semejanza con la luz ordinaria. Parecié que esto proporcionaba la clave final al edificio
levantado en los dos siglos precedentes.
La mayor parte de los fisicos pensé tal edificio como cuadrangular, completo e inalterable.
Era dificil imaginarse a los fisicos del futuro ocupados en otra cosa que no fuera poner puntos
sobre las {es y el travesafio en las tes de la explicacién mecénica del universo, y expresar la
medida de las cantidades fisicas con mayor numero de cifras decimales.
Nadie habria podido imaginar cudn diferente habia de ser el verdadero curso de los
acontecimientos. Sin embargo, en el afio de 1887, en el cual se habia provisto de una clave al
edificio, al mismo tiempo se percibié que empezaba a tambalearse visiblemente; fue el afio del
famoso experimento Michelson-Morley, el cual demostré desde el principio que habia alguna
falla en los cimientos. Esto fue, como podemos ver, la culminacién de la edad mecanica en la
fisica y la inauguracién de una era no mecanica.
Tal cosa no significa que la ciencia siguiera durante dos siglos un camino totalmente
equivocado. Por lo menos, habia descubierto un sistema de leyes que describian perfecta 0
casi perfectamente los movimientos de los planetas y de los proyectiles, de la caida de los
cuerpos y de la rotacién de las esferas; habia demostrado que los objetos de moderada
magnitud se comportaban, en general, de modo completamente mecanico, todo lo cual
constituia un s6lido progreso. Pero la ciencia estaba ahora comenzando a investigar la
naturaleza bajo una categoria de condiciones de mucho mayor amplitud. El estudio de lo muy
grande y de lo muy pequefio pudo, de manera facil de concebir, mostrar que atin era adecuada
una descripcién mecénica, incluso en regiones que permanecian muy remotas de la directaexperiencia humana; en verdad, lo que mostraba era el reverso: en conjunto, el panorama tenia
necesidad de radical enmienda. La historia de la fisica desde el afio 1887 consiste en gran
parte en la narracién de esta enmienda o rectificacién.
Espacio ABsoLuTo. La primera gran rectificacién por hacer era borrar del panorama el
espacio absoluto que habia expuesto Newton como armazdn de su sistema. El éter, que
presentaba un fondo despejado al panorama en su conjunto, se creyé que servia a un doble
propésito: proporcionaba un fondo sobre el cual podian medirse las distancias en el espacio y
transmitia la radiacién en forma de ondas electromagnéticas. Pero no habia prueba ninguna
experimental de su existencia; era puramente hipotético. Michelson y Morley idearon un
experimento para ponerse en mas estrecha relacién con dicho éter fugaz, en particular para
medir la velocidad del movimiento de la Tierra a través de él.
Se suponia que la luz se propagaba a través del éter a la velocidad uniforme de 186 300
millas (unos 300 000 kilémetros) por segundo, que es lo que se llama velocidad de la luz.
Pero esta velocidad puede parecer diferente a un observador que se halle sobre la Tierra en
movimiento. Si ésta se moviera a través del éter en el mismo sentido que la luz, a una
velocidad de x kilémetros por segundo, resultaria, después de un segundo, que la luz habria
recorrido, a través del éter, 300000 kilémetros; mas, como la Tierra habria avanzado
recorriendo x kilémetros también a través del éter, la luz se hallaria en tal momento a 300 000
~ x kilémetros delante de la Tierra. De esta suerte, la aparente velocidad de propagacion de
la luz (verdadera velocidad respecto de la Tierra) seria nada mas que de 300000 - x
kilometros por segundo. Si la luz avanzara en sentido opuesto a la Tierra, su velocidad
relativa seria de 300 000 + x kilémetros por segundo, Supongamos ahora que se envia un rayo
de luz desde una fuente de luz terrestre, propagandose en la misma direccion que la Tierra
hasta que choca con un espejo que la refleja y la hace regresar a su origen. A la ida viajaria a
300 000 - x kilémetros por segundo, y a la vuelta a 300 000 + x kilémetros por segundo. Una
sencilla operaci6n aritmética demuestra que la doble jornada invertiria ligeramente algo mas
tiempo que si la Tierra estuviera en reposo respecto del éter,' y que, cuanto mds rdpidamente
se moviera la Tierra, mayor seria la pérdida de tiempo. De esta manera, por la cantidad de
tiempo perdido, segtin la observacién, debe ser posible, en principio, determinar la velocidad
x del movimiento de la Tierra.
EL EXPERIMENTO MICHELSON-MorLey. Realizar el experimento en la sencilla forma que
acabamos de describir, naturalmente, es por completo imposible; se necesitarfan cronémetros
de precisi6n increfble. Pero en el afio de 1887 los dos profesores estadunidenses Michelson y
Morley idearon una variante que parecia practicable, y que probablemente daria la
informacién deseada. Hicieron que un haz de luz se dividiera en dos mitades, una de ellas
destinada a hacer los trayectos de ida y vuelta del género que hemos descrito hace un instante,
mientras que la otra, actuando como una especie de testigo, ejecutaba un doble trayecto de iday vuelta de igual longitud, pero en Angulos rectos. Cuando las dos mitades del haz de luz
volvian a su punto de origen, se las reunia y pasaban a través de un pequeiio telescopio.
Si la Tierra estuviera en reposo en el éter, entonces, naturalmente, los dos haces de luz
tardarian el mismo tiempo en realizar sus respectivos viajes; si comenzaron juntos, asimismo
juntos regresarfan al punto de origen. Mas, si la Tierra estuviera en movimiento, los tiempos
invertidos en estos viajes serian ligeramente diferentes, y la diferencia podria mostrarse por
interferencia (p. 290). La magnitud de la diferencia observada debia en tal caso acusar la
velocidad del movimiento de la Tierra. Era tan sensible el método, que se podia observar una
velocidad menor a un kilémetro por segundo.
Con tales esperanzas se proyecté y ejecuté el experimento. Mas no fue posible captar
ninguna diferencia de tiempo; las cosas ocurrian exactamente igual que si la Tierra
permaneciera inmévil en el éter. Naturalmente que la Tierra podia haber estado en reposo en
el momento del experimento, porque su movimiento de 30.5 kilémetros por segundo en su
revolucién alrededor del Sol podia neutralizarlo exactamente un movimiento del Sol de 30.5
kilémetros por segundo en sentido opuesto a través del espacio. Si asi fuera, no habia sino que
esperar seis meses, y la Tierra estaria entonces moviéndose en el espacio a la velocidad de 61
kilémetros por segundo. Mas el mismo resultado se obtuvo precisamente cuando se repitié el
experimento seis meses mas tarde, y en varias ocasiones sucesivas; parecia, pues, que la
Tierra estaba siempre inmévil en el éter. Podia pensarse que la Tierra arrastrara consigo el
éter si no se hubiera excluido esta posibilidad por el fenémeno de la aberracion (p. 279); éste
requeria, de manera precisa, que la Tierra se moviera libremente a través del éter.
Durante algtin tiempo parecié esta situacién un completo misterio. Se aclaré cuando se
propuso la solucion independiente y casi simultdneamente por Lorentz de Haarlem (p. 316) y
George Francis Fitzgerald (1851-1901), de Dublin. Los dos medios haces de luz habian
empleado el mismo tiempo en realizar sus propagaciones de ida y vuelta, aunque sus
velocidades medias habian sido diferentes, y de ello parecia inferirse que estas trayectorias
tenian que ser de diferentes longitudes. La situacién podia explicarse totalmente suponiendo
que el movimiento de un objeto hacia que éste se contrajera en la direccién de su movimiento,
pero no en direccién perpendicular, justamente lo bastante para compensar la diferencia de las
velocidades de los dos semihaces de luz.2 Tal contraccién jams podia comprobarse por
medicién directa, puesto que la regla o metro se contraeria exactamente lo mismo que el
objeto que se estuviera midiendo. Pero Lorentz, demostré que la teoria electromagnética de
Maxwell predecia una contraccién de la cuantia exacta requerida, de tal suerte que el
experimento Michelson-Morley no podia haber dado otro resultado que el que dio; en
realidad, no hizo sino confirmar aquella teoria.
Y, no obstante, si hubiera un éter, la Tierra tenia que moverse a través de él, y parecia
inconcebible que ese movimiento borrara sus huellas tan completamente que pudiera eludir
todos los recursos de la ciencia experimental. Sin embargo, lo inconcebible acontecid; se ided
un gran ntimero de otros experimentos para descubrir el movimiento de la Tierra a través del