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INCUNABLES EN BIBLIOTECAS DE ALBACETE* Por Francisco MENDOZA DIAZ-MAROTO Durante centurias fueron los libros objetos valiosos y raros, en primer lu- ‘gar por ta carestia del material escritorio, normalmente el pergamino —piel, por Jo comin de vaca u oveja, sometida a una serie de operaciones que la hicieran apta para escribir sobre ella—, y en segundo lugar por la cantidad de horas nece- sarias para copiar una obra; ademds, no era facil conseguir originales fidedignos que sirviesen de modelo. ‘Aunque en diversas épocas, sobre todo en Oriente, se utiliz6 el papiro, lo que supuso el primer abaratamiento importante del libro fue Ia generalizacién del uso del papel, inventado en China probablemente en el siglo II a.C. ¢ intro- ducido en Espafia quiz4 ya en el siglo X°. Pero lo que de verdad puso el libro al aleance de muchos bolsillos —sobre todo, de burgueses y eclesidsticos— fue la invencién de la imprenta de tipos méviles. Escolar sefiala precedentes lejanos*, pero el mas proximo e interesante fue 1a xilografia o impresion mediante planchas de madera, utilizada quiz a fines del siglo XIV y con seguridad en las primeras décadas del XV. Por este procedi- miento se imprimieron sobre todo estampas, naipes y calendarios. Algo més tar- de las imagenes empezaron a llevar breves leyendas, formadas por letras igual- mente talladas en las planchas de bo}. Después las hojas se agruparon cn librillos, entre los que alcanz6 gran popularidad la Biblia pauperum? o Biblia en imagenes —remoto precedente de los cémics— para instruir a los fieles, analfabetos casi todos. A mediados del siglo XV, en diversos lugares de Centroeuropa se investiga- ba secretamente para hallar un procedimiento mecdnico que permitiera realizar ‘muchas copias de un libro en poco tiempo, con un coste moderado y guardando la mayor semejanza posible con el manuscrito. Aunque no faltan quienes le * Deseo expresar aqui mi eeconocimiento a quienes han contribuido a hacer posibles estas paginas: Juliin Martin Abad, Aurelio Pretel, Teodoro Alonso Turienzo, Geoffrey West, Armanda Lopez, An- tonio Charco y Ricardo Martinez "Vid, Hipélito Escolar, Historia del libro ({Madcid}, Fundacién German Sénchez Ruipérez, [1988], nueva ed. corregica ¥ ampliada), pp. 248-249. 2 Vid. op. city p. 297. 2 Vid. Svend Dahl, Historia del libro (Madrid, Alianza Editorial, 1972), p. 91. y Escolar op. ct. pp. 297-300. Son xilogrificos al menos los miims. $94 (Ars moriendi), 997, 998 (Biblia pauperum) y 129% (Bula) del Catdlogo general de incunables en bibliotecas espafolas, 2 vo's., coordinado y dirigi- do por Francisco Garcia Craviotto (Madrid, Biblioteca Nacional, 1989-1990), que citaremos CIE en Io sucesivo; en 1991 Julian Martin Abad publica Aatctones y correcctones (I) Madrid, tiblioteca Na- onal), tude ACA) en adctante. 230 disputan la primacia‘, parece que fue el orfebre de Maguncia Johann Gutenberg? quien reinvent6 en Occidente la imprenta de tipas maviles, ya utilizados en Chi- na y Corea en el siglo XI. La empresa requeria una fuerte inversin —aparte del secreto, por miedo a Jo que hoy llamariamos espionaje industrial—, de modo que Gutenberg tuvo que asociarse con un capitalista, Johann Fust, al que en 1455 hubo de ceder su taller con gran parte del equipo. ya que no pudo devolverle el dinero prestada?: coma. vemos, le fueron mal las cosas a Gutenberg y no cansiguié su propésito de enri- quecerse con el invento. Fust continué con el taller, asociado a Peter Schoffer, quien al parecer discfié las letras que grab6 Gutenberg*: mas adelante (n.° III) tendremos ocasi6n de admirar una muestra de su bella tipografia. Aunque esté muy extendida la idea de que el primer libro salido de las prensas fue Ia llamada Biblia de las 42 lineas o Mazarina®, es evidente que una obra tan larga, costosa y tipograficamente perfecta no pudo ser la primera, sino que Gutenberg «debi6 de iniciar su actividad industrial imprimiendo trabajos menores, como indulgencias y donatos»"®, El inyento fue Ilevado a otros paises por impresores alemanes, como Ha- genbach, Palmart y Huss, que luego se citarin en estas paginas. A Espafia llega, segiin todos 1os indicios, a mediados de 1472, de 1a mano de Juan Parix de Hei delberg, que imprime varios libros en Segovia". Después vendran Valencia, Bar- celona, Zaragoza, Sevilla, Burgos, Salamanca, Valladolid, Zamora, Toledo, etc. Incluso poblactones pequefas como Huete (Cuenca), Hijar (Teruel) y, posible- mente, Coria (Caceres) produjeron incunables, 0 sea, libros impresos antes del 1 de enero de 1501, aunque los alemanes, para hacer mas patente su superioridad, adclantan cl limite a 1480", También se denomina incunables americanus a lis mass antiguas producciones de las prensas en el Nuevo Mundo", pero este criterio 4 Vid. Escolar, op. cit, pp. 296 297, * Vid, Comnetia Schneider, «Mestres de "I'art negre” L’ invent, la vida i les obres de Johannes Gu tenbergs, en el catilogo de la Exposicién La imprempta valenciana (Valencia, (Generalitat Valenciana}, 1990), pp. 19-36; en el mismo volumen pueden leerse cl original alemén y la teadue- ‘ion at casteano. 8 Vid, Recolar, ap. cit, p. 197 * Vid. td, p. 303. * Vid. id, p. 307. y Schneider, articulo cit. p. 27. * Sobre ella, vid. la op. cit. de Escolar, pp. 305-306, y la de Dahl, pp. 100-101; en Espatia se conser- ‘van un ejemplar compleco (Biblioteca Pabiica de Burgos) y otro Incomplexo del tomo Ht (Bibwote- ‘ca Universiearia de Sevilla), 8 Escolar, op. cit, p. 302, y vid. Schnelder, art. cit.,p. 27; se lamaba donato a una gramética latina ‘muy utilizada en la Edad Media, escrita por Aclius Donatus, profesor de San Jer6nimo. Vid. los diversos trabajos de Antonio Odriozola, por ejemplo «La imprenta en Castilla en el siglo 2XV«, en el vol. culeculvo Historia de la imprenta hispana (Madrid, Edttora Nacional, (1982), PP. 91.219. 4 Vid, Antonio Gallego, Historia del grabado en Espanta (Madrid, Catedra, (1979). n. 18 l pie de as pp. 23-24, 4 Vid. el prélogo de Ramén Menéndez Pidal al vol. 1 de la Coleccién de Incunables Americanos, Doctrinacristiana en lengua espatota y mexicana, por los religiosos de la Orden de Santo Domlngo (Madrid, Caltuea Hispiniea, 1944), pp. VILXXU, 231 ‘Nos parece un poco abusivo, pues aplicado estrictamente nos llevaria a denomi- nar incunables a los primeros impresos de cada pais o incluso ciudad (algunos, totalmente contemporaneos, 0, rizando el rizo, futuros). Por otra parte, no siem- pre puede saberse con seguridad —por carecer de datos tipogrificos o ser éstos falsos— si un impreso es incunable, y desde luego no hay diferencias de ningiin tipo entre los libros de finales del siglo XV y los de principios del XVI, €poca en Ja que trabajan algunos de los mejores impresores de todos los tiempos, como Aldo Manucio o Johann Frében. Dado que la imprenta Lega a nuestra provincia en 1812, y que «hasta el afio 1822 no se implantaria una imprenta permenente en tierras albacetensess* —en Chinchilla—, no existen incunables albacetefios: Jos que estudiaremos brevemente aqui nacieron en otros lugares y con el tiempo: han ido buscando refugio en nuestra capital. Habitualmente se asocia incunable con libro raro, e incluso se emparejan ambos términos en catalogos y en secciones de bibliotecas (por ejemplo, la Na- cional de Madrid"). Sin embargo, conviene no caer en fetichismos exagerados, pues a menudo es mucho mas raro, bello, interesante y valioso un libro del siglo XVI —y en ocasiones hasta del XX, como sucede con algunos espafioles impre- sos durante la guerra civil'’— que un incunable. La inmensa mayoria de ellos no le dicen nada al hombre de hoy, y bastantes no se pueden llamar raros, como nuestro n.° VIII, del que slo en Espafia hay censados 20 ejemplares, mas otro en comercio. Francisco Vindel cita un caso extremo de lo que decimos: el Procesiona- rium fratrum praedicatorum (Sevilla, Meinardo Ungut y Estanislao Polono, 1494), del que en 1912 aparecieron ms de cien ejemplares dentro de un arcén en un. convento dominico, y que, naturalmente, fueron vendidos’’. Este incunable, a pesar de lo que abunda, es muy bello, y justamente 1a belleza —en especial, los grabados— suele contribuir a que una obra se conserve, como ocurte con nues- tro n.° III (fragmento), del que s6lo en USA se guardan mas de 30 ejemplares'*, 0 1a propia Biblia de las 42 lineas, de la que al parecer Gnicamente se imprimieron 150 ejemplares en papel y 35 en vitela, y sin embargo nos han Ilegado nada Francisco Fuster Ruiz, Fondos bibliogrifcos albacetenses (Albacete, Pl Ayuntamiento, 1972). p. xxv 19 En adelante utiizaremos la sigla BNM. + Vid, Pablo Neruda, Confeso que he vvido, Memorias {Barcelona}, Circulo de Lectores,{1974D. p. 134; se trata de sulibeo Espana en el corazdn,impreso en el frente con papel fabricado entre otras cosas con trapos ensangrentados y expuesto en la Biblioteca det Congreso, de Washington, como tuno de los mis raros de nuestro tiempo. 17 Vid. su monumental abea Flare tnerdficn on Fata durante el siglo XV, 10 vols. (Madeid, Minis. terio de Asuntos Exteriores, 1945-1954), vol. V (1949), p. 181. '" Vid, Frederick R. Goff, ncunabula in Americon Libraries. thrid census of fleenth-century books re- corded in Nort American collections, produced from the annotated copy maintained by —(New York, Kraus, 1973; en adelante ctado Gof,” B-1189. OL €aso semejante es el Delsimo Liber chronicarum, de H, Schedel (Nuremberg, 1493), CIE 5179, con unos $0 gjemplares conservados en Espafia, diez de ellos en la RNM, y cuyas hojas venden suelts los houguinistes de Pars eaciones del Exemo.

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