La logística, si bien no es ciertamente un fenómeno nuevo, si es verdad que, en los últimos años,
especialmente a partir de la década de los ochenta, ha adquirido un auge e importancia desconocidos hasta
entonces. Trascendencia económica y empresarial que, sin embargo, no ha ido debidamente acompañada de
una respuesta legislativa acorde a su pujanza y especialización. ¿Qué está pasando? Las referencias
legislativas a la figura del operador logístico o al propio contrato de prestación de servicios logísticos son
escasas y, en la mayoría de los casos, se hace mención a ellos exclusivamente en la parte expositiva.
Lo cual ha llevado a las distintas asociaciones empresariales nacionales a promover iniciativas legislativas y a
solicitar una regulación propia y autónoma alejada de otras figuras similares, que si bien podían ser válidas
antaño hoy han quedado totalmente desfasadas o cuanto menos no cubren las necesidades y la realidad
empresarial del sector logístico.
Figura atípica
Es precisamente esa falta de regulación legal o atipicidad de la figura del operador logístico y del contrato
logístico lo que hace que a la horade negociar un contrato, las partes deban prestar especial atención para
evitar errores que deriven en consecuencias indeseables. Especialmente importante es tener cuidado en
todo aquello relativo al régimen de responsabilidad del operador; esto es, la legislación aplicable al contrato,
de modo que los derechos y obligaciones de cada parte queden perfectamente definidos y se articulen los
mecanismos necesarios para el buen control y gobierno de la relación.
De esta forma, y a pesar de que, debido a las innumerables actividades que el operador logístico puede hacer
para el usuario, es muy difícil establecer un contrato modelo o tipo que se ajuste a cualquier operación;
creemos que si que tiene indudablemente un contenido mínimo –sujeto, por supuesto, a múltiples
variaciones, atendiendo a los pactos a los que puedan llegar las partes–. Por ello, a continuación,
ofreceremos una aproximación al contenido mínimo de las cláusulas que desde nuestro punto de vista
deberían constar siempre en el contrato logístico.
Operador y usuario
Si algo resulta característico del contrato de prestación de servicios logísticos es, precisamente, la
colaboración entre operador de servicios logísticos y el usuario de los mismos. Ambos no son partes
enfrentadas, sino socios en una misma aventura. Por ello, es habitual, y aconsejable, que en el contrato se
establezcan cláusulas (denominadas "cláusulas sobre representantes") en virtud de las cuales cada una de las
partes designa un responsable del seguimiento de la operativa ("responsable del contrato") con poder
decisorio y vinculante respecto de las operaciones habituales y diarias que conlleva la actividad.
También es esencial que se constituya un comité de seguimiento del contrato formado por representantes
de una y otra parte, que, en reuniones periódicas–o extraordinarias–, analice y evalúe el desarrollo de la
actividad contratada, solventando las pequeñas asperezas o dificultades surgidas de la operativa logística
(reclamaciones, existencias o stocks, administración, etc.).
La plataforma logística
El contrato debe reflejar concretamente quién pone a disposición la plataforma desde la cual se prestarán los
servicios, así como la fórmula en que se dispone de la misma (leasing, arrendamiento, propiedad, etc.) y
dónde se van a prestar los servicios: en las instalaciones del usuario o en las del propio operador. Y, en su
caso, determinar quién estará obligado a solicitar las autorizaciones, licencias… necesarias para el uso y
apertura.
Obligaciones del operador
La complejidad y diversidad de actividades que conlleva la actividad logística se manifiesta,
fundamentalmente, en la variedad de operaciones que pueden ser comprometidas por el operador en virtud
de un contrato de prestación de servicios logísticos. Fundamentalmente, y con carácter básico, podemos
decir que el operador desarrolla actividades de transporte y distribución de la mercancía, depósito,
operaciones de ruptura de cargas, manipulación, administración, control de existencias, preparación de
pedidos e inventarios, etc.
Sin embargo, no se agotan aquí las infinitas posibilidades de prestación de servicios logísticos. Así, el
operador puede ofrecer, por cuenta del usuario, otros como:
-Reposición de lineales o merchandising.
-Preparación de la documentación necesaria en función del tipo de mercancía.
-Etiquetado y envasado de los productos para su venta.
-Despacho aduanero de la mercancía.
-Tramitación de las reclamaciones.
-Reparación de la mercancía dañada.
-Participación en el proceso de manufactura del producto.
Régimen de responsabilidad
Las múltiples actividades que puede desarrollar el operador logístico hacen que su responsabilidad–de no
existir pacto contractual contrario–pueda verse sometida a distintos regímenes jurídicos, atendiendo al lugar
donde se produjeron los daños, pérdidas, etc. Por ejemplo, durante el transporte o en el almacén. Sin
embargo, dichos regímenes legales, en la mayoría de casos, pueden ser derogados o modificados
contractualmente.
Resulta conveniente establecer un régimen uniforme, con independencia del lugar donde los desperfectos se
produjeron, y que se aplique a los daños, pérdidas y/o retrasos sucedidos mientras la mercancía se encuentra
bajo la custodia del operador. Las líneas maestras que habitualmente definen los pactos sobre dicho régimen
son:
Se presupone la responsabilidad del operador logístico respecto de las pérdidas, faltas, averías, daños y/o
retrasos en la entrega, salvo que éste acredite que no es debido a su culpa o negligencia; la responsabilidad
se extiende al período durante el cual los productos se encuentran bajo la custodia del operador y respecto
de actos u omisiones imputables al mismo, sus empleados, agentes, dependientes y subcontratados.
Valor de la mercancía
Se delimitan, sin embargo, causas por las cuales el operador no resulta responsable, que pueden tener un
carácter genérico (fuerza mayor) y, además, otras propias del contrato de prestación de servicios logísticos
(fallo en el sistema informático, entrega de productos caducados, etc.). El operador logístico, en su caso,
responderá del valor de la mercancía siniestrada; es decir, sin aplicación del límite señalado. Resulta esencial,
no obstante, determinar a qué valor nos estamos refiriendo.
Suele establecerse contractualmente una franquicia a favor del operador respecto de la pérdida o falta de
stock en el almacén o plataforma. Así, habitualmente se fija un límite máximo admisible de pérdidas en el
stock (generalmente, un porcentaje) que no es posible reclamar al operador logístico. Dependiendo de lo
acordado por las partes en el contrato, los excesos de inventario pueden compensarse (o no) con las
pérdidas del mismo.
Confidencialidad
Partiendo de la circunstancia de que la operativa logística implica una estrecha cooperación y
compenetración entre el usuario y el operador logístico y que el intercambio o conocimiento de determinada
información o estrategias empresariales entre las partes es constante para la buena marcha de las
operaciones y el éxito de la relación, parece conveniente el pacto de confidencialidad entre las partes y
prever las consecuencias de su incumplimiento.
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SEGUROS EN LA LOGÍSTICA
Las partes habrán de determinar con precisión cuáles son los seguros que hay concertar si bien, con carácter
general, éstos han de ser, al menos, los siguientes:
-Seguro de daños a la mercancía durante su transporte.
-Seguro de daños a la mercancía en almacén (con cobertura, en su caso, de robo, incendio, etc.).
-Seguro de responsabilidad civil.
-Seguro de responsabilidad derivada de daños por productos defectuosos.
-Error u omisión
Con relación a los seguros de la mercancía en tránsito y en almacén habrá de fijarse por las partes, no ya sólo
su extensión y condiciones de cobertura (todo riesgo, franquicia, etc.) sino, lo que es más importante, quién
ha de contratar el mismo.
Lo que se pretende con el seguro es trasladar a un tercero ajeno a la relación las consecuencias patrimoniales
que se derivan de un error, omisión o incumplimiento por las partes, de modo que es prioritario determinar
quién suscribe el seguro y, en el caso de que sea el propio usuario, tener en cuenta que producido un daño el
asegurador indemnizará al asegurado (usuario), subrogándose en los derechos de éste; lo que significa que,
salvo acuerdo expreso en la póliza de contrato de seguros mediante el cual se exonere al operador, el
asegurador podrá reclamar a éste lo indemnizado a su asegurado (usuario). De forma que sería el operador
quien en última instancia asumiría dichas consecuencias patrimoniales (el importe del siniestro).
TRABAJAR EN EXCLUSIVA
Las partes pueden estipular en el contrato: la exclusividad del operador, del usuario o bien las dos, limitando
la misma a los productos a los que el contrato de prestación de servicios logísticos se refiere y al ámbito
territorial donde han de prestarse dichos servicios. Se trata de una cláusula que, sin embargo, entendemos
que debe sopesarse adecuadamente por ambas partes ya que la exclusividad por si misma no significa
ninguna ventaja. Al contrario, puede constreñir o dificultar los cambios de estrategia empresarial y planes de
futuro al quedar las partes vinculadas por el pacto.