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PERSONAJE SINGULAR

La falsa princesa que


quiso ser zarina de Rusia
Elizaveta Tarakanova viajó por toda Europa asegurando ser la hija de la zarina Isabel I y la
verdadera heredera del trono de Rusia, pero murió en una prisión de Catalina la Grande

E
n 1772, una enigmática mu- mente se tachó a la presunta princesa
jer que se presentaba como de aventurera. Pero el conde Walis-
Una intrusa la princesa Vlodomirskaya zewski, un aristócrata ruso exiliado
en la corte de conquistó los salones pari- en París, aseguró que él había tratado
sinos asegurando ser la so- personalmente a la zarina Isabel y que
las zarinas brina de un conde ruso y esgrimiendo existía un gran parecido físico entre
1762 como única carta de presentación la difunta emperatriz rusa y la joven
unos bellísimos ojos azules, una tez Elizaveta. Por su parte, fuera verdad o
La zarina Isabel I fallece en transparente y una espesa cabellera mentira, Elizaveta estaba plenamente
enero. Le sucede en el trono
su sobrino, Pedro III, casado rubia que, despreciando el habitual convencida de lo que decía y decidida
con una princesa alemana, uso de las pelucas empolvadas, caía en a reclamar el título que le pertenecía.
la futura Catalina II. cascada sobre sus hombros. Su con-
versación demostraba una exquisita Ambiciones imperiales
1762 cultura, un extremado refinamiento Tarakanova tenía a su favor las circuns-
y una evidente ambición. tancias políticas por las que atravesaba
En julio, Catalina II se
convierte en zarina tras Poco a poco, ella misma fue desve- Rusia. Tras la muerte de la zarina Isa-
llevar a cabo un golpe de lando el misterio sobre su persona. bel I, en enero de 1762, había subido
Estado contra su esposo, Aseguró llamarse Elizaveta Alekse- al trono su sobrino Pedro III, un joven
que morirá poco después.
yevna Tarakanova. Contaba que había con mentalidad de niño y una incapa-
nacido en San Petersburgo en 1753, cidad total para gobernar. La esposa del
1772 pero que siendo una niña la condu- zar era una princesa alemana, Sofía von
Elizaveta Tarakanova se jeron a la capital de Persia, Isfahán, Anhalt-Zerbst, a quien la zarina Isa-
presenta en los círculos de donde creció en la mansión de un bel, sabiendo las escasas condiciones
la alta sociedad parisina noble persa. Fue su tutor quien le del futuro zar para el gobierno, había
diciendo ser hija de Isabel I
y reclama el trono para sí. reveló que era hija de la que fue zari- formado para que fuera su sucesora
na de Rusia, Isabel I, y de su favorito y se encargase del gobierno efectivo.
el conde Alexis Razu- La arbitrariedad de la que Pedro III
1774 movski. La rocam- hacía gala a la hora de gobernar no
Por orden de Catalina II, bolesca historia tardó en dar paso al descontento ge-
el conde Orlov engaña no convenció neralizado en los altos estamentos
a Tarakanova, la arresta
en Venecia y la traslada a casi nadie de la corte y concluyó en julio con
a San Petersburgo. y rápida- un golpe de Estado orquestado por

1775
La princesa
Se decía que Tarakanova tenía
Tarakanova muere un gran parecido con la zarina
manteniendo en todo
momento que es hija Isabel I, su supuesta madre
de la antigua zarina.
ISABEL I DE RUSIA. MUSEO DEL HERMITAGE, SAN PETERSBURGO.
FINE ART IMAGES / ALBUM
LAS ÚLTIMAS
HORAS DE
LA PRINCESA
EN 1864, el pintor ruso Konstan-
tin Flavitsky (1830-1866) pin-
tó su célebre óleo La princesa
Tarakanova en la fortaleza de
Pedro y Pablo, que se conser-
va en la Galería Tretyakov de
Moscú. En él recreó los últi-
mos momentos de vida de la
princesa según la leyenda que
se popularizó años después
de su muerte, y que pretendía
que se ahogó durante una de
las crecidas del río Neva, que
periódicamente inundaban San
Petersburgo. La princesa está
encaramada sobre un jergón,
aterrorizada, mientras las frías
aguas del Neva inundan impla-
cablemente la celda donde es-
tá prisionera.
LA PRINCESA TARAKANOVA EN LA FORTALEZA DE
PEDRO Y PABLO. ÓLEO DE KONSTANTIN FLAVITSKY,
GALERÍA TRETYAKOV, MOSCÚ.

BRIDGEMAN / ACI

su propia esposa, que subió al trono lo que la convertiría en una monarca explica la atención que el príncipe
con el nombre de Catalina II. Ante ilegítima. Esto podría explicar que Radziwill, cabecilla de la oposición,
la gravedad de los hechos, el zar se algunos alzaran a una heredera «legí- prestó a la princesa Tarakanova, la
retiró al palacio de Ropsha, donde tima», como la princesa Tarakanova, cual, tras abandonar Francia, se instaló
murió pocos meses después en me- frente a Catalina. en Polonia con el firme propósito de
dio de rumores que apuntaban a la Existía además otro grupo intere- hacer valer sus derechos al trono ruso.
zarina como sospechosa de haber sado en socavar el poder de la empe- A principios de 1774, la princesa
ordenado su asesinato. ratriz rusa. Desde su acceso al trono, Tarakanova se trasladó a Venecia
En los primeros años de su reina- Catalina había ejercido una presión con el fin de establecer allí su cuar-
do, Catalina tuvo que enfrentarse a creciente sobre Polonia, que práctica- tel general. La República veneciana
la oposición de una parte de la con- mente se convirtió en un protectorado era una espléndida plataforma para
servadora nobleza rusa, tanto a causa ruso. En 1772 arrebató a Polonia exten- alcanzar el Imperio ruso por el sur.
de las reformas políticas que llevó a sos territorios al este del reino. Todo La ciudad, pese a haber iniciado ya
cabo como a las sospechas de su im- ello creó un lógico descontento entre su decadencia, era un escenario cos-
plicación en la muerte de su marido, gran parte de la nobleza polaca, lo que mopolita dispuesto a recibirla como
PERSONAJE SINGULAR

VISTA AÉREA de la fortaleza

W. BUSS / GETTY IMAGES


de San Pedro y San Pablo, en la
desembocadura del Neva, donde
murió Elizaveta Tarakanova.

a un auténtico personaje. Así, apenas Catalina la Grande contaba con soluta, podría acabar con sus pre-
instalada, Elizaveta se convirtió en una excelente red de espionaje y es- tensiones. Para ello, la zarina recurrió
una presencia imprescindible en los taba al tanto de todos los movimien- a uno de sus antiguos amantes, el
círculos aristocráticos de la capital tos de Elizaveta. Resuelta a terminar conde Grigori Orlov.
véneta, que de inmediato la recono- con su posible rival, puso en marcha
cieron como pretendiente al trono un maquiavélico plan para seducir Una boda como anzuelo
ruso. Tantas facilidades impidiieron y atraer a Tarakanova
k a Rusia,
i do
don- Orlov se tomó su tiempo. Hizo correr
que Tarakanova presintiera la trampa de, al estar bajo su por Venecia el rumor de que había
mortal que la aguardaba allí. autoridad ab- caído en desgracia ante la zarina. Ta-
rakanova, compadecida, no tardó en
ponerse en contacto con él a fin de
demostrarle su apoyo y recordarle
que, dada su nueva situación, am-
CATALINA LA GRANDE bos tenían a Catalina como enemi-
ga común. Por supuesto, le aseguró
CATALINA II continuó con la po
olítica de europeiza- que, si contaba con su apoyo, una vez
ción que había iniciado Pedro
o el Grande. Extendió nombrada emperatriz iba a colmarle
las fronteras de Rusia anexionando Crimea y de honores puesto que precisaría
parte de Polonia al país y transformó la de su experiencia en el gobierno y
administración del Estado. Su ley de de su demostrado talante político.
siervos empeoró las ya dee por sí Orlov no hubiera imaginado nunca
miserables condiciones de ééstos. la facilidad con que su presa había
CATALINA II. CASTILLO DE AMBRAS, INSBRUCK. caído en la trampa. Inmediatamen-
te le propuso que se conocieran en
ERICH LESSING / ALBUM
PERSONAJE SINGULAR

RUSIA, EL IMPERIO DE LOS FALSOS ZARES


EN LA HISTORIA RUSA se encuentran muchos ejemplos de pretendientes al trono que surgían de repente para
desafiar a los zares en el gobierno. En la misma época de la princesa Tarakanova, Pugachev, cabecilla de una
gran revuelta de cosacos, se hizo pasar por Pedro III, el zar asesinado por su esposa Catalina la Grande.

PUGACHEV DURANTE LA
REVUELTA QUE ENCABEZÓ EN

BRIDGEMAN / ACI
RUSIA ENTRE 1773 Y 1775. ÓLEO
POR MIKHAIL I. AVILOV. SIGLO XX.

persona y la citó en Livorno, donde Cuando pisó la cubierta del buque no de su difunto marido. Oficialmente,
se encontraba anclada la flota rusa. la recibió un novio expectante, como Tarakanova murió en su celda a fi-
Tras el encuentro, el conde aseguró ella esperaba, sino un pelotón de sol- nales de 1775. Su verdugo fue la tu-
sentirse absolutamente fascinado dados al mando del propio Orlov, que berculosis contraída a causa del frío
por la presunta heredera y le ofreció la arrestó en nombre de Su Majestad y la humedad. Otros prefieren creer
su apoyo incondicional. Es más, fin- Imperial Catalina II. la leyenda que explica que la prince-
giendo una súbita pasión, le propuso sa murió ahogada en una de las fre-
matrimonio. Fuera porque cayó ren- Prisionera de la zarina cuentes crecidas del río en tiempo de
dida ante las maneras seductoras de El barco partió de inmediato hacia deshielo, que inundaban las celdas
Orlov o porque le juzgara como un San Petersburgo, donde Elizaveta Ta- de la fortaleza hasta límites insospe-
aliado a tener en cuenta, Elizaveta rakanova fue recluida en una lúgubre chados. En cualquier caso, su trágica
aceptó la proposición y la boda se fijó celda de la siniestra fortaleza de San muerte fue el final de sus ambiciones
para unas semanas más tarde. Pedro y San Pablo. Allí fue sometida y la convirtió en símbolo de la lucha
Con la excusa de que el enlace tu- a numerosos interrogatorios, pero no contra la tiranía de los poderosos.
viera las garantías legales necesarias se contradijo ni negó ser la hija de la
para compartir el trono de los zares zarina Isabel y del conde Razumovski, MARÍA PILAR QUERALT DEL HIERRO
HISTORIADORA
en el futuro, Orlov pidió que la cere- ni siquiera bajo tortura. La emperatriz
monia se celebrara a bordo del buque comprendió que nada ni nadie haría
que capitaneaba, es decir, en territorio desistir a Tarakanova de su propósi- Para ENSAYO
Catalina la Grande
ruso, a lo que Tarakanova accedió. Ese to de disputarle el trono imperial y saber Robert K. Massie. Editorial Crítica,
fue el gran error de la princesa. El día ordenó encerrar de por vida a su rival. más Barcelona, 2012.
NOVELA
señalado para la boda, Elizaveta subió Catalina contaba con ello para no La Princesa Tarakanova
G. P. Danilevsky.
al esquife que había de conducirla al tener que mancharse las manos con Editorial dÉpoca, Asturias, 2011.
navío vistiendo sus mejores galas. la sangre de la que, tal vez, era prima

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