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MODELO BUROCRÁTICO
Sus miembros gozan de continuidad al haber sido reclutados por mérito y capacidad a
partir de concursos competitivos. El modelo burocrático es así el más legítimo y el que
más se ha generalizado, aunque no está exento de ineficiencias como las que surgen al
exacerbarse la preocupación por el estricto seguimiento de los controles
procedimentales centrados en la literalidad de la ley. Para la ciencia de la administración
la burocracia también puede ser un concepto neutral que engloba, limitándose quizás a
la élite de los mismos, a los funcionarios públicos.
Es decir, se trata de analizar hasta qué punto el burócrata, en teoría mero ejecutor
neutral y profesional de las decisiones políticas, influye en las mismas a través del
asesoramiento o la discrecionalidad en la implementación. No obstante, también merece
ser analizado el fenómeno contrario de politización de la burocracia, por medio de
relevos generalizados entre los funcionarios que quedan así reducidos a mero botín
electoral (spoilssystem).
El modelo clásico de separación entre política y administración puede servir para las
decisiones excepcionales, electorales o críticas, pero no en las mícrodecisiones
rutinarias donde la burocracia suele ser autónoma o, al menos, interactiva con el
parlamento y gobierno. Así surge su habitual alianza, en los llamados pollcynetworks,
con los poderes públicos y los particulares interesados en un determinado sector de la
gestión política. Además, como advierten Niskanen y otros autores neoliberales, la
burocracia trata de influir en el aumento del tamaño de la propia administración pública.
Esta orientación al crecimiento es propia de un actor egoísta racional, pues así los altos
cargos consiguen un mayor protagonismo.
1.-MODELO BUROCRÁTICO
1.4.-Tipos de autoridad:
Cuando los subordinados aceptan las órdenes de sus superiores como justificadas por
que esa siempre fue la forma en que se hicieran las cosas.
2.2 PRINCIPIOS
Max Weber (1864-1920) puede ser considerado el iniciador del estudio sistemático
sobre burocracia, cuyas notas más características son la racionalidad, con
la consiguiente despersonalización.
Para comprender sus ideas sobre este tema hay que situarse en el contexto de su teoría
de la dominación. Distingue tres principios de legitimación del poder que, con sus tipos
de organización correspondientes, permiten distinguir tres tipos de dominación:
Se entiende por tecnocracia una estructura de poder en la que los técnicos condicionan o
determinan la toma de decisiones teniendo as1 que sustituir al político en la función de
las po1iticas. La tecnocracia significa la presencia de una nueva clase política
compuesta por tecnócratas que comprende no sólo a los técnicos del procesoproductivo
sino también a los especialistas en management (dirección) planificación organización
comunicación de masas.
Para Jean Meynaud:
Tecnócratas son los ejecutivos "científicos" quienes tacan el freno de las restricciones
impuestas por sus mayores mientras buscan con impaciencia las oportunidades para
aplicar sus implementos y análisis "racionales" a los problemas de los negocios.
La tecnocracia es:
Entre las diversas formas de organización descritas por las disciplinas dedicadas a ello,
desde el punto de vista de la política nos interesan dos en particular:
Así mismo, se entiende bajo este término un modo de estructurar el poder en la cual
los técnicos tienen la última palabra en cuanto a la toma de decisiones, sustituyendo
al político en la fijación de líneas y al burócrata en su aplicación.
Los estudiosos de la burocracia han analizado el modelo ideal de Weber para determinar
tanto sus consecuencias funcionales como disfuncionales.
Ortografía sí, ortografía no. Frente al tema hay multiplicidad de opiniones: hay
quienes corrigen restándole importancia a la reelaboración y el trabajo del
alumno, otros que intentan que los mismos reflexionen y que aprendan para
evitar cometer errores que quitan calidad al texto y por último – si es que no
hay más posibilidades - quienes no corrigen (ya sea porque consideran que no
es importante hacerlo, porque se cansaron o por que no “son profesores de
lengua” – tal como argumentan – escondiendo posiblemente el terrible hecho
de no saber qué corregir).
La investigadora Ana María Kaufman, en su libro Alfabetización temprana... ¿y
después? (Buenos Aires, Santillana,1999) dedica uno de sus capítulos a la
ortografía. Allí señala que hay que trabajar con la ortografía, pero también hay
que escribir. “No se trata, entonces, de dejar de escribir para enseñar
ortografía, sino de reflexionar sobre la norma ortográfica en el interior de
situaciones de escritura, ya que el conocimiento de dicha norma debe estar al
servicio de la comunicabilidad textual” (174).
Bajo la pregunta ¿Es posible enseñar ortografía desde una perspectiva
constructivista? (Capítulo 5) reflexiona en torno a algunas propuestas de
investigadores y de escritores que proponen “jubilar” la ortografía (García
Marquez en su ya célebre discurso en el Congreso de la Lengua de la Real
Academia Española), o simplificarla (como lo hace Artur Gomes de Morais).
Realiza una contraposición entre éstas y la necesidad real de trabajar con la
ortografía para poder hacer de los alumnos personas con mejores
competencias. Continuando con su análisis, expone algunas acciones
realizadas en un colegio de Palomar. Para finalizar el capítulo, analiza las
distintas restricciones fonográficas impuestas por la norma y retoma para el
mismo los aportes de Lemle y de Morais.
Finalizando, Kaufman intenta incentivar a los docentes en la tediosa tarea de
trabajar constructivamente con la ortografía y concluye “Tampoco se trata de
una misión imposible. Y los docentes embarcados en la fascinante aventura de
adentrar a sus alumnos en el mundo de los textos conocen los sinsabores pero
también el placer de introducirse untos en nuevos mundos posibles. Mundos
que resultan más atractivos si están bien escritos. Con maestría y como se
debe” (174).