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RENACIMIENTO ITALIANO

Introducción al renacimiento Italiano

Para poder comprender en su totalidad lo que una corriente tan compleja como la del
Renacimiento supuso, en primer lugar se hace necesaria una inmersión en las causas
desencadenantes de la misma. Así, es preciso señalar, antes de nada, que la crisis de
los valores conocidos, iniciada a mediados del s.XIV en Europa, dará origen a nuevos
modos de concebir y explicar la realidad, puesto que demostrado quedaba que los
vigentes estaban obsoletos.

Pestes, migraciones y desmoronamiento de los sistemas establecidos van a estar a la


orden del día en estos momentos, provocando una inversión de las estructuras; si,
hasta el momento, el poder emanaba piramidalmente desde un punto divino en claro
descenso "ordenado" por las diversas clases sociales, ahora la conformación de la
ciudad como centro económico va a contribuir a cambiar esta situación, oponiéndose a
la estructura feudal (con todo lo que este hecho supondrá).

Unido a esto hay que tener en cuenta también el desarrollo de un espíritu mucho más
crítico que desembocará en la "escisión" de lo profano y lo religioso, el avance de la
ciencia y la tecnología, el aumento en la difusión de la cultura y la aparición de una
nueva clase social enriquecida, con peso en la toma de decisiones por lo tanto, muy
vinculada a las urbes y que, con el tiempo, se convertirá en demandante de arte: la
burguesía.

Y en este contexto de comienzos de la Edad Moderna, Italia se alzará como la gran


renovadora de antiguos sistemas artísticos, por medio de la reelaboración de la
herencia grecolatina y, principalmente, de la asunción de un humanismo que
intelectualizará la realidad, despojándola del sentido religioso en primera instancia.

Los motivos por los cuales este proceso tiene lugar inicialmente en la península itálica
son varios: por un lado, hay que tener en cuenta que el espíritu del gótico, así como
sus formas, no había terminado de arraigar en este país de igual manera que en el
resto de Europa. Además Italia era precursora en la moderna economía y en la
organización política del territorio (mediante sus ciudades-estado) y contaba con una
enorme herencia literaria, filosófica y artística clásica a la que se volverá la mirada a lo
largo de los siglos XV y XVI.

Teniendo en cuenta toda esta serie de circunstancias y el cambio que se estaba


operando en la concepción del mundo, era lógico que los modos existentes de
representación del mismo llegaran a un punto en el que ya no fueran válidos,
debiéndose encontrar otros nuevos. Sin embargo, y como ya han señalado con
anterioridad autores como Hauser, el Renacimiento no supuso una completa
"innovación" y ruptura con lo anterior sino que muchas de las claves que en él se
pueden encontrar obedecen a la culminación de un proceso de transición iniciado ya
en el medioevo.

Lo que de novedoso aportará el Renacimiento es su ideal antropocéntrico: el concepto


de la posición y el valor del hombre en el mundo va a experimentar una suerte de
revisionismo, pasando éste a ser considerado eje central de la creación puesto que es
la obra más "perfecta" que en ella se puede encontrar (muy unido a este hecho se
puede establecer el individualismo inherente a dicha corriente renacentista). También
será muy señalado en estos momentos el afán por comprender la realidad, al servicio
del cual entrarán a formar parte la ciencia y la técnica, adquiriendo su desarrollo ahora
un alto grado una vez liberado de lastres pseudoreligiosos. Así, es el espíritu que
anima al mundo lo que cambia en el Renacimiento, resultando todo este conjunto de
factores decisivo en relación a la historia del arte puesto que poseerá su analogía en
dicho campo (la representación se hace más naturalista, surge la perspectiva, se
adecuan las proporciones a la percepción humana, etc.).

El arte italiano del Renacimiento supondrá un resurgir de los modelos clásicos de la


Antigüedad, un interés por el estudio de la naturaleza y de la forma óptima de su
representación (cambia con respecto a la Edad Media no tanto la búsqueda del
naturalismo como el porqué de dicha elección), el intento de consecución de la
armonía en las composiciones (que se trata de conseguir por medio de la aplicación
de leyes teóricas) y la aparición de una mentalidad que considera individualmente a
los artistas en función de la calidad y los rasgos particulares de cada uno.

Además, y como ya se ha apuntado anteriormente, el mecenazgo varía en estos


momentos dado que ya no es la iglesia la única institución con capacidad para realizar
encargos o, incluso, adoptar bajo protección a determinados maestros. La aparición de
nuevas tipologías constructivas y representativas será un hecho vinculado a este
fenómeno en lo que respecta al mundo del arte, estando ambas muy vinculadas
además (la arquitectura civil va a demandar un tipo de decoración distinta a la
religiosa, por ejemplo).

Por lo general, y para simplificar el estudio de este periodo, el arte del


Renacimiento en Italia suele dividirse en dos grandes periodos,
correspondiéndose el primero de los mismos, el Quatroccento o Primer
Renacimiento, con el siglo XV y el segundo, denominado Cinquecento, con el
XVI (será este su periodo de madurez). Sin embargo es preciso realizar la
matización de que previamente a ambos periodos habría existido un primer momento
"pre-renacentista" llamado Trecento (s.XIV), importante porque a lo largo del mismo
desarrollará su obra el magnífico Giotto di Bondone (considerado el iniciador del
Renacimiento), de la misma manera que, a mediados del s.XVI, se podrá advertir ya la
aparición de una contracorriente resultado de la crisis que Europa va a sufrir en estos
momentos y que, artísticamente, derivará en el nuevo estilo manierista.

QUATTROCENTO ITALIANO

Introducción al Quattrocento Italiano

Se denomina Quattrocento al periodo del arte italiano correspondiente al s.XV


comprendido dentro de la corriente renacentista, encontrándose de esta manera
también la aplicación de las denominaciones de Primer Renacimiento o Bajo
Renacimiento para la designación de dicho momento.

Va a ser éste un siglo de descubrimiento por parte de la comunidad artística durante el


que la república de Florencia se constituirá en sede central de la misma, gracias al
apoyo de mecenazgo realizado por parte de grandes familias como los Médicis y al
extraordinario desarrollo económico del que será protagonista.
Arquitectura del Quattrocento

El retorno a las formas clásicas características del arte renacentista se dejará sentir en
la arquitectura del momento en toda la serie de motivos decorativos provenientes de la
Antigüedad, tales como guirnaldas, grutescos, capiteles corintios, etc. Sin embargo la
principal novedad no radicará tanto en la forma como en el diseño estructural; el
cambio apreciable a lo largo del paso de la Edad Media a la Edad Moderna concretado
en la sustitución del pensamiento religioso por el espíritu crítico y empirista tendrá
consecuencias en la forma de percibir el espacio y el tiempo (la cual repercutirá a su
vez en la arquitectura del momento).

Frente a la verticalidad propia de las catedrales góticas (símbolo del intento de unión
del hombre con Dios), en el Renacimiento será la tendente horizontal la gran
protagonista, junto con la perspectiva, que concreta la mirada en un punto de fuga, y la
proporcionalidad entre las partes. Además, se plantean ahora planes centrales en la
construcción, no sólo por la influencia de la herencia clásica sino también porque son
mucho más adecuados a la "medida" de la percepción humana que los longitudinales.

Los espacios interiores se diseñan para que el hombre pueda abarcarlos de un golpe
de vista, rompiendo con la tradición fragmentaria y secuencial de la Edad Media (el
arte medieval necesitaba de varios "tiempos" para poder ser apreciado en su totalidad,
frente a lo que sucede con el renacentista, en el que se intenta que toda la
composición puede ser entendida de una vez). Éstos van a ser unitarios, ligeros y
diáfanos, además de que, en la búsqueda de la coherencia estructural, se recurrirá al
uso de las matemáticas a la hora de proyectar el edificio.
Junto con esto, la aparición de una clase media profana con influencia y dinero va a
favorecer el desarrollo de la arquitectura civil, dando como resultado la realización de
bellos ejemplos de palacio, desligándose así la casi totalidad de la arquitectura del
poder religioso.

Principales arquitectos del momento van a ser Filippo Brunelleschi (artífice de la audaz
y grandiosa cúpula de la Catedral de Florencia, la Capilla Pazzi o el famosísimo
Palacio Pitti), Michelozzo (autor del Palacio Médicis-Riccardi), Leo Battista Alberti o
Giuliano da Sangallo.

Escultura del Quattrocento

La aparición de las formas renacentistas se habría insinuado mucho antes en la


escultura que en la arquitectura, quizá debido a la influencia de ciertos modelos
clásicos procedentes de la estatuaria funeraria o a la menor consideración que, frente
a la arquitectura, este arte suele llevar consigo normalmente (hecho que posibilita que
el cambio sea más fácil). Sea como fuere, es posible encontrar ya desde época previa
características muy vinculadas al posterior desarrollo de la escultura renacentista.

El interés por la representación de la naturaleza y el desprendimiento de una


consideración absoluta de tipo simbólico, a la cual quedaría supeditada la primera, se
pueden apreciar en la escultura del momento. Las composiciones siguen la pauta de la
búsqueda de la profundidad por medio del uso de la perspectiva y la plasmación de los
tipos humanos responde a una individualización y exactitud mucho más naturalista que
la medieval.

Grandes artistas que trabajarán la escultura serán Lorenzo Ghiberti (Puertas del
Baptisterio de Florencia) y Donatello (del que serán obras especialmente
representativas su San Jorge, el David y la estatua ecuestre del Condottiero Erasmo
de Narni, más conocido como el Gattamelata), junto con el "antecesor" de Miguel
Ángel en el empleo de las formas monumentales Jacopo Della Quercia, Lucca Della
Robbia (que trabajará en la Cantoría de la Catedral de Florencia asimismo) y
Verrochio.

Pintura del Quattrocento

La pintura del s.XV va a experimentar una enorme evolución, desde el empleo de las
formas aún ligeramente decorativas y el uso de dorados y vistosos colores de Fra
Angélico en la primera mitad del siglo hasta la consecución, por ejemplo, de los
magníficos sistemas compositivos empleados por Mantegna van a sucederse toda una
serie de aportaciones pictóricas que depurarán el lenguaje renacentista. Sin embargo,
puede apreciarse en general un interés por la representación volumétrica de las
figuras, la comunión narrativa de las partes y la representación verista de la
naturaleza, las dimensiones y la profundidad.

Habitualmente se suele establecer una división de la pintura quattrocentista por


escuelas principales, en función de la zona geográfica:

Escuela de Florencia

De la Escuela de Florencia serán principales representantes los ya citados Fra


Angélico y Masaccio ("creador" de la perspectiva), además de Piero Della Francesca
(maestro en el uso de la luz), Ghirlandaio, Paolo Ucello (para el que será
importantísima la profundidad), Andrea del Castagno o el excelso Botticelli
(maravillosas serán sus exquisitas y melancólicas composiciones de temas
mitológicos).

Escuela de Umbría

La Escuela de Umbría, dentro de la que va a destacar Il Perugino, con sus


composiciones sensualistas destinadas al gran público.

Escuela de Umbría

La Escuela de Padua, con el pintor Andrea Mantegna (rotundo, enérgico, de una


intensa fuerza expresiva y una gran complejidad compositiva).

Escuela de Umbría

La Escuela de Venecia (en esta ciudad se introducirá el empleo de la técnica del óleo,
la cual posibilita la obtención de unos efectos lumínicos y de color muy especiales), de
la que serán puntos fuentes los hermanos Bellini y Vittore Carpaccio.

CINQUECENTO ITALIANO
Introducción al Cinquecento Italiano

Si Florencia había sido la ciudad del Quattrocento italiano, Roma será la del Cinquecento; a lo
largo del s.XVI la capital artística de Italia va a "trasladarse" a Roma, principalmente por la
enorme influencia del Papado, el cual se convertirá en gran protector de los artistas y
contratante de obras (además, debido a su enorme herencia clásica, continuaba siendo una
ciudad con un enorme tránsito de artífices a la búsqueda de aprendizaje).

A lo largo del periodo correspondiente al alto Renacimiento italiano, denominado Cinquecento,


el arte se verá obligado a adecuarse a las normas que el decoro imponga, circunstancia
derivada del hecho de que la mayor parte de las obras serán encargos destinados a la
decoración de edificios religiosos. Junto con esto, hay que añadir que el arte renacentista
clásico alcanzará en estos momentos su culminación, además de que el espíritu revisionista y
exhaustivo propio del Renacimiento dará origen a la aparición de tratados compendiosos del
lenguaje empleado, sin olvidar tampoco que ésta será una época condicionada artísticamente
por el quehacer de grandes figuras tales como Miguel Ángel, Rafael o Leonardo da Vinci.

Con respecto a la división que suele establecerse del s.XVI italiano en lo que respecta al arte
se puede decir que, a rasgos generales, el clasicismo adquirirá una potencia enorme durante la
primera mitad del siglo siendo sustituido, a lo largo de la segunda, por un barroquismo de las
formas correspondiente al sentir manierista.

Arquitectura del Cinquecento

Equilibrio, austeridad, robustez y predominio de la arquitectura sobre la decoración son


características principales de las edificaciones cinquecentistas clasicistas, como se puede
apreciar claramente en las obras de uno de sus principales representantes, Bramante
(magnífico será su templo de San Pietro in Montorio, en el que recoge la herencia romana a
través del uso de la tipología de planta central circular). Se emplean ahora los volúmenes con
un sentido plástico, buscándose el contraste y el juego mediante la conjugación de las formas y
el manejo de la luz (elementos cuyo uso teatral se buscará deliberadamente, exagerándolo,
durante el periodo manierista).

Ésta va a ser una época de grandes construcciones y de grandes autores asimismo; a lo largo
de este siglo XVI se inicia el desarrollo y ejecución de uno de los más importantes planes
arquitectónicos como será el destinado a la creación de la basílica de San Pedro del Vaticano
(es preciso señalar de nuevo que Roma ostenta la capitalidad artística en estos momentos,
además de la cristiana, con lo que se hacía necesaria una intervención de estas características
que viniera a reforzar y recalcar dicha realidad).

Adjudicada inicialmente su construcción a Bramante, el fallecimiento del mismo dará lugar a la


elección del pintor Rafael, cuya participación en el proyecto se verá truncada de igual modo por
su muerte, siendo realmente el relevo del posterior elegido (Antonio de Sangallo el Joven) el
verdadero artífice del edificio: Miguel Ángel. Éste va a recuperar el plan inicial de planta central
propuesto por Bramante y a construir la magnífica cúpula que lo corona, convirtiéndola en
referencia de todo el conjunto.

Muestras de su tratamiento de la arquitectura serán también la ingeniosa escalera de la


Biblioteca Laurenciana de Florencia, el diseño urbanístico de la Plaza del Capitolio en Roma o
la colaboración que realizará en el Palacio Farnesio (modelo de palacio romano, será
comenzado por Sangallo).

Para finalizar, merece la pena destacar dentro de la tendencia manierista a los arquitectos
Vignola, el cual creará en la Iglesia del Gesú, en Roma, un modelo posteriormente muy
empleado y Andrea Palladio (artífice del recurso denominado "ritmo palladiano", destinado a
conseguir efectos de movimiento y claroscuro, así como del Teatro Olímpico de Vicenza).

Escultura del Cinquecento


No es posible hablar de escultura renacentista italiana sin nombrar a uno de los más grandes e
importantes artistas de esta disciplina (y no sólo del momento) como es Miguel Ángel; la
calidad de su trabajo y su capacidad para obtener "vida" del mármol no puede, incluso a día de
hoy, por menos que causar una completa admiración.

En él es posible encontrar los distintos registros que se sucederán a lo largo de este s.XVI,
desde aquellas obras iniciales donde se acatan todas las reglas clásicas hasta el manierismo
terrible, por completo visionario, de sus "esculturas inacabadas" (ejemplo de las cuales puede
citarse la Pietá Rondanini).

Grandes obras, convertidas en hitos de la historia del arte, van a ser esculturas como el David
(tipología clásica, pero completamente novedosa en la forma de representación, en la que
además son apreciables la enorme fuerza intrínseca de sus personajes, la monumentalidad y el
perfecto conocimiento y ejecución de la anatomía característicos de la obra de Miguel Ángel),
el Moisés concebido para el sepulcro del Papa Julio II o la maravillosa Pietá vaticana.

Pintura del Cinquecento

Dos grandes figuras vendrán a completar la lista de maestros renacentistas, aunque esta vez
en lo que a pintura se refiere: Leonardo da Vinci y Rafael, el primero de los cuales será el
prototipo absoluto de hombre del Renacimiento (pintor, escultor, inventor, etc.).

Las obras de Leonardo poseen un cierto misterio (empleará la técnica del sfumato para
envolver sus representaciones de una especie de sugestivo velo difuminador) que las hace
especialmente sugestivas, además de que su maestría técnica y el enorme conocimiento que
posee del cuerpo humano le posibilitarán abarcar aquel registro de emociones que desee
representar.

Gran observador de la naturaleza humana, el estudio psicológico realizado de sus personajes


queda patente en retratos como el de la universalmente famosa Gioconda.

Rafael, gustoso de modelos de una ingenuidad y belleza equilibrada en sus inicios, perfectos
ejemplos del más puro clasicismo, sufrirá una evolución enorme en su pintura a partir de la
asunción de diversas influencias, llegando incluso a rozar el Manierismo en sus últimas piezas.

Además, también será posible encontrar de nuevo la representación miguelangelesca en obras


como los frescos de la Capilla Sixtina, además de una veneciana en las figuras de Giorgione, el
maestro del color y las composiciones mitológicas Tiziano, el Veronés y el Tintoretto, sin olvidar
a los manieristas Correggio y Parmigianino.

Filippo Brunelleschi, biografía y obra


Filippo Brunelleschi fue el arquitecto más importante del siglo XV en Italia y verdadero
emblema del nacimiento de la arquitectura renacentista. Fue un artista muy prolífico que
desarrolló su trabajo en Florencia.

Como otros genios del Renacimiento, Brunelleschi practicó otras artes, como, por ejemplo, la
escultura.
En el plano de la arquitectura, Brunelleschi investigó los viejos edificios del clasicismo romano
levantando planos, plantas y alzados, obsesionado por representar la arquitectura
tridimensionalmente.

Su mayor gloria es que, ya en la primera mitad del siglo XV, dejará sentadas las características
esenciales de la arquitectura humanista del Renacimiento italiano.

Sus obras más notables son:

Cúpula de la Catedral de Florencia o Santa María de las Flores.

Es su obra más famosa. Esta enorme cúpula no sólo destaca sobre el conjunto de la iglesia
sino que es una referencia visual en toda la ciudad de Florencia.

La catedral de Florencia es gótica y fue realizada por Arnolfo di Cambio, pero estaba sin
concluir pues se encontraba sin abovedar el crucero.

Por la altura del edificio, la cúpula que cubriera dicho crucero no podía ser totalmente
semiesférica por posibles problemas en el sistema de empujes y contrarrestos. La solución que
llevó a cabo Brunelleschi fue una cúpula en forma de curva parabólica, que en realidad esta
formada por dos: una inferior, y otra exterior, de ladrillo y dividida en tramos a modo de gajos.

La distancia entre ambas cúpulas se mantiene siempre constante. Por su casquete alargado
recuerda al gótico. Está construida sobre un tambor poligonal (octógono) decorado con
mármoles. En cada uno de los lados se abren ventanas circulares.

Basílica de San Lorenzo de Florencia

Inspirada en las basílicas paleocristianas que Brunelleschi estudío, se trata de un templo con
planta de cruz latina de tres naves, planteada bajo un esquema 2-1, es decir con la nave
central más alta y ancha.

En el interior, la nave central tiene cubierta adintelada con casetones y las laterales bóveda de
arista. La separación de las naves se establece mediante columnas de orden compuesto y
sobre ellas entablamento en el que descarga cada arco de medio punto.

En el crucero dispuso de cúpula como abovedamiento.


Brunelleschi busca en esta iglesia básicamente dos aspectos:

 Horizontalidad: Se emplean elementos arquitectónicos que refuerzan la sensación de


horizontalidad, como los entablamentos, la cubierta plana de la nave central, etc.
 Armonía: Busca la armonía empleando criterios geométricos. Por ejemplo establece
formas cúbicas ya que altura de las columnas es idéntica a la distancia entre columnas
contiguas y entre éstas y los muros de las naves laterales.

También citaremos aquí la Basílica del Espíritu Santo, que es similar a la anterior.

Palacio Pitti

La importancia del Palacio Pitti de Filippo Brunelleschi es que en él el autor establece el


modelo renacentista de palacio que fue ampliamente seguido por sus discípulos, como ocurre
en el caso del Palacio Médici- Ricardi, obra de Michelozzo di Bartolomeo.

El aspecto externo es casi de una fortaleza. Tiene planta en cuadrilátero en que las
dependencias se construyen en torno a un patio. Muestra una tendencia a la horizontalidad
mediante una superposición de tres pisos o cuerpos.
El muro está muy articulado mediante balaustradas. Se emplean para los muros sillares
almohadillados, que va siendo más plano a mediad que se gana altura. Los vano con arco de
medio punto constitudios por dovelas almohadilladas. Las ventanas llevan frontón.

Fachada del Hospital de los Inocentes

Se trata de un edificio de gran horizontalidad. En el cuerpo inferior se dispone de un pórtico con


arcos de medio punto sobre columnas corintias, que se despega visualmente de la
construcción. En las enjutas de los arcos hay tondos o medallones policromados con figuras
blancas (bebés que piden) sobre fondo azul.

Es el único elemento figurativo, ya que Brunelleschi desnuda esta fachada del Hospital de los
Inocentes del resto de elementos decorativos.

Capilla Pazzi

La Capilla Pazzi es ua obra de plena concepción renacentista. Es de planta cuadrada cubierta


con cúpula, donde se da la interacción del espacio cuadrado con cubierta circular.

La fachada se articula mediante un pórtico con columnas por el que se accede a la


construcción, que combina el arco central con superficies adinteladas. En esta superficie hay
un entablamento que "rompe" en el centro en arco de medio punto.

En todo el edificio se aprecia la búsqueda de la armonía frente a la monumentalidad.

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