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UNIVERSIDAD PERUANA UNIÓN

ESCUELA PROFESIONAL DE
PSICOLOGÍA V CICLO

LA VERDADERA ARMONÍA.

Por: Ronny Jair Pineda Alata

El siguiente ensayo tiene como introducción la siguiente cita: “Y Daniel habló y dijo: Sea
bendito el nombre de Dios de siglos en siglos, porque suyos son el poder y la sabiduría. El
muda los tiempos y las edades; quita reyes, y pone reyes; da la sabiduría a los sabios, y la
ciencia a los entendidos”. Daniel 2:20,21.

Con esta premisa se hizo un análisis de aspectos relevantes en la que la ciencia y la biblia
llegan a un punto de intersección, validando de esta forma las sagradas escrituras con la
comprobación de la ciencia, y teniendo a Dios como verdad absoluta.

En la actualidad la ciencia ha revelado que el sol y los planetas del sistema solar, giran
alrededor de nuestra galaxia. La actualizada “Ilustrated World Encyclopedia” afirma: "El sol
se encuentra hacia el exterior de esta galaxia, girando alrededor del centro de la galaxia a
la velocidad de alrededor de 170 millas por segundo (alrededor de 272 kilómetros por
segundo), llevando consigo a la tierra y a todos los demás planetas y cuerpos del sistema
solar. El sol precisará de alrededor de 220.000.000 años para completar su revolución
alrededor de la galaxia".

Mas esta verdad científica espacial, fue revelada miles de años antes al rey David, hace
aproximadamente 2.900 años atrás. Y fue descrito en uno de los salmos, donde David
hablando acerca del sol, el escribió:

(Salmo 19: 1; 4-6)

Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos. En ellos
puso tabernáculo para el sol; y éste, como esposo que sale de su tálamo, se alegra cual
gigante para correr el camino. De un extremo de los cielos es su salida, y su curso hasta el
término de ellos; y nada hay que se esconda de su calor.

La ciencia moderna nos dice que el movimiento general de nuestra atmósfera terrestre, es
desde los polos (Norte y Sur) hacia el centro del planeta, y que la atmósfera terrestre se
calienta en el Ecuador, luego esta se levanta, enfría y devuelve nuevamente su camino
hacia los polos Norte y Sur. No es insólito que este hecho se cite en la Biblia desde hace
miles de años. El sabio Salomón escribió en el libro de “Eclesiastés” lo siguiente:
(Eclesiastés 1: 6)

El viento tira hacia el sur, y rodea al norte; va girando de continuo, y a sus giros vuelve el
viento de nuevo.

El cientifico Matthew Fountaine Maury es reconocido como descubridor de las corrientes


oceánicas. Mas este efecto natural de los océanos, lo descubrió leyendo la Santa Escritura.
Su fe en la Biblia lo llevó a creer firmemente en la afirmación que David había hecho en el
libro de los Salmos. Después de oír la lectura de este pasaje, Maury descubrió muchas de
las corrientes marítimas que los marinos usan en la actualidad.

(Salmos.8: 8,9)

Las aves de los cielos y los peces del mar; todo cuanto pasa por los senderos del mar. ¡Oh
Jehová, Señor nuestro, ¡cuán grande es tu nombre en toda la tierra!

La ciencia no logra explicar quien otorgo las medidas exactas que ocupa la tierra. Para
volver el pensamiento del pueblo de Israel nuevamente hacia Dios, el profeta Isaías realizo
una pregunta.

(Isaías.40:12)

¿Quién midió las aguas con el hueco de su mano y los cielos con su palmo, con tres dedos
juntó el polvo de la tierra, y pesó los montes con balanza y con pesas los collados?

Dios le hizo a Job una pregunta similar:

(Job.38: 4,5)

¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra? házmelo saber, si tienes inteligencia.


¿Quién ordenó sus medidas, si lo sabes? ¿O quién extendió sobre ella cordel?

Con solo estos pocos aspectos podemos afirmar que Dios creó los cielos y la tierra y fue El
quien determinó las medidas exactas aún del universo. La tierra misma se encuentra
girando a una velocidad de 1000 millas por hora con relación al centro ecuatorial (alrededor
de 1600 kilómetros). Si girase a 100 millas por hora, la noche y el día se prolongarían diez
veces más de lo actual, las plantas se calcinarían por el calor del día y los sembríos se
destruirían por las temperaturas heladas en las noches... Si la luna sólo estuviera a 50.000
millas (algo más de 80.000 Kilómetros de distancia de la tierra) las mareas inundarían todos
los continentes, incluyendo las montañas. Si los océanos fueran más profundos, el
anhídrido carbónico y el oxígeno serian absorbidos del todo, y no podrían existir las plantas.
Si la atmósfera fuera más liviana que la actual, millones de meteoritos que son quemados
en el aire caerían en la tierra y provocarían terribles incendios.

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