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Teoría Política, 3
Fernando
Vallespín (ed.)
Joaquín Abellán
Helena Béjar
Andrés de Blas
José Luis Colomer
Josep M. Colomer
Antonio Elorza
Iring Fetscher
Marta Lorente
Luis Alberto Romero
E3 Ciencia política
Alianza Editorial
Fernando Vallespín, Joaquín Abellán,
Helena Béjar, Andrés de Blas,
Josep M. Colomer, José Luis Colomer,
Antonio Elorza, Iring Fetscher,
Marta Lorente, Luis Alberto Romero:
Historia de la Teoría Política, T
Ilustración, liberalismo y nacionalismo
El Libro de Bolsillo
Alianza Editorial
Madrid
Primera edición en «El Libro de Bolsillo»: 1991
Segunda reimpresión en «El Libro qp Bolsillo»:
I ntroducción
E l UTILITARISMO: BENTHAM
El principio de la utilidad
La democracia representativa
James Mill (Northwater Bridge, Forfashire, 1773-Kens-
ington, 1836) vivió la mayor parte de su vida de la pro
ducción de escritos. Alguno de ellos tuvo gran resonancia,
como la Historia de la India británica (1818), muy crítica
con el colonialismo inglés, y otros desempeñaron un papel
más divulgatívo, como el Análisis de los fenómenos de la
mente humana (1829), dedicado a la psicología asociacio-
nista, y Elementos de economía política (1821), un libro
Ilustración y liberalismo en Gran Bretaña 85
B IBLIO G R A FIA
Montesquieu
Vida y obra
De entre todos los pensadores políticos franceses del
siglo xviii ha sido Montesquieu quien ha ejercido la ma
yor y más permanente influencia. Él Chevalier de Jaucourt
recogió sus ideas en la Enciclopedia, para la que había de
escribir el artículo Despotismo, y el siglo XIX lo acogió
ante todo como teórico de la constitución liberal y de
la división de poderes. Su exposición en el capítulo sexto
del libro 11 del Espíritu de las leyes influyó también
de forma persistente en las reflexiones posteriores sobre
el sistema de gobierno británico. No es posible imagi
nar la constitución de los Estados Unidos y la constitu
ción francesa de 1791 sin el concepto de la división de
* Traducción parcial del capítulo «Poíitisches Denken im Frank-
reich des 18 Jahrhunderts vor der Revolution», en Pipers
Handbnch der politischen Ideen, I. Fetscher y H. Münkler, eds.,
Munich/Zurich: Piper, 1985; pp. 423-528. Traducción de R. Lu-
piani.
97
98 Iring Fetscher
ha teoría política
J ean-Jacques R ousseau
Vida y obra
Rousseau, en razón de su origen, su modo de vida y su
orientación política e histórica, representa el polo opuesto
132 Iríng Fetscher
a Voltaire. Su ideal social, una pequeña sociedad campe
sina formada en gran parte por familias que viven las
mismas relaciones económicas y que erigen un «orden re
publicano», viviendo en común, en paz y sobriamente
bajo leyes por ellos mismos elaboradas, tiene poco que ver
con la justificación volteriana de la sociedad burguesa de
clases y su dinámica económica. No obstante, ambos influ
yeron en la generación de los revolucionarios de 1789. Sin
duda, Voltaire más en los girondinos y Rousseau, ante
todo, en jacobinos y sansculottes.
Jean-Jacques Rousseau, nacido en 1712, era hijo de un
relojero y ciudadano de la dudad de Ginebra. Su padre
llevó una vida nada habitual y muy inquieta; vivió un
tiempo en Constantinopla y leía a Tácito y a Pufendorf.
Jean-Jacques fue colocado como aprendiz de escribiente
en el despacho de un abogado, y luego junto a un graba
dor de cobre. A los quince años huyó de la ciudad; un
intelectual católico le envió junto a Madame de Warens,
Se convirtió al catolicismo y entró en un seminario de
catequesis de Turín. Expulsado del servicio del conde de
Gouron por un pequeño hurto, se dirigió de nuevo en
1730 a Madame de Warens y, tras una breve estancia en
París, retornó junto a la querida «Maman». Junto a ella
transcurrió, como su amante, una feliz época en su casa
de campo, Les Charmettes. Los estudios autodidactas de
filósofos y teóricos del derecho natural como Descartes,
Leibniz, Malebranche, la Lógica de Port Royal, Pufendorf,
Grocio, Burlamaqui y Barbeyrac pusieron los fundamen
tos para sus futuros trabajos. En 1737 era preceptor en
Lyon, en casa de M. de Saín te Marie, en 1741 se trasladó
a París y en 1743 ocupó durante un año el cargo de se
cretario personal del embajador francés en Venecia.
A su regreso fue secretario del Fermier général Fran-
cueil. En esta época mantuvo contactos con Diderot, Con-
diilac, D ’Alembert, Raynal, Grimm y Holbach. Escribió
artículos para la Enciclopedia {Economía Eolítica y múl
tiples aportaciones sobre la música) y escribió el Discurso
sobre las ciencias y las artes (Si el restablecimiento de
las ciencias y las artes ha contribuido a mejorar las eos-
La Ilustración en Francia 133
bles? Tal vez producirían de una sola vez mayor daño del
que podrían evitar en los siguientes siglos» (p. 600).
Queda claro entonces que Rousseau, a pesar de toda su
admiración por el proyecto del Abbé de St. Pierre, de
ningún modo participaba de su ingenuo optimismo, y que
Voltaire, quien se explayó con mordaz ironía sobre el
Extrait de Rousseau, lo desconocía por completo. Hoy,
ciertamente, las ideas de St. Pierre no nos parecen tan
irreales, pero Europa ya no es tampoco el «señor del
mundo». Los cinco artículos de su proyecto decían lo si
guiente:
1. La configuración de una alianza permanente de
los Estados europeos, cuyos delegados se reúnen en un
parlamento o congreso que regula todas las disputas en
tre los miembros.
2. La regulación del procedimiento, de los períodos
de sesiones, del cambio sucesivo en la presidencia, etc.
Finalmente, las contribuciones que cada uno de los E s
tados debe aportar.
3. La garantía recíproca del statu quo territorial y
constitucional, de forma que los soberanos no sólo sean
defendidos contra ataques del exterior, sino también con
tra las revoluciones en el interior. Rousseau no encontró
obviamente nada que objetar a este artículo extraordina
riamente conservador.
4. La fijación exacta de lo que sucede en caso de rup
tura del tratado por un Estado: tales Estados serán pros
critos y obligados a guardar fidelidad al tratado por parte
de las fuerzas conjuntas de la unión. Los costes de la gue
rra serán pagados por el violador del tratado.
5. Con mayoría de votos (tres cuartas partes tras cin
co años), los delegados pueden, siguiendo instrucciones de
sus gobiernos, introducir nuevas reglamentaciones «para
obtener para la República europea y todos sus miembros
todas las ventajas posibles; pero los cinco artículos no po
drán ser nunca modificados» (p. 576).
Rousseau reafirmó sin objeción alguna una de las ideas
centrales del proyecto de St. Pierre, la idea de la fede
158 Iring Fetscher
B IBLIO G R A FIA
I. F uentes
1. En lo referente a la Enciclopedia, la edición original, reim
presa multitud de veces, es Encyclopédie ou Dictionnaire Raisonné
des Sciences, des A rts et des M étiers, par une société de gens de
Lettres, 1751, 1765, 1776; 17 vols. París, Neuchátel. Supplément
Amsterdam. No existe una traducción completa al castellano; tra
ducciones parciales, con especial atención a sus contenidos políti
cos, son: Artículos políticos de la Enciclopedia: Diderot y D ’Alem-
bert , selección, traducción y estudio preliminar de R. Soriano y
A. Porras, Madrid; Tecnos, 1986; D ’Alembert, Discurso preliminar
de la Enciclopedia, Madrid; Aguí lar, 1986 (las citas en el texto
hacen referencia a la edición alemana, Hamburgo, 1955), Respecto
a otros autores vinculados aí proyecto de la Enciclopedia: D. Díde-
rot, Oeuvres completes, ed. de J. Assezat y M. Tourneux, París,
20 vols., 1875-1877; en castellano han aparecido recientemente sus
Escritos políticos, traducción y escrito preliminar de A. Hermosa
Andújar, Madrid; Centro de Estudios Constitucionales, 1989; sus
La Ilustración en Francia 159
I. I ntroducción
Francia
Estados Unidos
Francia
Estados Unidos
BIBLIO G R A FIA
I, I ntroducción
Una buena síntesis del sistema legal colonial, así como del
desarrollo constitucional, L. M. Friedman, A H isiory of American
Law, 2.a ed., Nueva York, 1985, aun cuando es la obra de M. J.
Horwitz, The Transformation of American Law (1760-1780), Cam
bridge (Mass,, 1977), la mejor representación de la historia jurí
dica americana. También puede resultar de utilidad la obra citada
de Matteuci a pesar de su fuerte componente historiográfico in
teresado sobre todo por la perspectiva constitucional ensayada por
Mcllwaín. Para una completa visión del panorama colonial se
recomienda la lectura de las cartas coloniales recogidas en la co
lección citada en el texto.
Para eí problema de la representación, sin duda la obra de
J. R. Pole Poliiical R epresentaron in England and the Origins
of the American Republic, Berkeiey-L. A., 1966. La crisis del
Stamp Act, E. S. Morgan y H. M. Morgan, The Stam p Act Crisis:
Prologue to Revolution , Chapell Hill (U. of N. Carolina Press),
1953. Una cómoda y bien seleccionada colección de panfletos con
una interesante introducción en M. Jensen, Tracts o f The \Ame-
rkan Republic 1763-1776, Indianapolis, Nueva York, Kansas City,
1967, que ha sido la utilizada para este trabajo junto con la se
lección de S. Eliot Morison Sources and Documents lllustrating
the American Revolution and the Formation of the Federal Consti-
tution, 2.a ed., Nueva York, 1965. Sobre T. Paine, E. Foner, Tom
Paine and Revolutionary America, Nueva York, 1976, y sobre
Adams, la lectura de Wood y las páginas de E. P. Douglass
Rebels and Dem ocrats, Nueva York, 1965.
Dos obras generales para el período posterior a la Independen
cia, la citada de Countryman y la de F. McDonald The Formation
of the American Republic 1776-1790, Baltimore, 1975, y sobre la
Confederación, con una perspectiva beardiana, la esclarecedora de
M. Jensen The A n ieles of Confederation, Madison, 1940 (en la
misma línea, pero no consultada, The N ew Nation, 1950, cit. en
Sipn osis...), y la siempre ilustrativa obra de M. García Pelayo
Manual de Derecho constitucional comparado, Madrid, 1984, para
eí desarrollo constitucional de los diferentes Estados.
Respecto del proceso constitucional federal resulta útil por la
publicación de los Planes de Virginia y Nueva Jersey, M. Farrand,
The Framing o f the Constitution of the United States, New
Haven, 1968; también con publicación de documentos la compila
ción realizada por M. Kammen The Origins of the American
Constitution. A Document&ry H isiory, Nueva York, 1986. La his
toria de la convención en C. Rossiter, 1787. The G ran é Conve ri
ñon, Nueva York, 1987.
226 Marta Lorente
F ines y felicidad
3? lbid,t pp. 71-72, AK. IV, 420-421, y 41, AK. 402, respec
tivamente.
35 Esta solución interpretativa no es ni mucho menos pacífica,
pero no sólo me parece la mejor para comprender a Kant y la
más interesante para el pensamiento «práctico» en general, y esto
deberá juzgarse por lo que sigue, sino que su introducción inme
diata es lo único razonable en el contexto de estas páginas. La
consideración ulterior del principio o principios de universalidad
es aquí imposible, sí se piensa en las miles de páginas contra-
244 José Luis Colomer Martín-Calero
(...) Una ley pública que determina para todos lo que debe estar
j jurídicamente permitido o prohibido es el acto de una voluntad
pública, de la cual procede todo derecho, y, por tanto, no ha
de cometer injusticia contra nadie. Más, a este respecto, ts(l vo
luntad no puede ser sino la voluntad del pueblo entero (ya que
todos deciden sobre todos y, por ende, cada uno sobre sí mismo),
pues sólo contra sí mismo nadie puede cometer injusticia, mien
tras que, tratándose de otro distinto de uno mismo, la mera vo
luntad de éste no puede decidir sobre uno mismo nada que pu
diera ser justo (...)
131 Teoría y práctica, p. 49, AK. V III, pp. 305 y 306. Conflic
to de las facultades, edic. Filosofía de la historia, pp. 105-107,
AK. VII, pp. 85-87.
132 Pues la regla de esa constitución no procede de la expe
riencia, sino de la «razón y su ideal de una unión jurídica entre
los hombres bajo leyes públicas». Véase M J.S,, pp. 195 y 196,
AK, V I, 355, y Teoría y práctica, p. 59, AK. V III, p, 312.
288 José Luis Colomer Martín-Calero
B IBLIO G R A FIA
I. O b r a s d e K ant
1. V ida y obra
2. E l planteamiento general
3. L a p r i m e r a « d e m o c r a c ia » : L o s p e l i g r o s
DE LA PARTICIPACIÓN
5. E l individualismo
7. E l ideal de libertad
10. C onclusiones
BIBLIO G R A FIA
1. O b r a s del autor
a) En lengua original
b) E n castellano
a) Biografías
Jardín, A., Alexis de Tocqueville (París, Hachette, 1984). Esplén
dida biografía, rigurosa y amena, escrita por uno de los máxi
mos especialistas actuales en Tocqueville.
Mayer, J.-P., A lexis de Tocqueville (París, Gallimard, 1948). Libro
clásico sobre la vida de Tocqueville.
Palmer, R. (ed.), The Tuto Tocquevilles, Fatber and Son (H ervé
and A lexis on the Corning of the Revolution) (Princeton Uni-
versity Press, 1987).
b) E studios generales
Aron, R., L a s etapas del pensamiento sociológico (I) (Buenos Ai
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a Tocqueville como sociólogo.
Chevallier, J.-J., L o s grandes textos políticos (Madrid, Aguilar,
1954). Breve comentario de los puntos esenciales de L a demo
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Capítulo introductorio a la obra de Tocqueville.
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Rodríguez Zúñiga, L., «Tocqueville», en C. Iglesias, J. R. Aram-
berri y L. R. Zúñiga, Los orígenes de la teoría sociológica (Ma
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de Tocqueville,
c) M onografías
Birnbaum, P., Sociologte de Tocqueville (París), PUF, 1970).
Boesche, R., The Strange Liberalism of A lexis de Tocqueville
(Cornell Uníversity Press, 1987).
336 Helena Béjar
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Aron, R., «Alexis de Tocquevílle y Carlos Marx», en Ensayo so^.
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ya como un clásico sobre la noción de libertad en los autores
citados.
Bejar, H-, El ámbito íntimo (Privacidad, individualismo y moder
nidad) (Madrid, Alianza, 1988). Análisis sobre la actual « v a
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crítica tocquevílliana al individualismo democrático. «E l uso de
las pasiones en Alexis de Tocquevilíe», Revista de Occidente,
108, 1990; pp. 110-127.
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Furet, F., Pensar la Revolución francesa (Madrid, Petrel, 1980).
Furet, F., «Le systéme conceptúes de " L a démocratie en Araéri-
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Furet, F,, «L a découverte de l’Amérique», Magazine Littéraire,
núm. 236, diciembre 1986. Número monográfico sobre Tocque-
ville. Dos textos clave para entender la dimensión histórica
de Tocquevílle, especialmente el segundo, que analiza las opo
siciones. que atraviesan su obra.
Gauchet, M., «Tocquevílle, FAmérique et nous», Ubre {París,
Payot, 1980). Ensayo muy sugerente que resalta el conserva
durismo de Tocquevílle y que ahonda en las últimas consecuen
cias de la igualdad sobre las relaciones humanas.
Giner, $., Sociedad masa (Crítica del pensamiento conservador)
(Barcelona, Península, 1979).
Lefort, C., Essais sur le poliiique (X IX -X X siécles) (París, Seuil,
1988). Aunque bastante confuso, tiene interés el análisis del
nuevo despotismo.
Melonio, M., «D e Tocquevílle á Taine», Magazine Littéraire, nú
mero 238, octubre 1988.
Richter, M., «Tocqueville’s Contribution to the Theory of Revo-
lution», Nomos, V III (Nueva York, Atherton Press, 1966).
Sennett, R,, «Ce que redoutait Tocquevílle», Tel Quel, núm, 86,
1980. Estudio seminal para entender los efectos psicosocioló-
gicos de la dialéctica entre igualdad y libertad,
Spítz, D., «On Tocquevílle and the “ Tyranny of Public Sentí-
338 Helena Béjar
6. J ohn Stuart M il l
en la evolución
DEL LIBERALISMO INGLÉS
8. E l liberalismo en A lemania (1 8 1 5 -1 8 4 8 )
1) Liberalismo burocrático
2) Liberalismo constitucional
Monarquía constitucional
Derechos individuales
. ;Liberalism o y nacionalism o
3) El Radicalismo
BIBLIO G R A FIA
I. Obras
L IB E R A L IS M O EN IN G L A T E R R A
Bentbam
The Coüected Works of Jeremy Bentham, ed. J. H. Burns, J. R,
Dinwiddy, F. Rosen, Londres, Oxford, 1968 y ss.
Fragmento sobre el gobierno, trad. cast., Madrid, 1973.
Tratados de legislación civil y penal, ed. preparada por M. Ro
dríguez Gil, Madrid, 1981.
james MUI
An Essay on Government (1820, 1824), Nueva York, 1955.
Elements of Political Economy, Londres, 1821, 3.a ed. revisada,
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History of India, 3 vois., Londres, 1817 (4.a edición, 9 vols., 1848).
T. R. Malthus
Primer ensayo sobre la población (1798), trad. cast., Madrid, 1984.
P A R L A M E N T A R IA S
L IB E R A L IS M O EN F R A N C IA
I. O bras de C o n sta n t
L I B E R A L IS M O E N A L E M A N IA
Sobre radicalismo:
P. Wende, Radikalismus itn Vormarz, Untersmbungen zar políti-
scbe. Theorie der früh deutschen Demokratie, Wiesbaden, 1975.
R. Koch, Demokratie and St&at bei Julias Frobel, 1802-1893,
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Capítulo V II
La formación del liberalismo
en España
Antonio Blorm.
BIBLIO G R A FIA
La I l u s t r a c ió n , 1750-1790
C r i s i s e u r o p e a , 1790-1808
L a R e v o l u c ió n : la P a t r ia B o b a , 1808-1815
L i b e r a l i s m o y o r d e n , 1825-1850
L a in f l e x ió n : e l n u ev o l ib e r a l is m o
BIBLIO G R A FÍA
riza por su carácter reactivo ante los que pueden ser con
siderados como nacionalismos popularesT Pero no es me
nos cierta la existencia de otros nacionalismos «oficiales»,
de impulso estatal, que tienen poco que ver con supuestos
de reacción y bastante relación en cambio con las exigen
cias derivadas de un orden político liberal o de una políti
ca de expansión exterior. Por último, y dentro de la des
cripción de estas variantes de nación y nacionalismo, se
refiere B. Anderson a los hechos nacionales surgidos al
compás del proceso de descolonización, capaces de combi
nar los rasgos de un nacionalismo «americano» (acepta
ción de los límites geográficos coloniales y de la lengua
imperial), «popular» europeo (vocación populista y movi-
lizadora) y «oficial» (políticas de «rustificacíón» a favor
de la ocupación de un aparato político heredado de la
etapa colonial).
E. Gellner (1964, 1983, 1987 y 1990) es, sin duda,
uno de los más influyentes estudiosos del nacionalismo
desde la perspectiva sociológica. Su hasta cierto punto
paradójica actitud ante él (negación de los postulados del
nacionalismo cultural, aceptación de la generalidad y fun
cionalidad del nacionalismo), suscita sentimientos encon
trados tanto entre los propios nacionalistas como entre
sus detractores. Su punto de arranque es profundamente
desmitificador de las ideas propias del nacionalismo cul
tural. En tanto éste consista en una pretensión de hacer
dependientes las realidades estatales de unos hechos cul
turales, se revela como una aspiración que no solamente
choca con el pasado, sino que plantea serios problemas al
presente a ía vista de una complejidad cultural desacorde
con la posibilidad de crear tantos Estados como realidades
nacionales de signo cultural existente. Establecido que
solamente las realidades estatales pueden poner en mar
cha con garantías de eficacia las demandas nacionalistas,
Gellner subraya el dato de que las sociedades tradiciona
les son en buena medida incompatibles con las pretensio
nes del nacionalismo; se evidenciaría ello por el carácter
dominante en este tipo de sociedades de las organizaciones
políticas de base local o vocación imperial.
El nacionalismo 491
del xvm y del xix, una causa que puede tener muy poco
que ver con una protesta nacionalista d e signo cultural.
En segundo lugar, y como se ha señalado antes, forma
parte de la visión pluralista de Acton la defensa de un
tratamiento federal y autonomista de los problemas na
cionales. Y es justamente un expediente como el «Home
Rule» el que puede hacer del problema irlandés, en lugar
de una amenaza al orden liberal y democrático británico,
una garantía complementaria del mismo. Es defendible,
pues, sin menoscabo del reconocimiento de las oscilacio
nes a lo largo del tiempo de su pensamiento político, la
coherencia del pensamiento de Acton en relación al na
cionalismo.
A MODO DE EPÍLOGO
BIBLIO G R A FIA
1. E s t u d io s g e n e r a l e s s o b r e e l n a c io n a l is m o
3. O tra b ib l io g r a f ía
IS B N 978-84-206*7306-6
El libro de bolsillo
Ciencias sociales
C ien cia p olítica