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La diversidad cultural, los cambios a lo largo de la época colonial y periodo

independiente, las diferencias locales y regionales hacen difícil no sólo construir


una perspectiva general sino incluso definir qué es un indio o qué es lo indio. Los
indios en la historia de México es un esfuerzo de revisión historiográfica y
bibliográfica que tiende un puente entre lo particular y lo general.
Desde hace poco más de un par de lustros el tema indígena ha sido foco de
atención para lectores especializados y público en general. La quinta entrega de la
serie Herramientas para la Historia pone su acento en dicha cuestión: los indios en
la historia de México. Margarita Menegus, autora del texto, pone énfasis en la
historiografía indigenista que trata el periodo posterior a la conquista española
(siglo XVI) y abarcando hasta algunas de las reformas liberales o del Porfiriato
(siglo XIX), privilegiando siempre los aspectos económicos.
Durante el siglo XVI surgen las primeras transformaciones, que son el paso
de las estructuras indígenas prehispánicas a las modificaciones en su organización
introducidas por las formas de gobierno españolas. En la primera parte del libro
se analiza con detalle el papel jugado por la encomienda indiana en el proceso de
colonización y algunas de sus consecuencias, principalmente en la construcción
del sistema tributario y sus particularidades a lo largo y ancho del país. Un
apartado posterior reconstruye el proceso de instauración del cabildo indígena y
explica las funciones que realizó en el nuevo orden tanto la nobleza indígena
como el cacicazgo. Un conocimiento amplio de estos factores se dio a partir de
1960 con la publicación de documentos relativos a la propiedad de la nobleza
indígena y algunos de sus privilegios.
Un punto interesante en el desarrollo del trabajo de Menegus es el relacionado a
la educación y evangelización indígenas. Tanto la enseñanza como la
cristianización de la población indígena se dieron de manera temprana a través
del Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco, perteneciente a los franciscanos y cuya
fundación se remonta a 1536, apenas quince años después a la guerra de
conquista. La historiografía más tradicionalista ha señalado por varios años que la
educación indígena en la época colonial se redujo a las enseñanzas básicas y que
en materia religiosa la finalidad era coadyuvar con los misioneros en el proceso
de evangelización. Menegus parece no estar de acuerdo con esa visión y afirma
que los indios nunca fueron marginados por completo de la educación superior y
que en Santa Cruz de Tlatelolco se contemplaba la posibilidad de constituir un
clero indígena.

Por mucho tiempo la periodización habitual hacía un corte en el siglo XIX; era
la diferenciación entre el México independiente y la etapa colonial. Sin
embargo, en tiempos recientes la historiografía indigenista ha utilizado un
planteamiento metodológico que vincula el periodo autónomo al colonial, lo
que resulta bastante apropiado para los temas referentes a la propiedad en
general y al de las comunidades indígenas o campesinas en particular. En los
siglos XVIII y XIX las reformas borbónicas y la desamortización de los bienes del
clero son fundamentales para entender las transformaciones económicas
dentro de las comunidades indígenas.

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