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EL PEQUEÑO NETO

Érase una vez un niño a quien le llamaban


Neto, nació en el seno de una familia
luchadora, su padre ingeniero en
agronomía y su madre profesora. Desde
pequeño veía como su madre preparaba
todos los días los materiales de la clase que
impartiría el día siguiente, le brillaban los
ojitos a Neto al ver los carteles llenos de
colores y formas con muchos números, no
entendía que significaban, pero le gustaban.

Cuando empezó a ir a la escuela un año recibió clases con su madre y fue ahí que
entendió de que se trataba todos los carteles que su madre con esmero y dedicación
preparaba, ella era maestra de geografía y sociales, le vio el esmero y dedicación con
la que su madre impartía la clase, que en ese momento se inspiró y decidió ser el
mejor de su clase, y de las demás porque quería ser un día como su madre.

Fue aprendiendo mucho de la historia de su pequeño El Salvador, cada libro que leía
sobre historia o geografía era un mundo de aventura en sus manos y así mismo de
todos los países que lo rodean, le fascinaba conocer las diferentes culturas que
existían sentía enriquecedor conocer las raíces de cada cultura y conocer de ellas,
como han ido evolucionando y otras que han desaparecido, que solo han quedado en
la historia de la humanidad.

Así fue pasando el tiempo hasta que llegó a la Universidad que se dedicó a estudiar
sociología, se encontró con muchos compañeros amantes de la sociología y la
historia, se sentía muy feliz de compartir el conocimiento que tenía con sus
compañeros y de conocer las diferentes opiniones que ellos aportaban cuando
hacían debates de un tema en particular.

Hoy en día es un sociólogo muy reconocido que imparte conferencias en diferentes


países felizmente casado con otra profesional en la materia, que lo acompaña
siempre en sus conferencias, y que siempre se recuerda de su madre quien puso esa
semilla de inspiración en su persona. FIN

Raymundo Ernesto Guzmán Cruz, BBSS160130

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