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MUY POQUITO

A BILLY Sandy Bailey

Si la ceguera es ciega para sí misma,


Entonces aparecerá la visión.
Abres la puerta que era tu escudo,
Y sales para adentrarte en el tumulto del viento
Y entre borrosos tatuajes de la luz que estropean el suelo.
El día te hace sentir el frío sobre la piel.
«Apártese —dices a lo que sea que espere—, apártese».
Al momento se retira el trueno púrpura, el tulipán deja caer
Sus pétalos, el camino se despeja.
Te diriges al oeste, hacia la Divisoria
Continental 5 y por las encañadas abajo hacia un valle
interminable.
El aire es puro, las casas están vacías.
A lo lejos, el viento —todo hielo y sentimientos—
Se inventa un árbol y un arpa y empieza a tocar.
¿Habría algo mejor? Largas frases de aire moviendo las hojas,
¿Hojas que amarillean? Pero, escucha de nuevo. ¿De verdad
es el viento
O será alguien corriendo
Un paso por delante de la oscuridad?
Y si lo es y nada ocurre,
Como pensabas, entonces, ¿qué diferencia hay
Entre la ceguera perdida y la ceguera recuperada?

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