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ojos
Por el Élder David A. Bednar
Dos de las preguntas que se nos han planteado una y otra vez son: ¿Por
qué es tan importante estudiar las Escrituras? ¿Qué puedo hacer para
que mi estudio de las Escrituras sea más edi cante y e caz?
Por el poder del Espíritu Santo, cada uno de nosotros puede recibir un
testimonio espiritual independiente de cualquier otra persona y “saber
por ustedes mismos” que Jesús es el Salvador y nuestro Redentor.
En esencia, las Escrituras son una “grabación” escrita de la voz del Señor,
una voz que podemos sentir en el corazón más que oírla con los oídos; y
al estudiar el contenido de la palabra escrita de Dios y sentir su espíritu,
aprendemos a oír Su voz en las palabras que leemos y a entender la forma
en que el Espíritu Santo nos comunica esas palabras. Así se explica en
Doctrina y Convenios 18:34–36:
“Por tanto, podéis testi car que habéis oído mi voz y que conocéis mis
palabras”.
¡Qué importante es que cada uno acuda repetidas veces a las Santas
Escrituras y así obtenga experiencia y con anza al oír y sentir Su voz. Al
estudiar las Santas Escrituras con regularidad, “he aquí, las palabras de
Cristo os dirán todas las cosas que debéis hacer” (2 Ne 32:3).
Durante nuestro proceso de venir a Cristo, resulta esencial oír y sentir la
voz del Señor, así como conocer Sus palabras. El Salvador enseñó: “Mis
ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen” (Juan 10:27; cursiva
agregada). Así pues, oír Su voz es el paso previo para seguirle
adecuadamente, “porque [mis escogidos] escuchan mi voz y no
endurecen su corazón” (D. y C. 29:7). Verdaderamente, podemos recibir
instrucción de Él y seguirle. Todo miembro de La Iglesia de Jesucristo de
los Santos de los Últimos Días goza de la capacidad espiritual de oír,
sentir y seguir, la cual se ve fortalecida por medio del estudio diligente de
las Escrituras.
¿Qué puedo hacer para que mi estudio de las Escrituras sea más
edi cante y e caz?
El comprender y aplicar cinco principios básicos puede hacer que
nuestro estudio personal de las Escrituras sea más edi cante y e caz.
El profeta José Smith nos dio una pauta importante para re exionar y
meditar en las Escrituras cuando enseñó: “Tengo una llave por medio de
la cual entiendo las Escrituras. Pregunto: ¿Qué fue la pregunta que
ocasionó la respuesta, o que causó que Jesús relatara la parábola?”2. El
esforzarse por comprender la pregunta previa a una determinada
revelación, parábola o episodio puede ayudarnos a obtener un
entendimiento más profundo de las Escrituras.
“Si [los autores del Libro de Mormón] vieron nuestros días y eligieron
aquellas cosas que serían de máximo valor para nosotros, ¿no es eso
su ciente razón para estudiar el Libro de Mormón? Constantemente
deberíamos preguntarnos: ‘¿Por qué inspiró el Señor a Mormón (o a
Moroni o a Alma) para que incluyera esto en su registro? ¿Qué lección
puedo aprender de esto que me ayude a vivir en esta época?’”3.
“Os digo, hijos míos, que si no fuera por estas cosas [las Escrituras], las
cuales se han guardado y preservado por la mano de Dios para que
nosotros pudiéramos leer y entender acerca de sus misterios, y siempre
tener sus mandamientos ante nuestros ojos, aun nuestros padres
habrían degenerado en la incredulidad…
“¡Oh hijos míos, quisiera que recordaseis que estas palabras son
verdaderas, y también que estos anales son verdaderos!… y podemos saber
de su certeza porque las tenemos ante nuestros ojos.
Notas
1. “To the Honorable Men of the World”, The Evening and the Morning
Star, agosto de 1832, pág. 22; cursiva agregada.
2. History of the Church, tomo 5, pág. 261.