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1
Ver http://www.mrecic.gov.ar/ccsc/index.htm
2
Ver http://www.somosmercosur.org;
http://www.corrientes.gov.ar/secretaria/ssgg/dri/ver_novedad.asp?novid=1453&catid=13&mes=99&anio
=9999&path=/secretaria/ssgg/dri/
social del bloque. Un importante locus propulsor de estas instituciones y programas son
las Cumbres Presidenciales del Mercosur. Por su gran divulgación mediática y
consecuente impacto sobre la opinión pública, estos eventos son espacios importantes
de difusión sobre las iniciativas que se desarrollaran dentro de cada país, además de
proporcionar una ocasión para la reafirmación de los objetivos comunes y la
visualización de la red en su conjunto.
En junio de 2005, durante la XXVIII Cumbre Presidencial del Mercosur, un
documento repartido entre las delegaciones participantes afirmó la necesidad de incluir
la cuestión social en el proceso de integración. En tal ocasión el Programa “Somos
MERCOSUR” fue lanzado oficialmente tras el discurso del mandatario uruguayo que
instigaba la “integración desde la sociedad civil”. Los demás discursos presidenciales
también resaltaron la importancia de la formación de la ciudadanía regional, enfatizando
su rol fundamental frente a la futura creación del Parlamento del Mercosur
(PARLASUR). Los esfuerzos en conformar el futuro parlamento para la región, electo
por sufragio universal directo y secreto, seguramente exigirán el afianzamiento de una
ciudadanía con consciencia de su papel político y social dentro del proyecto de
integración. El presidente Tabaré Vázquez dejaba clara esta idea al argumentar que “no
hay integración sin ciudadanía” y al hablar de la necesidad de “desarrollar
institucionalidad como sistema de integración ciudadana”3. Las semillas sembradas por
los jefes de gobierno en tal encuentro tuvieron sus frutos en la Cumbre sucesivas. En
2006, simultáneamente a la Reunión de Jefes de Estado, tuvo lugar la I Cumbre Social
del Mercosur donde se realizó la sesión inaugural del PARLASUR. No fue por acaso
que la primera sesión se realizara durante el evento, pues su creación anunciaba la
consolidación de la estructura política regional con respaldo en una ciudadanía que, en
tal circunstancia, se personificaba en los representantes de los movimientos sociales,
populares y en las ONGs presentes. El lanzamiento oficial del Parlamento regional
podría ser percibido como una especie de confirmación del pacto asumido en la
“Declaración Presidencial Sobre Compromiso Democrático” en 1996 y que vendría a
afianzar institucional y jurídicamente el régimen.
Un elemento importante que subyace este proceso es la construcción de la
“ciudadanía del Mercosur”. Eso implica no solo redefinir las fronteras geográficas de un
nuevo territorio para el ejercicio de la ciudadanía, sino también un encuentro de las
distintas facetas de la misma, según como es operada en cada país. Si por un lado hay
una pluralidad de modelos y prácticas ciudadanas construidas en cada contexto y
variables según el nivel y el tipo de democracia desarrollada en cada uno, por el otro,
existe una tendencia general trasnacional respecto del papel protagónico que tiene la
participación. Sin embargo, como veremos, el modo local en que esta ciudadanía se
desarrollaría a nivel regional parece ser un punto aun en cuestión que plantea
continuidades y rupturas con las tradiciones locales de pensar la democracia.
A un año de la I Cumbre Social del Mercosur y a dos del lanzamiento del Programa
Somos Mercosur, un análisis en retrospectiva4 insistía en que se trataba de algo inédito
en los procesos de integración aunque clasificaba las iniciativas cómo más retóricas que
efectivas. No me interesa discutir aquí las consecuencias “efectivas” de tales
encuentros. Justamente, este aspecto “retórico” es fundamental para explorar de qué
forma se construyen, circulan y se hacen efectivos los discursos sobre la integración
regional, concretamente en la propia idea de „ciudadanía regional‟ como una de las
formas de intervención del nuevo plan de integración que manifiesta una preocupación
3
Para los discursos presidenciales en la integra consultar http://www.mercosur.
4
“Gobiernos que no escuchan”, Le Monde, agosto 2007.
contemporánea por la cuestión social. ¿Cómo se idealizan la ciudadanía y su ejercicio?
¿Quién circunscribe el término “ciudadano del Mercosur” y cuáles serían sus prácticas
ciudadanas legítimas? He optado por una interpretación intertextual5. Esta ha permitido
articular los discursos con el contexto de integración regional desde donde ellos mismos
son planteados. A través de la intertextualidad he buscado examinar la creación,
reconfiguración y articulación de la ciudadanía formulada a nivel gubernamental e
institucional por los países involucrados en el bloque. En este sentido, nombrar a los
individuos como ciudadanos y fomentar prácticas de inclusión y participación social, así
como crear una estructura institucional que promueva prácticas democráticas, implica
influir en las acciones concretas de los sujetos y/o en sus percepciones sobre la
ciudadanía y la democracia. Según el politólogo Gerardo Caetano, uno de los actuales
desafíos de los sistemas políticos es justamente “la construcción de nuevos pactos de
ciudadanía” que, atentos a las configuraciones de los nuevos contextos 6, sean capaces de
establecer canales de diálogo con la sociedad. A las ciencias sociales, argumenta, cabría
una renovación conceptual, una abertura en la mirada capaz de dar cuenta de la
polisemia de estos fenómenos sociales en la contemporaneidad.
Para llevar a cabo la tarea propuesta fueron observados dos eventos específicos
realizados en Buenos Aires en el año 2008: la “Jornada hacia una ciudadanía plena en el
Mercosur” (Organizado por el Instituto Nacional Contra la Discriminación la Xenofobia
y el Racismo - INADI) y el “Seminario por la integración regional: el parlamento del
Mercosur y la participación política de los jóvenes” (Iniciativa conjunta entre:
Juventudes Políticas de América Latina y el Caribe La Cámpora, Universidad Nacional
de Lanús, Cámara de Diputados de la Nación, Ministerio de las Relaciones Exteriores,
Comercio Internacional y Culto de la Nación, Instituto Nacional de Administración
Pública (INAP), Secretaria de Gestión Pública (JGM). Estos eventos - parte de un
conjunto de iniciativas fomentadas en el marco de la integración regional - resultaron en
importantes espacios de escucha para tomar contacto con los discursos de los sujetos o
colectivos –entre ellos políticos, funcionarios del gobierno y académicos, involucrados
en la construcción y la definición de la “ciudadanía regional”. ¿Qué narrativas se
afirman como legítimas? ¿Qué discursos emergen y que historias privilegian?¿Cómo
son construidas y articuladas las narrativas que “(re)significan” el espacio regional y sus
ocupantes?
5
La antropología y la lingüística han utilizado el término “intertextual” para describir la relación entre
discurso y contexto: “[…]el análisis intertextual demuestra de que forma los textos hacen uso,
selectivamente, de ordenes de discurso –configuraciones específicas dentro del conjunto de prácticas
convencionadas (genero, discursos, narrativas, etc.) que se encuentran a disposición de productores e
interpretes de un texto en una determinada situación social. En los términos de Kristeva [1986:39],
tratase de la „inserción de la historia (sociedad) en un texto, y de ese texto en la historia‟.” (Fairclough in
Schneider, 2004:101)
6
En un estudio sobre las democracias en América latina, Caetano llama la atención para la complejidad
que involucra el analice de las practicas ciudadanas. Advierte aún sobre la diversidad de las formas de
concebir y practicar la vida pública, debiéndose considerar no solo las influencias socio históricas
específicas de cada contexto sino también aquéllas correspondientes a lo que define como “nuevos
contextos”: “emergen nuevas formas de identificación social y política mucho más efímeras (…); Varían
también nuestras prácticas y nociones del espacio público(…); ha cambiado la valoración social del
tiempo; (…)se ha debilitado los contextos habituales de confianza (…)y su consiguiente afectación del
vínculo social (…) provocan un repliegue ciudadano a la vida privada y a la familia.” (Caetano,
2007:190)
Estos sujetos o los colectivos que representan no se encuentran todos en el mismo
nivel, ni suponen un discurso homogéneo. Existen diferencias personales, de jerarquía y
de pertenencias institucionales. Esas diferencias, sin embargo, no desalientan un análisis
integrado de rasgos genéricos que estas personas comparten al referirse a la integración
y a la ciudadanía regional, pero nos llaman la atención sobre la necesidad de una mirada
encarnada de los discursos que nos permita entender la complejidad de articulaciones no
siempre pacíficas entre los actores en juego 7.
1. La ciudadanía plena
7
La dinámica de los eventos fue concebida como un proceso de doble mano entre académicos, políticos y
funcionarios gubernamentales. De hecho las mesas organizadas incluían tanto académicos como
funcionarios y políticos. Al buscar en los académicos un punto de apoyo sobre el cual legitimar los
proyectos en ejecución (así como aquellos que resultarán en futuras políticas públicas), el Estado parece
“conceder” a este grupo su inclusión en el espacio legítimo de debates, permitiendo un margen de
influencia de estos sectores en el juego político.
8
Durante su participación en el evento también hizo referencia a los “nuevos derechos”, entre los cuales
estarían incluidos el “derecho al medio ambiente” y el “derecho a migrar”.
“La participación en la sociedad nacional y en aquella donde se elije
establecer (Representante Regional para el Cono Sur de la Organización
Internacional para las Migraciones).
En gran parte de los discursos, así como en el marco legal, se observa que la
población migrante tiene un rol destacado, siendo en gran medida la beneficiaria directa
de esta ciudadanía regional emergente. Si retomamos algunas de las definiciones de
ciudadanía plena expuestas anteriormente encontramos que la misma se relaciona con
“la participación en la sociedad donde se vive además de la participación electoral” y
con “la participación en la sociedad nacional y en aquella donde se elije establecer”. En
este sentido, una de las formas de implementar tal modelo sería “posibilitar la
integración del inmigrante del Mercosur en la sociedad de destino y fomentar la
manutención del vinculo en la de origen”.
Importantes reformas en la construcción de las políticas públicas migratorias en
Argentina ponen en sintonía el rol protagónico que el inmigrante del Mercosur adquiere
en la anhelada integración social del bloque con lo que determinados autores llaman de
“ciudadanización de la política migratoria” (Domenech y Magliano, 2008: 53). Tal
término se refiere a los cambios en los discursos políticos sobre las migraciones
internacionales observados en la región latinoamericana desde fines del siglo XX que,
segundo Domenech (2008), impulsaron modificaciones significativas sobre el tema de
los Derechos Humanos de los migrantes y los pusieron en el centro de los debates sobre
desplazamientos poblacionales:“En términos de política migratoria, la ciudadanización
estaría dando cuenta de dos hechos íntimamente articulados: por un lado, la creciente
participación de los movimientos y organizaciones de la sociedad civil en la
determinación de los asuntos migratorios y, por el otro, el formal reconocimiento de
derechos civiles, sociales, económicos, políticos y culturales de los migrantes, tanto a
los inmigrantes cuanto a los emigrantes.” (Domenech, 2008: 54). Aun que no se
profundizará en este trabajo sobre las modificaciones en la ley migratoria nacional, cabe
destacar la idea de “corresponsabilidad” desarrollada en el marco de los procesos de
integración regional del Mercosur (Mármora, 2003) que, en sintonía con lo antedicho,
buscan armonizar las acciones del estado de origen y destino de los inmigrantes. Tanto
para aquellos que migran para establecerse definitivamente en el país de destino como
para aquellos que transitan por turismo son garantizados los mismos derechos que
tendrían en sus países de origen, con excepción de los derechos políticos9. En este
9
Podemos encontrar una insipiente referencia a los “derechos políticos” en el art 11 de la nueva ley
migratoria 25.871 Cap I, Art 11: “La República Argentina facilitará, de conformidad con la legislación
sentido, aunque la Ley Migratoria 25.871 sea un avance en materia de garantía de los
derechos de los migrantes, estableciendo como principal de ellos el propio acto de
migrar, ejercerlo implica actualmente perder parcial o totalmente los derechos políticos
en su país de origen. Este es el caso de algunos de los países del Mercosur como
Bolivia, Paraguay y Uruguay.
Los bolivianos y los paraguayos representan las dos colectividades más
numerosas en Argentina, contabilizando la mayor parte de los pedidos de radicación en
el país. Los uruguayos, por su parte, representan la colectividad más numerosa en la
Capital Federal, seguidos por los paraguayos y los bolivianos10. Además de su gran
presencia en términos numéricos, las tres comunidades pueden ser citadas por su
participación en la lucha por el derecho al voto de los migrantes en el exterior.
En el caso de la colectividad boliviana, la pelea por el derecho al voto en el
exterior viene desde principios de 2000. En 2008 el proyecto de Ley 443/008 de voto en
el Exterior es finalmente aprobado en la Cámara de Diputados boliviana, sin embargo su
entrada en vigor depende actualmente de la Comisión de Constitución del Senado que
todavía no la ha aprobado. La comunidad boliviana en Argentina ha manifestado
fuertemente su apoyo a la vigencia de la ley, incluyendo una huelga de hambre en
Buenos Aires el octubre pasado.
Casi en el mismo período que la colectividad boliviana, la colectividad uruguaya
también empezaba su lucha por el derecho al voto en el exterior recurriendo a diferentes
modos de acción. Realizaron desde manifestaciones durante el mundial de futbol en
Francia hasta la organización de eventos como el “I Encuentro Mundial de la Patria
Peregrina” en 2006. En la mitad del año siguiente, desde el Centro Cultural por la
Cooperación (Buenos Aires), los uruguayos residentes en Argentina lanzaban la
campaña por el “voto de los uruguayos en el exterior”, buscando transformar en realidad
el proyecto de ley acerca de la extensión del voto a los uruguayos residentes en el
exterior firmado por el presidente Tabaré Vázquez en su primera semana de mandato.
En el caso de la vecina nación paraguaya el derecho al voto en el exterior fue
definitivamente vetado a principios de los 90 durante el proceso de reforma de la
constitución de 1967. Fueron muchos los debates suscitados dentro y fuera de Paraguay
y “A pesar de la fuerte presión que ejercieron algunas organizaciones de paraguayos
residentes en Argentina y de los medios de comunicación, la aprobación del artículo
120 de la Constitución de Paraguay se convirtió en un hito para los de “extramuros”,
puesto que, en 1992, según consideran, se los construyó como “ciudadanos de
segunda” (Halpern, 2003: 1). Los reñidos debates entre blancos y colorados pusieron en
foco la noción de ciudadanía y, como en el caso de las naciones vecinas, cuestionaban
quien tendría o no el derecho de ejercerla a través del sufragio: ¿residentes o
11
Específicamente en el caso paraguayo la cuestión migratoria adquiere extrema complejidad visto que,
durante los 35 años que duraron la dictadura Stronista, miles de paraguayos “emigrados”, hoy residentes
en el exterior, reivindican que el Estado reconozca su condición de “exiliados” y/o “expulsados”. Para
ver más, Halpern (2003).
12
El valor total de remesas en todo mundo 283mil millones de dólares. Hasta 2006 la región de America
Latina y Caribe lideraba el número de remesas. En 2008 es igualado por los países de Asia oriental (
Informe del Banco Mundial, 2008).
argumento se fundamenta en la legalidad de la adquisición de derechos políticos una
vez que sus contribuciones para el crecimiento económico nacional son interpretadas
como un cumplimento con su deber (ciudadano) frente a la patria. Indiscutiblemente, los
nuevos contextos -la influencia de las migrantes en las economías nacional y mundial,
los cambios en el mercado laboral y, no se podría dejar de mencionar, la creciente
importancia de los Derechos humanos- abrieron el margen de negociación en relación
con los derechos y deberes de la población migrante, posibilitando un puje que
desdibuja (o reconfigura) los limites del adentro/afuera, propio/ajeno,
nacional/extranjero.
Pero si, como señalado anteriormente, este movimiento hace parte de una
tendencia observada en otros contextos como la Unión Europea y Estados Unidos, ¿que
características esta dinámica adquiere en el contexto regional? ¿Cómo son marcadas las
“nuevas diferencias”? Consciente de la complejidad del escenario y de los límites de
este trabajo, se buscará señalar algunos elementos del discurso institucional capaces de
revelar las huellas de este proceso.
“Yo siento que los próximos años de este desarrollo y de este modelo de
integración genera una instancia donde uno puede poner expectativa.
Seguramente la generación de ustedes en algún momento podrá pensar con
más seriedad, como dijo Cristina, que Latinoamérica es nuestra casa, de
poder hablar de ciudadanos americanos como hablan los europeos hoy de
ciudadanos europeos. Es un tránsito, pero un tránsito que se tiene que
construir, que me parece que las cosas van en un sentido y adquiriendo un
volumen que tiene que ver fundamentalmente con las demandas de nuestros
pueblos”. (Legislador del PARLASUR, Diputado Nacional)
“Sin unidad no hay soberanía y sin soberanía hay dependencia. (…) El primer hito
para conquistar la soberanía fue en 2005 no firmar el ALCA, el segundo el banco
del Sur. (…) San Martín y Artigas ya iniciaron mucho tiempo atrás la unificación de
America Latina.”
“esperemos que el sueño de la Patria Grande sea realidad” (Rectora Universidad
de Lanús)
4. Consideraciones finales
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