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En esta sección del capítulo quinto, el propósito es mostrar los caracteres existenciales
del Ahí del estar-en-el-mundo en la forma particular de la cotidanidad, intentando
responder la pregunta fundamental que dirige la exposición en cuestión: “¿cuáles son
los caracteres existenciales de la aperturidad del estar-en-el-mundo cuando este estar-
en-el-mundo se mueve en la cotidianidad en el modo de ser del uno?” (Heidegger, 2002,
p.190). Lo importante es, en efecto, investigar el comprender, el interpretar, y las
posibilidades de ser del Dasein en cuanto uno (Das man), considerando que “el Dasein
inmediata y regularmente se absorbe en el uno y es dominado por él” (Ibíd.).
En palabras del comentarista Francisco Lara (2015), se trata de “mostrar cuáles son las
formas de apertureidad del Dasein cotidiano: cuáles son las formas de discurso,
comprensión (e interpretación) y disposición afectiva que adopta el uno” (p.159).
§ 35. La habladuría
§ 36. La curiosidad
En efecto, este término mienta una forma de encuentro perceptivo con el mundo a la
cual tiende el Dasein. Recogiendo la herencia filosófica griega, se muestra una primacía
del ver, refiriéndose tanto a Aristóteles como a Parménides. Esta primacía se concibe
como propia del modo de ser del hombre, y se refleja en las expresiones utilizadas que
enumera Heidegger desde San Agustín y la concupiscentia. En efecto, “cuando se habla
de conocer, los otros sentidos hacen suya, por una cierta analogía, la operación del ver,
en la que los ojos tienen la primacía” (p.194).
En otras palabras, Lara (2015) nos dice que “la curiosidad no pretende hacerse con el
ente de una forma cognoscitiva, sino que su modo de huida es más bien el de
abandonarse a la multiplicidad del mundo, pasando de una cosa a otra, accediendo a
esto y aquello sin quedarse ni implicarse en nada” (p. 163). En esta descripción sintética
del fenómeno de la curiosidad, se exponen las principales características ontológicas de
este modo de ser
§ 37. La ambigüedad
La caída puede entenderse, además, como una “modalidad existencial del estar-en-el-
mundo” (199). Esta definición general permite enfocar la estructura de este modo de ser
del Dasein, remitiéndose al análisis de la estructura de movilidad en la caída. Pero,
¿Cuál es esta estructura? En aras de identificar esto, lo primero a tener en cuenta es que
la caída del Dasein no proviene desde fuera, es decir, no hay algo ajeno al Dasein que lo
altere de tal modo que le haga caer. En palabras de Rivera (2002) “La idea aquí es que
el propio Dasein se tienta a sí mismo, es decir, que la caída no le viene desde fuera, por
causas externas, sino que le viene desde dentro de sí mismo, desde su propio ser” (482).
Hay, en efecto, en el propio modo de ser del Dasein una tentación por “caer”
Bibliografía