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Es una enseñanza basada en la historia del hijo pródigo, en donde Dios espera de brazos abiertos a todos aquellos hijos que se han alejado de El, pero sienten en su corazón el deseo de volver a la casa de su Padre
Es una enseñanza basada en la historia del hijo pródigo, en donde Dios espera de brazos abiertos a todos aquellos hijos que se han alejado de El, pero sienten en su corazón el deseo de volver a la casa de su Padre
Es una enseñanza basada en la historia del hijo pródigo, en donde Dios espera de brazos abiertos a todos aquellos hijos que se han alejado de El, pero sienten en su corazón el deseo de volver a la casa de su Padre
Recordaba ayer de dónde Dios me sacó y todo lo que ha hecho Su amor y su
gracia en mi vida y ha sido algo maravilloso. En este caminar ha habido momentos difíciles, momentos de alegrías, momentos de dudas, momentos de milagros, momentos de tormentas. Y el enemigo ha estado al asecho buscando hacerme caer en un foso, para nunca más salir. He tenido momentos donde el pecado me ha lastimado y hecho separar de Dios, donde literalmente siento como si Dios estuviera esperándome a que me acercara para darme un chancletazo celestial. El Señor me enseñaba que hay muchos que frecuentan el edificio, pero hace mucho se fueron de casa. Por nuestra cultura, nos cuesta entender el carácter de Dios Padre para con nosotros. Creemos que siempre nos quiere castigar y andamos buscando e implorando que su justicia no nos castigue.
Vamos a Lucas 15 y veamos el carácter de Dios para con el pecado y como su
justicia, su misericordia y su gracia son reflejadas y el deseo del Padre de que vuelvas a El HOY.
Ya no oyes Su Voz, no te duele pecar, extrañas lo que se sentía estar a
cuentas con Dios, vives tu vida espiritual en automático. ¿Recuerdas lo que se siente Su Presencia? Recuerdas leer Su Palabra y llorar delante de el? Para el fariseo todos tienen que cambiar menos el, pero los hijos de Dios reconocen que ellos necesitan ser cambiados para impactar a otros.
Juan 16: 26 – 27 En aquel día pediréis en mi nombre;
y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros, pues el Padre mismo os ama, porque vosotros me habéis amado, y habéis creído que yo salí de Dios.