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El psicoanálisis investigación de Sigmund Freud y Carl Jung

Justificación:

Nuestro proyecto de aula del psicoanálisis tiene como objetivo conocer a profundidad
mediante una síntesis de esta escuela psicológica , con esto mostrar la histeria como
enfermedad y explicar desde una manera más práctica como se manejaba el tratamiento
de psicoanálisis en la época del descubrimiento y auge de esta corriente psicológica,
también resaltar los puntos de vista más importantes de Freud y Jung en el tratamiento y
manejo de esta enfermedad, así dar herramientas a los estudiantes para que adquieran
conocimientos relacionados con problemas de la mente, enfocándonos en la prevención
de trastornos y problemas mentales.

Objetivos generales:

1- Interactuar nuestra investigación con los estudiantes de Lengua y Literatura


española acerca del psicoanálisis mediante una dramatización de los principales
exponentes de esta escuela psicológica.

Objetivos específicos:

1- Presentar a los estudiantes de Lengua y Literatura como se desarrollaba el


psicoanálisis desde el punto de vista de la histeria y como es el comportamiento
de una persona.
2- Identificar el problema de la histeria cuáles son sus causas y síntomas de la gente
que lo padece, para poder alimentar el conocimiento de enfermedades psicológica.
Antecedentes:

Este proyecto tiene gran interés en realizarse por la parte artística que contiene esta
presentación que está más enfocado en desarrollar destrezas artísticas y la intención de
involucrarse de una manera más cercana con los estudiantes, para la compresión del tema.

El tema en específico va a tratar sobre el psicoanálisis y la histeria en las personas que lo


padecen, los comportamientos que adoptan estos sujetos y una posible solución o
tratamiento para contrarrestar los efectos de dicho trastorno psicológico.

El trastorno psicológico llamado histeria será analizado desde los puntos de vista de Carl
Jung y Freud dando a conocer en qué se diferencia cada uno de ellos y como se originan
los trastornos en una persona creando situaciones nerviosas y cambios psíquicos.
Sigmund Freud

El Psicoanálisis:

Freud descubrió una parte sustancial de esto: que el ser humano es un ser de
precariedades, silencios, ausencias y faltas rodeado de bárbaros y de fantasmas que le
asaltan desde fuera y desde dentro, mediatizado por sus dos instintos básicos, el eros y el
thanatos. El psicoanálisis ha puesto de manifiesto que, tanto en el plano individual como
en el colectivo, los humanos somos narcisistas, voyeristas, exhibicionistas, masoquistas,
sádicos y que son estas patologías las que explican en buena medida el comportamiento
de las personas y de los grupos.

Pero aún más, el psicoanálisis es también una herramienta de transformación, porque se


propone cambiar el estado de las cosas, en el plano íntimo y en el plano social, a partir de
una profunda toma de conciencia de la realidad, si es que se nos permite explicitar esta
última cuestión en términos marxistas.

Señalaremos en primer lugar, que el psicoanálisis nació como una técnica


psicoterapéutica, orientada a tratar las neurosis, directamente conectadas con la historia
vivida por cada sujeto, con los traumas y heridas de su infancia y adolescencia, momentos
en que el ser humano vive inmerso en los microsistemas familiar y escolar, de los que va
a depender en buena medida el ajuste o desajuste en el desarrollo de su personalidad; su
salud psicológica en una palabra. De esta forma, la familia y la escuela son los dos
espacios más importantes para la intervención con fines preventivos.
En segundo lugar, hemos de señalar que Sigmund Freud apenas centró su atención, de
una forma directa, en las relaciones entre psicoanálisis y pedagogía. Él mismo reconocía
que se había ocupado muy poco de este tema, que por otra parte consideraba fundamental,
y que a su juicio ofrecía enormes esperanzas para el futuro; y se alegraba de que su hija
Anna Freud, maestra y psicoanalista, se hubiera impuesto este trabajo como la misión de
su vida, reparando así su descuido.

Finalmente, lo cierto es que el psicoanálisis ha hecho numerosas aportaciones al mundo


de la educación, entre las que destacan las siguientes: el papel que juega la infancia en la
estructuración de la personalidad adulta; el descubrimiento de la sexualidad infantil y sus
etapas; el influjo de los climas emocionales en el desarrollo del niño y del adolescente; el
valor de la educación para la prevención de las neurosis; su contribución al análisis de los
procesos inconscientes y transferenciales presentes en toda relación educativa, tanto por
parte del niño, como por parte del educador; la importancia que concede al
autoconocimiento personal para el quehacer pedagógico; el énfasis que pone en la
necesidad de estimular el desarrollo y crecimiento personal de los educadores; su
advertencia sobre el influjo de la represión en la formación de las estructuras neuróticas,
y sobre el daño que ésta provoca.

Principales aportaciones de Freud la psicología

Las contribuciones más importantes de su fundador en el ámbito de la psicología.


Sigmund Freud liquidó el signo de igualdad entre vida psíquica y conciencia, al descubrir
el inconsciente y su significación en la determinación de la conducta humana.

Elaboró, por otra parte, una compleja teoría de la personalidad, conformada por cinco
grandes sistemas: 1) El descriptivo: consciente, preconsciente e inconsciente; 2) El
estructural: ello, yo y superyó; 3) El dinámico: eros y thanatos; 4) El económico:
principios del placer, de la realidad, de la repetición y de la constancia; y 5) El genético:
etapas oral, anal, fálica, de latencia y genital. Aunque no es éste el lugar más adecuado
para describir con detalle la estructura de la personalidad propuesta por Freud,
consideramos fundamental dar al menos unas grandes pinceladas al respecto.

Desde una perspectiva descriptiva, la personalidad está conformada por tres grandes
instancias: consciente, preconsciente e inconsciente. El consciente se corresponde con la
parte de aparato psíquico más próxima al mundo externo.

Sus principales funciones son el pensamiento, el razonamiento, el lenguaje, el control


psicomotor, la percepción de información interna o externa El preconsciente, a su vez,
es una capa intermedia entre consciente e inconsciente. En él se almacenan contenidos,
que no son conscientes, pero que tampoco están reprimidos, y que son fácilmente
accesibles a través de la memoria; los recuerdos permitidos, en una palabra.

Freud defiende que la sexualidad infantil ha sido reprimida y olvidada por el adulto,
porque su recuerdo le culpabiliza y perturba, razón por la que se marca una línea divisoria.
Señala también que, por otra parte, la amnesia infantil reprime y sepulta en el inconsciente
todos los sentimientos, fantasías, deseos de tipo sexual experimentados en la infancia, lo
que permite que el adulto niegue la sexualidad infantil y se defienda de ella. Esta dinámica
de represión de los contenidos intolerables de la sexualidad infantil conduce finalmente
al adulto a impedir que los niños manifiesten espontáneamente sus tendencias y a crear
climas represores al respecto.

Freud eliminó la barrera entre infancia asexuada y adultez sexuada; rompió también la
línea divisoria entre sexualidad normal y sexualidad anormal, patológica o perversa.
Defendió una existencia generalizada de la sexualidad infantil, añadiendo que la
sexualidad infantil es de naturaleza esencialmente perversa, dispersa, envolvente, y que,
además, ésta es la base de toda la sexualidad adulta.

Defendió que la sexualidad genital del adulto viene acompañada de componentes pre
genitales, que son los propios de la sexualidad infantil; y que muchas tendencias que
habían sido consideradas propias de personas sexualmente enfermas, existen en todo ser
humano normal, formando parte de la sexualidad adulta. Consideró que la actividad
sexual tiene un carácter prototípico, por lo que la actitud que adopta el niño frente al
problema sexual será el prototipo de la actitud general que adoptará después el individuo
en todas las dimensiones de su vida.

Finalmente, Freud defendió la unicidad de la sexualidad, que, movida por una misma y
única energía, la libido, se expresa sin embargo de distintas formas a lo largo de las
diferentes etapas y fases del desarrollo.

Freud dividió el desarrollo psicosexual en cinco etapas: oral, anal, fálica, latente y genital.
Durante la fase oral, primer año de la vida, la boca se convierte en el principal órgano de
conocimiento y en la principal fuente de placer del niño. En la fase anal, segundo y tercer
años, el interés del niño se centra en torno a la región anal y las operaciones evacuatorias,
zona que se convierte en lugar privilegiado para las relaciones con la madre (y/o padre),
y en fuente de sensaciones placenteras de carácter sexual. Durante la fase fálica, del cuarto
a sexto año, el interés del niño o niña se centra en el contacto y manipulación de los
genitales y en la satisfacción auto erótica.
El fin del psicoanálisis de Freud y el comienzo de la psicología analista de Carl Jung

Psicología Analítica, elaborada por el psiquiatra y psicólogo suizo Carl Gustav Jung
(1875-1961) durante la primera mitad del siglo XX, algunas de sus ideas rompen con la
lógica convencional o Jung que en su momento supo sembrar en el psicoanálisis, y que
se ha mantenido desde aquella época hasta la actualidad

Jung se desempeñó principalmente en el área de la psicología clínica, sus estudios


también alcanzaron la esfera de la psicología experimental, con tanta relevancia, que le
permitieron la invención del “Test de Asociación de Palabras” que contribuyó más
adelante a la elaboración del detector de mentiras y el indicador Myers-Briggs.

Los inicios del pensador Carl Gustav Jung en el estudio de la mente. Antes de graduarse
en medicina psiquiátrica, Jung buscó más allá de aquello que aprendió en la universidad.
Una evidencia de esto, fue su tesis de grado titulada: «Acerca de la psicología y patología
de los llamados fenómenos ocultos”, publicada en el año de 1899.

En 1906, año en el que Jung conoce a Sigmund Freud creador del psicoanálisis, el método
freudiano era aún desconocido por la mayoría de las personas. En la comunidad científica
Freud era ignorado o criticado por sus revolucionarias ideas. Sin embargo, para el joven
Jung en esa época Freud representó un ejemplo a seguir, objeto de su total admiración. A
su vez, Freud se mostró gratamente impresionado por las ideas de Jung y sobre todo sobre
sus trabajos en relación al concepto de complejo.

Planteado este escenario, el creador del psicoanálisis pronto consideró a Jung como su
discípulo predilecto, quién debería encargarse, en su momento, de continuar el
pensamiento freudiano. Se debe de considerar que por ese entonces, (414 Revisión teórica
de la Psicología Analítica de Carl Gustav Jung Anuario de Psicología, vol. 42, nº 3,
diciembre 2012, pp. 411-419 © 2012, Universitat de Barcelona, Facultat de Psicologia
Freud), ya había elaborado gran parte de su teoría y creía haber encontrado en gran
medida la causa de la neurosis.

No pasó mucho tiempo para que el joven Jung se diera cuenta que sus concepciones sobre
la mente iban más allá de lo que planteaba Freud. Un más allá, al que Freud se mostró
escéptico y rechazó enérgicamente. »Aunque Jung admiraba a Freud, y a pesar de que
muchas de sus ideas fueran útiles, él creía que la psique humana era mucho más compleja
de lo que Freud proponía.

Un ejemplo que puede reflejar la diferencia entre sus ideas, fue la elaboración de Freud
entorno al complejo de Edipo desde la dinámica inconsciente, piedra angular de la teoría
freudiana. Freud planteaba en relación con su teoría psicosexual, que aproximadamente
a la edad de tres a cinco años, (inconscientemente) todo niño se enamora de su madre y
desea matar a su padre. Analogía entre aquella historia de la mitología griega, en la que
Edipo mata a su padre sin saberlo y a la postre, tiene relaciones sexuales con su madre.
En el mito, cuando Edipo descubre la verdad, sufre enormemente y termina arrancándose
los ojos. Sobre lo recién expuesto, Robertson (2002) indica que Jung evidenció algo más
sugerente al respecto: la idea de que todos los antiguos mitos viven en nuestro interior.
Vio en el mito de Edipo, solo un ejemplo de la multitud de invariantes psíquicas que todos
llevamos dentro. Es decir, es posible que el caso de Edipo y su relación con los conflictos
sexuales de la mente, estén presentes en algunas personas, pero no en todas como lo creía
Freud.

Uno de los principales factores que contribuyó al distanciamiento teórico entre Jung y
Freud es la opuesta concepción que tenía el uno del otro, en cuanto al componente
religioso de la psiquis. Para Jung (2000), la espiritualidad permite a los sujetos salir de lo
que él denomina la “novela familiar” que plantea el psicoanálisis freudiano. Según refiere
el psicólogo suizo, la teoría freudiana limita al ser humano, puesto lo analiza desde una
postura teórica que gira en torno al complejo de Edipo, condenando al individuo a vivir
atado a la mencionada “novela familiar” en la que en un principio la experimenta como
hijo para luego repetirla, desde otra perspectiva pero bajo la misma idea fundamental,
cuando se hace padre. La psicología analítica realza la importancia del componente
espiritual de la mente humana, donde el alma humana se sobrepone a la carne. «No son
los hijos de la carne sino los hijos de Dios los que viven la libertad» (Jung, 2000: 316).

Otra concepción es aquella que indica Pascal (2005), Jung creía que un niño recién nacido
llegaba a este mundo con muchos factores psicológicos heredados, incluyendo la
composición del inconsciente. Al respecto, señala que en la actualidad se han realizado
investigaciones con mellizos idénticos, ya adultos, que fueron separados al nacer. A pesar
de vivir distanciados uno del otro, al investigar sobre sus vidas se llegaron a obtener datos
sorprendentes. Por ejemplo, ambos se habían fracturado el brazo izquierdo a la edad de
cinco años en el mes de agosto. A los diez años los dos tenían un perro raza terrier al que
llamaron con O. Huerta Torres 415 Anuario de Psicología, (vol. 42, nº 3, diciembre 2012,
pp. 411-419 © 2012, Universitat de Barcelona, Facultat de Psicologia el mismo nombre);
y que ambos se casaron a los veinte años con una chica llamada Helen. El recién
mencionado autor, expone varios ejemplos de este tipo de fenómenos, que estudiados en
la actualidad,

En 1912 Jung publicó sus concepciones de la psique fruto de sus investigaciones titulada:
Transformaciones y Símbolos de la libido, obra que confirmó la separación de este autor
con el psicoanálisis. En donde lejos de la concepción freudiana, en la que la libido era
esencialmente una pulsión sexual, Jung la considera como una –energía psíquica– donde
el componente sexual es solo una parte de ella. Además en este escrito, el autor elabora
una concepción del sueño como algo más allá de un acertijo que debía de descifrase para
encontrar un componente sexual que estaba siendo reprimido. Robertson (2002) expone
que donde Freud reducía la fantasía e imágenes oníricas a una única referencia mitológica,
Jung ampliaba las imágenes de sus fantasías mostrando paralelismos a través de las
diversas mitologías de muchas culturas y épocas.
En años posteriores a su ruptura con el psicoanálisis, Jung elaboró su teoría que en
algunos aspectos integraba las nociones fundamentales del pensamiento freudiano. Por
ejemplo, Jung siempre creyó firmemente en la existencia del inconsciente e inclusive a lo
largo de su vida, constantemente destacó la importancia que representó para la humanidad
el hecho de que Freud haya descubierto este componente de la psique.

Sin embargo, como ya se manifestó anteriormente, Jung observó otros determinantes del
comportamiento humano ajenos a las concepciones clásicas del psicoanálisis freudiano.

Para él la estructura de la psique se presenta, por llamarlo de alguna manera, en sucesión.


En primera instancia: La consciencia; componente muy limitado que solo nos permite
sostener unos pocos contenidos simultáneos en un momento determinado. El inconsciente
personal; gran elemento en donde se almacenan los recuerdos personales, sentimientos y
comportamientos olvidados o 416 Revisión teórica de la Psicología Analítica de Carl
Gustav Jung Anuario de Psicología, vol. 42, nº 3, diciembre 2012, pp. 411-419 © 2012,
Universitat de Barcelona, Facultat de Psicologia reprimidos. Finalmente, el inconsciente
colectivo; enorme y ancestral, lleno de comportamientos e imágenes (arquetipos) que se
han ido repitiendo a lo largo de la humanidad presentes en todos, no solo como una
historia del hombre sino también como una historia de la vida. Sobre este inconsciente
colectivo, Las Heras (2008) expone; «El inconsciente colectivo está constituido cual se
tratara de lechos secos de antiguos ríos (las estructuras arquetípicas) que, de vez en vez,
reciben agua (los arquetipos) y, entonces, se manifiesta. Estas estructuras son el resultado
de los momentos emocionales esenciales y fundamentales de la humanidad» (p. 12).
Según Jung, dentro de los componentes de la psique, existen además otros factores que
actúan e interactúan entre sí.

En la consciencia está, por ejemplo: La persona o máscara; que representa aquel rol que
desempeñamos en aras de adaptarnos al entorno. El ego (yo, también llamado lo
consciente); que representa el centro de la consciencia, aquella parte con la cual nos
sentimos identificados conscientemente, es lo que generalmente conocemos de nosotros
mismos. El Sí- mismo; centro de la psique, la realidad por encima del ego, aquello que
en su mayor parte solo podemos sentir, se encuentra tanto en la consciencia como en lo
inconsciente. Por su parte en el inconsciente se encuentran, los arquetipos del Animus
(representa los componentes masculinos en la psique femenina) y el Ánima (componentes
femeninos en la psique masculina). La sombra; simboliza la contraparte de nuestro ego,
lo que rechazamos de nosotros mismos. Jung, (2011: 22) indica: El encuentro con uno
mismo, al principio, es el encuentro con la propia sombra. La sombra es un pasaje, una
puerta estrecha y no hay forma de bajar al pozo profundo sin sufrir el dolor del
angostamiento que implica cruzarla. Pero hay que aprender a conocerse a uno mismo para
saber quién se es. Porque, por sorpresa, lo que se encuentra detrás de la puerta es una
vasta extensión de incertidumbres sin precedentes, sin derecho ni revés, sin parte superior
ni inferior, sin ubicación ni pertenencia, ni bien ni mal. La existencia del inconsciente,
puede resultar, aún en nuestros tiempos difícil de comprender. Sobre la presencia del
inconsciente, es interesante darse cuenta que los seres humanos no siempre estamos
conscientes de nuestros actos, es decir no siempre controlamos lo que hacemos. Se puede
argumentar que la lógica dominante ha intentado hacer ver al hombre como un ser que
está en total control de sus actos. A pesar de esto, la consciencia solo representa una parte
pequeña de aquello que conforma nuestra mente.

HISTERIA

En la historia de la psicología resulta indudable que el psicoanálisis ha marcado un hito.


La propuesta freudiana fue revolucionaria, propuso una explicación original de la histeria.
En su teoría subrayó la importancia del inconsciente en los desórdenes histéricos,
estableciendo sus fundamentos en la sexualidad infantil, lo cual fue un sorprendente
descubrimiento que le costó su popularidad como doctor e investigador, pues valoró
excesivamente el sexo.

En lo que se refiere a la aportación psicoanalítica de Freud al campo de la mujer, nos


ofrece una visión sesgada en contra de la mujer. Incluso, Freud debió reconocer que las
pacientes histéricas tuvieran un papel activo en el tratamiento, participando en la
elaboración de su método psicoanalítico. A pesar de que insistió sobre la histeria, que no
iba unida al género de mujer.

Encontrando más casos de histeria entre las mujeres que entre los hombres. Como si la
mujer presentara una tendencia mayor que el hombre a sufrir enfermedades nerviosas. En
conclusión, en sus concepciones acerca de la mujer siguió las costumbres de la época, en
las que predominaba la moral victoriana que consideraba que muchas mujeres enfermas
eran histéricas.

La relación entre Josef Breuer y Sigmund Freud, mantenida entre 1882 y 1895, se articuló
en diversos frentes. Además de hacerse amigos íntimos, Breuer tuvo un papel
importantísimo en la vida de Freud como figura paterna, aconsejándolo en los distintos
aspectos de la carrera que compartían. También lo apoyó económicamente para que
estableciera su consultorio como médico particular, y finalmente fue el creador de un
método para el tratamiento de la histeria en el cual se basó Freud para crear su teoría del
inconsciente, y de ésta, el psicoanálisis.

Breuer y Freud, como médicos clínicos, ya venían atendiendo en paralelo a pacientes con
trastornos psíquicos, en especial a mujeres de la burguesía de Viena con síntomas
histéricos, pero es a partir del tratamiento a Anna O. (seudónimo dado por Josef Breuer a
Bertha Pappenheim para proteger su identidad) que Breuer desarrolla los primeros
estudios sobre la patología histérica.

Para Freud la histeria es como una neurosis que tiene origen en un acontecimiento sexual,
el recuerdo del mismo no ha podido ser superado, transformándose en enfermedad y
provocando un síntoma. Este acontecimiento sexual se convierte en un recuerdo
reprimido de una prueba de seducción, se vuelve traumático cuando sucede un segundo
acontecimiento que convoca al primero. En este momento es cuando el síntoma hace su
aparición. “Cada síntoma desaparecía tras el relato de la primera ocasión.”
El síntoma que se da en el sujeto es resultado de un conflicto psíquico con causa sexual,
los pacientes llegan a reprimir sus recuerdos, a guardarlos, Freud trabaja con los mismos
para ver cuál es la causa para su accionar de manera histérica.

Freud plantea una relación directa entre las escenas traumáticas, y los síntomas histéricos
de sus pacientes.

Entonces, el síntoma en la histeria constituye la expresión de un conflicto inconsciente,


para Freud el síntoma adquiere un sentido radicalmente nuevo a partir de la expresión de
lo reprimido.

Los síntomas de la histeria son síntomas de representación de los hechos que fueron
vividos, y ahora son traídos nuevamente, para ser estudiados y llegar al fin del problema.

La causa de la histeria es un suceso relacionado con la vida sexual que se hace patógeno
por la represión de un afecto penoso y que se da en la temprana infancia (antes de la
pubertad).

Uno de los casos de Freud es el de Emmy califica las fobias traumáticas, por sucesos
particulares, pero considera que estos factores psíquicos, la cual atribuye a la
circunstancia de que la paciente observaba desde años atrás una completa abstinencia
sexual, motivo frecuentísimo de tendencia a la angustia. No necesitamos ejemplo dentro
del trabajo

Freud utiliza la hipnosis con el fin de remover lo vivido por las pacientes, la cual le servirá
para ver el fondo de la patología de la misma, esto le permitía a la paciente el tener una
calma, los dolores que tenían las pacientes se podría decir que tienen una relación con su
historia personal especialmente la parte sexual fue Freud quien logró definir esta neurosis
partiendo de la idea de que los síntomas se originan y toman sentido en el inconsciente
de los pacientes y por lo tanto no son producidos voluntariamente.
Freud dijo que detrás de cada problema psicológico existe también otro problema sexual.
Freud sostenía que todo esto era el resultado de un trauma, unido a un aumento de la
angustia provocado por la falta de relaciones sexuales.

En lo que concluyo es que Freud ha hecho grandes aportes a la Psicología, que importante
son los momentos que vivimos en la infancia, nuestro pasado que de una u otra manera
llegan a marcar en nuestras vidas, los problemas sexuales pueden llegar a ser el origen de
la conducta de la histeria según los estudios de Freud, ya que muchos de los síntomas
presentados por sus pacientes son causa de represiones sexuales que han tenido en su
niñez y que se afloran o se dan a conocer cuando tienen otros acontecimientos que les
remueven, los cuales son similares a los que vivieron, ya que estos no fueron superados
en su tiempo.

Las histéricas no solo recuerdan los dolorosos momentos que tuvieron en la infancia, sino
que parecen adheridos a ellas. No se separan del pasado, porque viven con ellos, esta
fijación a los traumas permite afirmar que las lesiones corporales no son las que causan
la alarma, sino la vivencia que suscitan los afectos penosos que construyen fantasías, y
esto es lo que después forman las reminiscencias neuróticas.

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