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EL CÓDIGO SOMÁTICO
El ser humano es una unidad integrada por cuerpo, mente y espíritu; por eso una
enfermedad puede representar un desequilibrio en cualquiera de esos planos y no
únicamente en aquel que se vuelve visible.
Cuando las emociones no pueden ser expresadas, son somatizadas. Dicho de otro
modo, el conflicto psicológico a veces se transfiere al cuerpo para que sea resuelto sin
sufrimiento psíquico. A las personas se les hace complicado aceptar que es nuestra
mente la que genera esa alteración.
Así que para una recuperación plena es necesario también un trabajo introspectivo
(acompañado) que permita descubrir qué emociones o conflictos están en el trasfondo de
la enfermedad. Entonces el paciente podrá tomar conciencia de ello y ese será el primer
paso en su autoayuda, ya que, si no existe el deseo consciente de curarse, ningún
tratamiento será suficiente y el sujeto volverá nuevamente a ser tratado por lo mismo,
atribuyendo la culpa a los cuidados médicos.
Veamos algunas definiciones en términos de la somática:
EL DOLOR
La pregunta por plantear es: ¿Soy realmente culpable? ¿Y de qué? El dolor vivido
actualmente sólo disimula la causa verdadera: la culpabilidad. Mis pensamientos son muy
poderosos y debo mantenerme abierto para identificar bien estas culpas.
EL EDEMA
Los líquidos en el cuerpo representan las emociones, puede que retenga o reprima los
sentimientos. También puede negar los impulsos o sentir limitaciones y barreras para con
las cosas que desea verdaderamente, situación que trae desánimo y disgusto. También
puede que quiera retener a alguien o a algo, o bien del pasado o del presente y se agarró
a él o ello como a un salvavidas. Si no, “me voy a ahogar en mi pena, en mi decepción,
en mi amargura frente a los acontecimientos”.
ESCLEROSIS
TROMBOSIS
es la formacioó n de un coaó gulo en un elemento del sistema circulatorio, ya sea una vena, una
arteria o una cavidad cardiaca. Este estado demuestra que existe un bloqueo en la
liberación y en la circulación del amor. Hay un trasfondo de soledad, se siente apenado y
tiene una profunda sensación de incapacidad frente a la vida. “Parece que la vida se le
estancó”, se siente olvidado, abandonado e incomprendido.
Sufrir de las venas es como decir que no se puede encontrar la alegría de vivir. La sangre
circula en nuestras venas; la sangre, es la vida, la alegría. Las várices son causadas por
una dilatación excesiva y permanente de una o varias venas, acompañada de una
alteración de la pared del vaso sanguíneo.
El vaso sanguíneo es el canal por donde circula la vida.
Por lo tanto, este es un modo de decir “no” a la vida. Así, diversos esquemas de
pensamiento corren el riesgo de aflorar a la superficie (la negligencia, la indiferencia frente
a la vida, la necesidad exagerada de atención o el deseo de querer morir)
La persona que padece de várices es aquella que desea darse más libertad y tiempo libre,
pero no sabe cómo hacerlo. Es del tipo que se hace cargo de muchas labores, aunque le
resulten pesadas y penosas, a causa de que exagera la importancia de sus
preocupaciones. Al mismo tiempo le resulta difícil realizarlas con alegría.
Frecuentemente encontramos a una persona que se obliga a permanecer en una
situación que odia.
El paciente entra en constante contradicción con su voz interior y lo que hace en su vida.
Se siente decepcionado, superado. Sin darse cuenta, vive en un estado de inercia, ya no
ve siquiera las bellas cosas que le suceden. Carece de energía, se siente vacío. No se
siente apoyado por la vida ni por su entorno y pierde las esperanzas de “seguir adelante”.
Cuanto mayor sea la sensación de pesadez que aporten las várices, más fuerte es el
mensaje que dice: “la vida me parece pesada y penosa”. Es momento de saber que no
se necesita estar dirigido por los "tienes que".
Se tiene la sensación de arrastrar un peso enorme, como el preso que debe arrastrar
constantemente su peso con sus grilletes. Normalmente se trata de una carga financiera,
o de una amenaza afectiva, cuando no se vislumbra una solución a corto plazo y esto
hace que cada día se sienta más el peso. Por eso el problema se desarrolla día tras día,
mes tras mes…
Es bueno tomar un descanso temporal sin creer que, por ello, se es irresponsable.
¡Acepto mirarme a la cara y sobre todo observo mi actitud frente a la vida! ¿No es la vida
bastante extraordinaria como para aprovecharla plenamente? Abro mi corazón al amor,
me asumo y me dejo guiar por la vida. Siempre sucederá lo que hay mejor para mí.
Las piernas y los pies sostienen el peso del cuerpo; dan soporte, amortiguación, y son
claves para la marcha y el equilibrio. Los trastornos en cualquiera de ellos pueden generar
obstáculos en la posibilidad de que una persona se mantenga erguida o se desplace de
forma autónoma.
Tanto los pies como las piernas están formados por huesos, articulaciones, músculos,
cartílagos y tendones. Cada parte puede expresar un conflicto específico, y su verdadero
significado es personal y se vinculará con la vida de cada uno. Pero a nivel general es
posible señalar que:
El pie
JOB 13: 26 “¡Tú me dictas contra mí sentencias amargas y me imputas las culpas de
mi juventud, 27 tú que pones mis pies en el cepo, tú que vigilas todos mis senderos y
cercas las plantas de mis pies! 28 Así este hombre se deshace como madera
carcomida, como ropa devorada por la polilla”.
Por ejemplo: el dolor de pies puede significar la necesidad de detención, de ir más
despacio, de sanación; el "pie plano" puede manifestar la rigidez ante la vida;
las callosidades pueden expresar el temor a caminar hacia lo desconocido; o
los esguinces o torceduras pueden simbolizar desequilibrio emocional, sobre todo a la
hora de tomar decisiones.
Las piernas
En todos los síntomas en que exista “sangre”, deberemos irnos inmediatamente a revisar
a la familia, las relaciones familiares, comunicación familiar, estabilidad familiar, todo.
Para comprender el origen del conflicto miremos ahora lo que representan estos órganos:
De aquí podríamos esperar que las frases que expresan la situación emocional del
paciente serían de este tipo:
Por el mismo abandono en que se siente, dejarse ayudar es algo muy difícil de
comprender.
Si las piernas “no han encontrado el camino” para sanarse, entonces volverán a
enfermarse, puesto que este resulta ser el estado más cómodo para el paciente, así se
puede castigar y de paso darle una lección a su familia.
Aquí es donde el médico debe ser lo suficientemente observador logrando la empatía
necesaria para entender lo que pasa y darle al paciente la confianza para salir adelante.
Es importante detectar las condiciones emocionales del paciente puesto que son
amenazas para el tratamiento que se realice.