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En el presente ensayo se pretende enfatizar en la gran relevancia jurídica y social de los derechos del

consumidor puntualizando así en dos derechos inalienables que tienen estos mismos el derecho de
elección y derecho e participación

Es evidente que en el siglo XXI nos encontramos frente a un nuevo tipo de sociedad donde la mayor
parte de las necesidades esenciales de los ciudadanos no son suplidas directamente por el estado como
la salud, la educación, las telecomunicaciones, como muchos otros servicios dejando de ser públicos para
pasar a ser de empresas particulares, por lo que ahora se suman a las demás actividades comerciales
privadas cuyo fin legitimo es general un lucro a quien las desarrolla y en las que muchas veces se
desconocen los derechos de la contraparte de la relación es decir del consumidor o usuario.

http://www.sic.gov.co/sites/default/files/files/Nuestra_Entidad/Publicaciones/Proteccion_al_Consumido
r_en_Colombia_julio27_2017(1).pdf

En este mismo sentido en el presente ensayo se pretende referir a la evolución de dichos derechos y Al
referirme a la evolución omití adicionarle el adjetivo histórico, ya que no se busca realizar una
reconstrucción cronológica del tema en mención ya que lo que se busca es realizar una explicación lo
más racional y puntual posible ya que el deselvolmiento histórico de este no ha sido muy claro y lineal
como lo presento en este trabajo. Aquí básicamente pretende responder a las siguientes preguntas,
cuándo irrumpen en el mundo jurídico los derechos del consumidor, cuál ha sido el contexto histórico
que acogió los derechos del consumidor y qué camino ha recorrido hasta la actualidad esta disciplina
jurídica. Los datos presentados a continuación no tiene un criterio estrictamente sistemáticos ya que he
recopilados no el orden cronológico si no significativos o que han logrado mayos logros en el
reconocimiento de los derechos y protección del consumidor.

En este orden de ideas considero necesario puntualizar el concepto de consumidor

“En un principio el concepto de consumidor estaba ligado al comprador de productos alimenticios


yfarmacéuticos, llegándose con el tiempo a una concepción más amplia del consumidor como sujeto del
tráficoeconómico frente a la empresa organizada, con lo cual se perfila la idea del consumidor final de
bienes yservicios para uso privado. En este sentido hoy podría definir al consumidor, básicamente, como
toda personafísica o jurídica que adquiere bienes (cosas o servicios) como destinatario final de los
mismos, es decir, con elpropósito de no volver a introducirlos nuevamente en el mercado. En otras
palabras es el último eslabón en lacadenadeproducción-distribución-comercializacin”
http://www.unne.edu.ar/unnevieja/Web/cyt/cyt/2000/1_sociales/s_pdf/s_006.pdf

Atendiendo las reglas contenidas en el ordenamiento jurídico colombiano, que regulan los derechos y
obligaciones surgidas entre productores, proveedores y consumidores, se debe identificar el alcance del
concepto de consumidor frente a las definiciones contenidas en los marcos legales que regulan diferentes
sectores.

En el sector financiero, la Ley 1328 de 2009, define al consumidor financiero como "Todo cliente, usuario
o cliente potencial de las entidades vigiladas".

Es decir, el consumidor financiero, es toda persona natural o jurídica con quien las entidades vigiladas por
la Superintendencia Financiera de Colombia, establecen relaciones de orden legal o contractual para el
suministro de productos y servicios (cliente), con aquellas que utilizan los servicios de una entidad
financiera (usuario) y las que se encuentran en la etapa preliminar de una negociación para adquirir
productos o servicios (cliente potencial).

En el sector de servicios públicos: la Ley 142 de 1994 define al consumidor y/o usuario como toda
persona natural o jurídica que se beneficia con la prestación de un servicio público, bien como
propietario del inmueble en donde éste se presta, o como receptor directo del servicio.

La ley diferencia al usuario del suscriptor, entendiéndose éste último como toda persona natural o
jurídica con la cual se ha celebrado un contrato de condiciones uniformes de servicios públicos.

La Ley 1480 de 2011 conocida como el Estatuto de Protección al Consumidor, define al consumidor como
"toda persona natural o jurídica, que como destinatario final, adquiera, disfrute o utilice un determinado
producto, cualquiera que sea su naturaleza para la satisfacción de una necesidad propia, privada, familiar
o doméstica y empresarial cuando no esté ligada intrínsecamente a su actividad económica. Se
entenderá incluido en el concepto de consumidor el de usuario"

http://www.redconsumidor.gov.co/publicaciones/quien_es_un_consumidor_pub
La problemática jurídica de la protección del consumidor se centra en la noción de la libertad contractual,
que

data del Código de Napoleón, porque en este ámbito el Estado interviene en el juego de la contratación
no con

el objeto de resguardar un interés público, sino privado. Esta problemática empieza a evidenciarse hace
no

más de tres décadas. De hecho el derecho del consumidor empiezan a desarrollarse en el mundo jurídico
en

los años ’60, partir del reconocimiento del status de consumidor y de las especiales aristas que empiezan
a

perfilarse en la relación de consumo y que hacen posible diferenciarla de las tradicionales relaciones
jurídicas

civiles o comerciales.

La Constitución establece la organización política, el orden social y la estructura jurídica

del Estado. "En la base de todo orden social, se encuentra una determinada

organización económica y, a este respecto, hay que tener presente que el Estado es

siempre el marco más importante de la vida económica"1

, sea la de un país capitalista,

socialista o con sistema de economía mixta. Igualmente, la ordenación fundamental de

los poderes públicos, sus interrelaciones, los derechos y libertades de los ciudadanos,

se debe hacer sobre la base de una estructura socioeconómica, que requiere, para su

funcionamiento adecuado, un conjunto de normas que jerárquicamente dependan de la

Constitución. Esto hace que todo texto constitucional opte, implícitamente, por una

organización económica, aunque formalmente no lo exprese como sucedió en las

primeras constituciones modernas2

. Es así, como en el constitucionalismo clásico la

tabla de derechos fundamentales no puede tratarse aisladamente de la concepción

político-económica, puesto que esos derechos son piezas básicas de una organización económica.
En la historia moderna ha venido prestándose particular atención a la posición atribuida a

los consumidores y empresarios como instrumento de legitimación ideológica del sistema

de economía de mercado, en el que el Estado sólo tenía el papel de una vigilancia

política para salvaguardar los intereses del orden público general, contentándose con la

garantía de una libertad e igualdad formal entre oferentes y demandantes. Esto se refleja

en casi todos los códigos clásicos burgueses aprobados en la segunda mitad de fines

del siglo XIX, según los cuales el sistema de mercado sólo podía funcionar

satisfactoriamente cuando los precios a los que vienen ofertados y demandados los

productos se movían libremente y el acceso de las empresas al mercado permanecía

abierto, sujeto a un régimen de libre competencia entendido como expresión de la

libertad de iniciativa económica.

Hoy día, la necesidad de proteger integralmente al consumidor, potencial o actual, actúa

como idea motriz de una serie de acciones de política legislativa, por lo que muchos

países han consagrado en sus constituciones, preceptos, valores y principios que dan

sustento a la protección de los consumidores, convirtiendo en una realidad jurídica lo que

ya era una realidad socio-económica

Hasta aquí la defensa de los consumidores debe concebirse en el marco del sistema

económico constitucional, al que ha de complementar, pero no corregir ni alterar. Pero el

mejor escenario de consagración constitucional de la protección a los consumidores es

la existencia de una norma especial con referencia directa a ellos que establezca

derechos, principios y normas de contenido económico y social con la correlativa

obligación del Estado de velar de manera especial por este colectivo.

En el derecho comparado, legislación y doctrina, la protección de los consumidores

parte de una consagración abstracta de los derechos de éstos, lo que se ha

denominado como los derechos básicos de los consumidores. Inicialmente fue el

Presidente de Estados Unidos John F. Kennedy, quien el 15 de marzo de 1.962 en su


“Mensaje especial al Congreso sobre protección de los intereses de los consumidores”

se refirió al derecho a la seguridad, al derecho a ser informado, el derecho a elegir y el

derecho a ser oído.

Realmente, más que Constituciones indiferentes, neutras o beligerantes hay

Constituciones que consagran expresa y directamente un sistema y Constituciones,

como la colombiana, en las que el sistema subyace bajo los principios generales y está

implícito en los derechos individuales y colectivos10.

En el Preámbulo de la Constitución de 1991 se empieza a traslucir el sistema

económico, cuando se afirma que la voluntad del pueblo de Colombia, al decretar,

sancionar y promulgar dicha Constitución, es "asegurar a los integrantes de la Nación . .

., la justicia, la igualdad . . ., dentro de un marco jurídico democrático y participativo que

garantice un orden político, económico y social justo". Sobre la base de esta voluntad

popular se puede afirmar que el marco jurídico consagrado por la Constitución Política y

el conjunto de normas que a partir de ésta se establezca deben ser expresión del valor

justicia, como valor supremo del ordenamiento jurídico con el que debe guardar

correspondencia toda norma jurídica.

file:///C:/Users/ESTUDIANTE/Desktop/gta/2132-Texto%20del%20art%C3%ADculo-7327-1-10-
20101027.pdf

La protección de los derechos de los consumidores se fundamenta en el reconocimiento de la


vulnerabilidad del consumidor como parte débil de la relación de consumo, frente a la posición de
dominio del productor y/o proveedor.

En este mismo orden de ideas el legislador le da ciertos derechos a los consumidores para tratar de
equilibrar su posición frente a la posición de dominio del productor y/o proveedor y tales derechos se
encuentran consagrados en la ley 1480 de 2011 en su artículo 3 y en el presente trabajo se hará gran
énfasis a dos de estos derechos del consumidor el derecho de elección y el derecho de participación.

La libertad de elección describe la oportunidad y la autonomía de un individuo para realizar una acción
seleccionada de al menos dos opciones disponibles, sin restricciones por parte de terceros.
En la microeconomía, la libertad de elección es la libertad de los agentes económicos para asignar sus
recursos a su gusto, entre las opciones (tales como bienes, servicios o activos) a su disposición

Sin embargo, la libertad económica para elegir en última instancia depende de la competencia en el
mercado, ya que las opciones disponibles de los compradores suelen ser el resultado de varios factores
controlados por los vendedores, como la calidad general de un producto o un servicio y publicidad. En el
caso de que exista un monopolio, el consumidor ya no tiene la libertad de elegir comprar a un productor
diferente. Como señaló Friedrich Hayek.

Como se muestra en la cita anterior, los pensadores libertarios son a menudo fuertes defensores de la
creciente libertad de elección. Un ejemplo de esto es Libro y serie de televisión Libre para elegir de
Milton Friedman.

https://es.wikipedia.org/wiki/Libertad_de_elecci%C3%B3n

Derecho de elección:

El consumidor tiene derecho a decidir libremente los bienes y servicios que considere satisfacen sus
necesidades.

Uno de los objetivos fundamentales del sistema de protección al consumidor es lograr que este elija los
bienes o servicios con absoluta libertad, lo que significa hacerlo sin que medie engaño u otros medios
comerciales coercitivos. Muchos doctrinantes es la denominada “soberanía del consumidor”, definida
como el pleno derecho y libertad de elegir el consumo de bienes y servicios producidos y comercializados
por personas proveedoras en el mercado.

En numerosas ocasiones el empresario encuentra la forma de vulnerar la libertad de elección del


consumidor por medio de métodos comerciales coercitivos, entre los que se agrupan muchas prácticas,
por ejemplo, el hecho de obligar al consumidor a la adquisición de un bien o servicio que no es de su
interés y que no guarda relación directa con el que verdaderamente desea comprar. Es decir, aquellos
casos en los que el empresario impone la compra de un abanico por la adquisición de un televisor, o bien,
obliga al consumidor a comprarle determinado refresco cuando este solo desea un servicio de comida.

En este mismo sentido no puede condicionarse la venta de un producto a la prestación de un servicio o a


la adquisición de otro bien no requerido por el consumidor.

No obstante lo anterior, es importante realizar algunas aclaraciones, En muchas ocasiones el empresario


decide juntar dos productos en el marco de una promoción, situación que es totalmente válida y lícita,
siempre que verdaderamente se trate de una promoción, es decir que exista un incentivo de carácter
temporal (ejemplo: los dos productos a menor precio del que realmente valen si se compran por
separado, o mayor cantidad de producto por el precio normal).

Si no se comprueba la existencia de un incentivo temporal, es una práctica que debe ser objeto de
valoración, con la finalidad de determinar su legalidad
https://blogs.elconfidencial.com/economia/tribuna/2009-03-28/libertad-de-eleccion-un-derecho-
inalienable-del-consumidor_746073/

Derecho de participación

Este es un derecho que tiene los consumidores de proteger sus derechos e intereses organizándose,
eligiendo a sus representantes, participando y buscando ser oídos por quienes cumplan funciones
públicas en el estudio de las decisiones legales y administrativas que les conciernen, y obtener respuestas
a sus observaciones.

La garantía consagrada en el tercer inciso del artículo 78 de la Constitución prevé un contenido de gran
amplitud, por cuanto prescribe que “[e]l Estado garantizará la participación de las organizaciones de
consumidores y usuarios en el estudio de las disposiciones que les conciernen”. A partir de este mandato
surge la necesidad de asegurar la concreción de uno de los principios fundacionales del sistema
constitucional del Estado colombiano: el de participación –artículos 1º y 2º de la Constitución-.
Participación que podrá concretarse en distintas etapas del estudio de las normas jurídicas, utilizando
diversos mecanismos y que podrá estar a cargo de distintos sujetos –pues se recuerda que el obligado
por la disposición constitucional es el Estado-.

http://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/2014/C-133-14.htm

Los poderes públicos, en las instancias de producción y aplicación del derecho, en la permanente
búsqueda del consenso que es característica del Estado social y misión de sus órganos, deben
materializar como elemento del interés público que ha de prevalecer, el de la adecuada defensa del
consumidor, para lo cual deben habilitarse procedimientos y mecanismos de participación y de
impugnación con el fin de que sus intereses sean debidamente tutelados. La apertura y profundización
de canales de expresión y de intervención de los consumidores, en los procesos de decisión de carácter
público y comunitario, pertenecen a la esencia del derecho del consumidor, puesto que sin ellos los
intereses difusos de este colectivo, que tienen carácter legítimo, dejan de proyectarse en las políticas
públicas y en las actuaciones administrativas, con grave perjuicio para el interés general y la legitimidad
de la función pública, llamada no solamente a aplicar el derecho preexistente sino a generar en torno de
sus determinaciones el mayor consenso posible.
http://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/2014/C-133-14.htm

Finalmente podemos concluir que estos derechos antes mensionados le brindan proeccion a los
consumidores el Estado que propenda en todo

momento por la equidad, la certeza, la seguridad

jurídica y la justicia en las relaciones

comerciales. En el caso colombiano, pasar de

un sencillo esquema de protección al consumidor,


como el que contenía el Decreto 3466

de 1982, a un sistema de normas que articula

los derechos y deberes de los consumidores

y empresarios con las distintas herramientas

procesales para hacerlos efectivos y, a su

vez, impone obligaciones a las autoridades

para crear en el país una cultura de consumo

responsable al implementar programas de

información y educación, ha sido un logro

importantísimo para el fortalecimiento del

mercado nacional.

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