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Freud creía que algún día el psicoanálisis descubriría sus fundamentos orgánicos. En mi
libro sobre Wilhelm Reich ] he demostrado que el desarrollo coherente por Reich del
análisis del carácter hasta lo que denomino "vegetotcrapia" (una terapia que aborda las
raíces fisiológicas de la neurosis) proporcionó precisamente esos fundamentos orgánicos.
Reich sentó las bases de una psicología somática. Hoy podemos ver en él al gran
patrocinador de todas las terapias actuales que operan con la vida emocional del cuerpo. La
terapia guestáltica fue creada por Fritz Perls, un ex paciente y discípulo de Reich. El análisis
biocnergético, con base en Nueva York, fue fundado en 1956 por Alexander Lowen y John
Pierrakos, dos médicos también formados por Reich. En 1970, Cerda Royesen fundó en
Londres su Centro de Psicología Biodinámica, donde continuó desarrollando el trabajo
terapéutico iniciado por Reich en Escandinavia.
En la actualidad la psicología somática se inspira en muchas fuentes, además de Reich.
Stanley Keleman, destacado profesor de bioenergética, creó en 1970 el Centro de Estudios
Energéticos y desarrolló una rica teoría y práctica de los procesos somáticos, vinculando el
tono muscular y la pulsación de los tejidos con la biología del soñar y la poseía de la
encarnación.
Yo inicié mi trabajo terapéutico basándome en el enfoque biocnergético de Reich; para mí,
la palabra "bioenergético" se aplica a todos los procesos vitales del cuerpo. Después de
veinticinco años de trabajar en este campo, empecé a usar la palabra "biosíntesis'1 para
denominar mi enfoque terapéutico personal.
Biosíntesis significa integración de la vida. El término fue empleado inicialmente por
Francis Mott, un inglés que creó un método de psicología configuracional basado en el
profundo estudio de la vida intrauterina. Desde 1975 yo mismo he ido elaborando una
terapia fundada en ideas derivadas de la embriología.
El concepto central de la biosíntesis es que en el cuerpo fluyen tres fundamentales
corrientes energéticas o corrientes de vida, asociadas con las capas embrionarias
celulares (el ectodermo, el endodermo y el mesodermo) del óvulo fertilizado, a partir de
las cuales se forman los sistemas orgánicos distintivos. Estas corrientes se expresan
como un flujo de movimiento a través de las vías musculares; como un flujo de
percepciones, pensamientos e imágenes a través del sistema neurosensorial, y como un
flujo de vida emocional en el núcleo del cuerpo a través de los órganos profundos del
tronco. El estrés antes del nacimiento o durante la infancia y en la vida adulta quiebra la
integración de esas tres corrientes.
En la biosíntesis, la reintegración terapeutica se logra por medio de la liberación de la
respiración y el centramiento (centring) emocional; con la retonificacion de los
músculos y el enraizamiento (grounding) de la postura, y con contacto cara a cara
(facing) dándole forma a la experiencia a través del contacto visual y la comunicación
oral.
La embriología ha profundizado considerablemente su comprensión gracias a los
aportes de la psicología configuracional de Francis Mott, la teología clínica de Frank
Lake y la morfología dinámica de Otto Hartmann.
La tarca de integrar acción, sentimiento y pensamiento forman el enraizamiemo externo
de la biosíntesis. Debajo del cual hay un enraizamiento interno que expresa la esencia o
espíritu de cada persona. El trabajo de Robert Moore (en Dinamarca) sobre el
centiramiento psíquico a través de la imaginación de la respiración y el restablecimiento
del equilibrio del campo energético corporal ha sido una de las influencias más directas
en este sentido.
En biosíntesis, yo he desarrollado una teoría del trabajo terapéutico de re-integración
demostrando que es la expresión de dos temas fundamentales, más profundos que la
psicología o la biología. Parecen ser temas básicos subyacentes en la emergencia de la
materia y la vida, así como en la integridad del cuerpo y la formación del self. Esos
temas son los siguientes:
1. El proceso formativo en la naturaleza. La aparición de niveles superiores de orden a
partir de los niveles inferiores es una ley natural básica de los sistemas abiertos. El
principio de la autocuración, que es el núcleo de la terapia, constituye una expresión de
esta ley.
2. El campo organizador. El proceso formativo debe ser potenciado por un conjunto
adecuado de condiciones. Sin ellas no se produce la autoorganización. El desarrollo
sano del niño exige la presencia de progenitores con los que tenga profundos contactos
para obtener el "organizador biológico" (Mahler) para un crecimiento normal. Al
trabajar en la transformación de los patrones emocionales y expresivos bloqueados, la
herramienta esencial es la respuesta sensible de vida de otro ser humano. Reich
denominaba "identificación vegetativa" a la aptitud para sentir en el propio cuerpo los
patrones expresivos bloqueados que están constriñen-do a otro. Stanley Kelefnan llamó
"resonancia somática a la relación biológica entre dos personas. La resonancia somática
délas manos, la voz y/la presencia del terapeuta es el campo organizador en el que lugar el
proceso formativo de re-integración de cuerpo, mente y espíritu.
He trabajado como terapeuta con un origen vinculado a estas tradiciones de comprensión de la
dinámica del cuerpo durante los últimos treinta años. En las páginas que siguen trato de dejar
establecidos algunos de los principios de mi práctica.
He tratado de no excederme en el uso de artículos o pronombres masculinos y de no recurrir a la
"convención*1 de que con ellos se hace referencia a los dos sexos. Lamentablemente, la mayor
parte de las alternativas me parecen incómodas o inaceptables. Espero que el lector no presuma
que cuando digo "los" o "ellos" me estoy refiriendo a los hombres, al desarrollo o a los
principios "masculinos, pues tal no ha sido mi intención.
DAVID BOADELLA
Centro de Biosíntesis
BCM Chesil
Londres WC1N 3XX
NOTA
Boadclla. David, William Reich: The Evolución of his Work, Rouúedge y Kegan Paul, 1985.
las dos grandes ramas del sistema nervioso vegetativo, el sistema simpático y el
parasimpático. El sistema simpático nos prepara para la acción de emergencia, la lucha o
fuga, y está asociado con las emociones del enojo y el miedo. El sistema parasimpático nos
prepara para renunciar a luchar o a huir: está asociado con otro par contrastado de
emociones, la relajación agradable y el abandonarse a la tristeza y la pena.
Ambas mitades del sistema nervioso vegetativo envían ramificaciones a todos los órganos
internos que metabolizan la energía. La contracción y expansión de los pulmones al respirar
y el movimiento peristáltico de los intestinos en la digestión responden a señales de los
nervios vegetativos. Este ritmo de expansión y contracción es uno de los fundamentales de
la vida. Se lo encuentra en los organismos unicelulares primitivos, mucho antes de la
aparición evolutiva del sistema nervioso central.
El trabajo terapéutico de centramiento apunta a restablecer un ritmo de funcionamiento en
el flujo de la energía metabólica y el equilibrio entre las dos mitades del sistema nervioso
vegetativo, En la práctica, esto significa ayudar a la recuperación del equilibrio emocional y
la respiración armoniosa. En el capítulo 6 describiremos detalladamente el aspecto que esto
toma en la práctica.
La capa celular media del feto (el mesodermo) se convierte en el sistema muscular, el
esqueleto, los vasos sanguíneos y el corazón. Es un sistema para el movimiento y la acción.
El corazón y los músculos lisos son regulados por nervios vegetativos, como los otros
órganos internos. El sistema muscular del esqueleto, por otra parte, tiene tres formas
diferentes de control: cortical, subcortical y espinal. El control cortical se realiza a través de
las principales vías nerviosas voluntarias (el sistema piramidal). El control subcortical se
realiza a través de un sistema nervioso especial vinculado con los ganglios básales, el
cerebro medio y el cerebelo: es el sistema extrapiramidal, responsable del equilibrio, la
preparación del tono muscular y la postura. La tercera forma de control se realiza en las vías
reflejas espinales. Todos conocemos la respuesta instantánea de apartar rápidamente la
mano cuando se ha tocado un objeto que quema. Reflejos de ese tipo existen en todo el
cuerpo y se los puede encontrar en los movimientos del nacimiento (reflejo del nacimiento),
en muchas de las pautas reflejas del niño pequeño (reflejo tónico del cuello, reflejo de
Babinski, etcétera) y en el reflejo del orgasmo en la sexualidad. Más adelante exploraremos
con mayor detenimiento la interacción entre estos tres sistemas.
El trabajo terapéutico de centramiento tiene que ver con el establecimiento de una buena
relación entre el movimiento voluntario, el semivoluntario y el involuntario, y con la
recreación de un tono muscular más apropiado. El tono muscular puede estar desequilibrado
en dos direcciones. El hipertono es un exceso de tensión, más que la requerida por una
acción particular; los músculos se sienten tensos, anudados y rígidos. El hipotono es una
deficiencia de tono que el necesario para una acción particular; los músculos se sienten
flojos, fofos y demasiado sueltos.
Estar bien enraizado es encontrarse en un estado tónico apropiado para un conjunto
particular de condiciones. Un marinero en el puente del barco está bien enraizado; conti-
nuamente puede adaptar su postura a las condiciones cambiantes del "piso". Una persona
que duerme tiene que relajar su tono muscular después de la acción cotidiana; está bien
enraizado en el lecho cuando su tono muscular es el apropiado para dormir. Un individuo
que se endurece en el agua es un nadador incompetente; está mal enraizado en el agua. Estar
enraizado en la tierra es tener un buen torio muscular en las piernas, sin tendencia al
endurecimiento ni al colapso. El entrenamiento en artes marciales, que hace hincapié en el
equilibrio dinámico y la atención relajada sin malgastar ener gía, demuestra una
comprensión excelente de los principios del enraizamiento.
Los pacientes que piden terapia presentan excesos o deficiencias del tono muscular, que
se expresan en perturbaciones de la postura, a su vez reflejadas en la expresión somática
de la estructura caracterológica. El modo en que nos mantenemos de pie revela algo de
la manera en que estamos en el mundo y sentimos, y de quiénes somos. Cambiar de
postura supone la posibilidad de fuertes reacciones emocionales y el descubrimiento de
actitudes caracterologías profundamente inculcadas.
La tercera capa celular del feto es la exterior, el ectodermo, que forma todos los tejidos
nerviosos y los órganos de los sentidos incluso la piel. Es un sistema destinado a reunir
e integrar información sobre el mundo. El sistema nervioso trata con tres tipos de
percepciones: la percepción proveniente de los órganos internos (interocepción) ; la
percepción del sistema muscular (propiocepción) , y la percepción proveniente de los
cinco órganos de los sentidos (exterocepción). Podemos considerar que ésta es una
división del sistema sensorial que refleja la organización tripartita del cuerpo: los
nervios conducen información desde el endodermo, el mesodermo y electodermo.
Recibimos información canalizada a través de los ojos, los oídos y el sentido del tacto,
primordialmente, y los sentidos especializados del olfato y el gusto, en un segundo
plano. El modo en que pensamos se basa en esos canales sensoriales. Pensamos con
patrones visuales, en patrones auditivos (habla), o con patrones táctiles.
Los desequilibrios típicos que encontramos en el ectodermo son patrones de
hipersensibilidad e infrasensibilidad. La persona hipersensible tiene un umbral de
excitación bajo; pequeñas señales bastan para ponerla en tensión. La persona
infrasensible tiene un umbral de excitación alto y bloquea mucho: tiene ojos pero no ve,
oídos pero no oye. La persona con un umbral bajo es poco controlada, susceptible, es
fácil que le resulten amenazantes y la invadan un espectáculo desagradable, un ruido
fuerte o un contacto inesperado. La persona con umbral alto es controlada en exceso,
toma las cosas con calma y está bien defendida contra la invasión.
De modo que el trabajo terapéutico de facing opera con el contacto ocular, con el
contacto de la voz y con la integración de lenguaje, percepción y sentimientos. Lo
describiremos más detalladamente en el capítulo 8.
En la capa embrionaria celular encontramos los reinos de experiencia de la respiración y
el sentimiento, la acción y el movimiento, el pensamiento y la sensación. Así como los
niveles altos de estrés quiebran la integración de sentimiento, movimiento y
pensamiento, encontramos que los sistemas terapéuticos tienden a reflejar esa
disociación. Hay terapias que se concentran en la liberación emocional, o en liberar la
respiración, comprendiendo poco o nada de la postura, el movimiento o las sutilezas del
lenguaje. Otras terapias se especializan en movimientos curativos y en la corrección de
la postura, negando la vida emocional y la formación conceptual. Un tercer grupo de
terapias son muy hábiles en el análisis dé las pautas de pensamiento, pero ciegas al
fundamento orgánico de la experiencia en los ritmos vegetativos y la adaptación
postural.
Los tres términos psicoanalíticos que designan las estructuras psíquicas, “ello”, "yo" y
"superyó", están correlacionados con fundamentos orgánicos. El ello, ese depósito de
sentimientos primitivos corresponde a la carga de energía emocional asociada con los
sistemas orgánicos profundos del endodermo. Cuando la ira hierve en el intestino y el
miedo nos anuda el plexo solar, el ello nos tiene en sus garras.
El yo se divide en dos partes: la perceptual y la motriz. El yo sensorial le da sentido a la
percepción. Organiza un cuadro mental, un mapa mental del mundo. La otra rama del
yo, el yo motor, coordina los movimientos en una acción eficaz. El yo sensorial está
estrechamente ligado con el ectodermo, mientras que el yo motor se expresa a través del
mesodermo. Ambos están vinculados a la columna vertebral, a la que se puede
considerar "el canal del yo”. De modo que volvemos a encontrar el patrón triple, que en
este caso relaciona el psicoanálisis con la embriología.
El concepto de superyó es de carácter sociologico y su origen no tiene un fundamento
directo en las capas embrionarias. Corresponde al progenitor internalizado, es la voz de
lo que deberíamos ser, implantada fisiológicamente en lo que Reich denominó "coraza".
Está por sobre el yo, y es un sistema de tensiones destinado a lograr lo que desde afuera
se nos pide o se espera que logremos, en vez de responder a los sentimientos y deseos
internos del self.
El superyó se convierte en un policía que pretende controlarnos con una porra. Mi
trabajo terapéutico trata tanto de reducirla influencia de este policía como de ampliar el
territorio del yo, que es el mejor regulador de las energías del ello. La integración del
ello con las dos ramas del yo corresponde á la coordinación armoniosa de los tres reinos
embrionarios.
En la embriología del cuerpo encontramos tres corrientes de afecto asociadas con las
tres capas celulares. Hay un afecto sobre la superficie de la piel que Francis Mott
denominó "afecto fetal dérmico".1 Se experimenta como ondas de placer o desplacer
sobre la piel en respuesta al contacto; tiene una forma positiva y otra negativa, que
reflejan el modo en que el niño pequeño fue manejado. Cuando se emplea el contacto
terapéutico en diferentes formas de masaje, hay que observar el tipo de corriente de
afecto presente. Puesto que el ojo y el oído son formas especializadas del desarrollo de
la piel (ectodérmica), la respuesta del ojo a la luz y del oído al sonido (que también
asumen formas positivas y negativas) son asimismo expresiones del "afecto fetal
dérmico". Así podemos bañar los ojos con colores en la cromoterapia, y lavar los oídos
con sonidos en la músicoterapia.
El afecto kinestésico es el flujo de sentimientos asociados con los movimientos. Los
movimientos graciosos y jubilosos llevan consigo un afecto kinestésico agradable y
positivo; los movimientos tensos y constreñidos son acompañados por un afecto
kinestésico penoso y negativo. Los movimientos espontáneos se asemejan a la danza
por su coordinación sin esfuerzo. Los movimientos natatorios fetales, el pataleo gozoso
de un bebé, el placer de correr y saltar, las acciones coordinadas del atleta y el
deportista, están cargadas de afecto kinestésico. Este afecto está relacionado con la capa
mesodérmica.
El afecto umbilical es el flujo de sentimientos asociado con una sensación de vida y
energía bombeadas al centro del cuerpo a través del cordón umbilical (endodermico). El
afecto umbilical positivo tiene como correlato una sensación de bienestar y vitalidad, un
calor dorado en el fondo del estómago. El correlato de un afecto umbilical negativo es
una sensación de malestar, angustia, desesperación y pérdida de bienestar; es una oscura
sensación de estar envenenado o de haber sido ensombrecido en la fuente de la vida.
Cuando el niño nace y se corta el cordón umbilical, el afecto umbilical subsiste como
una memoria somática capaz de afectar poderosamente los sentimientos y la
distribución de la energía en el abdomen. El modo como el niño digiere el alimento está
relacionado con el modo como digiere los sentimientos. Cerda Royesen se ha explayado
acerca de esta vinculación en su teoría del psicoperistaltismo.2
El flujo de afecto en el abdomen es también regulado por el modo como respiramos y
por la actividad del diafragma. En el inicio del psicoanálisis, Josef Brcucr, el primer
asociado intelectual de Freud, describió tres canales de excitación que tienen una
estrecha relación con las tres corrientes vitales embrionarias. En la obra de Breuer
enconáramos alguna raíz histórica de la concepción tripartita de la terapia que desarro-
llamos aquí (véase el apéndice 1).
La concepción embriológica de la terapia se puede considerar un modo más amplio de
comprender la organización * somática. Desarrollaremos esto más completamente en
el capítulo sobre la estructura del cuerpo (capítulo 5). Este modo de ver las raíces
orgánicas del ello y las dos ramas del yo, y sus vínculos con los conceptos energéticos
de Breuer, permiten iluminar los mecanismos de la psique. Existe, por lo tanto, una
conexión más, que es preciso explorar.
Los videntes que estudian el campo energético (o aura) encuentran que tiene un
componente vital, un componente emocional y un componente mental. El componente
vital puede relacionarse con la carga de sangre y, a través de ella, con el mesodermo. De
modo análogo, el campo emocional puede vincularse con el endodermo, y el campo
mental con el ectodermo. El curador que procura equilibrar la energía de esos tres
campos y ayudarlos a funcionar de modo integrado, hace lo mismo, en el nivel sutil, que
el trabajo de centramiento, enraizamiento y facing en el nivel orgánico. De modo que
podemos considerar las capas celulares como generadoras de los tres campos de
energía, o bien los tres campos interactivos como organizadores de las capas
embrionarias.
El curador puede incidir sobre la energía somática por medio de su trabajo con la fuerza
vital, y el terapeuta somático puede modificar la energía sutil de los campos vitales con
su trabajo sobre la respiración, los movimientos y la percepción. El abordaje
embriológico de la comprensión de la organización somática y psíquica es la raíz de la
biosíntesis.
NOTAS
Mott, Francis: Nalure ofthe Sclf, Alien & Wingate, 1959. Boyesen, Cerda: Entre.psyche el soma,
París, Payol, 1985.
La corriente mucosa que lleva esa fantástica multitud de espermatozoides no sólo los
nutre; parece que también les abre el apetito. Alguna característica cíe las secreciones
los energiza y los atrae hacia el óvulo. El primero que toma contacto con la membrana
gelatinosa del óvulo suscita una respuesta. La membrana forma un cono y se ablanda lo
suficiente como para que el espermatozoide entre en el fluido interior de la célula. En
cuanto ha pasado, la membrana se vuelve impermeable para los espermatozoides
restantes que embaten desde todas las direcciones.
El cigoto en flotación libre, pero ya fertilizado, continúa su lento viaje oviducto abajo.
Al cabo de unas treinta horas habrá logrado su primera división en dos células. Stanley
Keleman escribió:
Al observar la división de una célula, lo primero que se ve es que está excitada y vibrando. Se
forman dos polos, dos áreas de intensa actividad interna. Se puede ver realmente la radiación entre
un polo y el otro, y el alineamiento de los cuerpos cromo-somáticos en ese campo. La radiación
entre los dos polos se intensifica, hasta convertirse en una pulsación, y después en un fluir. El fluir
comunica la información más profunda sobre la vida, como cuando nos comunicamos entre
nosotros. Para bien o para mal, todos estamos armonizados con esos patrones de excitación
intensamente humanos.2
Después de seis o siete divisiones, el grupo celular de uñar semana se fija a la pared del
útero y hace su primera experiencia de anidación. Filmada, la implantación parece un
descenso en la luna. R. D. Laing ha puesto mucho énfasis en la importancia de esta
transición en una charla titulada "La vida antes del nacimiento". Dijo que la
implantación equivale a una adopción, y que el cuerpo celular que se implanta está de
algún modo sensibilizado a la receptividad del útero. El estado de conciencia en
flotación libre, conocido en algunas condiciones místicas y disociadas, supone también
el miedo a ser arrastrado. Los mitos del héroe que, muy temprano en su existencia, es
abandonado a la deriva en algún tipo de receptáculo que flota aguas abajo hasta que se
detiene en un lugar adecuado, corresponden, a juicio de Lairig, a ese período de
desplazamiento por las trompas de Falopio. Si se siente que el útero no es receptivo,
mas tarde la conciencia puede ser acosada por fantasías o pesadillas de hundirse en
arenas movedizas. Si el útero es receptivo, la masa celular echa raíces en una tierra
fértil.
Durante el resto de su vida en la matriz, el organismo en crecimiento seguirá arraigado,
como una planta, hasta la separación final en la tercera etapa del trabajo de parto. En ese
momento el bebe recién nacido ya tiene que estar reposando sobre el abdomen o el seno
de la madre. El corte prematuro del cordón umbilical puede llevar a un estado de
desconexión o desarraigo.
En las fértiles imágenes de Laing, la pared de la matriz es la tierra; el embrión es la
semilla; las vellosidades del corion son las raíces primarias; el ombligo en desarrollo es
el tallo, y el feto es el fruto en desarrollo de la plañía. Laing escribe:
Antes de la implantación, las secreciones del tubo uterino pueden ser sosegadas o tempestuosas...,
abundantes o escasas; antes de qué el viaje termine, uno puede girar como un trompo, flotar, volar,
ser arrojado contra las rocas, arrastrado a la costa y después de nuevo mar adentro. Antes*de la
eventual implantación de fin i uva puede haber muchas aventuras. Este viaje a la implantación puede
dar forma a un modelo de los patrones siguientes. Una implantación puede proyectarse sobre el
nacimiento...
El nacimiento es la implantación a la inversa, y la recepción que nos brinda el mundo posnatal
genera en nosotros una resonancia simpática a nuestra primera adopción por nuestro mundo
prenatal.s
En las dos semanas siguientes, este grupo de unas cien células se multiplicará mil veces,
convirtiéndose en un disco alargado con la cabeza en un extremo y una cola en el otro;
ese disco ya consta de tres capas: una posterior, una media y una anterior. En este
período de crecimiento máximo, también se enrolla en una serie de tubos. Hay que ser
un especialista en geometría tridimensional para seguir las transformaciones topológicas
de este período, pero esta embriología básica es esencial para comprender los flujos
energéticos ulteriores.
Una única célula huevo da origen en esta etapa a las células nerviosas, musculares,
sanguíneas y óseas. Originalmente, las células tienen "pluripotencia", es decir, el mismo
potencial para generar cualquier parte del cuerpo. De algún modo son "guiadas" a actuar
con sólo una parte de su programación genética total. "Señales” provenientes del medio
de la célula que se divide pueden activar o inhibir a una célula hija para que se
desarrolle en la dirección de una nariz o un dedo, un pulmón o un riñón. Sólo con esta
división en capas embriológicas empichan realmente a especializarse. La morfogénesis
—el origen de la forma— y lo que la controla aún no han sido comprendidos. Lo que
los biólogos describen es un proceso de movimiento direccional protoplásmico cuando
las células empiezan a migrar y reposicionarse en el cuerpo de la masa celular que se
alarga e invagina. Ese proceso, denominado de "corrientes morfogenéticas", sugiere que
entre las células hay comunicación a través del contacto mientras se deslizan por
pendientes bioeléctricas y químicas hacia localizaciones funcionales organizadas en el
cuerpo. A medida que se dividen, se van diferenciando. Ante este proceso de
autoformación sólo cabe maravillarse.
El embrión se constituye de fuera hacia adentro. Olio Hartmann ha descrito de qué
modo se forman las tres capas o discos embriológicos,4 y es necesario que nos
detengamos en estos detalles para obtener una comprensión completa de lo que
diferencia a esas capas (véase la figura.3.1).
Se forman dos burbujas celulares elípticas huecas: la bolsa amniótica y el saco vitelino.
Células de magma rellenan el espacio intermedio. No hay todavía nada que se parezca a un
organismo, sino sólo dos bolsas nadando en magma dentro del perímetro del cigoto. Pero a
partir de las células que tapizan la superficie inferior de la bolsa amniótica se desarrolla el
ectodermo, que después se convierte en la capa exterior del cuerpo. De las células que
recubren la superficie superior del saco vitelino se desarrolla el endodermo, el revestimiento
interior del cuerpo. Las células de magma se convierten en el mesodermo, el material
corporal de relleno.
Cada una de las tres capas del disco original —la exterior (ecto), la media (meso) y la
interior (endo)— tiene un sistema asociado en forma de tubo. A lo largo de la parte posterior
de la capa ectodérmica se forma un surco cuyos bordes se repliegan para encerrar el canal
neural, un tubo hermético lleno de fluido del que pronto brotarán tres protuberancias en la
cabeza. Se trata de la aparición de lo que más tarde serán las tres partes del cerebro: el
cerebro anterior, el cerebro medio y el cerebro posterior. A continuación todo el disco de
tres capas se pliega y enrolla para formar un cilindro triple, largo y curvado. El tubo interior
(endodérmico) se convierte en el tubo digestivo. Todos los órganos de la digestión se for-
marán a partir de él a su debido tiempo, diferenciándose en estómago, hígado, páncreas,
etcétera. Los pulmones surgen también del extremo frontal, como dos pequeñas vainas que
a continuación se subdividen y ramifican en tubos bronquiales de aspecto arbóreo. En la
capa media (mesodérmica) se desprenden células desde ambos lados hacia el centro, para
formar las dos mitades de un tercer tubo que se fusionarán conformando el corazón
primitivo. A los veinticinco días, en un organismo que pesa menos de una milésima de
gramo, el corazón empieza a latir; el tubo pulsa espontáneamente.
La forma de los órganos internos y la cubierta externa de carne que los envuelve reflejan los
movimientos serpenteantes y migratorios de las primitivas corrientes celulares, así como las
rocas volcánicas conservan las líneas de flujo del magma fundido, y un florero de cristal
conserva la forma con la que se lo sopló. Schwenk también describe esto.
Por los miembros corren sistemas completos de corrientes y los músculos más o menos los siguen. Músculos y
vasos hablan de lo mismo: corrientes de forma espiralada. Este movimiento atraviesa los tendones y penetra en
los huesos. El hueso es un monumento de piedra al movimiento fluyente en el que se origina: por cierto, se
podría decir que el líquido "se ha expresado” en el hueso. 5
Se sintió inmerso en fluido fetal y fijado a la placenta por el cordón umbilical. Tenía conciencia del
alimento que llegaba a su cuerpo a través del área del ombligo y experimentaba maravillosas
sensaciones de unidad simbiótica con la madre. Entre ellos había una continuidad de circulación:.el
líquido dador de vida (la sangre) parecía crear un vínculo mágico entre él y ella. Oía dos conjuntos
de sonidos cardíacos con diferentes frecuencias que se mezclaban en una pauta acústica ondulante.
Esto se acompañaba de ruidos huecos y semejantes 3 ronquidos que después de algo de hesitación
identificó como los producidos por el gas y el líquido en los movimientos peristálticos de los
intestinos de la madre, adyacentes al ulero. Con plena conciencia de su propia imagen corporal,
reconocía que era muy diferente de la que tenia de adulto: la cabeza era desproporcionadamente
grande en comparación con el cuerpo y las extremidades. Sobre la base de indicios que no podía
identificar ni explicar, se diagnosticó cómo un feto maduro inmediatamente antes del parto. 8
Ese pelo aparece normalmente durante el cuarto mes de la vida fetal, y lo más común es que
desaparezca antes del nacimiento. Los movimientos del feto suelen comenzar durante el quinto mes,
de modo que por lo general hay tres o cuatro meses en cuyo transcurso el cuerpo fetal se mueve en
el agua, del amniós, y el lanugo sufre pequeñas oscilaciones de ida y vuelta como la hierba en una
laguna rozada por el viento.9
El afecto fetal dérmico, descrito por Mott, es la base de la sensibilidad adulta a los
impactos del mundo exterior, no sólo sobre la superficie de la piel, sino también en los
órganos sensoriales derivados del ectodermo, en particular los ojos y los oídos. Más
adelante consideraremos la significación del contacto visual y auditivo. Le Boyer
describe la sensibilidad del feto a la luz.lo Si la madre está desnuda bajo "una luz solar
intensa, el feto percibe como una bruma dorada resplandeciendo a través de la pared
abdominal. Según Smythe, del University Gollege de Auckland, luces relampagueantes
que incidan sobre la pared abdominal de la madre producen fluctuaciones en el ritmo
cardíaco del feto.
También los sonidos quedan impresos en la conciencia del feto. Puesto que después del
nacimiento puede ser tranquilizado por el sonido de latidos del corazón, parece claro
que ya lleva impreso ese sonido desde su vida en el útero. También la-voz de la madre
puede dejar huellas en ese período:
Por lo menos desde las veinticinco semanas, el feto salta sincrónicamente con la partitura del
timbal en la interpretación de una orquesta... Elias Canetti señala que todos los ritmos de los
tambores del mundo pertenecen a uno de dos patrones básicos: el repique rápido de los cascos de
animales o el latido mesurado del corazón humano. El patrón de los cascos es fácil de comprender
a partir del ritual y la magia simpática de la cultura de cazadores. Pero resulta interesante que el
ritmo del laudo cardíaco está más difundido en el mundo, incluso en grupos como el de los indios de
América del Norte, que daban caza a grandes rebaños de "bisontes. ¿Está este ritmo profundamente
impreso en la conciencia humana desde la vida fetal? 6
En este estado oyó de pronto ruidos extraños provenientes del mundo exterior. Tenían un muy
inusual aspecto de eco, como si resonaran en un gran salón o atravesaran una capa de agua. El
erecto resultante le recordó el tipo de sonido que se logra por medios electrónicos en la grabaciones
modernas. Finalmente llegó a la conclusión de que los responsables de la distorsión eran la pared
abdominal y el líquido fetal, y que era así como los sonidos exteriores le llegan al feto. Trató dé
identificar la fuente y el lugar del que provenían. Después de algún
tiempo, pudo reconocer voces humanas riendo y gritando, y sonidos que se asemejaban a trompetas
de carnaval. De pronto se le ocurrió que se trataba de la fiesta anual de su pueblo natal, realizada
dos días antes de su nacimiento.8
La madre de Richard fue vista por separado y no se le dijo nada del relato de su hijo.
Ella había ido realmente al carnaval del pueblo antes del nacimiento, y creía que la
excitación y el ruido habían contribuido a precipitar el parto, que se produjo dos días
después.
La conciencia del feto es probablemente lo más próximo la conciencia del sueño. De
hecho, hay pruebas de que el feto sueña mucho más que el bebé recién nacido, así como
el bebé sueña más que el adulto. Los bebes prematuros sueñan el 85 por ciento del
tiempo que pasan durmiendo (a juzgar por los movimientos rápidos de los ojos),
mientras que un bebé "normal sólo sueña durante la mitad del tiempo que duerme. La
lasa de los adultos es del 25 por ciento. Howard Roffwarg y sus colaboradores del
Hospital Moniefiore de Nueva York han sostenido que el soñar podría ser esencial para
el sisicma nervioso en desarrollo del feto. Durante el soñar —según Gay Luce en su
libro sobre los ritmos biológicos—, "el bebe a veces parece consciente, pues patea,
realiza pequeños movimientos contractivos de los dedos, y quizá chupe, sonría y haga
muecas... Es posible que hará tenido práctica prenatal de conductas de supervivencia
tales como patear y chuparse el pulgar durante los estados de movimiento rápido de los
ojos”.12
El útero es la madre de los sueños. En los mitos de aborígenes se refieren a sus orígenes
como un tiempo de sueño. Muchos adultos adoptan al dormir la posición del feto en el
útero. El feto también responde al soñar de la madre; los estados de actividad fetal
suelen sincronizarse con el ciclo del soñar de la madre, según investigaciones de
Stermañ.12
En la matriz, el embrión atraviesa los estados de imagen de las decenas de miles de años que
precedieron a su desarrollo. En esos estados es razonable suponer que el feto en desarrollo puede estar
por lo menos un tanto sometido a las imágenes de la madre, que tal vez trate desesperadamente de
librarse de él. Su comunicación con la imagen sensible del feto debe seguramente ser de algún modo
distinta de la de la madre que acoge la nueva vida con su imagen en desarrollo atesorada en el corazón,
13
Durante la primera mitad de la vida fetal, el receptáculo (el amnios) crece más rápido
que su contenido, pero en los últimos meses del embarazo la situación cambia
drásticamente cuando el feto crece hasta tomar contacto con la membrana que lo rodea.
El océano uterino tiene costas. Así conceptualiza Frederick Le Boyer el descubrimiento
por el feto de que está viviendo en un universo que se estrecha:
La criatura se siente encerrada; el universo está contrayéndose. Lo que era espacio ilimitado lo está
confinando cada vez más. Ha desaparecido el océano sin fronteras de los antiguos 1 —y más felices—
días; ya no existe esa libertad absoluta. Y un día el bebé se descubre... prisionero. ¡Y en qué prisión!
La celda es tan pequeña que el cuerpo del preso toca las paredes, todas a la vez. Paredes que se
estrechan continuamente, al punto de que un día la espalda de la criatura y el útero materno parecen
fusionados.10
Por primera vez el bebé está encerrado en un abrazo de carne. No hay razón alguna para
suponer que ese aferramiento terrenal sea desagradable después del gran espacio acuáti-
co. Mucho depende del tono del útero y de las sensaciones corporales de la madre.
Como en la primera infancia, la forma en que se abrace y sostenga determinará que a la
criatura la deleite ser estrechada, encerrada y envuelta en los brazos de los padres, o que
luche con malestar.
Durante el noveno mes, los brazos estrechadores del útero reiteran los movimientos
contractivos. Janov sugiere que las contracciones tienen la función de estimular la piel
del bebé, lo que a su turno estimula los sistemas corporales que la criatura necesitará
después del nacimiento, del mismo modo que los animales estimulan la piel lamiendo a
la prole. Escribe Le Boyer:
En cuanto la criatura se recupera de su miedo inicial las contracciones llegan a gustarle. Las espera, las
desea.
Cuando llegan —abrazando, estrechando al bebé— él se entrega a ellas; arquea la espalda, tiembla de
placer en ese juego sensual.10
El cuerpo del bebe desarrollado reposa en el líquido amniótico. Late con la vida y la
única cultura que conoce es el océano uterino. Está listo para entrar en el mundo
gravitacional de la tierra por la que se camina y el cielo en el que se respira, aunque aún
faltan veinte años para que el lento .crecimiento de los tejidos complete el desarrollo
fisiológico. Ya
* Maniobra que cambia la presentación del feto por otra más favorable para el parto. [T.]
encarnado, el niño se prepara para el viaje de treinta centímetros al mundo que está más allá
del útero.
NOTAS
1 Nilsson, Lennard y otros: THE EVERY DAY MIRACLE*, Alien Lañe, 1967.
2 Keleman, Stanley: YourBody Speks ils Mmind, Simón & Schuster, 1975.
3
Laing, R. D.: ThcFacts of Life, Allen Lane, 1976.
4
Hartmann, Otto: Dynamische Morphologie, Klostermann, 1950. -
5
Schwenk, Theodore: Sensilive Chaos, Anthroposophical Publishing House, 1965.
6
Liley, A. W.: The Foelus as a Personality, School of Obste tries and Gynaecology: University of
Auckland, Nueva Zelanda.
7
Heuer, Cottfried: "Hypnosis, rcincarnation therapy and biodynam ic: psychology I: A translucent
turüe ascends to the stars", Journal of Biodynamic Psycholog}> 2,1981.
8
Crof, Stanislav: Realms ofíhe Human Unconscious, Viking, 1975.
9
Moit, Francis: Bio-syulhísis, filadelfia, David McKay, 1948.
10
Le Boycr, Frcdcrick: fíirth withouí Violencc, WiJdwood Ilousc, 1975.
11
Janov, Arthur: TheFceling Child, Simón & Schuster, 1973.
12
Luce, Cay: Biológica! Rhythms in Human and Animal Physiology, Dover,1971
13
Howe, E. Craham: CureorHeal?, Alien Se ünwin, 1966.
El feto siente cada contracción como una ola que se pierde a la distancia. La madre adapta
automáticamente su ritmo respiratorio a esas contracciones, y cuando le llegan "nada" sobre ellas con
brazadas cuidadosas y deliberadas, hasta la cresta; después empieza a sentir que la contracción pasa, su
respiración se vuelve más suave, y reposa. Al final de cada contracción da unas cuantas inspiraciones y
espiraciones profundas.4
El bebé debe experimentar esas contracciones como un abrazo cada vez más estrecho, un
masaje cada vez más firme, pero de ningún modo como una presión que lo aplasta. Ashley
Montague escribe:
Durante este período las contracciones del útero proporcionan estimulaciones masivas de la piel del
feto... Estas estimulaciones se intensifican considerablemente durante el trabajo del parlo para preparar
los sistemas de mantenimiento para el funcionamiento posnatal... un tanto diferentes de los necesarios en
el medio acuático en el que hasta entonces el feto ha pasado su vida.5
Alternativamente, una madre tensa, estresada o con miedo al dolor será gobernada por el
sistema nervioso simpático, que domina en situaciones de tensión y angustia. Esto significa
que el cérvix se contraerá, bloqueando la salida del útero. También se contraerán los
músculos “en ocho", constriñendo los vasos sanguíneos y reduciendo el flujo de sangre y la
provisión vital de oxígeno a las paredes uterinas.
La constricción de los vasos sanguíneos también afecta las terminaciones nerviosas. "Se
registra dolor en el útero —señala Norman Casserley— cuando las terminaciones nerviosas
no reciben un suficiente bañó de sangre. Un útero tenso exprime la sangre y de ello resulta
el dolor."6 Una consecuencia adicional de la acción simpática es que los músculos
longitudinales reciben menos impulsos del sistema parasimpático. No obstante, seguirán
contrayéndose porque están primordialmente gobernados por la hormona oxitócica, que los
estimula a hacerlo.
Ahora tenemos una situación en la que la matriz trata de hacer al mismo tiempo dos cosas
antagónicas: intenta abrirse, bajo la influencia del reloj biológico que actúa a través de la
hormona preparando el camino para que el bebé nazca, pero también se esfuerza por
permanecer cerrado, bajo la influencia de los nervios simpáticos puestos en juego por el
miedo. Es como tratar de doblar el brazo y enderezarlo al mismo tiempo; el brazo cae en
espasmos y duele. Esto es exactamente lo que le sucede al útero en una madre incapaz
de relajarse y condicionada para esperar dolor.
¿Cuáles son los efectos en el bebé? Se encuentra en una situación intolerable, en la que
lo que podría haber sido un masaje firme empieza a parecer un estrujamiento mortal.
Grof la describe como la experiencia de "sin salida" o infierno. Un sujeto de su terapia
recordó ese estado con las siguientes palabras:
Estaba totalmente sumergido en una situación de la que no tenía mas salida que la muerte. Habría hecho
cualquier cosa por huir, pero ¿había acaso alguna vía de escape?... Me sentía atrapado en un laberinto
del que" no se podía salir. Estaba atado y ése era mi destino: estar en un lugar que no era la creación de
la vida, estar apresado en la rueda del sufrimiento... Era como si fuera un prisionero de un campo de
concentración, y cuanto más me esforzaba por salir, más golpeado era; cuanto más luchaba por
liberarme, más me oprimían las ataduras.
Las personas que establecen contacto con malas experiencias en esa etapa del parto las
asocian con sentimientos de horror intolerable, alienación total, desvalimiento y
desesperanza. Grof distingue esos sentimientos, y las dificultades con que se tropieza en
la segunda etapa del parto, por el énfasis singular en "el papel de la víctima y el hecho
de que la situación es insoportable, ineludible y eterna: no hay salida alguna ni en el
espacio ni en el timpo".7
Parece no haber salida. Pero incluso en una madre tensa las olas incesantes de las
contracciones uterinas finalmente prevalecen sobre los músculos constrictores renuentes
que ciñen el cérvix si ella es incapaz de relajarse. Fácilmente o con dificultad, el cervix
finalmente se abre y deja paso para que el bebé descienda. La segunda etapa del parto
está por empezar. En adelante, cada contracción uterina ejerce una presión sobre el feto,
a la cual éste sólo puede ceder cuando, centímetro a centímetro, empieza a avanzar por
el canal del parto. Ahora la madre puede participar más activamente. En la primera
etapa se la incita a relajarse, pero ahora se apela a su esfuerzo activo. Reteniendo la
respiración para mantener el diafragma hundido, ella puede facilitar y ayudar al proceso
del parió. Pero también en este caso la madre puede caer en un error perturbador. Los
músculos del diafragma y del piso pélvico son antagónicos entre sí; si bien la
contracción de los músculos abdominales "hundidos" ayuda, al piso pélvico se le* pide
que se relaje. Muchas parturientas, en particular aquellas cuyo carácter es "empujador y
estructurador", involuntariamente anudan sus músculos pélvicos y así obstruyen el
alumbramiento. Pierre Vcllay explica el proceso como sigue:
Una mujer que durante el parto empuja de este modo crea un obstáculo al pasaje del bebe a través de la
vagina. Este esfuerzo no sólo no responde a las necesidades del momento, ' sino que es contrario a ellas.
No hay que empujar así. Desde luego, el bebé nacerá de todos modos. El logra cruzar ese obstáculo,
simplemente porque las tres fuerzas juntas de la contracción del útero, el trabajo de los músculos
abdominales y la presión del diafragma componen una fuerza mayor que la constricción de la cavidad
vaginal por los músculos del piso pélvico. Pero el obstáculo se: atraviesa por la fuerza, lo que significa
que la mujer debe realizar esfuerzos mucho más intensos y especialmente mucho más prolongados. 8
La acción por la cual el bebé es empujado hacia abajo en el canal del nacimiento debe ser como la
de un pistón, con toda Opresión ejercida desde arriba hacia el fondo del útero, y los músculos del
fondo pélvico completamente relajados. Si sostenemos en la mano un tubo de cartulina y dentro de
él presionamos una bolita desde arriba (con el dedo de la otra mano en el papel del diafragma), el
tránsito será difícil cuando apretamos el cilindro, y se facilita si aflojamos la mano. Si la pared
abdominal está tensa y presiona sobre el útero que se contrae, necesariamente le oprime los flancos,
y de este modo se impide que la presión desde arriba tenga todo su efecto.4 :
La investigación de Constance Benyon sobre la segunda etapa del parto demostró que el
alumbramiento más fácil se produce cuando la madre ahorra sus esfuerzos musculares y
no es alentada a pujar de ningún modo, salvo cuando el impulso a hacerlo es
involuntario. Su trabajo empezó con un estudio de pacientes cardíacas a las que no se
les permitía esforzarse durante el parto, y que como resultado tenían los bebés con
mayor facilidad. Esta autora escribe:
Además, en casi todos los casos se desarrolla una tensión refleja endurecedora en el perineo, y esto
presenta dificultades. Es muy infortunado porque, durante el alumbramiento, la cabeza del bebé que
deja el útero presiona detrás de los tejidos del perineo y mientras avanza los
empuja....Gradualmente, esos tejidos se estiran mucho, pero sólo con una condición. Para que un
tejido se estire, debe permanecer elástico. Ahora bien, cuando las mujeres pujan mal, esos tejidos
pierden su elasticidad y crean un obstáculo al progreso de la cabeza. Se puede comprender por qué
las mujeres se desgarran. Esos músculos y tejidos no pueden estirarse, y llega un momento en que
ceden.9
Nunca he visto ninguna lógica en las episiotomías, y por cierto no les veo utilidad antes del
alumbramiento. ¿Por que, en qué circunstancias, habría que cortar en un punto por el que pasan
vasos sanguíneos, nervios y músculos? Muchas mujeres episiotomizadas se han quejado durante
años de entumecimiento debajo de la cicatriz, como resultado de una importante escisión de
nervios... Sólo después de años de experiencias penosas descubrí que si hacía más lento el
alumbramiento, dando a las partes un tiempo amplio para estirarse, reservando el perineo hasta el
final, no se necesitaba laceración alguna. l0
Estamos describiendo los resultados de una segunda etapa tensa y forzada. ¿Cómo los
experimenta el bebé? Stanislav Grof los compara con una batalla de muerte y
renacimiento, con una atmósfera de lucha titánica más próxima al Purgatorio que al
Infierno. A su juicio esa lucha está en una zona fronteriza entre la agonía y el éxtasis. Es
una experiencia volcánica en comparación con* las etapas oceánicas dentro de la
matriz. Entre las manifestaciones físicas que describe se incluyen:
La posición natural para un nacimiento humano consiste en que la madre esté en cuclillas —o, después
de que la civilización ha introducido la obstetricia— que se siente en una silla especial, abierta en el
asiento, con la espalda sostenida. Ahora bien, la posición acostumbrada, que se empezó a adoptar cuan-
do los médicos iniciaron la atención de los partos de mujeres de clase alta, en el siglo XV111, pone a la
mujer echada sobre la espalda y con las piernas alzadas.
Lamentablemente, en esta posición la gravedad actúa contra la madre, y no a favor de ella. El peso del
útero presiona sobre la vena principal de la parte inferior del cuerpo. Esto reduce la presión sanguínea
de la madre, lo que puede hacer más lento el pulso del feto. También queda comprimida la principal arte-
ria que le lleva oxígeno al bebé. Si la madre está de lado, o sentada, o caminando, la sangre circula
libremente.12
Hace un mes, con cierta turbación, me confesó una sensación que había tenido durante dos meses. Era
casi una visión; estaba por entrar en un tubo oscuro, lo que la aterrorizaba. "Parece loco,"pero esto es lo
que me enfermaba." Al continuar el interrogatorio ella empegó a “ver" que el tubo tenía una pequeña
abertura en el otro extremo, y que allí había luz.
Los comentarios me recordaron los artículos de Nandor Fodor (Psychiaíric Quarlerly, 1945) y su libro
Search for the Beloved, una investigación clínica sobre el trauma del nacimiento y el condicionamiento
prenatal [Hcrmitagc Press, Nueva York, 1949]. También me llevaron a pensar en mis experiencias con el
hipnoanálisis, durante las cuales, en regresión, algunos pacientes se sentían espontáneamente en cuevas
oscuras con agua y aberturas por las que entraba luz, reexperimentando lo que,' para los pacientes y
para mí, había sido un trauma del nacimiento. Las experiencias revividas eran de gran beneficio para
ellos.
Esos pensamientos y recuerdos me llevaron a pedirle a la mujer que se tendiera de espaldas sobre la
cama, con las rodillas alzadas. Yo me senté al borde, con su cabeza entre mis manos y aplicándole una
presión suave en ambos costados. La cima de la cabeza, donde alguna ve/, había estado la fontanela, le
dolía mucho, algo que nunca había ocurrido antes cuando yo trabajaba con ella. La alenté a entrar en el
tubo. Sentía que se deslizaba lentamente en el, hacia la abertura. Estaba aterrorizada y le dolía mucho la
cabeza. Seguía alentándola mientras le aplicaba una presión mayor en la cabeza. Al cabo de dos o tres
minutos, empezó a sentir una gran fuerza en las piernas, que empujaban su cuerpo hacia la salida. Se
aterrorizó. Mientras yo hacía girar su cabeza sentí en la paciente la misma fuerza; ella seguía pujando
hacia mí, con la cabeza saliendo del lecho y apuntando hacia el suelo. En tanto yo continuaba soste-
niéndole la cabeza, sus movimientos corporales me recordaron los partos que yo atendí.
Dé pronto se relajó completamente, con lentitud fue apoyándose en los codos y después se sentó
sonriéndome; parecía muy complacida. Examinó su experiencia paso a paso, especialmente
impresionada por la fuerza que sentía en el cuerpo mientras se extraía del tubo y entraba en la luz. Ya no
sentía dolor y presión en la cima de la cabeza. Dejó el consultorio con ánimo excelente, algo que no
ocurría desde hacía mucho tiempo. ™
el niño después de un nacimiento sano (Dick Read llama a esto "transfiguración"), que
recuerdan tanto a los rostros de los amantes después de un abrazo sin inhibiciones. O
bien el altamente neurótico anticlímax deprimido de un nacimiento no sano, que
corresponde a la estela de una cópula inhibida, 14
Uno de los rasgos del alumbramiento natural es que suele inducir un orgasmo en la
madre mientras da a luz. Norman Casserley sostiene; "Un bebé que pasa a través del
canal de nacimiento toca y estimula las mismas áreas que son estimuladas en el
intercambio sexual". * Eva Reich, pediatra, hija de Wilhehn Reich, llega a sugerir la
estimulación de los geni tales para facilitar el paño.15
Pero hay más. Como los Ritter lo demostraron en su artículo clásico, estamos ante la
superposición y el climax de dos sistemas energéticos. Wilhelm Reich nos recordó ya
hace mucho que el feto era otro sistema de energía dentro de la madre. Los Ritter
también describen el proceso como sigue:
Las convulsiones del "quiero salir" del feto son una fuerza, y las convulsiones del "quiero que
salgas" de la madre son la otra. Las primeras actúan dentro del útero en primera instancia y pueden
inferirse u observarse como una acción positiva realizada por el feto a lo largo de todo el parto,
particularmente en el momento del coronamiento. La fuerza del "quiero que salgas" es la presión
involuntaria de las contracciones de los músculos uterinos en conjunción con las presiones
auxiliares. El punto de encuentro es el perineo. En términos gráficos, las dos fuerzas representan
dos brazos en espiral que se superponen y fusionan en este punto. El impulso a salir y el esfuerzo
por expulsar al feto llegan a un climax. La tensión alcanza su pico y es seguida rápidamente,
después del coronamiento, por una tremenda relajación en ambos sistemas, primero fusionados, y
después como dos organismos separados.u
Que el nacimiento puede ser una experiencia orgásmica para el bebé tanto como para la
.madre es un hecho .también confirmado por el recuerdo subjetivo en la terapia preverbal.
Muchas personas que han revivido su nacimiento describen sensaciones de corrientes
poderosas de energía que recorren todo su cuerpo. Uno de los pacientes de Grof describió
su reex-perienciación del alumbramiento con las siguientes palabras.
Se volvió muy claro para mí que no había ninguna diferencia entre el sexo y el proceso del
nacimiento, y que los movimientos resbaladizos del sexo eran idénticos a los movimientos
resbaladizos del nacer. Aprendí fácilmente que cada vez que una mujer me estrechaba sólo tenía que
aflojarme y desligarme hacia donde me empujara. Si no luchaba, el estrechamiento resultaba
intensamente agradable. A veces me preguntaba si no habría ni fin ni salida y si no sería ahogado,
pero cada vez que me sentía empujado y mi cuerpo se contorsionaba, me dejaba ir y me deslizaba
fácilmente hacia dondequiera me estuvieran llevando. Mi cuerpo se cubría de la misma viscosidad
que al comienzo de la sesión, pero ya no era nada desagradable. Era el lubricante divino lo que
hacía tan fácil ceder y ser empujado y guiado. Una y otra vez tuve la experiencia de que "eso es
todo" y de que "es increíblemente simple", de que todos los años de lucha, de dolor, de tratar de
comprender, de reflexionar, habían sido absurdos, y que constantemente lo había tenido todo frente
a mí, que era muy simple. Uno simplemente se abandona y la vida lo empuja, lo presiona, lo doma
con suavidad y lo guía a través del viaje. 7
El aliento constate a la madre para que ceda a sus contracciones lleva al progreso gratificante del
bebé por el canal del nacimiento. Especialmente sorprendente es la respuesta del feto, en términos
de ritmo cardíaco y de movimiento», a las contracciones suaves en forma de onda, contrastadas con
las contracciones en las que la calidad de onda no se loga... La madre capaz de ceder al proceso del
nacimiento se apoya ligeramente en una pared a la altura de los senos, con lo codos doblados y
relajados. Su cabeza cae hacia atrás y el pecho desciende suavemente cuando respira, la pelvis se
adelanta en un movimiento que sugiere entrega sexual; ella dobla las rodillas y emite leves suspiros
por la boca parcialmente abierta.Está sonrosada, sus ojos brillan y sus pensamientos son
igualmente expresivos: "Vaya, esto es como el sexo. Realmente lo disfruto. ¿Por qué no lo sabrá la
gente? Es maravilloso. Soy tan felíz 16
Si el momento culminante del coronamiento es el acto final del parto, es también el primer
momento de la legada. El bebé abre los ojos al mundo por primera vez.
He descrito detalladamente el proceso del nacimiento, no sólo para ayudar a comprender
algunas de las fuerzas involucradas y los posibles traumas siguientes, sino también para
abogar por partos más naturales, de los que se puede esperar que reduzcan la incidencia de
los traumas del nacimiento.
Le toca el turno a la llegada: el establecimiento del recién nacido en el mundo exterior.
En el nacimiento, el niño hace una transición cutre el mundo del líquido amniótico y el
terrestre, el mundo luido y casi sin peso y el mundo de la gravedad y la solidez. La última
vez que aterrizó era un cigoto microscópico, de apenas una semana, que se asentaba en la
pared uterina. Ese primer aterrizaje fue una implantación, un arraigamiento. El nuevo ate-
rrizaje supone un desarraigo radical. El sistema de arraigo del bebé, la placenta, que ha sido
la única fuente de nutrición en su existencia ulterior a la primera semana, está muriendo. El-
cambio de existencia es casi total, tan dramático como el pasaje desde el océano a la tierra
en el curso de la evolución, que tardó millones de años en completarse. El bebe lo recorre
en ' menos de un cuarto de hora. Theodor Schwenk lo describe como sigue:
Ames del nacimiento, el niño está en una envoltura protectora de agua, previamente a su entrada final en
la esfera de la actividad terrestre. Como si reposara dentro de una esfera, moldea su forma todavía
líquida, que gradualmente se condensa. Al nacer abandona el espacio esférico de agua y entra en
relación con las fuerzas direccionales de la tierra. Cuanto más cede a esas fuerzas, más se solidifica su
cuerpo, lo cual es esencial para ponerse de pie y aprender a caminar.17
Los paralelos entre la vida en la matriz y la vida en un módulo espacial han sido trazados
por muchas personas, pero están captados particularmente bien en el poema "Cosmonauta"
de GeofF Roberts.
Intemporal, ingrávido,
floto libremente en órbita
cómodamente en capsulado
en una oscuridad con aire acondicionado,
seguramente aislado
pero con mis cinco delicados instrumentos de precisión
a la espera de ser usados
amarrado al intercomunicador, entibiado, alimentado,
escuchando el bombeo del mecanismo,
flotando libremente en órbita,
cabeza abajo, aguardando el impulso ,y dejando en las manos de algún otro
toda consideración
de los problemas del reingreso
al final de los nueve meses.
También presentaremos la forma como una niña de once años expresó su percepción de lo
que es emerger del mundo de las aguas.
El bebé se desliza de la madre como una nutria en el agua. Cuando el bebé está fuera de la madre está
tan mojado como una planta acuática. Tiene las manos arrugadas como conchas marinas llenas de agua.
Por sus costillas parece que dentro de él tuviera una fina jaula de pájaro. Sus ojos son como ostras sin
abrir. Su cordón umbilical está un retorcido como un tallo de enredadera, con muchas vueltas de venas
lechosas y rojas. Su pelo es tan suave como el de una rata de agua. Abre la boca y emite su primer
sonido. Parece muy nuevo y pulido.18
En este proceso hay involucradas por lo menos cuatro transiciones separadas, y cada una de
ellas puede experimentarse como una expansión agradable o un choque catastrófico, según
el modo en que se maneje la lle.eada.del bebé.
La primera transición es id transición sensoríaL El niño sale de la oscuridad y entra en un
mundo de luz enceguecedora. Deja un mundo en el que, si no había silencio —ya hemos
visto que no lo había— todos los sonidos eran amortiguados por el agua. Entra en un mundo
de sonidos ásperos 'y ensordecedores. Frederick Le Boyer, en su poema en prosa Birth
without Violence, entre las primeras recomendaciones para humanizar y sensibilizar las
condiciones en las que llega el recién nacido subraya la importancia de las luces tenues y
los sonidos apagados, para evitarle un choque innecesario al sistema sensorial: la luz
excesiva puede arder en los ojos, así como los oídos pueden sentirse agredidos por el
excesivo ruido.19
El líquido amniótico está a la temperatura de la sangre. La sala de partos probablemente no
está a más de 20°. La caída de la temperatura para el bebé es del orden de los 16°. El acto
del nacimiento desencadena los procesos cerebrales que regulan la temperatura, pero llegar
a la eficiencia les toma muchas semanas. Para algunos bebés hay un peligro real de
hipertermia.
La piel es el órgano más grande del cuerpo, y ofrece el área más amplia para la experiencia
sensorial. A través de las primeras experiencias del contacto, el infante aprende cómo
es el mundo en el que ha entrado: un mundo que le da caricias y calor, o un mundo
considerablemente frío. Janov ha sugerido que la sensibilidad a la temperatura en la vida
ulterior depende en parte de esas experiencias tempranas: "Bien puede ser que un
nacimiento difícil, sumado al choque de la caída de la temperatura en el nacimiento,
dañe de modo permanente el funcionamiento adecuado de los mecanismos del control
térmico, de modo que la persona en adelante tendrá una temperatura demasiado alta o
baja".5
Le Boyer aconseja dos modos de reducir el choque de la caída de la temperatura en el
recién nacido: colocar al niño en decúbito supino sobre el abdomen de la madre
inmediatamente después del nacimiento, y un siguiente baño tibio como experiencia
sensorial agradable. Sobre el último punto, recomienda lo siguiente:
Coloquemos al infante en agua —más bien, volvamos a ponerlo—. Pues el bebé ha emergido del agua,
de las aguas maternas que lo han llevado, acariciado y acunado. Hay que hacerlo con la levedad de una
pluma. En una bañadcríta se ha preparado un baño a la temperatura aproximada del cuerpo —unos
treinta y seis grados—. En él colocamos al niño. Cuando éste es sumergido, deja de pesar, y se libera del
cuerpo que lo abruma —ese cuerpo con toda su carga de ásperas sensaciones nuevas—.19
Hay un libro encantador titulado Water Bables, de Erik Sin-denbladh.20 que demuestra
cuan natural es el medio acuático incluso para el bebé que está en la matriz. Esto puede
relacionarse con las teorías evolucionistas de sir Alister Hardy, expuestas en el libro de
Elaine Morgan titulado The Descent of Woman, 21 donde la autora postula que el
desarrollo durante los doce millones de años del árido plioceno se produjo a la orilla del
mar—dentro y fuera del medio acuático— y que los beneficios de esa evolución
convirtieron al resultante humanoide del plioceno en nuestra tatarabuela.
Son muchas las ventajas de poner .al recién nacido en un contacto inmediato con el
abdomen de la madre. Primera: esto puede hacerse antes de que se corte el cordón
umbilical. Segunda: ése es el lugar más tranquilizador para el bebé, vientre a vientre con
el cuerpo que lo encerró durante toda su existencia hasta ese momento. Volveremos a
hablar sobre esto.
¿Qué mejor lugar podría haber? El vientre de ella tiene la forma y las dimensiones exactas del bebé.
Protuberante un momento antes, hueco ahora, el vientre parece aguardar como un nido. Y su calidez y
flexibilidad mientras asciende y desciende con el ritmo de la respiración de la madre, su suavidad, la
.luminosidad de la piel, todo se conjuga para crear el mejor lugar posible de reposo para el niño.-1
Dos sistemas que funcionan simultáneamente y aliviándose entre sí: el antiguo, el ombligo, continúa
proveyendo oxígeno al bebé hasta que el sistema nuevo, los pulmones, ocupe totalmente su lugar.
Pero cuando el niño ha nacido y salido de la Madre, sigue ligado a ella por ese ombligo, que
continúa latiendo unos cuantos minutos: cuatro, cinco, a veces más.
Oxigenado por el ombligo, protegido de la anoxia, el bebé puede empezar a respirar sin peligro ni
shock. Sosegadamente, sin prisa.
Además, la sangre tiene mucho tiempo para abandonar su antigua ruta (que lleva a la placenta) y
llenar progresivamente el sistema circulatorio pulmonar.
En ese tiempo, paralelamente, en el corazón se cierra un orificio y queda sellada para siempre la
ruta antigua.
En síntesis, durante unos cuatro o cinco minutos, el recién nacido está a horcajadas sobre dos múridos.
Tomando oxígeno de dos fuentes, pasa gradualmente de uno al otro, sin una transición brutal. Casi no se
lo oye llorar.19
Como hemos visto, el mejor lugar para el bebé durante ese período de transición es el
abdomen de la madre, o incluso el pecho.
Quienes han visto llegar a un bebé atendido con los métodos de Le Boyer,
personalmente o en película, habrán observado cómo (en lugar de llorar sintiéndose
molesto, con un uso casi instantáneo de los pulmones llenos de sangre, sin que los
tejidos sensibles tengan tiempo de aclimatarse a las bocanadas de aire) la respiración del
bebé seva imponiendo con lentitud, de modo vacilante. El niño da suspiros del placer;
las ondas de la respiración son como las de un remanso, y no como las olas de la marea
rompiente.
Si la experiencia ha sido traumática, como lo es para muchos niños, hay razones aún
mayores para prestar una atención máxima a las condiciones de la llegada y la transi-
ción, para hacerlas tan suaves, sosegadas y armoniosas como resulte posible. Nada es
mejor que estudiar el notable libro.de Le Boyer, con su énfasis en las cualidades
graduales y suaves del tacto y la manipulación, y un respeto total por la extrema
sensibilidad del recién nacido. Un trabajo muy similar, con gran respeto por la madre y
sus aptitudes naturales para engendrar a su hijo con seguridad, se realiza en el hospital
de Michel Odent en Pithiviers. Para estos dos pioneros y todos íos que participan en este
tipo de tarea, la llegada de cada bebé es una verdadera natividad.
La tercera transición es la transición gravitacionl Le Boyer la llama el cuarto paso en la
senda del nacimiento, y en él el recién nacido es puesto por primera vez en contacto con
la "tierra firme". Lo describe como sigue:
Al dejar el agua, el bebé se encuentra con un nuevo amo, otro tirano: el peso de la gravedad, La nueva
carga de su propio cuerpo.
Durante nueve meses el bebé ha sido un viajero permanente: su mundo cambiante nunca ha dejado de
moverse. c-No estuvo siempre en movimiento el cuerpo de la madre? Y cuando ella estaba quieta o
durmiendo, quedaba el gran ritmo de su respiración, de su -diafragma. El bebé .ha vivido en perpetuo
movimiento. Ahora se produce' un cambio espantoso: todo se detiene. Por primera vez. Nada se mueve.
El mundo se ha congelado, ha muerto. Es lo desconocido. 19 .
Al final de la tercera semana de vida se presentó una aguda angusúa de caída. Se produjo cuando el niño
fue tomado del baño y depositado de espaldas sobre la mesa. No resultó claro de inmediato si ese
movimiento había sido demasiado rápido, o si el enfriamiento de la piel precipitó la angusúa de caída.
De todos modos, el niño empezó a llorar violentamente, retrajo los brazos cómo buscando apoyo, trató
de adelantar la cabeza, demostró intensa angustia en los ojos, y no era posible tranquilizarlo, **
Al día siguiente Reich observó que el omóplato derecho y el brazo del mismo lado estaban
retraídos y tenían menos movilidad que el brazo izquierdo. Durante su ataque de angustia el
niño había tensado sus músculos como para sostenerse. Reich describe lo que sucede ante el
súbito repliegue de la bioenergía (orgón) desde la periferia del cuerpo hacia el centro.
Después del nacimiento, el niño tiene que alimentarse a través de su propio canal alimentario, todos
los órganos que lo conforman están listos para su uso. Pero no puede dominar de inmediato el
empleo de esos órganos,- del mismo modo que no puede usar en seguida las piernas para caminar ni
los ojos para ver. Es un aprendiz desde el momento de nacer, así como lo fue en el interior de la
matriz. El infante tiene que aprender el proceso de asimilación de la leche por medio de su aparato
digestivo. Así, uno de los primeros signos que el biólogo busca en la vida del recién nacido es su
establecimiento, entendiendo por esto que ha dominado el proceso de la digestión de la . leche de la
madre.
El establecimiento se reconoce por el aspecto general del niño, que pierde lo que a veces es un
semblante angustiado y siempre preocupado, y adquiere serenidad. Su cuerpo es lleno, no le sobra
piel; cuando está despierto tiene los ojos bien abiertos, y en los intervalos duerme profunda y
pacíficamente como un animalito satisfecho.24
Sentí salir un maravilloso cuerpo escurridizo lleno de vida, y allí estaba ella sobre mí, alzándose sobre
sus manilas y mirándome a los ojos como nunca me habían mirado antes. Y es esa mirada lo que aún no
he logrado reflejar en palabras. Aun no había tomado ni una bocanada de aire del mundo, todavía con
conectada a mi cuerpo y respirando por el cordón umbilical, y sin embargo... con una sabiduría que está
mucho más allá de toda comprensión. La mirada segura y aseguradora me dejó en suspenso. Sé que mi
corazón dio un salto y que las dos permanecimos en un espacio fuera del tiempo durante ese breve
intercambio. ^
Así llegamos a los dolores de la transición pues las transiciones mencionadas hasta ahora
son básicas para el emergente sentido de sí mismo del niño fuera del útero. Ellas pueden ser
experiencias que nutren y llenan el cuerpo del bebé, o bien experiencias que lo estresan y lo
pliegan en nudos de tensión y gritos de dolor.
Una paciente de Francis Mott tuvo una pesadilla en la que padeció cuatro miedos específicos:
terror a los relámpagos, terror al trueno, terror al viento huracanado y terror al agua
precipitándose en olas furiosas a través de una brecha en los médanos. Mott comenta el origen
biológico de esos miedos
La razón por la cual ella siguió tanto tiempo "nonata" es que había reaccionado con mucho miedo a la
apertura de los orificios de la cabeza en el momento del nacimiento. Había temido la luz en los ojos, el
sonido en los oídos, el aire en los pulmones y la comida en la boca. Esos miedos había sido revividos por
la tormenta. Los relámpagos evocaron el miedo a la luz en los ojos. El trueno volvió a despertar el miedo
a los sonidos en los oídos. Los vientos huracanados volvieron a despertar el miedo al aire irrumpiendo
en los pulmones. Las olas impetuosas habían vuelto a despertar el miedo a la leche precipitándose en la
boca. En suma, mi paciente nunca se abrió a la recepción libre y sin miedo del mundo, y así había
seguido siendo un individuo fe tal.
Mott ha construido toda una teoría del desarrollo humano —que él denominó "biosín tesis71
— a partir de esta comprensión de la naturaleza de la transición entre la matriz y el mundo
externo. Pues si el arraigo básico de una persona en el mundo se convierte en una
experiencia chocante u horrible, de modo que los órganos de contacto sólo se despliegan de
manera vacilante, queda minada, debilitada o destruida la base de la seguridad en el mundo,
en el propio cuerpo o entre los cuerpos de los otros. En mi práctica, yo me he basado en esta
teoría y, como el concepto es esencial para mi trabajo terapéutico, adopté ese mismo
nombre ("biosíntesis"), como ya lo he señalado.
Antes de la aparición del lenguaje, antes de que se pronuncie la primera palabra, ya está
constituido el sentido básico déla identidad (o de su falta). Fluye desde el molde de las
pulsaciones umbilicales que se detienen cuando se corta el cordón y son reemplazadas por
los ritmos de la respiración y el amamantamiento. Es inducido por el contacto de piel con
piel, que reemplaza al movimiento del fluido uterino sobre el lanugo, y los sonidos rítmicos
de la voz que acaricia el oído, familiar desde el período intrauterino. Surge de los movi-
mientos espontáneos del cuerpo que, contenidos durante nueve meses en los fluidos
amortiguadores de la matriz, ahora se despliegan y hacen la experiencia de la infinitud y la
solidez de la tierra. Le dan forma las tensiones y relajaciones de los músculos en respuesta a
la gravedad.
1:- El recién nacido ha llegado a la tierra y lo manipulan los progenitores. Las complejas
relaciones sociales de su particular lugar del mundo lo rodean por todas partes, pero todavía
no tiene conciencia de ellas. Desnudo de cultura, aguarda el proceso de condicionamiento
que conduce a la formación del carácter.
NOTAS
1
Dick Read, Grantley. Revelalion of Childbirth, Heinemann, 1946.
2 Rank, Otto: The Trauma of Birth, Harcourt & Brace, 1929. [Trad.
casL: El trauma del nacimiento, Buenos Aires, Paidós, 1972.] 3Janov, Arthun Imprints, Sphere, 1985.
4
Kitzinger, Sheila: The Experience of Childbirth, Penguin, 1972.
5
Montague, Ashley. Touching, Harper & Row, 1971.
6
Casserley, Norman: citado en Life-News, 22 de enero de 1975.
7
Grof, Stanislav: Realms ofthe Human Unconscious, Viking, 1975.
8
Vellay, Pierre: Childbirth wilhoulFear, Hutchinson, 1959.
9
Benyon, Constance: "The normal second stage of labour", Joumal of Obsteirics and Gynaecology, 64, 6,
1957.
10
Petersen, Fred: Experiences in Obstetrics.
11
Lake Frank: "Birth trauma, daustrophobia and LSD therapy", £72^7-
gy and Character, 4, 1, 1973.
Yunker, Barbara: "Delivery procedures that endanger a mother's
Ufe", Cood Housekeeping, agosto de 1975. 15 Selinger, Zelig: en Newsletter ofthe Instituís of Bio-energetic
Analysis, 3
de septiembre de 1975. : 14 Ritter, Paul y Ritter, Jean: "An orgonomic funcüonalist theory of
birth", OrgonomicFunctionalism, 1, 2 de marzo de 1954.
Reich, Eva: "The prevenn'on of neurosis, self-regulation from birth
on"', Journal of Biodynamic Psychology, 1, 1980. 16 -Silvert, Michael: "Orgonomic practice in obstetrics",
Orgonomic
Medicine, 1 de junio de 1955.
Schwenk, Theodor: .Sensitive Chaos, Anthroposophical Publishing
House, 1965.
Bowditch, Valerie: "Beginnings", Handfuls of Light, Abbotsbury,
1971.
Le Boyer, Frederick: Birth without Violence, Wildwood House, 1975.
Sindenbladh, Erik: Water Babies, Black, 1983.
Morgan, Elaine: The Desceñí ofWoman, Stein & Day, 1972.
Reich, Wilhelm: "Falling anxiety in an infant of threc weeks", en
Cáncer Biopathy, Orgone In su tu te Press, 1948.
Bevan-Browne, M.: Sources ofLovc andfcar, Alien £ Umvin, 1950. Pearse, I. y Crocker, L.: The Peckham
Health Experiment, Alien & Unwin, 1943.
Mott, Francis: The Universal Design of Birth, David McKay, Filadelña 1952. ;
Figura 5.L Diagrama que muestra los seis estados polares como caras de i
cubo.
106
cación de los chakras y sus asociaciones anatómicas y neuroló-gicas, de modo que sjiora
vamos a describir sus relaciones con las pautas caracterológicas. Mucho se ha escrito
sobre el tema como para recomendar algo específico, pero un folleto de John Pierrakos
titulado The Energy Field in Man andNaiure, originalmente publicado en Energy and
Character, proporciona una buena introducción.6
EL CENTRO DE LA RAÍZ
. Su función principal es el enraizamiento, en el sentido de compromiso con el cuerpo y
voluntad de sobrevivir. El chakra de la raíz está relacionado con la sensación de tener
una buena columna vertebral que puede erguirse en el mundo. En la persona con el
chakra de la raíz bien desarrollado hay una sensación de independencia y poder
personal.
Las disfunciones aparecen como una tendencia al sobre-enraizamiento y miedo a la
dependencia, o la tendencia al subenraizamiento y miedo a la independencia. Surge una
polaridad entre rigidez y desvalimiento, control y colapso.
EL CENTRO HARA
Su función primaria es de carga. Este centro está estrechamente relacionado con el
ombligo y el contacto sensorial (a través del cordón umbilical). En la infancia es el
centro del bienestar, sostenido por buenas experiencias en el pecho materno ("buena
crianza"). En la adolescencia y después, se relaciona con el centro sexual.
Las disfunciones aparecen como sobrecarga y subcarga; la sobrecarga se relaciona con
problemas de hipersexualidad y contactos casuales, con la dificultad de lograr una
relación satisfactoria; la subcarga, con la hiposcxualidad, problemas de impotencia,
frigidez y anestesia sexual, como consecuencia de la incapacidad de salir y establecer
contacto satisfactorio.
EL CENTRO DE LA GARGANTA
Su función nuclear es la comunicación o sonorización. Está relacionada con lo bien que
podamos expresar al corazón por medio de la voz, y hablar claramente sobre nuestras
percepciones y sentimientos. Nuestra capacidad para ser expresivos en general y creativos
en nuestro lenguaje y voz es indicativa de la salud de este centro.
Sus perturbaciones aparecen como dos distorsiones en el lenguaje: la introyección (que
consiste en aceptar las opiniones de los otros y tragarlas sin ningún discernimiento y sin
prestar atención a lo que uno mismo siente), y la proyección (que consiste en atribuir a los
otros características que uno no está dispuesto a reconocer en sí mismo). Cuando este centro
está bloqueado, proliferan las culpas y las acusaciones.
Ya hemos visto que existe una interesante semejanza de ubicación entre estos centros y los
"anillos" o «SEGMENTOS " de la coraza que Rcich describe en Análisis del carácter. Esto
se muestra en la figura 5.2. Como antes en el caso del sistema nervioso, vemos la relación
de analogía que existe entre la energía y la estructura del carácter.
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Figura 5.2. Comparación de los siete segmentos de la coraza muscular según Reich y la concepción oriental de
los siete centros energéticos (chakras). Los puntos que se muestran son la proyección horizontal sobre el frente
del cuerpo de los chakras ubicados en la columna vertebral.