Segunda parte
La practica de la antropologia reflexiva
(Introduccion al seminario de la Escuela de Estudios Superiores
en Ciencias Sociales, Paris, octubre de 1987)
Poco falta para que asimile las reglas de Descartes a este principio de aquel
quimico cuyo nombre no recuerdo: tome lo que se necesita y proceda en la
forma apropiada, asf obtendra lo que usted desee obtener. No admita nada
que no sea verdaderamente evidente (es decir, Io tinico que usted deba ad-
3); divida al sujeto en las partes requeridas (esto es, haga lo que deba hacer);
roceda conforme al orden (el orden segiin el cual deba proceder);
mumeraciones completas (es decir, las que deba realizar): éste es exactan
el proceder de aquellas personas que afirman que hay que perseguir el bie
rehuir del mal. Poca duda cabe de que todo esto es correcto; s6lo faltan los,
criterios del bien y del mal.
Leibniz, Philosophischen Schriften, ed. Gehrardt, 1v, p. 329,1. Transmitir un oficio
Hoy quisiera, por excepcién, tratar de explicitar un poco las intenciones
pedagégicas con las cuales deseo llevar a cabo este seminario, En la préxima
sesi6n, le pediré a cada uno de los participantes que se presente brevemente
y exponga en pocas palabras el tema de su trabajo; esto, insisto, se hard sin
preparaci6n especial, en una forma muy natural. Lo que quiero escuchar no
¢s.un planteamiento formal, es decir, no de tipo defensivo y centrado en si
mismo, que ante todo intente (lo cual es comprensible) conjurar el miedo a
la critica, sino una presentacion sencilla y modesta del trabajo realizado, las
dificultades encontradas, los problemas, etc. No hay nada mis universal y
universalizable que las dificultades. Cada uno de ustedes sentira gran alivio
al descubrir que muchas de las dificultades que atribuia a su torpeza
incompetencia personales son universalmente compartidas, y todos sacarén
gran provecho de los consejos en apar muy individualizados que yo
pueda ofrecer
Tot is We ota SS I Ee
inculcar, esta Ia capacidad de concebir Ta investigacién como una empresa
ional; no como una especie de biisqueda mistica, de la cual se habla con
énfasis, para tranquilizarse, pero con lo cual s6lo se logra aumentar el miedo
la angustia. Esta postura realista —lo cual no es sindnimo de cfnica— esta
encaminada al maximo rendimiento de las inversiones y la 6
Gién de los recursos, empezando por el tiempo del que se dispone. Sé que
esta manera de vivir el trabajo cientifico tiene visos de desencanto y que
puede afectar la imagen que de si mis
den preservar¥Sin embargo, tal vez sea la mejor ¢, incluso, la tinica forma
de ampararse contra decepciones mucho més dolorosas, como la del
tigador que cae de su pedestal después de muchos afios de automisti
durante los cuales dedicé mis energias a tatar de conformarse a la idea
exaltada que tiene de la investigacién, es decir, de si mismo como investi-
gador, que simplemente a desempenar si trabajo
161162 RESPUESTAS
El planteamiento de una investigacién es todo lo contrario a un show, a
una exhibicién donde uno trata de lucirse y demostrarsu valfa. Fs un discurs
en el cual uno se expone, asume riesgos (para estar mds seguro de desactivar
y neutralizar las estrategias de autopresentacion,
quisiera poder tomarlos por sorpresa, dindoles la palabra sin que estén
prevenidos 0 preparados; sin embargo, no se preocupen, sabré respetar sus
«ubeos). Mientras mas se expone uno, mayores probabilidades tendra de
sacar provecho de la discusién, y més amistosas sern, de ello estoy
. las criticas o las sugerencias (Ia mejor manera de “liquidar” los
errores, y los terrores que a menudo los motivan, seria riéndonos de ellos
todos juntos).
Pienso presentar lo cual haré sin duda en la préxima ocasién— investi-
igaciones que estoy llevando a cabo actualmente. Asi podran contemplar en
ln estado que suele calificatse de incipiente, es decir, en un estado confuso,
amorfo, trabajos que acostumbran descubrir en su forma acabada. El homo
academicus aprecia mucho todo lo que es acabado. Al igual que los pintores
ramplones, elimina de sus trabajos las pinceladas, los toques y retoques;
Hegué a experimentar gran ansiedad cuando descubri que pintores como
Couture, el maestro de Manet, habjan dejado magnificos bocetos, muy
cercanos a la pintura impresionista la cual surgié muy a su pesar— y que
en muchas ocasiones, echaron a perder sus obras al darles Ia tiltima mano
exigida por la moral del trabajo bien hecho, bien acabado, de la cual la es
tética académica era la expresiOn. Procuraré presentar estas investigaciones
en curso con su profusa confusi6n: dentro de ciertos limites, claro est
porque estoy consciente de que, socialmente hablando, no tengo tanto
derecho como ustedes a la confusién, que ustedes me la perdonaran menos
de lo que yo se las habré de perdonar y, en cierto sentido, con mucha razon
(pero, a pesar de todo, con referencia a un ideal pedagégico implicito que,
n duda, debe ser puesto en tela de juicio; cl que conduce, por ejemplo, a
medir el valor de una ensefianza y su eficacia pedagégica, por la cantidad y
la precision de los apuntes que se hayan podido tomar).
Una de las funciones de un seminario. como éste es la de brindarles la
oportunidad de observar cémo se efectia realmente el trabajo de investi
gacién, No dispondrin de una resefia integral de todos los tanteos, de todas,
las repeticiones que han sido necesarias para llegar al informe final que los
anula, Pero, la pelicula acelerada que les habré de presentar les permitira
hacerse una idea de lo que acontece en la intimidad de un taller, comparable
al del artesano 0 del pintor del Quattrocento, con todos sus titubeos,
atolladeros, renuncias, etc. Los investigadores mas o menos avanzados pre-
sentan objetos que trataron de construir y son sometidos a preguntas; asi, a
la manera de un viejo “compaiero”, como se dice en el lenguaje de los
“oficios”, intento aportar la experiencia obtenida con base en todos mis
tanteos y errores pasados.
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